El Bolsón (ANPP).-Un Plan Colombia para Argentina y América Latina, Parte 1
Luego
de la experiencia de la "Escuela de las Américas", que sirvió como
escenario para adiestrar a los militares asesinos y torturadores de
América Latina con el objetivo de que asestaran los golpes dictatoriales
en cada uno de nuestros países, Estados Unidos ha cambiado y mejorado
su estrategia intervencionista.
El paso de la Escuela de las
Américas dejó varios millones de panameños muertos, dato que ninguno de
nosotros parecemos recordar. Es que el asesinato no se hizo por manos
directas de marines estadounidenses, sino por las manos de las propias
fuerzas militares panameñas. Sí, millones.
Las dictaduras
sirvieron, no sólo para frenar la creciente organización popular que se
daba en nuestros países, sino que además, para poder instalar políticas
económicas como el neoliberalismo, que rompía con las políticas
proteccionistas que habían dejado toda una serie de gobiernos e impulsos
obreros organizados en sindicatos y que llevaban a la industrialización y
crecimiento. Con la apertura a las importaciones, las industrias
nacionales cayeron fuertemente, el sindicalismo tomaba fuerza y la
represión no se hizo esperar. El Rosariazo, el Cordobazo y varios otros
levantamientos populares fueron la respuesta popular, que junto a las
organizaciones populares, intentaron detener esta avanzada
capitalista.
Hoy, la izquierda aparece como desarmada, y en todo
caso, lejos de poder montar una insurgencia capaz de responder
militarmente a una represión por parte de gobiernos títeres de los
intereses empresariales. Pero la presión (económica y política) hace que
surjan respuestas populares. Esto lo saben muy bien quienes han
estudiado la historia. El Plan Colombia, es eso, una nueva estrategia
intervencionista yankee, que ingresa ya no violentamente como un golpe,
sino suavemente como una democracia dura.
Hay una imagen que
lo grafica, y es que si se mete a una rana en una olla de agua fria y se
pone esta a fuego lento, la rana nunca se dará cuenta de que se está
cocinando, y por eso no hará lo que haría si uno pone a una rana en una
olla con agua caliente: saltar fuera de ella. Se quedará adormecida,
hasta que pronto esté cocida sin darse cuenta.
El Plan
Colombia, se desarrolló en ese país, y fue allí porque era una situación
que podía ser el peor de los escenarios posibles. En Colombia subsisten
varias guerrillas armadas y con fuerte arraigo popular desde hace ya
más de cuarenta años. Estados Unidos ha intentado exterminarlos con
avanzadas militares como la famosa emboscada de Marquetalia, pero ni así
lograron detener el crecimiento del movimiento armado insurrecto.
Desde
el año 2000, Estados Unidos entró en Colombia con otra estrategia: Un
Plan para la Paz. Así, a diferencia de la estrategia de los setenta, los
protagonistas no serían los militares, sino los policías. Ya no se
realizarían cambios visiblemente estructurales, sino a nivel de
municipios y provincias. La incorporación de nuevos Codigos
Contravencionales que transforman a las fuerzas policiales en actor
político capaz de juzgar y castigar sin necesidad de otras divisiones de
poderes, aúna en la policía el poder ejecutivo, el legislativo, el
judicial y las fuerzas de choque. Esta estrategia se intentó implementar
hace ya varios años en nuestro país, y afortunadamente, en varios
municipios se logró frenar, demostrando su inconstitucionalidad. Pero
si no existe la necesidad social de endurecer los códigos, esto se
fabrica con medios masivos de comunicación y con estrategias de aumento
de la violencia liberando y habilitando a bandas paramilitares y de
narcotráfico. México vive esta situación hace ya varios años. Igualmente
pasa en Brasil con las fabelas. Luego, se introduce el termino acuñado
por los yankees "narco guerrilla", y se engloba a toda la oposición, a
la izquierda y a estas mismas bandas delictivas en un mismo bando,
habilitando la intervención de Estados Unidos para asegurar la
gobernabilidad.
Los medios masivos necesitan instalar un
acostumbramiento e insensibilidad frente a la violencia, a la muerte, a
la falta de derechos básicos, porque es lo que hace "que la rana no
salte de la olla", y aunque parezca raro, incluso siendo ellos mismos el
gobierno, es por esto que se pone como agenda la violencia. Violencia
que es repicada por muchos de nuestros medios en forma de denuncia, pero
que lamentablemente no hace más que fijar los ojos y oídos de todos en
lo que ellos quieren que veamos y oigamos.
Seguiremos hablando
sobre El Plan Colombia. Pero nos gustaría quedarnos con algunas
preguntas: ¿Cómo podemos contrarrestar una maniobra semejante? ¿es que
acaso ya no podemos hacer nada para revertir esta situación? ¿Y si
pensáramos cuáles han sido sus herramientas para entender cómo funciona
su estrategia? ¿Como medios alternativos, comunitarios y populares,
podemos fijar otra agenda, una nuestra?¿Cuál sería?¿No existen
organizaciones populares que hayan logrado romper con las lógicas que
ellos necesitan para instalar su modelo? ¿Qué es lo que han hecho para
lograrlo?
Adelantándoles que no todo está perdido, y que muchas
más preguntas que respuestas seguramente tendremos, nos despedimos
proponiéndoles investigar sobre este tema
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