Hacer producciones en formato de TV sobre la memoria, los desaparecidos, y la tragedia argentina se ha puesto de moda desde hace algunos años.
Sin duda el dolor, la necesidad de hurgar en algo para muchos aùn escondido , y la cuota de morbosidad del argentino medio, se transforman en el caldo de cultivo para la creación de un campo de consumidores tan necesario para las productoras televisivas.
Lejos de tratarse de un repentino giro de compromiso social de la TV, se pueden apreciar las “multifalsèticas” caras de la acumulación del capital y su creación de consumidores, o aprovechamiento de consumidores latentes…
Tan desfachatada se presenta la acumulación del capital televisivo que incluso pudiera jugarle en contra en su actual coyuntura golpista.
Así como se puede afirmar con certeza que el capitalismo puede funcionar tanto con “democracia” como con “dictadura”, también podemos mencionar la necesidad del poder mediático para la interrupción abrupta de un gobierno. Así ha ocurrido en la historia argentina en cada frondosa historia de golpes de estados, en donde el aroma a gorila suelto empieza a percibirse en la ridiculización, hostigamiento y ataque directo al régimen a deponer, ya sea según el momento histórico, mediante la prensa escrita, radial o televisiva.
El capital avala el régimen que permite su reproducción natural, y depone a quien le presenta riesgos.
Asi como se necesita militares se necesitan los medios .
Hoy, después de “tanta memoria histórica en formato televisivo” ¿necesita tanto a los militares o estamos ante el nacimiento de una nueva lógica del golpe?
El ataque mediático al kirchnerismo es salvaje. Cuesta mucho defenderlo, pero la destrucción a la que apela el poder económico a través de los medios masivos, es la placenta de la derecha argentina, personalizada en distintos personajes políticos.
El estallido social del 19 y 20 de diciembre dieron una luz de esperanza a los sectores populares de argentina, pero hoy, es nuevamente capitalizada por la derecha. La falta de un proyecto popular de país en 2001, fue dejando los lugares vacios, y ocupados por la tradicional clase política argentina y a los sectores económicos que representa.
La puerta no fue cerrada del todo, por el temor a nuevos estallidos populares, y el espacio entreabierto se llamó Néstor Kirchner.
Si Kirchner no transformo la argentina, puede interpretarse como la falta de decisión política para profundizar radicalmente sus incipientes proyectos de una argentina distinta, o como el “enemigo de paja” del capitalismo, necesario para la maldita oligarquía, pero es un debate que excedería este espacio. Lo cierto es que la derecha no necesita màs Kirchner, y ante esta encrucijada nos encontramos.
Y otra vez, la derecha trata de capitalizar aquel 19 y 20 de diciembre, apelando a aquellos sectores que han sido recuperados de las “peligrosas hordas populares y piqueteras”
Tanto hincapié se ha hecho en los horrores de la dictadura de 1976, que para los sectores medios hoy, prefieren Kirchner que Videla, Quizás un Kirchner mas militarizado para evitar esos largos embotellamientos que hacen los “negros cortacalles”, sin un Moreno que tanto mal le hace al país mintiendo con el Indec, y con un poquito menos de pobres, ya que ahora ha sido sugerido por el obispo Casaretto, y los medios muestran ahora su sentimiento de justicia social…. Pero Kirchner a Videla al fin…
La pregunta para repensar la nueva lògica del Golpe en el siglo XXI quizás deba centrarse en ¿Kirchner o un nuevo cacerolazo?
Los medios han abonado el terreno señalando a la pareja Kirchner como el chivo expiatorio de todos los males de la argentina contemporánea: Inseguridad, cortes de rutas y calles, mentiras del Indec, plata robada por el Anses, La ropa de Kristina, las retenciones y el ataque al honorable campo que genera las riquezas del país, impuestazo, y ahora la pobreza… con análisis periodísticos que provocan daño cerebral a quien escucha y tiene una mínimo idea de por qué en este país no se habla de los 37000 muertos por año por hambre o enfermedades curables que ha generado la argentina desde la última dictadura neoliberal.
Sin dudas, estos temas ya en tierra firme, y regados diariamente con una cuota de canal de noticias, son elementos màs que necesarios para que la clase media argentina, tan necesaria para la oligarquía, (mimada hasta transformarla en el golpista medio argentino) salga a la calle con una cacerola a derribar a un nuevo presidente.
Pero cierto…. No sería un Golpe… sería un estallido…. Porque no habría militares en el poder….no? Volverìan los representantes políticos serios…. Volvería la derecha, tras terminar de cerrar la puerta… esa que quedo abierta en aquel 19 y 20 de diciembre de 2001
La tibieza del gobierno de los Kirchner, puede terminarse de dos maneras: profundizando una transformación económica, política y social profunda mirando hacia América Latina, o pagando los costos políticos de jugar a dos puntas, con una derecha oligárquica que no perdona, que ya sembró el terreno, y solo espera el primer sonido de una cacerola.
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