Envíenos su nota, opinión o información al correo: delpueblo.prensa@gmail.com

domingo, 24 de mayo de 2009

EDITORIAL

Todo régimen político necesita reivindicar su pasado. Construirlo. A su imagen y semejanza seleccionando aquello que permite darle su razón de ser contribuyendo al mito, y eliminando aquello que no contribuye a la construcción de la hegemonía. Esa hegemonía a la que el pensador italiano Antonio Gramsci se refería para ilustrar la manera en que ese pensamiento, esa construcción social dominante se transforma en consensuada y aceptada como válida por todas las clases sociales.
El proceso revolucionario de Mayo de 1810, no queda exento de esta situación, como así tampoco lo quedan los distintos movimientos independentistas de España en América Latina. Nuestras burguesías nacionales no pueden esconder en estas instancias el origen revolucionario de sus nuevos regímenes, más allá de transformarse en contrarrevolucionarias al momento de tomar el poder.
De eso se han tratado los procesos revolucionarios del siglo XIX en América Latina, en donde dos conflictos estuvieron claramente presentes en uno solo: un proceso revolucionario que incluía a la incipiente burguesía criolla dueña de algunos medios de producción, vs los representantes españoles, que no solamente como en Europa respondían a las formas monárquicas de gobierno negando el poder político a cualquier otra clase social, sino que tampoco permitían el libre desenvolvimiento del capital para las acumulaciones de dinero por venir. Por otro lado, la multiplicidad de actores sociales pertenecientes a las clases desposeídas y explotadas, cuya lucha no era por el poder político y la liberalización del mercado, sino por la propia libertad: esclavos, indígenas, mestizos y mulatos. La clase productora de las riquezas cuya liberación implica la democratización y socialización de los medios de producción.
A un año del tan anunciado bicentenario de la Revolución, todavía luchamos herederos de una misma lucha, por aquella revolución inconclusa que dio el poder político a las burguesías nacionales, que construyeron sus regímenes a su imagen y semejanza, y al ritmo de su inserción en el sistema capitalista mundial. Todavía luchamos por la verdadera liberación de nuestros pueblos de todo yugo externo e interno. Todavía entendemos como los cubanos que las revoluciones inconclusas hay que terminarlas. Todavía comprendemos que la liberación de nuestros pueblos solo podrá darse con la eliminación de la propiedad privada y el capitalismo que la sostiene.
Las revoluciones burguesas nos muestran el inevitable camino de la revolución para la construcción social de un nuevo orden, pero no podemos festejar una revolución política ajena. Es nuestro deber culminar con aquello que la burguesía cortó: nuestra revolución de los pobres para los pobres, nuestra revolución de los trabajadores para los trabajadores.

Arriba los que Luchan

A 40 AÑOS DEL ROSARIAZO

El Bolsón (ANPP).- La Agencia de Noticias Red Acción elaboró un infome sobre El Rosariazo, aquí colgamos una introducción y podés verlo competo en esta dirección http://www.anred.org/article.php3?id_article=2998

En mayo de 1969 la ciudad de Rosario explotó. Estudiantes y trabajadores manifestaron su repudio contra sucesivos hechos represivos y una marcada política patronal que perjudicaba al obrero en todo el país. Llevaron su solidaridad como bandera y la represión del gobierno de Juan Carlos Onganía cayó sobre ellos. Pero en esos días ya se había gestado el gérmen de la rebelión que pronto daría el fruto del Cordobazo y la caída de la dictadura.

