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jueves, 30 de abril de 2009

EDITORIAL

“…Nunca me acostumbraré, a esa señora buscando basura en la puerta de mi casa,
A tu carita de hambre pidiéndome algo para comer,
A tu barrio de lujo en frente de la villa,
Nunca me acostumbraré…”
Arbolito, La costumbre


Las fantasías del mundo pacífico, de prosperidad y de igualación de oportunidades vendido por los promotores del proceso de globalización, vuelve a hacerse añicos y perder la máscara a partir de ésta nueva crisis del capitalismo, que seguramente volverá a plantear cambios, adaptaciones y ningún reparo de su salvajismo para preservarse como modo de producción dominante.

Si algo ha demostrado el capitalismo a lo largo de su historia es su capacidad de adaptarse y mutar para garantizar los procesos de acumulación de capital y evitar en definitiva su propia destrucción como consecuencia de sus propias contradicciones.

Pero hay algo que no ha podido disimular por más estados de bienestar, por más gobiernos conciliadores de clases, por más aparatos que quieran esconder las contradicciones y conflictos sociales con las migajas del festín, por más discursos hipócritas sobre la distribución del ingreso…. Tampoco la vertiente neoliberal, orgullosa del salvajismo de un mundo deliberado al vaivén de la libre iniciativa del capital, con su globalización a servicio del enchastre de clases con el que la mentira del consumo masivo de baratijas juega a la igualdad social; como así tampoco la preeminencia de los grupos económicos por sobre cualquier ámbito de decisión política..

Ninguno de estos elementos de construcción del orden social, ha podido esconder la verdadera naturaleza de esta sociedad claramente dividida en propietarios de la riqueza y productores de la riqueza.

Los productores de la riqueza del mundo, alzamos nuevamente la voz este 1º de Mayo, comprendiéndonos como la base fundamental de ésta sociedad ante la cual debemos seguir rebelándonos, y comprendiendo que la única manera de terminar con la clase parasitaria que se apropia de la riqueza que producimos, es la lucha abierta y revolucionaria que termine dando paso a la construcción del socialismo, libertario para la clase trabajadora y para todos los hombres y mujeres que anhelan el deseo de justicia y libertad.

En la actual coyuntura de crisis de acumulación del sistema capitalista los trabajadores debemos pensar y repensar activamente las distintas estrategias para no solo evitar que la crisis la paguemos nosotros, sino en avanzar en la construcción de un nuevo orden social que permita recuperar la riqueza enajenada.

La tierra a quien la trabaje, las fábricas a sus trabajadores.
Le patrón a besoin de toi, tu n'as pas besoin de lui (escrito anónimo en un paredón de Francia, mayo 1968: "El patrón te necesita, tú no necesitas al patrón").