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viernes, 17 de octubre de 2008

Continúa desaparecido Beto Apablaza

Afiche confeccionado por un periodista de Trelew para la búsqueda de Beto Apablaza

(fuente PuertaE)
A Beto lo “silenciaron”

Según denunció uno de sus hermanos en el destacamento policial de Epuyén, Beto Apablaza falta de su hogar desde el 25 de septiembre pasado. El 4 de octubre el Ministerio Público Fiscal de Esquel abre actuaciones, indicándose que Beto “es un hombre que reside solo en su vivienda de Epuyén, y se gana la vida como leñador”. Se dispone de inmediato el inicio de la búsqueda, la que está en manos de Defensa Civil, Bomberos y policía, además de una serie de pesquisas que permitan arrojar datos sobre el paradero de Apablaza.

A 21 días de la desaparición de Beto, extraoficialmente la fiscalía dice que “en realidad no se está investigando aún, es decir, sí se tomó intervención y se está al tanto de la búsqueda, pero hasta ahora no hay indicio de un delito con lo cual el eje del trabajo está en policía que pidió colaboración de defensa civil, bomberos y de la Fiscalía”.

Salvando las distancias y los hechos ocurridos, Beto tal como Julio López, debía presentarse el miércoles 15 de octubre en el juzgado de Esquel, ya que estaba citado como testigo en el juicio por la venta del campo de la familia. Sus vecinos y familiares coinciden en decir que a Beto “lo silenciaron”.

No es el primero que "desaparece" en su familia

Beto y sus cuatro hermanos, debieron desde chiquitos familiarizarse con este tipo de situaciones.

Hace muchos años su madre también estuvo desaparecida, fue intensamente buscada, y finalmente apareció asesinada en el río Epuyén.

Según se dice pagó con su vida una infidelidad matrimonial, nada se supo de sus verdugos, y nunca se pudo hallar un culpable.

Su padre Don Alfredo “Pocholo” Apablaza, con el devenir de los años se casó con Luisa Nahuelcheo y tubieron una hija propia. Luisa por su lado tenía a Adria, una hija que había criado como madre soltera, y que con los años se había independizado y vivía en Puerto Madryn.

Don Alfredo y Luisa hacían una vida de campo, fuera del sistema, con una fuerte capacidad de supervivencia, y con pocas comodidades (sin luz, agua potable ni caminos de acceso en buen estado).

A pesar de las condiciones de extrema pobreza en las que pasaban sus días, el aislamiento, la lejanía con centros urbanos, y la necesidad de dinero, jamás pensaron, mostraron o manifestaron voluntad de vender el campo que los cobijaba, un total de 60 ha titularizadas y un derecho de explotación forestal cedidas por Bosques de 129 ha, en inmediaciones del mismo Parque Provincial Cerro Pirque.

Todas laderas cubiertas con bosque nativo donde sobresalen altos y longevos ejemplares de cipreses, y donde todavía habita el huemul, un ciervo autóctono protegido por ley nacional bajo la categoría de Monumento Natural.

La chacra tiene además un importante recorrido del río Epuyén, y es uno de los ingresos a uno de los sitios más bellos, aún inexplorados por el turismo masivo, como lo es “La Garganta”, un estrechamiento o angostura del río que crea una situación de inusual belleza paisajística.


La confianza mata al hombre

Don Alfredo había sufrido una hemipléjia producto de un ataque de presión, y no sólo presentaba serios problemas de salud, sino carencias de todo tipo, ya que sólo cobraba un subsidio del gobierno de $200. Se encontraba casi en total estado de indefensión, disminuido en sus capacidades físicas y mentales, le costaba expresarse, tomar decisiones, apenas hablaba, y no entendía cuestiones complejas.

Con la excusa de ayudar a su madre y a su padrastro, Adria junto a su concubino Luis Alberto “Chino” Benítez, de a poco empezaron a hacerse cargo de la situación, llegando a satisfacerles las necesidades básicas, para luego incluso trasladarlos a ambos a vivir a Puerto Madryn. Con Alfredo enfermo y bajo una situación de extrema necesidad, Adria y Benítez fueron los Mesías de los Apablaza, generando en ellos una lógica situación de confianza.

En el 2005 Adria le insiste a su madre de las ventajas de que le hagan un poder de administración del campo a su favor, a lo que Luisa contesta “que no había nada que administrar”. No alcanzaron los pretextos y las excusas de una madre, finalmente el poder fue firmado por ante testigos en escribano público. Luisa no entendía muy bien para qué era “eso”, llegando a decir incluso que “si yo no entendí lo que mi hija me hacía firmar, menos podía mi marido entender”.