MARIANO MORENO: LA REVOLUCIÓN QUE NO FUE

El Bolsón (ANPP).-“Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía" Mariano moreno

Mariano Moreno: La otra cara de la Revolución de Mayo

Moreno no protagonizó la Semana de Mayo sino hasta que el 25 de Mayo de 1810 asumió las Secretarías de Guerra y Gobierno de La Primera Junta.A mediados de 1805 es nombrado Relator de Audiencia y asesor del Cabildo de Buenos Aires. Por aquellos años, Mariano Moreno escribiría: “Yo he visto llorar muchos hombres por la infamia con que se les entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la tarde del 27 de junio de 1806, vi entrar a 1560 hombres ingleses, que apoderados de mi patria se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de la ciudad”. Era el tiempo de las invasiones inglesas. Estos hechos produjeron la conformación de dos grandes grupos: por un lado, los comerciantes monopolistas españoles, que buscaban mantener su privilegio de ser los únicos autorizados a importar y comercializar productos extranjeros; productos que eran realmente caros. Por otro lado, los ganaderos exportadores que buscaban comercializar directa y libremente con Inglaterra y con otros países que eran los clientes más importantes y los proveedores de esta región.La situación del virreinato se complicaba. El comercio se había paralizado a causa de la invasión francesa a España por parte de las tropas de Napoleón, lo que provocaba una gran disminución en las rentas aduaneras, por entonces, la principal fuente de recursos del virreinato. Moreno apoyaría la posición tomada por el nuevo virrey de aprobar el libre comercio y acabar con el monopolio español. “Sea que sigan dependiendo de España o que formen gobiernos independientes, lo cierto es que los sudamericanos, en este momento, abren los brazos a Inglaterra: es indiferente en qué forma buscan nuestra ayuda, siempre que el incremento de los negocios y el nuevo mercado que nos ofrecen para la venta de nuestras manufacturas compense nuestra protección” Así definiría la situación político- económica, un memorándum del Foreign Office en 1809.La Revolución Nacional que se desataba en España se transforma en revolución democrática cuando el pueblo adquiere protagonismo avanzando contra las prerrogativas de la Iglesia, la nobleza y el rey, es decir, contra el absolutismo. En América la reacción se ve reflejada en una sucesión de movimientos insurreccionales por el continente entre 1809 y 1811, desplazando a la burguesía absolutista que ya había caído en España y organizando Juntas populares. Lo que caracterizará estas revoluciones americanas, será el acompañamiento de la revolución española y la confianza de los revolucionarios en que Fernando VII (el rey cautivo), constituiría la reforma en la península y sus provincias americanas. No existía cuestión nacional en el continente americano. No había invasión extranjera, ni tampoco una nacionalidad oprimida. Inclusive, el mayor organismo político español, consideraba a estas tierras como extensión del territorio de España. En 1810, la cuestión nacional no podía resolverse en nombre de una supuesta raza india pura, sino como mestiza. Y la cuestión central residía en una reivindicación democrática general contra la opresión absolutista, es decir, el pueblo hispanoamericano contra los monarcas reaccionarios que imponían sus leyes y sus representantes, que los oprimían económica, social y políticamente. Carlos A. Villanueva dirá: “…no fue la Revolución, en el primer acto, un movimiento de emancipación, sino de autonomía, para no caer bajo el dominio de los franceses, siguiendo el ejemplo de las provincias españolas. La emancipación la fijaron los sucesos”.En el movimiento antiabsolutista del 25 de Mayo de 1810 confluyeron diversos sectores sociales. Por un lado, el morenismo, expresión de un liberalismo revolucionario, democrático e hispanoamericano, dispuesto a llevar el proceso hasta sus últimas consecuencias, a través de expropiaciones y fusilamientos, según la propuesta del Plan de Operaciones. Por otro lado, el “partido de los tenderos”, representativo de los intereses de los comerciantes porteños, cuyo liberalismo era meramente económico y cuyo probritanismo deviene en separatismo y antihispanoamericanismo. Finalmente, el “saavedrismo”, ala moderada del proceso, que puede ser identificado como un liberalismo conservador, con tendencia a pactar con los comerciantes, entendiendo que su enemigo es el jacobinismo de Moreno y sus compañeros. Durante los primeros meses Moreno, Castelli y Belgrano, como así mismo French, Beruti, Donado, Dupuy, entre otros impulsaron el proceso transformador. Este consistía en la elevación del indio, el aniquilamiento de la reacción absolutista con