Bariloche (AL Margen).- A fin de noviembre, el juez Villanueva se alejaría de la causa que
pasaría a cargo del consejero de la Magistratura Leónidas Moldes. Para
algunos, una muy mala noticia
A pesar de contar con suficientes elementos que prueban la
responsabilidad material del cabo Javier Pintos en el homicidio de
Rafael Nahuel, el juez Gustavo Villanueva todavía no ha dictado su
procesamiento. La demora sólo puede tener una explicación: evitar
cualquier tirón de oreja del ministerio de Seguridad, cuando le faltan
no más de cien días para alejarse de la causa.
Al Margen pudo saber que el magistrado no ve la hora
de irse a fines de noviembre, cuando el juzgado que subroga desde mayo
de 2016 volvería a manos de su titular, Leónidas Moldes, cuya
representación en el Consejo de la Magistratura de la Nación no podrá
renovar, al menos, por un período intermedio de cuatro años.
Para militantes defensores de los derechos humanos, el regreso de
Moldes es una mala noticia. Le reprochan haber condenado en 2001
a Marina Schifrin a tres meses de prisión en suspenso, por una protesta
de dos horas sobre la ruta 237, a la altura del ingreso a Bariloche.
Junto a 300 manifestantes, la abogada reclamaba la apertura de copas de
leche y aumento salarial para docentes. Tampoco le perdonan haber
ordenado en 2006 el desalojo de una familia que residía desde 1931 en
tierras aledañas camino al refugio Jakob, a metros del arroyo Casa de
Piedra. Ni haber allanado en 2014 la comunidad mapuche Colhuan Nahuel,
tras un incendio en el refugio Neumeyer. Tres integrantes resultaron
heridos entonces con balas de goma, entre ellos una joven de 13 años.
De todos modos, el actual vicepresidente del órgano encargado de
seleccionar, controlar y sancionar a jueces no tendría ahora margen para
engordar la indulgencia con el poder político y eludir el procesamiento
de Pintos. Incluso a Villanueva se le acortan esos tiempos, sobre los
que puso la causa en modo crucero.
La teoría del enfrentamiento que alimentan Patricia Bullrich y Germán
Garavano ni siquiera fue la justificación con la que Pintos pudo haber
maquillado el delito. En su declaración de julio frente al juez
Villanueva, el albatro aseguró no haber tirado con el subfusil MP5 desde
el cual, según los peritos intervinientes, salió disparada la bala que
mató a Rafael Nahuel. Es decir, Pintos niega la comisión del delito.
“No tengo pruebas de la connivencia de Villanueva con el Poder
Ejecutivo, pero tampoco dudas sobre esto: cuando uno asume
responsabilidades como la suya, conoce de antemano los bemoles del
trabajo”, desliza Al Margen Estanislao Cazaux, abogado de la familia víctima.
Villanueva será recordado también por su rechazo a la presentación
como querellante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. El
abogado del organismo Sebastián Feudal explica a este portal que el
juez, en su fundamento, omitió la condición mapuche de Rafael Nahuel y,
de esta manera, desvió la atención del conflicto principal (en
perspectiva histórica) por el que lo mataron.
Si todo sigue igual, pesará sobre Villanueva no haber citado a
declaración indagatoria al cabo Juan Obregón, el único prefecto que, de
acuerdo al testimonio de Pinto, ingresó al predio de Villa Mascardi con
un subfusil MP5.
Se le recriminará, asimismo, no haber resuelto el pedido de nulidad
del peritaje del Servicio de Ingeniería y Química Forense del Cuerpo de
Investigaciones de Fiscales del Ministerio Público de Salta, que aseguró
que en la mano derecha de la víctima fue hallada una partícula
compatible con pólvora. La querella alega que a la provincia norteña
sólo llegaron filmaciones y datos digitalizados de la pericia realizada
en el Centro Atómico de Bariloche, cuyos especialistas sostuvieron que
las partículas correspondientes a las manos de Rafael Nahuel analizadas
en las cintas de carbono no son compatibles con pólvora.
En definitiva, transcurrieron ya 9 meses del asesinato del pibe de 22
años de un humilde barrio barilochense, que viajó a solidarizarse con
la comunidad Winkul Mapu, luego de haber recuperado su tierra. Todavía,
no hay justicia para él.
Por Pablo Bassi
Equipo de Comunicación Popular Colectivo al Margen
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