Hay un relato de la historia, el del 25 de Mayo de 1810 como el momento en el que comenzó a fundarse la nación argentina. Mucho hay por desandar en esa mirada mitrista de la historia que nos enseñaron a repetir en las escuelas. Incluso hay mucha gente que repite que el 25 de Mayo fue el Día de La Independencia. No es casual que en el desfile militar organizado para este año en el marco de esta fecha, hayan colgado una bandera detrás del palco presidencial (en el cual no estuvo el presidente), que decía 1816-2017. Este error fue tapado durante el acto con un parche que tapaba el 6 por un 0. Para no dar nada como obvio, vamos a recordar que la fecha de 1816 es la efemérides en la que se recuerda la Declaración de la Independencia, y la de 1810, la llamada “Revolución de Mayo”, es decir la primera junta de gobierno formada por criollos-españoles. No es la intención de esta nota explicar qué sucedió en los hechos históricos en sí, sino hablar de la interpretación de los mismos.
Entre el relato devenido en mito y la falta de contenido hay una distancia pero no tanta. La historia siempre está interpretada por personas, y en eso hay distancias gigantescas. Mitre hizo una interpretación de la historia “romántica”, rescatando hechos y próceres (siempre varones y de el sector social criollo-español) . Esa historia, la de los héroes y hombres valientes carente, muchas veces de contexto nacional, es la que básicamente nos ha llegado de mano de la educación escolarizada y los medios de comunicación. Estos relatos tuvieron como fin en un momento crear de alguna manera “una” historia nacional con una mirada sectorizada en una elite social, en unas ideas y no en otras. Y por otro lado dejar fuera y borrar de la historia todo lo que implicara otras miradas, otros actores sociales (mujeres, negros, pueblos originarios, gauchos) y principalmente otras ideas seguramente más emancipadoras y descolonizantes.
Pero lo del gobierno de Macri en el acto del 25 de Mayo no alcanza ni para relato ni siquiera. Es casi como todo lo que repite este gobierno, un “siempre lo mismo” y la nada misma que dice algo que “llega” a esas cabezas que ya ni siquiera quieren escuchar un relato coherente, cabezas aplicación de celular. Un discurso de cinco minutos en el que habló de los “hombres valientes que se animaron al cambio” comparándolo con el gobierno de Cambiemos. Sumando a esto la equivocación en la bandera colgada en el palco, nos habla de un gobierno al que ni siquiera le preocupa crear un relato coherente que anime al sentimiento patriótico, más allá de todo lo que tengamos para desarmar de este sentimiento. Toda una foto de la época que estamos viviendo.
Más allá de los relatos, creemos que la historia hay que conocerla en su complejidad. Tenemos que conocer como pueblo, la genealogía de varones y mujeres que revindicamos por sus acciones y pensamientos. Esos que sumaron un granito de arena por la descolonización del continente. En esa línea hay muchos próceres conocidos y desconocidos, y hay pueblos que resistieron y lucharon. Esto también es parte de los medios comunitarios alternativos y populares. Que no nos vendan un relato, escribamos el propio mirándolo desde la complejidad que implica mirar todo lo sucedido desde otro contexto y para construir otros paradigmas. Esa también es la tarea. Así también generamos nuestra propia agenda.