ejecuciones y destierros, y los primeros pasos para vigorizar la economía y el armamento de la revolución. Sin embargo, el proceso en España se torna vacilante con predominio de los liberales moderados y desde la Junta Central de Sevilla se niegan a aceptar la Junta de Buenos Aires. En este contexto, Moreno esbozará por primera vez en noviembre de 1810, un planteo en el cual se insinúa la posibilidad de la independencia. Para ser consecuentes con la revolución democrática, los criollos comienzan a reflexionar acerca de la posibilidad de conjugarla con una revolución nacional y crear un camino propio.La Revolución de Mayo carecía de un plan de gobierno que orientara el rumbo de su actividad futura en aquellas cuestiones que se consideraban de mayor importancia. Por esta razón se le encomienda a Moreno, de manera secreta, que redacte un Plan de Operaciones a seguir por la nueva junta de gobierno. No obstante este Plan nunca llega a concretarse debido al pronto asesinato de su autor y a su “misterioso” extravío. Esta obra suscitó posteriormente grandes debates entre los historiadores, ya que representa una versión diferente de lo que comúnmente se conoce y se difunde acerca de la Revolución de Mayo. Puigross deja claro esto al decir: “Hablemos con franqueza: lo que importa a los impugnadores del Plan no es que sea legítimo o apócrifo, sino desconectarlo de la Revolución de Mayo, apartarlo de Moreno”.Moreno recupera las ideas de la Revolución Francesa, más precisamente las de J.J. Rousseau y las intenta volcar al contexto americano de su época. Es el primero en traducir el Contrato Social (de dicho autor) al español para difundirlo por todo el continente. En el prólogo que él mismo escribe dice: “si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada uno no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir jamás la tiranía”. En su Plan de Operaciones Revolucionarias, Moreno, insiste en adoptar medidas ejemplificadoras contra los enemigos de la causa nacional. Para reafirmar y justificar su posición recordaba las múltiples muestras de severidad que los españoles dieron durante su dominio: “... tendamos la vista a nuestros tiempos pasados y veremos que tres millones de habitantes que la América del Sur abriga en sus entrañas han sido manejados y subyugados sin más fuerza que la del rigor y capricho de unos pocos hombres...”.Moreno es uno de los primeros miembros de la junta en hablar de la Independencia de América, situación que generaba descontento entre los saavedristas. Defendía la construcción de una gran nación -toda la América Española, desde el sur del río Mississippi hasta el Cabo de Hornos, con la inclusión de Brasil, previa revolución por levantamiento de sus esclavos y sus revolucionarios americanistas. Paralelamente propiciaba la eliminación de todas las formas de esclavización de los indígenas, tales como la Encomienda, la Mita, y los Obrajes, devolviéndoles sus derechos y tierras.En lo económico, defendía el proteccionismo, la expropiación de los intereses españoles y realistas y el desarrollo de un proceso incipientemente industrial. Planteaba la necesidad de que ciertas industrias pertenecieran al Estado y la nacionalización de las minas. El Plan proponía la igualdad total, partiendo de la base real material de dicha igualdad: en una sociedad agraria, como era entonces Sur América, la única igualdad se basaba en el acceso democrático e igualitario en la distribución de la tierra para todos los ciudadanos como así también en la eliminación de la propiedad privada como generadora de la desigualdad social.La historia oficial se ha encargado de mostrar a Moreno como un personaje que escondía detrás de su proyecto de liberación, una inclinación hacia la defensa de los intereses británicos en el Río de la Plata, una defensa de la violencia extrema y del unitarismo entre otras cosas. De esta forma se lo relegó a ocupar un papel secundario dentro de los hechos ocurridos durando mayo de 1810 y se subestimo su rol dentro de la misma. No obstante la obra y la práctica de Moreno resultan altamente innovadoras y precursoras, trazando una línea de acción y pensamiento para muchos de los movimientos políticos, tanto nacionales como latinoamericanos, que lo precedieron. Moreno fue un verdadero Revolucionario. Uno de los primeros en levantar las banderas morenistas, en cuanto a sus aspectos económicos, fue José de San Martín que aplica el proteccionismo y la industrialización en la región de Cuyo. Posteriormente los federales doctrinarios como Felipe Varela y Manuel Dorrego entre otros; y luego el yrigoyenismo, el socialismo e incluso el peronismo retomarán sus ideas de unidad latinoamericana para plasmarlas en sus proyectos políticos.


