Rosario (Redacción).-
15/04/2010-12.12. La sucesión de números no constituye un mensaje cifrado. Es una marca histórica que señala el momento en que se hizo realidad una contundente victoria de la militancia popular. En un mediodía especialmente diáfano y luminoso, el Tribunal Oral Federal Nº1 de Rosario leyó la sentencia a los genocidas Oscar Guerrieri, Jorge Fariña, Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Constanzo: prisión perpetua y cárcel común para todos. Y fuera del tribunal, en la calle, en el lugar de la lucha cotidiana, miles de personas dejaron claro que la sentencia fue el resultado de una paciente y ejemplar construcción colectiva. La Justicia llegó, finalmente.
El gesto fue breve, pudoroso, casi secreto. La mujer acarició apenas la foto que llevaba colgada al cuello. Fue como saludar, levemente, pero como una emoción difícil de describir, a su ser querido, desaparecido y extrañado durante años. Fue como decirle “presente, compañero”, sin palabras, con un movimiento apenas perceptible de los dedos, mientras las lágrimas se colaban por debajo de los lentes de sol y formaban un minúsculo río que iba a desembocar en la fotografía en blanco y negro.
Ocurrió cuando desde el Tribunal Oral Federal se dijo que estaban en condiciones de dar lectura a las sentencias, y se repitió miles de veces en medio del festejo multicolor de la militancia que desde el día anterior hizo el aguante en Oroño al 900, un sitio que lució transformado por la jornada histórica.
En un marco abigarrado y multicolor marcado por la emoción, el alivio, la alegría, la ansiedad y la militancia, se recibió la sentencia del juicio contra los genocidas Oscar Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Daniel Amelong, Walter Pagano y Eduardo Constanzo. Finalmente, y luego de tantas demoras, los cinco genocidas fueron condenados a cadena perpetua e inhabilitación por su actuación en los centros clandestinos de detención Quinta de Funes, La Calamita, La Intermedia, Escuela Magnasco, ex Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu, ubicados en Rosario y alrededores. Los crímenes de esto cinco imputados –privaciones ilegítimas de la libertad, torturas, homicidios– fueron considerados de lesa humanidad por los magistrados, que por este motivo hicieron lugar a la condena que pedían los querellantes.
La lectura de las sentencias comenzó a las 12.12, apenas 12 minutos después de la hora señalada. Fue un estallido de aplausos, llantos, y abrazos. Las banderas comenzaron a flamear cada vez más, y a las 12.38, cuando el tribunal terminó de leer las condenas, las lágrimas y los cánticos hicieron que los compañeros desaparecidos estuviesen más presentes que nunca. “Yo no creí que iba a vivir para ver esto”. La frase se escuchó cientos de veces y es de esperar que dentro de diez, veinte años, muchos dirán: “Sí, yo estuve allí”, como para legar a las próximas generaciones esta jornada inolvidable, cargada de memoria y futuro.
En las cinco condenas quedó claramente explicitado que se llevarán en cárceles comunes. Pero los casos de Guerrieri y Costanzo serán analizados, ya que venía cumpliendo prisión domiciliaria por razones de salud.
Una vez más la nota farsesca estuvo a cargo de Amelong, que seguramente seguirá con sus bufonadas tras las rejas para solaz y esparcimiento de los otros convictos. La lectura de las sentencias debió interrumpirse cuando el genocida vinchero insistió en colocarse ese accesorio sobre su frente: “Preso político”, decía el sucio trapo blanco del condenado.
La movida fuera del tribunal había empezado este miércoles a las 18, una previa organizada por el Espacio Juicio y Castigo Rosario, espacio integrado por organismos de derechos humanos como Madres, Familiares, APDH, MEDH, H.I.J.O.S. y un conjunto de organizaciones sociales y gremiales. Durante la espera se realizó una radio abierta en la que se escuchó la voz de los querellantes y sobrevivientes de los centros clandestinos de detención en los que operaron los imputados de la causa, y a través de la cual se reclamó con insistencia el avance de la investigación por el crimen de Silvia Suppo.
“Es un día histórico, es la primera sentencia, la primera causa Guerrieri-Amelong, la cúpula de inteligencia del Ejército. Si no hubiera muerto, (Leopoldo) Galtieri estaría con ellos también. Desde su local de Córdoba y Moreno, manejaron cinco provincias y nunca se arrepintieron ni pidieron perdón, nunca nos dijeron dónde están nuestros familiares”, señaló la diputada provincial Alicia Gutiérrez, querellante de la causa Guerrieri.
“Con esto se demuestra que la única lucha que se pierde es la que se abandona y que hay que animarse, hay que organizarse. Y fundamentalmente que la sociedad argentina repudia los hechos acontecidos hace más de 30 años durante la dictadura militar que no sólo genero los 30 mil compañeros detenidos, desaparecidos, torturados y exiliados sino que instaló un modelo de país injusto que los argentinos hemos pagado y largamente", señaló a LT8 Eduardo Toniolli, también querellante de la causa Guerrieri.
La fiscal Mabel Colalongo calificó a las condenas como ejemplares: "Me siento muy contenta porque es lo que correspondía. Es un fallo ejemplar incluso para el resto del país. También es valorable que la condena sea en cárceles comunes, incluso a los que tenían prisión domiciliaria los mandaron a cárcel común", señaló Colalongo que con relación a Guerrieri y Costanzo, explicó que "hasta que la sentencia quede firme seguirán gozando de la prisión domiciliaria, y esto podría llevar un par de meses".
fotos: Javier García Alfaro (Redacción Rosario)