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martes, 21 de junio de 2016

EDITORIAL. CINCO SIGLOS DE REBELDÍA.

El Bolsón (ANPP).-

En estos días, entre el 20 y 24 de junio; muchos pueblos, comunidades y organizaciones indígenas estarán celebrando la vuelta del sol. Justamente este acontecimiento astronómico da inicio a un nuevo ciclo de vida en el hemisferio sur. Es un momento donde todo muere para volver a nacer, un tiempo para renovar fuerzas con la vida, el pensamiento  y el corazón. Actuando, pensando y sintiendo en una misma dirección.
¿Qué nos pasa a la gente del Abya Yala? ¿Cuándo terminará el ensueño, el letargo en que estamos sumidos desde la violenta y feroz conquista de este territorio? 
Nuestro continente,  nuestras tradiciones culturales, nuestra manera de entender el mundo no es propia. Necesitamos  descolonizarnos, separar la paja del trigo. Ver qué partes del pensamiento crítico europeo nos sirven y cuáles no, tenemos que enraizarnos.
En esta tierra los pueblos indígenas son uno de los núcleos de la descolonización. Hay en sus memorias ancestrales algunas claves para romper el Imperialismo cultural que vivimos y reproducimos desde hace más de quinientos años.
Estas memorias, nos dicen que la tierra es la que sirviendo sostiene, la que floreciendo da frutos; entonces se hace necesario cuidarla, algo fundamental para el habitar o estar en un lugar. En esta cosmovisión la tierra es una deidad, es quién cuidará de nosotros, es la Madre Tierra, Pachamama, Ñuke Mapu.
El pensamiento americano no es conocimiento intelectual, no se trata de un conocimiento enciclopedista, sino que está apoyado en un saber popular. Los ancianos son los que transmiten las sabidurías, generando un ciclo de pensamiento. Todo es circular, también el tiempo. El sol se aleja, hasta el final del otoño; comienza a regresar a “tranco de gallo” en estos días y es importante celebrarlo. Porque entendiendo este hecho, reafirmamos nuestra condición de habitantes del sur en conexión con la naturaleza, la  acompañamos y somos parte de ella. Recuperamos esos cinco siglos de rebeldía que lograron llegar hasta nuestros días. Reafirmamos nuestro vínculo con la tierra.
Hoy estamos atrapados por la Hidra Capitalista,  en medio de una tormenta muy fuerte y no estamos pudiendo ver nuestra propia fuerza. Necesitamos descolonizar nuestro pensamiento, generando un  saber situado, que nos empodere. Que rompa las relaciones hegemónicas de poder y de género, que transforme el derecho de propiedad  individual hacia una forma solidaria, comunitaria; que nos permita autodeterminarnos como pueblo, decidiendo cómo queremos vivir.  
Crear el mundo que queremos es una forma mucho más sutil y poderosa de actuar, que intentar destruir el mundo que no queremos.
Entonces, más que nunca continuaremos naciendo y seguiremos reivindicando nuestro derecho natural a tener un lugar bajo el sol.