Fuente: revista de frente

MÁS HOMENAJES PARA BENEDETTI

Por Gonzalo BesteiroEse tipo
Ese tipo tan sencillo, que alguna vez osó, decir lo mismo que otros, de una forma tan sencilla. Ese tipo me robó. Las palabras; no me las dio, ni me las prestó, no me llenó de ternura, ni de nostalgia; simplemente me robó.Quizás es que llegué tarde, medio siglo tarde y fue el tiempo que me arrebató, con burlona mueca, la gracia, el don, las palabras.Si, eso. La nostalgia, el amor, la belleza, la paz, la lucha, la soledad, el destierro, el entierro; quizás, el viejo, me jugó sucio.Con la voz cascada y las arrugas de ternura. Y hoy no puedo decirte, lo que te quiero mujer, sin palabras trilladas, sin lugares comunes, lo que me hierve la sangre sin repetir lo que él ya dijo antes; ni cantar mi soledad (aquí lejos), sin que me acusen de plagio.
Una vez me contó Aute (te entiendo Luis, cuánto te entiendo), que Lennon le robó, sin preguntarle, la Imagine que alguna vez hubiera querido escribir, y que jamás escribirá.Y viene este tipo tan campante, con su armadura de caballero errante, su hidalguía portentosa, su lucidez inusitada, a robarme a mí, ¡justo a mí!, por la noche y a oscuras.Mis poemas de amor, son más de desamor que alguna otra cosa, y mis tratos tan falsarios, ni oficina para escribirte tengo, así, solo mientras tanto.
Aquí lejos, en mi cuarto, ese otro que escribe por mí (y le dicen que sea otro, que tiene notables condiciones para serlo), no tiene prójimos a quién prologar, ni un Serrat que le ponga música, y ninguna Luz se apaga de ternura, se derrite de desconsuelo, se empalaga de alegría.
No fue Neruda, ni Machado. No fue Cortazar ni García Márquez. No fue Hernández, ni Gelman, ni Sabina, ni Le Pera. Ni Galeano, ni Poe, ni Silvio ni Soriano, ni Walsh ni Saramago.No fue ninguno de ellos (bien podrían haber sido), fue un tal Mario, el que me robó hace tiempo, y recién ahora es que me vengo a dar cuenta.Ese tipo me sacó de la boca las palabras, con la tinta de mi pluma desparramó versos por doquier, cantó mis esperanzas, se soñó mis noches, se tomo mi vino, besó a mis mujeres, cruzó mi río, se exilió en este cuarto mío (lleno de mi país), se fumó mi tabaco, se tomó mi ron, se plateó mis lunas, se encabronó mis cabronadas, se cebó mis mates.
Ese tipo escribió lo que un día pudiera (o podría, qué más da) haber escrito, y nunca escribí(ré). Pudiera (o podría), pero mi prójimo próximo, mi otherness que es tan mío como suyo (y viceversa) no quiere levantarse de la cama. Lo escucho blasfemar, por un tal Benedetti. Dice que le robó algo, que se lo devuelva, que no es suyo.
Yo también me arrastro Mario, con este pulso tristón, rutinario, desangelado, que es lo único que me quedó, después de que te robaste mis noches, por la espalda.Más acá, o más allá, te espero, lo espero (te espera) para saldar cuentas, como dos caballeros, en bravísimo duelo a muerte, con revólver en mano, y un verso en la cartuchera.
Y mientras tanto, sólo mientras tanto, (maldito Benedetti), y aún así, bendito (bendito) Benedetti, no te me mueras, nunca de los jamases. O aun así, morite cuando quieras, en paz; total, hay algunos que dicen (que hay algunos que dicen) que hay tipos (algunos tipos), que no se mueren nunca.

publicado por la RedEco