Fucking fracking. La barbarie.
El “fracking” o hidrofractura es la extracción de gas (“shale gas”) o petróleo (“shale oil”) por medio de fractura hidráulica a gran profundidad. La técnica consiste en una perforación vertical (que puede llegar a miles de metros) y luego otras horizontales de unos 1.000 metros de extensión a lo largo de la formación rocosa. Allí se inyectan grandes volúmenes de agua, arena y sustancias químicas a enormes presiones, para mantener abiertas las grietas que se generan.
En varios lugares del mundo, los movimientos ambientalistas han logrado frenar su continuidad total o parcial como en Francia, Bulgaria, Rumanía y República Checa.
Lo concreto es que la cantidad de agua utilizada supera a la empleada en la megaminería a cielo abierto y duplica a la explotación hidrocarburífera convencional. Utiliza más de 500 productos químicos (muchos cancerígenos y radiactivos. Contamina acuíferos, expulsa metano a la atmósfera y provoca un marcado aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y es culpable de muchos terremotos que alcanzan 4 o 5 puntos en la escala de Richter. El primer pozo de producción de gas de esquisto a pequeña escala abierto en Neuquén exigió 16 camiones bombeadores en forma simultánea que agotaron su capacidad.
Vaca Muerta, el emirato de YPF.
Según el informe Annual Energy Outlook 2011, divulgado en abril del año pasado por la Administración de Información de Energía (EIA) de Estados Unidos; Argentina es el tercer país con mayor potencial geológico para este tipo de hidrocarburos, después de China y Estados Unidos.
Los yacimientos están en cuatro cuencas, la mas extensas son Vaca Muerta y Los Molles incluyendo el subsuelo de cuatro provincias: Neuquén y Mendoza (oeste), La Pampa (centro), y Río Negro (centro-sur).
El entusiasmo de los anuncios de estos hallazgos está colocado en la perspectiva de encontrar nuevos campos de explotación capitalista. Vaca Muerta es el mayor reto de YPF para conquistar los inversores de la reprivatización. El gobierno
Jorge Sapag presentó el Plan Quinquenal “Neuquén Más Energía”, con la promesa de que en 2018 la mitad del gas que se produzca en Neuquén supla la importación de los barcos metaneros. Para ello se deben perforar 1.260 de shale oil y 2.018 pozos de shale gas y en promedio, cada pozo costará unos 10,7 millones de dólares. Las inversiones necesarias son de 25.210 millones de dólares.
Para dar una idea de la magnitud de la empresa, la Academia Nacional de Ingeniería de Argentina sostiene que “el esfuerzo de desarrollo de proveedores, tecnología y recursos humanos (requeridos) es asimilable al que en su momento tuvo Argentina en materia nuclear”.
Talisman, ConocoPhillips, Statoil, Chevron, Vale Do Río Doce, Shell, Exxon Mobil, Sinopec, Venoco, Ecopetrol y EOG se asociarían a YPF (en inversión pero no en riesgo) para plantarse en los 30 mil km2 de Vaca Muerta (12 mil km2 corresponden a YPF). Sus proyectos prometen 5.700 puestos de trabajo directos y 8.550 indirectos.
Recién en el quinto año estos mega proyectos pueden generar alguna rentabilidad, siempre y cuando se demuestre que las reservas son reales y se las certifique. Es decir que hasta entonces Argentina tiene asegurada más déficit energético. No parece un buen pronóstico para Sapag y Cristina que deben sortear la crisis hasta el final del mandato. Sapag se postula como la garantía para el capital, anunciando su reelección.
Las reglas de juego.
Mientras Cristina y Sapag insisten en que Argentina es la tercera reserva mundial detrás de Estados Unidos y China hay datos que lo contradicen.
