Durante estos 26 días de desaparición de Santiago
Maldonado por parte de la Gendarmería Nacional, el régimen macrista ha
demostrado más preocupación por el efecto negativo que genera en la
población la certeza (que no pueden desactivar) que fue una fuerza
militar bajo el mando del jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad,
Pablo Nocetti, la que haya desaparecido a un joven militante. Las
reacciones de los voceros del régimen durante las primeras 72 horas de
ocurrida la represión en la comunidad mapuche Lof de Cushamen, en
Chubut, y la desaparición de Santiago, así lo demuestran.
La
ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, afirmó a los pocos días de la
desaparición que: "no se puede catalogar como una desaparición forzada
de persona" la ausencia de Maldonado y reiteró que el Gobierno descarta
la hipótesis de que Gendarmería lo haya retenido, tal como denunció su
familia”.
El 9 de agosto
se daría fuerza a un hecho que pretendía distraer la atención de la
desaparición forzada, con la noticia que Santiago había sido llevado por
un camionero en la Provincia de Entre Ríos. El montaje fue rápidamente
desarmado cuando el joven “parecido” a Santiago expresó públicamente que
no era Santiago.
Con el
correr de los días, las líneas de investigación y las acciones
mediáticas buscarán desesperadamente plantar falsas hipótesis para
desplazar del centro de la responsabilidad a Gendarmería y tiraran
teorías descabelladas como que Santiago se fue hacia Chile, o habría
salido del país por otras fronteras, e incluso sostener que habría
muerto por una herida de cuchillo de un cuidador de una estancia de
Benetton.
En el programa
de televisión “La Noche de Mirtha”, Patricia Bullrich volvió a desplegar
la misma línea argumentativa al afirmar que: "Si me preguntan a mí,
tengo una fuerte convicción de que la Gendarmería no fue", o al hablar
de su seguridad y resaltar que: "Me siento segura porque hicimos un
trabajo muy fuerte de investigación, de interrogatorio sobre los 40 que
estuvieron ah y los otros 30 que están en la zona"; declaraciones que no
desentonan con las dichas en radio Mitre a los pocos días de la
desaparición de Santiago cuando dijo: "No nos consta de ninguna manera
que Gendarmería haya retenido a Santiago Maldonado.
La
jugada de manual, (que varias veces le funciono como un salvadidas a la
derecha) de recurrir a la cena con Mirta Legrand pareciera no calmar el
reclamo y no convencer a la creciente reclamo popular, más bien
pareciera que la exposición pública de Bullrich es el preludio de un
fusible que pronto saltaría para buscar una vía de escape a la auto
encerrona que se hizo el régimen al darle vía libre al accionar de su
fuerza represiva favorita para combatir la protesta social, Gendarmería.
Pero
todos los intentos de despegar a la Gendarmería y al régimen de la
desaparición forzada de Santiago les ha sido en vano, los esfuerzos y
todas las dilaciones hechas para que no sea caratulada la causa como
desaparición durante 24 días fracazó, y finalmente la Fiscalía Federal
de Esquel solicitó el cambio de carátula al juez federal Guido Otranto,
quien además avaló extender el secreto de sumario por otros diez días, a
fin de "minimizar cualquier riesgo que pudiera ocasionar la publicidad"
del caso.
Unos días
antes en una conferencia de prensa en Casa de Gobierno, junto a Germán
Garavano y Claudio Avruj, Bullrich dijo que no harán "lo que se pide por
si acaso” y remarcó: "Nosotros no vamos a acusar a la Gendarmería si no
está siendo acusada por el juez, que más bien parece indicarnos un
camino contrario. No parece el juez estar yendo hacia la acusación de
Gendarmería y, en consecuencia, no vamos a hacer lo que se pide 'por si
acaso'. Trabajamos para saber la verdad. Y si hubiese algún tipo de
responsabilidad, vamos a actuar con toda la fuerza de la ley. Y si no,
esperamos que los que acusaron sin fundamento sepan reconocerlo", indicó
Bullrich.
Como “un dolor
de cabeza”, para el gobierno, califico el diario La Nación, al reflejar
el escrache que lxs trabajadorxs del Garraham le hicieron el sábado a
la número dos del régimen macrista Gabriela Michetti, en el
estacionamiento del hospital cuando se disponía a participar de la cena
por el 30 de aniversario del Garrahan. Desde la explanada de ingreso al
hospital, los trabajadores del lugar le gritaron "cobarde" y
"represores" a Michetti; mientras tiraron panfletos y entonaron cánticos
por la aparición con vida de Maldonado.
A
menos de un mes de la desaparición de Santiago, el régimen no encuentra
vías de escape a la presión popular que se expresa masivamente, ya no
tan solo de modo creciente en las redes sociales, sino que en las
escuelas, las canchas de Futbol, como lo ocurrido en el partido entre
Racing y San Lorenzo o en las cientos de movilizaciones que se llevan
adelante en el país, acompañadas de miles de paredes que gritan: ¿Dónde
está Santiago?
Por: @Josecomunicando