(Sindicato Ceramista de Neuquén).- Si vienen los vetos, vendrán los cacerolazos”, dijo la diputada Camaño cuando el matrimonio presidencial amenazó con vetar las leyes de la oposición. La diputada pejotista
imaginó, así, un “argentinazo” en defensa de los opositores capitalistas.
Pero el Argentinazo se hizo contra los padres políticos de los actuales opositores, los Duhalde, Menem o De la Rúa.
Los Kirchner también amenazaron con hacer sentir “el peso de las calles”. Pero el día en que “Néstor” se puso el traje de diputado, sólo lo homenajearon raleadas columnas de piquetruchos y punteros.
Las convocatorias de unos y otros, sin embargo, no son gratuitas.
Quieren que los trabajadores seamos peones de los bloques capitalistas que se disputan el desenlace de esta crisis.
Pero la respuesta de los que luchan exige otro camino.
Una clase obrera que no nació ayer –y que se forjó en toda la etapa del Argentinazo– reclama su lugar.
No es con el gobierno, ni con la oposición parlamentaria.
No es con la burocracia sindical que, sea de Moyano o de Yasky, juega a favor de una “paz social” que sostenga al gobierno kirchnerista.
En este 20 de diciembre, nos preparamos para que la próxima gesta popular tenga un programa y una perspectiva propia de los trabajadores.
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