Estudios de la Subsecretaría de Minería e Hidrocarburos de Neuquén no pueden ocultar un “alto grado de incertidumbre”, sobre la certificación de las reservas que exigen en primer lugar el riesgo de las inversiones millonarias.” Jorge Lapeña, ex secretario de Energía de la Nación, afirmó que ” No tenemos reservas’ comprobadas. Un recurso sólo pasa a ser reserva cuando hay certeza de que el hidrocarburo efectivamente está y que es posible poner el yacimiento en producción. Hay mucho por invertir, especialmente tiempo y dinero”.
Que los anuncios no son tan firmes lo demuestran los capitalistas que reclaman resolver las reglas de juego y cerrar rápidamente las negociaciones en torno a una renta asegurada. El bloque de diputados nacionales del Movimiento Popular Neuquino (José Brillo, Alicia Comelli y Olga Guzmán) formalizó la presentación del proyecto de ley (Expediente 3824-D-2012) que establece un Régimen de Promoción a la Producción de Petróleo y Gas No Convencional. Propone beneficios fiscales e impositivos, la amortización acelerada de los bienes de capital nuevos, licencia automática de importación de los bienes de capital y suministros, reducción del costo laboral con diferimiento del 50% de las contribuciones de seguridad social, pagaderas a los 5 años y en 5 cuotas anuales (un préstamo jugoso). El riesgo ambiental, es relativizado, condicionado a “medidas de prevención”.
Todo este paquetito, en nombre del “incentivo a la exploración, desarrollo y explotación” y “contribuir en la reducción del déficit energético del país”. Es decir, atraer capitales.
Pero los inversionistas siguen exigiendo que cambien las regulaciones de los precios internos del gas y del petróleo, es decir, un tarifazo de impacto en boca de pozo.
Los obstáculos radican en el monto de la inversión y el riesgo de rentabilidad por la incertidumbre de las reservas reales y porque la declinación de la producción en este tipo de yacimientos suele ser más acelerada que la de depósitos convencionales. La experiencia en Polonia advierte sobre la “evaporación” de las expectativas.
Pero la gran incógnita es que Vaca Muerta está en la Argentina. Tiempo y dinero, son dos cosas que no sobran para un régimen político en crisis. Para los capitalistas hay más incertidumbres que certezas.
Una salida anticapitalista al saqueo, a la depredación ambiental y a la crisis energética.
Ni Cristina ni Sapag podrán mostrar resultados concretos de este proyecto dentro de los plazos de sus gobiernos. Habrá que vivir de anuncios y compromisos esperando el ingreso de inversiones.
La certeza es que por este tipo de explotación de hidrocarburos es destructiva del medio ambiente.
Y estas medidas chocarán con un movimiento de lucha creciente de trabajadores petroleros y organizaciones ambientalistas, condicionada por la propia crisis en las filas del gobierno y sus burocracias sindicales. La comunidad Gelay Ko fue reprimida hace semanas por la policía por interponerse al ingreso de los equipos de la empresa Apache en Barda Negra.
Por donde se lo mire, el plan del gobierno y las empresas es incompatible con la superación del déficit energético y el medio ambiente. Mientras los trabajadores luchan contra la confiscación salarial por el impuesto a las ganancias, las empresas gozarían de una base imponible menor.
Cualquier movimiento de lucha debe considerar estos elementos para orientar una salida integral al problema.
Una salida es la expropiación sin pago de toda la industria hidrocarburífera, bajo control obrero, para colocar su renta al servicio de un plan de industrialización de la provincia y el país. Resulta indiscutible que la única manera de garantizar la seguridad ambiental y el respeto a las tierras de los pueblos originarios es una YPF bajo control de los trabajadores, con un directorio que garantice la representación de los sectores intervinientes: los trabajadores y comunidades originarias con representantes votados por sus pares y no lobistas empresariales. El control de los trabajadores revelará que los millonarios costos de producción y las desbastadoras consecuencias en el medio ambiente están ligadas a la orientación social capitalista de la producción de energía.
El Partido Obrero aportará una iniciativa parlamentaria en ese sentido para que sea defendido por la bancada obrera y socialista conquistada por el Frente de Izquierda en la Legislatura neuquina.
No se trata de detener el progreso, sino de pararle la mano a la barbarie.