ELM: Carlos, nos podes contar sobre la campaña campaña “NO al trigo transgénico en Argentina ¡No se metan con nuestro pan!”.
Carlos Vicente: Se trata de una de
estas trampas con las que nos viene persiguiendo el agronegocio. En este
caso con un trigo transgénico que tiene un gen de resistencia a las
sequías, supuestamente para ser sembrado en zonas de poca lluvia. Fue
desarrollado por una investigadora argentina, en la Universidad Nacional
del Litoral. Hace años se viene vendiendo la posibilidad de desarrollar
trasgénicos “nacionales y populares”, lo llamaríamos en la época del
kirchnerismo. Esto es absolutamente tramposo porque si bien el
desarrollo viene de una Universidad Nacional, la comercialización se ha
acordado con corporaciones, es la única manera en la que pueden salir al
mercado. Este gen de resistencia a la sequía tiene en el trigo otra
modificación genética, que es la resistencia a un herbicida muy tóxico
que es el glufosinato de amonio. Por lo tanto el uso, el cultivo de este
trigo trae implicado la utilización de grandes cantidades de
glifosinato de amonio para su cultivo. Eso va a afectar y a seguir
afectando los territorios de los pueblos fumigados, pero también estará
presente en el trigo y en nuestro pan. Por eso la campaña fue llamada
“no se metan con nuestro pan”. Para los argentinos, en el cono sur y en
el mundo, el pan tiene una importancia fundamental. El trigo que lo
produce ha sido siempre cuidado. En el mundo no hay ningún trigo
transgénico que se cultive. Cuando Monsanto en el 2004 quiso introducir
el trigo transgénico resistente al glifosato, los comercializadores de
trigo y harina dijeron que no querían eso. Argentina una vez más
pretende ser una triste pionera en el mundo cultivando este trigo
transgénico, en un proceso que es dramático porque hay resistencias aún
desde los grandes productores. El mismo Secretario de Agricultura se
niega a que se cultive el trigo transgénico porque esto va a afectar
nuestros mercados. Brasil no quiere comprar trigo transgénico. Tanto
Bioceres, que es la empresa que lo comercializa, donde está Gustavo
Grobocopatel, como el “Ministro Transgénico” de Ciencia y Tecnología,
Barañao, están haciendo una fuerte presión para que se apruebe. Desde la
sociedad le decimos no, pero no solamente a este trigo, sino a todos
los transgénicos. En este momento estamos haciendo una campaña que se
llama “Agrocultura” para que no se apruebe. Estamos juntando firmas. Ya
tenemos más de 1200.