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lunes, 4 de abril de 2016

EDITORIAL DE LA AGENCIA DE NOTICIAS PRENSA DEL PUEBLO

El Bolsón (ANPP).-EDITORIAL DE ANPP:


Los tiempos que vivimos podrían llevarnos a poder sobrepasar nuestras pequeñas diferencias,  y así encontrarnos en la calle codo a codo en la lucha contra un enemigo fuerte y aplastador de nuestros sueños. Sin embargo, pasan los días, las horas, los minutos y nada sucede verdaderamente. Al contrario, las organizaciones sociales, populares y políticas se desmembran, se dividen, se extinguen, desaparecen.
A gritos piden que los medios comunitarios y populares ocupemos un lugar importante en la realidad diaria que nos sorprende, pero lamentablemente, y casi nadie puede dejar sus cosas para ir a hacer parte de esos medios que también piden a gritos ser habitados, usados, vividos, colmados, o al menos sostenidos.
Al interior de nuestras organizaciones, parece que es necesario hacer una revisión de nuestras contradicciones y ponernos exhaustivxs en corregir cuestiones que acarreamos socialmente y que forman parte de nuestra genética, para extirparlas o transformarse en causa justificada de nuestra deserción.
También al interior de nuestras organizaciones nos preguntamos muy seguido si sirve de algo tanta reunión, tanto compromiso, porque sacando un poco la cabeza de nuestros mundillos vemos al mundo ir hacia lugares cada vez más oscuros.
Todo parece quebrarse, romperse y desde su más profundo interior. Quienes militamos en organizaciones, vemos cómo organizaciones compañeras se funden en cuestiones graves, menos graves o superficiales, pero sucumben al fin y se acaba la esperanza.
En este panorama, muy poco es lo que tiene que empujar el enemigo para inducirnos a la deserción. Pero al enemigo, lo estamos llevando adentro. O  es que acaso ya hemos olvidado que los cambios y transformaciones no son lineales, que no son rápidas (en términos de decenios), que no son simples? O nos hemos olvidado que ese ser que somos está genéticamente constituido en este sistema que queremos desechar?
No creemos que se trate tampoco del acriticismo, ni de hacer una mirada suave hacia el adentro de nuestros grupos humanos. Pero es que acaso alguien ya está listx para rendirse? Es que todo lo que está sucediendo, está sucediendo, sí. Y duele, sí. Pero quién lo va a cambiar si no somos cada unx de nosotrxs?
Habrá que empezar a ver, que los grupos que estamos latiendo, lo hacemos porque estamos logrando cambiar cosas hacia adentro. Cosas que tal vez son menos notorias, o que tal vez no sean esa Revolución que nos imaginamos, pero que empiezan a modificar esa genética de nuestros cuerpos. Que nos importe si se pierde unx compañerx, que se trabajen hacia el interior cuestiones relacionales que tienen que ver con el género y con las relaciones mismas. Que podamos estar uniendo a cuatro medios en una red regional, que las asambleas ciudadanas sigan vivas, que los pueblos originarios, con más de quinientos años de intento de exterminio siguen vivos y están renaciendo, que no hemos abandonado el camino cuando nos dejan sin licencia para  nuestros medios sino que nos hemos puesto a reinventar nuevos caminos…
 Y que no hemos caído en la tentación de reconvertirnos gracias a los “favores” de empresas, magnates, y gobiernos que utilizan desde hace mucho un mismo manual de desmovilización.
Es que estamos vivxs, y esto no es sencillo. La sencillez, el final feliz, de la vida, el amor y la militancia o la organización grupal, es uno de los mitos que el capitalismo ha introducido en nuestro cuerpo.
Sin dudas, la calle, y ese estar codo a codo es lo que más y mejor nos sacude esos preceptos en los que hemos sido educados.  Por eso, hoy más que nunca, no nos quedemos facebuqueando solamente, porque la militancia cibernética anula nuestras energías más vitales, nos apacigua, nos convence de que la realidad ya no es transformable. Que lo único que se puede hacer es poner “me gusta”, republicar o comentar algún “posteo” que dice alguna verdad.. Pero no hay protocolos contra las publicaciones, me gusta y comentarios… sí para lxs que salimxs a la calle. Es porque esto sí transforma, lo otro no. Al menos, tengamos en cuenta que es un medio y no un fin en sí mismo, y por esto está bueno no dejar la expresión cotidiana y vivencial de lo real encerrada en lo virtual.  Participá de algún grupo, aprendé a tomar decisiones en grupo, organízate, compartí en carne y hueso. Sentí el calor humano de unx compañerx apoyándote la mano en el hombro, compartiendo la alegría de sentir que están sosteniendo una construcción real.
ARRIBA LXS QUE LUCHAN!