El Bolsón (ANPP).-SETENTA MIL EJEMPLOS DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL
¿Por
dónde empieza la revolución? ¿Quién está listx para empezar a cambiar
lo que tanto gritamos en marchas y en discursos acalorados, frente a
públicos deseosos de una transformación social?
Setenta
mil mujeres lo están haciendo hoy en Rosario. Es que el Encuentro
Nacional de Mujeres se ha transformado en el movimiento popular más
amplio, capaz de movilizar y organizar en nuestro país. Aunque les pese a
muchos partidos de izquierda, a organizaciones sociales y políticas, a
las que les gustaría poder convocar a la mitad de la masividad que
logran las Mujeres Organizadas, sólo este movimiento, amplio, disonante
por momentos, heterogéneo, pero decididamente transformador; logra
movilizar a tantas personas consientes en nuestro país.
Sin
apoyos externos de ONGs, ni gubernamentales, ni partidarios que le
logren poner un sello; las mujeres llegan, se organizan en talleres,
temáticas, comidas, pernocte, todo por tres o cuatro días por setenta
mil.
Cada
una inserta en organizaciones sociales, militando en sus casas y en sus
ámbitos, llegan, comparten miradas, experiencias y se vuelven cargadas
de metas.
No
hay quien pueda controlarlas, sujetarlas, contenerlas, porque son
heterogéneas, porque llegan en auto, colectivo, tren, avión, a pie.
Porque no responden a una sola mirada política, pertenecen a diferentes
partidos, a diferentes grupos apartidarios, a diferentes creencias
espirituales, a diferentes sectores sociales, a diferentes pueblos indígenas,
a diferentes regiones del país… El sistema sociopolítico que intenta
organizarnos diría que no tienen nada en común, y sin embargo, mucho las
une. La necesidad de una urgente transformación social y política.
Ignorar la magnitud del movimiento que han logrado, no es más que un reflejo de una sociedad basada en el sentido común, que impone el capitalismo patriarcal y antidemocrático como única opción de relacionarnos. Y se ignora la fuerza de este movimiento, porque le tienen miedo a setenta mil mujeres organizándose de manera horizontal, debatiendo y decidiendo; transformando y construyendo.
Con
talleres y no cátedras, la construcción del conocimiento y los
posicionamientos son plurales, son construcciones y no dictámenes,
surgen de las praxis y no de los dogmas, se sientes y actúan en el cuerpo.
Y preocupan al sistema capitalista porque en sus talleres repasan cada
pequeño detalle de lo que hay que transformar. Apuntan a lo más
importante, a las relaciones humanas. Desarman el sistema desde adentro.
Y lo hacen con una multitud de mujeres que están insertas en las
organizaciones, partidos, iglesias, casas, instituciones, etc. hablando
y fijando posturas sobre cada aspecto de la sociedad en que el sistema las intenta ocultar, culpabilizar y
callar. Organizándose año a año, creciendo y llegando cada vez a más
mujeres, a más organizaciones, profundizando sus planteos, desarmando
los argumentos que se interponen, construyendo nuevas lógicas, nuevos
sentidos comunes, nuevas miradas, nuevas utopías.
Cuarenta
cuadras de mujeres marchando y marcando, diciendo y mostrando por dónde
vamos a cambiar. No se trata de una vanguardia, se trata de una marcha
irreversible, de una marcha que no vuelve para atrás.
¡Arriba las mujeres organizadas! ¡Arriba las mujeres libres! ¡Arriba las mujeres transformando!
Así comenzó el discurso de bienvenida al 31 Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario 2016:
¡Bienvenidas a Rosario, sede del 31º Encuentro Nacional de Mujeres!
Aquí
nos encontramos. Hace ya muchos meses venimos trabajando más de 200
mujeres para recibirlas, dedicando nuestro tiempo con alegría, dejando
de lado lo individual para concretar este momento colectivo. Lo hacemos,
como muchas otras lo hicieron y lo harán, con la confianza de que en
los Encuentros se trazan los caminos para afianzar las importantes
conquistas que logramos las mujeres en todos estos años; y con la
certeza de que necesitamos del protagonismo de todas: de las
trabajadoras; las estudiantes; las compañeras desocupadas; las
campesinas; las mujeres de los pueblos originarios; las amas de casa;
las sindicalistas; las docentes; las feministas; las familiares de
víctimas de femicidio y de gatillo fácil; las mujeres trans; las mujeres
en situación de encierro; las de organizaciones sociales y políticas;
las de agrupaciones estudiantiles; las de organizaciones de derechos
humanos, barriales, por la diversidad sexual; las mujeres migrantes; las
mujeres afrodescendientes; las mujeres de agrupaciones culturales, por
el derecho a la tierra y la vivienda, por el respeto al medioambiente, y
tantas otras. Les damos la bienvenida a todas y cada una. Porque todas
somos necesarias para transformar nuestra realidad y porque durante el
Encuentro algo cambia en cada una de nosotras.
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