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sábado, 16 de febrero de 2013
AMIGOS DE TIERRA AJENA
Testaferros del controvertido magnate británico Joe Lewis intentan desalojar a familias mapuches en Río Negro. Cómo se investiga la compra de terrenos fiscales.
Por Lucas Cremades
Buenos Aires, 6 de febrero de 2013 (Revista Veintitrés).- El valor y el significado de la tierra para las comunidades mapuches de la provincia de Río Negro y sus alrededores es una cuestión de vida o muerte. Así lo hacen saber cada vez que el filo de las uñas de los empresarios inmobiliarios arañan sus bosques nativos.
Joe Lewis es un ícono para los terratenientes que viven en estas latitudes. Su voracidad por comprar grandes extensiones de bosques que rodean lagos paradisíacos fue haciéndose contagiosa entre sus amigos no bien llegado al país, veinte años atrás.
Con la impronta de su poder económico, Lewis fue ganando terreno en la entonces Dirección de Tierras rionegrina, a cargo del subsecretario de Tierras, Jorge Belacín, y del director del área, Daniel Tait. Y se hizo poseedor de tierras de un valor geográfico incalculable a precio vil. Entonces a Lewis y a sus amigos se la hacían más fácil.
Hoy las comunidades mapuches están pagando las consecuencias. Un desalojo que afecta a la comunidad Lof Palma Villablanca, perteneciente a la comunidad de las Huaytekas, volvió a mover el avispero del despojo territorial a principios de este 2013.
El litigio con las Huaytekas empezó en el 2010 cuando la comunidad recuperó el territorio. Entonces José Luis Martínez Pérez, histórico abogado de Lewis, mediante un interdicto judicial y con la venia del Tribunal Superior de Justicia rionegrino, intentó recobrar las tierras. Pero la Cámara Civil de Bariloche suspendió el desalojo al considerar las graves consecuencias irreparables para las familias que serían desalojadas de su territorio.
Sorpresivamente, dos años después, los jueces Sergio Barotto y Enrique Mansilla consideraron que “el desalojo de una comunidad indígena no implica un gravamen irreparable ni de difícil reparación ulterior”, dando lugar al desalojo que aún no se hizo efectivo.
Mirta Ñancunao, de la comunidad Huayteka e integrante del Consejo de Participación Indígena de Río Negro, dialogó con Veintitrés y da cuenta de una realidad en la que los litigios se resuelven a punta de escopeta. “Varias familias se encuentra en conflictos territoriales desde hace tiempo. Todo vinculado a la compra y acaparamiento de tierras por terratenientes. En casi todos los casos se trata de las mismas personas”, explica Ñancunao, aún sorprendida de que un medio nacional atienda la problemática mapuche. “José Luis Martínez Pérez ha sido mano derecha en las negociaciones de compra de todas las tierras propiedad de Joe Lewis. Se ha ido instalando en distintos ámbitos y en varias ocasiones perjudicó a las comunidades indígenas. El primer usurpador de las tierras de Lof Palma fue Emforsa cuando Pérez compra esas tierras a la SA. Hoy es el único propietario. Esta es la cola de las políticas forestales que se implementaron durante 28 años en la provincia”.
Los mapuches están constituidos a través de las Lof, que reúnen a distintas familias de una misma descendencia. La Lof Palma agrupa a siete familias y ocupa el territorio ubicado entre la Ruta 40 que une Bariloche con El Bolsón a la altura del kilómetro 1946.
Casualmente las tierras de la familia Palma son linderas al acceso del Lago Escondido, donde Lewis tiene su fastuosa mansión, que en realidad es una fortaleza protegida por más de 100 hombres.
“Muchos de ellos están armados con rifles”, explica Mirta. “Todo esto fue parte de una maniobra en momentos en los que Lewis se instala mensurando y acaparando tierras linderas en la misma época en que se constituía Emforsa. Maniobras políticas que los mapuches no llegamos a entender. Una vez que la Constitución nacional reconoció nuestros derechos empezamos a reivindicar nuestro territorio. Antes éramos una voz silenciada que debía soportar los atropellos. Somos linderos de costado del Lago Escondido de Joe Lewis en más o menos unos 1.200 metros”, argumenta Ñancunao, quien hace meses constató el desalojo de una anciana. “Vivía sola y alejada, su nombre es Adelia Palma. La misma gente de Joe Lewis la desalojó hace cuatro meses. Desde ese día recorren el lugar y tiran tiros para prevenir. A esa fuerza de choque la integran muchos de nuestros hermanos mapuches. Lewis logra hacer que nos enfrentemos. La tierra de Adelia está dentro de lo que hoy es Lago Escondido, y al ser alambrada se quedó con una parte del territorio de la Lof Palma, que entonces reivindicó su territorio pero igual le pasaron alambre. Esta es otra de las demandas colectivas que ha sido presentada ante la Legislatura de Río Negro”, cierra.
