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miércoles, 9 de mayo de 2018

EDITORIAL: ¿QUÉ ES LUCHAR?

¿Qué es luchar? Preguntaba una compañera en torno a un trabajo audiovisual. Y nos proponemos, entonces un ¿Quiénes luchan?
Lo subjetivo de la respuesta complica un intento de línea directa. Impide una respuesta simple. Y entonces surge otra pregunta, ¿Quién puede decir cómo se lucha y qué cosas no son luchar?
Tal vez, sea más sencillo preguntarse si lo que queremos saber es todo esto o quién, cómo y cuándo se transforma algo significativo de esta sociedad.
Porque luchar, no implica una transformación. Y en definitiva, lxs que luchamos lo hacemos para transformar. Entonces esto nos pinta un poco el enredo en el que nos tiene metido este sistema que pretende mantener un orden dado en el que unos pocos dominan y explotan a todo el resto. Y si hablamos de transformar, hay que decir que  es difícil transformar algo. Difícil si no sabemos hacia dónde queremos ir. Porque tener en claro lo que no nos gusta, no es tan difícil como poder pensar que sí queremos.
Entonces, descubrir que hay que pensar un proyecto, un sistema, una economía diferente, una forma social de organizarnos que sea diferente, es muchas veces desalentador. Sin embargo, las pequeñas (o grandes) transformaciones, van siendo ejemplo para otros y otras y ahí, en ese punto, estamos transformando.
Los opresores no son vagos ni distraídos. Prestan mucha atención a cada uno de nuestros movimientos. Y aprenden a contrarrestarlos. Los opresores tienen un proyecto. Un proyecto que requiere de medios de difusión, de gobiernos corruptos, entre otras cosas, para funcionar. Y necesitan todo eso, porque son pocos y ya nadie quiere oírlos. Nosotrxs somos tantxs que nos cuesta organizarnos. Nos es más fácil sostener una esporádica lucha, y volver cada día a nuestro pequeño confort del cual nos creemos merecedores. Pero hay cuestiones que apuntan y tienen en la mira a ese sillón frente a la tele. Transformaciones que empiezan a incomodar en el confort cotidiano. El feminismo, viene transformando formas básicas de relacionarse. Y es potente a la hora de la calle, porque varias empezaron a cambiar y su acción se vuelve ejemplo. Algo parecido pasa con los pueblos originarios, que dejaron de mendigar derechos para hacerse de lo suyo, para recuperar su proyecto. Transforman la idea de Estado. Ponen en juicio a la justicia y quienes estemos atentxs empezamos a transformar internamente la imagen de Estado, justicia y vínculo entre personas.