Poco
antes de la represión que terminó con la desaparición de Santiago
Maldonado, y muy cerca de allí, la Gendarmería requisó el auto donde
viajaba el hermano de Facundo Hones Huala. El testigo que avaló el
procedimiento es un empresario condenado por balear en la cabeza a un
mapuche mientras quería ocupar sus tierras comunitarias. Por Sebastián Ortega | Cosecha Roja.
Unas horas antes de que se desencadenara la represión que terminó con la desaparición de Santiago Maldonado, un grupo de entre 80 y 100 efectivos de Gendarmería se apostó frente a la comunidad Pu Lof en Resistencia con la orden de liberar el corte que mantenían los mapuches sobre la ruta 40. A las 10.30 los agentes detuvieron un auto que salía de la comunidad. Desde el Juzgado Federal de Esquel les dieron la orden de revisarlo ante la presencia de “testigos hábiles”. Según el acta que entregaron a la Justicia, el “testigo hábil” seleccionado por Gendarmería fue Héctor Rolando Guajardo, un estanciero conocido por los mapuches. Desde hace casi dos décadas mantiene un conflicto por tierras con una comunidad de la zona y fue condenado por atacar a balazos a su líder.
El testigo Guajardo, gerente de una compañía ganadera dedicada al engorde de animales y a la fabricación de chacinados, tiene domicilio en Buenos Aires Chico, en el Municipio de el Maitén, a 35 kilómetros al norte del Pu Lof en Resistencia. En esa zona, Guajardo reclama como propias las tierras que habita la comunidad Sepúlveda, una de las tantas comunidades mapuches del departamento chubutense de Cushamen.
“Este estanciero, sin tener derecho, ocupaba parte de las tierras de la comunidad, donde introduce sus animales”, contó a Cosecha Roja el abogado Gustavo Manuel Macayo, que patrocinó a los mapuches en varios de los conflictos legales que mantuvieron con el empresario durante los últimos 17 años.
En 2007, los Sepúlveda consiguieron que la Justicia dictara una cautelar en la que le prohibía a Guajardo introducir animales en territorio originario. Al poco tiempo el empresario fue denunciado por violar la cautelar y amenazar a los mapuches. En 2010 denunciaron que Guajardo cerró el camino vecinal y les prohibió entrar y salir de su territorio. Ese mismo año, el empresario entró en territorio mapuche con máquinas agrícolas y un grupo de hombres que incendió una casa.
En ese momento, el lonko Abelardo Sepúlveda, referente de la comunidad, volvía a caballo de El Bolsón junto a un joven de 18 años. Al llegar se cruzó con el empresario, quien los atacó a balazos. El joven alcanzó a tirarse al piso y eludió la balacera. Abelardo no alcanzó a bajarse del caballo y una bala le dio en la cabeza. El lonko se salvó y el estanciero fue a juicio. “Por ese ataque Guajardo fue condenado a una pena leve. Pero ese hecho permitió calmar un poco el conflicto”, explicó el abogado.
Desde la condena penal a Guajardo el conflicto, sin llegar a resolverse, se puso en pausa. Los mapuches consiguieron la personería jurídica y ahora luchan porque les entreguen el título de propiedad de las tierras.
El 1º de agosto de este año, el nombre de Guajardo volvió a aparecer en un expediente: esta vez como testigo de los operativos que terminaron con la represión de Gendarmería a la comunidad Pu Lof en resistencia y la desaparición de Santiago Maldonado. Esa mañana, Gendarmería detuvo a un Chevrolet Onix gris que salía de la comunidad. Los agentes revisaron el auto. Allí viajaban Nicolás Hernández Huala, hermano del lonko Facundo Jones, y otras dos personas. Apenas encontraron una pila de volantes que exigían la libertad del lonko detenido. Guajardo firmó el acta como “testigo hábil”.
Los gendarmes volvieron al corte de ruta frente a la comunidad. Una o dos horas después entraron a los tiros. Desde ese momento, Santiago Maldonado está desaparecido.