Dichas demandas fueron posibles a partir de mayo del 2012, cuando a instancias del legislador del Frente de la Victoria César Miguel, en Río Negro se sancionó una ley que creaba una comisión de investigación de transferencias de tierras fiscales a particulares rurales. “El carácter principal de la comisión es el de investigar casos a través de denuncias que pueden presentar los particulares y en función de cada denuncia realizar un dictamen técnico jurídico y según el caso pedir la nulidad judicial de esas transferencias administrativas que se hicieron sobre tierras fiscales de la provincia. En ese contexto es que ingresa como una denuncia a ser investigada el caso de la comunidad de las Huaytekas”, explicó el legislador y ex intendente de Bariloche.
La comisión legislativa formuló distintas objeciones al comprobar que el STJ rionegrino no invocó, a la hora de resolver, la cuestión indígena, es decir, los derechos indígenas, sino que resuelve la cuestión ateniéndose al Código Civil, que es de jerarquía inferior a la Constitución nacional, la cual estableció los derechos ancestrales de las comunidades originarias de la Argentina.
Además, la comunidad fue relevada como lo establece la ley nacional 26.160, que prevé la confección de un relevamiento técnico jurídico catastral de todos los territorios indígenas de la Argentina y en consecuencia la prohibición de cualquier tipo de desalojo sea judicial o administrativo de cualquier comunidad hasta tanto no se resuelva los relevamientos a nivel nacional y cuyo organismo de aplicación es el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). “La comunidad Las Huaytekas fue relevada. Tienen su carpeta técnica realizada por un organismo del Estado”, concluyó el legislador del FPV.
Las irregularidades en torno a la triangulación de tierras han sido constantes en Río Negro. Además de Martínez Pérez y su esposa, la doctora Adriana Trianes, la flamante comisión investiga al testaferro de Lewis, Nicolás Van Ditmar, quien se dedica al negocio inmobiliario y supo tener una inmobiliaria en Bariloche hasta hace muy poco. Durante mucho tiempo la técnica utilizada era comprar los derechos de posesión y mejoras a antiguos pobladores a valores fiscales. Un precio vil. La entonces Dirección de Tierras aprobaba esas transferencias y, con el pago de la mensura, en el plazo de un año y medio tenían la tierra.
La comisión legislativa investiga, entre otras, una operación inmobiliaria realizada en el 2003 por Van Ditmar a través de una transacción realizada mediante un proceso de curatela de por medio. Más precisamente le hicieron firmar un boleto de compraventa de tierras a una persona que estaba en vías de ser declarada insana.
Aquí están. Estos son los amigos de Joe Lewis. A quien el poder político de turno le dejó ser el que es. Del otro lado están los mapuches. Quienes buscan ser lo que fueron y son.
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Patoterismo contagioso
Por R.R.
Roberto Rosenthal no es famoso ni tiene el poderío de Lewis, pero no hay duda de que además de vivir en la misma zona, El Bolsón, en Río Negro, comparte con el terrateniente el método de acción para obtener lo que quiere, sin importar a quién afecte: por segunda vez en los últimos cuatro años decidió cerrar la calle que comparte con la familia Velazco-L’Eveque, impidiéndole el ingreso a su hogar.
Tanto Rosenthal como la pareja conformada por Carlos Velazco y Patricia L’Eveque –cuyos tres hijos nacieron allí– ocuparon tierras fiscales hace más de 25 años. Son vecinos, pero mientras la parcela de Rosenthal tiene salida a la ruta 40 (de ingreso a El Bolsón desde Bariloche), la de Carlos y Patricia se ubica entre la de Rosenthal y el río Quemquemtreu. En el año 2000 se realizó un Plano de Mensura (Nº 3545) de la zona, con intervención del agrimensor Manuel Miranda, en el que se registró la calle que comunica ambos terrenos (Nº 234640 y 233642) con la ruta y por la que Velazco y su familia ingresan a su hogar. El plano fue aprobado el 22 de marzo de 2000 por catastro de la Dirección General de Tierras y Colonias de Río Negro, y visado en el municipio. Pero a Rosenthal no le interesa: el 22 de diciembre pasado no sólo cerró la calle sino que rompió el puente que permitía cruzar un canal de riego y agregó un alambrado de siete hilos delante de la propiedad de Velazco. Una acción con el sello Lewis.
Fuente: Asamblea en Defensa del Agua y de la Tierra.