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lunes, 26 de noviembre de 2012

RIFANDO OREJAS.

El Bolsón (Asamblea en Defensa del Agua y la Tierra).- 
“…porque el problema es el mercado, porque tenemos que trabajar y tenemos que sostener una civilización del “úselo y tírelo”, y así estamos en un círculo vicioso. 
Estos son problemas de carácter político. Nos están indicando que es hora de empezar a luchar por otra cultura. No se trata de plantearnos el volver a la época del hombre de las cavernas, ni de tener un “monumento al atraso”. Pero no podemos seguir  indefinidamente gobernados por el mercado, sino que tenemos que gobernar al mercado. 
Por ello digo, en mi humilde manera de pensar, que el problema que tenemos es de carácter político. Los viejos pensadores -Epicúreo, Séneca y también los Aymaras- definían: pobre no es el que tiene poco sino el que necesita infinitamente mucho”. Y desea más y más. Esta es una clave de carácter cultural.”
                                                                                                                              Pepe Mujica
                                                  Las luchas sociales están emergiendo en todo el territorio nacional, debido en parte a que algunos elegidos por el pueblo portan placas de nobleza de cartón pintado, pretendidos bronces inalcanzables por propio mérito, títulos nobiliarios equívocamente auto asignados, abusando con soberbia de derechos prestados. La masa no calla más su reclamo: “No queremos Reyes, solo representantes; no queremos gerentes de empresas, ciertas o no tanto, solo administradores del bien público; no queremos señores feudales que aplasten la decisión popular, solo abanderados de la igualdad social; no queremos irresponsables que se hacen leer los proyectos, librando así la interpretación de tales a los caprichos o intereses del  interlocutor o la mala intención del autor, queremos concejales instruidos en la problemática y en pos del bienestar popular.”

                Los ediles de El Bolsón, una vez más, demuestran su compromiso, no con el pueblo, sino con el mezquino poder económico foráneo y local, haciendo caso omiso a los pedidos reiterados de la gente a ser representados por ellos en defensa de sus derechos, y en la preservación de sus bienes. Como una especie de Zombies de una sola oreja, la derecha, brindan su limitado interés en cumplir sus funciones a lo que el mercado le vende en susurros convincentes y convenientes. Dejando de gobernar con y para el pueblo, se alían fácil con el mercado, compran la basura de este sin leer las instrucciones del dorso, se babean con pensamientos futuristas, sin tener en cuenta los efectos colaterales de los remedios vencidos que les vende el mercado, aquellos que hipotéticamente sanarán una dolencia inventada por los mercaderes del sacrificio popular, los que les vende cualquier visitador con coche nuevo, sonrisa de galán y billetera generosa.
                Dibujando una resolución para cumplir con los requerimientos de la justicia, meten en la bolsa de hacer las compras, el ilícito de apoyar lo que jueces y funcionarios cuestionan y prohíben. El mercado ganó su atención dibujando estrellitas en sus ojos ciegos al movimiento de populares puños cerrados, clamorosos de representatividad y justicia. El pueblo, una vez más, no se entregó a la soberbia del mercado y su clientela de consumo fácil y adicto a promesas, que lejos de realizar sus sueños, los sumirán en una eterna pesadilla con monstruos de aspecto glamoroso, y con hipnótico chamullo de mentiras pulidas por acentos de alta sociedad.
                 El Mercado vende comprando voluntades y orejas, sabe de las necesidades y sueños de sus consumidores, a los que hace abrir la boca solo para sacarles las muelas de oro, o para meterles la mano hasta las tripas, robarles el alma de un tirón, y a la pasada cambiarles de costado el corazón.
                 Como bien dice el querido Pepe, estos problemas de índole política nos indican e incitan a luchar por otra cultura, la del respeto a la decisión popular, la participación, la inclusión, la igualdad de posibilidades sociales, la del amor al planeta, la de la valoración de la felicidad de tod@s por sobre los tristes intereses mercantilistas de poc@s.

  Beto Maliandi