El final de la historia no es nada feliz: Adria decide por cuenta propia vender el campo a su concubino Benítez, por una suma cercana a los $150.000, y en septiembre del año 2007, como apoderada reclama urgente posesión e intima a la familia Apablaza a desalojar el territorio.

Ni Don Alfredo ni Luisa cobraron dinero alguno, y producto de estas vicisitudes vividas, Don Apablaza de 72 años fallece el 2 de diciembre de 2007. Quedaban atrás las denuncias penales que ya se habían realizado con patrocinio letrado, y por delante el juicio que comenzó el 15 de octubre y que actualmente se está llevando a cabo en Esquel. Se argumenta entre otras cosas, que las tierras en cuestión no pueden ser vendidas ya que están bajo régimen indígena.

Beto desconfiaba de todo

Beto olfateaba que algo andaba mal. No sólo reclamaba en su momento y continuamente porque no traían a su papá de Puerto Madryn, sino que era además el que ahora se encargaba de empujar la causa, apurar al abogado por el tema juicio, iba y venía, tenía grabada en la memoria la fecha en que debía presentarse en Esquel. Su celular estaba en su casa. Su perro todavía cuida el lugar.

Los últimos días en que fue visto con vida, estuvo tratando de cobrar un dinero de una madera que había entregado a un aserradero de El Hoyo. Según testimonios necesitaba esa plata para comprarse ropa nueva para ir a la audiencia del 15.
“Beto tenía todas las cosas en claro, y siempre desconfiaba de todo. Queremos que aparezca con vida”, reclaman sus vecinos.

Varias son las hipótesis que se manejan en la calle, la principal es la que tiene que ver con las tierras, pero el gobierno aún no ha mostrado voluntad de búsqueda. Puede o no estar vinculada, pero llama la atención que se haya esfumado de la faz de la tierra tan cerca de la audiencia en la que debía comparecer como testigo.

No es la primera persona que es asesinada o desaparece en el noroeste del Chubut vinculada al tema de tierras. Este es un tema social, y la población y las municipalidades deben intervenir activamente para que estos casos se esclarezcan. Un desaparecido es una persona que está en peligro. Como sociedad debemos estar preparados a afrontar hechos como estos y salir rápidamente de la inercia de pensar “pudo haberse ido por su cuenta”, “escapado con una novia” o que esté “encanutado” por allí.

El dolor y la falta de respuestas hacen lo suyo. Estos sencillos y humildes paisanos de la cordillera debieron aprender a usar celulares y a escribir mensajes de textos, y a su modo expresan lo que sienten. Transcribimos textualmente lo que han dejado en estos días como testimonio de lo que llevan en el corazón, un castellano que no necesita traducción y debe ser leído con los ojos del alma: “abese el dolor nodeja mirar lejo ni da tiempo de pensar en ese momento es todo como una sombra lo unico que seacuerda uno es su ninies olo queapasado”

El pedido urgente

Debido a las condiciones de aislamiento en la que se encuentran todavía la mayoría de los pobladores del noroeste del Chubut, y haciendo constar los innumerables casos de asesinatos por tema tierras, todos impunes; aprietes, torturas, vejaciones, asesinatos y desapariciones forzadas por parte de la propia policía; todos hechos aberrantes documentados por el Fiscal Luchelli en el año 2003, y complicidad necesaria con la justicia, es que rogamos encarecidamente la distribución masiva de esta información, como así también presionar al propio gobierno del Chubut de Mario Das Neves, para el pronto esclarecimiento de la desaparición de Beto.

Toda ayuda sirve: Prender velas, hacer oración, dar contención, hacer llegar dinero a la familia, movilizar, pedir. Lo que no podemos es ser indiferentes. Nunca sabremos si habremos “hecho lo suficiente”, pero lo importante es reaccionar, hacer todo lo que esté a nuestro alcance. Creemos profundamente que no se puede estar ajeno al dolor humano. Cualquier pequeña acción produce cambios profundos, a todo nivel. Todos nos beneficiamos, el que da y el que recibe. Todos aprendemos. Todos nos necesitamos. Si alguien no está, si falta a la mesa, nos caemos, no somos nada.

Familiares y amigos de Beto Apablaza