Por profesoras y profesores del CEM 10 y del CEM 48 de El Bolsón.
Tal como ocurrió en octubre, este mes nos halla otra vez en un clima de malestar por la falta de pago en tiempo y forma de nuestros salarios. Nuevamente nosotros cumplimos con nuestro trabajo mientras el estado rionegrino no hace lo propio con sus obligaciones. Esto nos hace pensar que el gobierno de la provincia de Río Negro estaría buscando el conflicto; la comunidad debe percibir claramente cuál es el punto donde se originan los problemas que luego se agrandan a tal extremo que los daños en la sociedad ya son irreversibles.
Nosotros no tenemos la culpa de que los funcionarios rionegrinos administren de manera ineficiente el dinero de todo el pueblo. Ni tampoco las enfermeras, los trabajadores de Promoción Familiar, los porteros, los empleados judiciales, las médicas o los jubilados.
El gobierno provincial nos condena así a no poder cancelar deudas, o pagar el alquiler para el caso de muchos de nosotros; nos condena a restringir la compra de alimentos, o de ropa o de calzado; nos obliga, también, a recurrir a préstamos y a pagar intereses por esos préstamos.
Al golpear la economía de las familias de trabajadores estatales, el gobierno provincial ataca también a las familias que dependen (por lo menos buena parte del año) de los sueldos del sector: comerciantes, remiseros, artesanos, pequeños productores, técnicos, albañiles, electricistas…
El escenario que intuimos no es nada alentador. Ya corre el rumor de que no se nos pagará el aguinaldo o, peor aún, de la posibilidad de que no cobremos nuestros haberes en el verano o que cobremos con bonos. No hay excusa para que el gobierno no cumpla con sus obligaciones: ésta es una provincia rica. Es una vergüenza y una canallada pedir préstamos financieros en Río Negro, deuda que por supuesto no la pagarán ni Saiz ni Verani ni Barbeito, sino todo el pueblo. Si no hay plata es por la exclusiva incompetencia de este gobierno, si es que no queremos pensar peor.
El clima social en El Bolsón y en otros puntos de la provincia nuevamente está entrando en ebullición. Si el mal gobierno persiste, toda la sociedad será expuesta a nuevas heridas. Los funcionarios tienen en sus manos corregir los efectos nefastos que han causado sus acciones en el poder. Si todavía les queda algo de respeto por la gente, deberían empezar a demostrarlo.
Editoriales ANP
