El Bolsón (ANPP).-
En el día internacional de los y las trabajadores y trabajadores,
vale la pena siempre, hacer un poco de historia, ¿por qué?. Porque
año a año desde múltiples ámbitos: escuelas, medios de
comunicación, incluso sindicatos, no se habla, se invisibiliza esta
historia que deberíamos recordar siempre, porque de ella surge el
germen de la lucha por la dignidad de los trabajadores.
No
es lo mismo decir, “el día del trabajo”, no es menor este
vaciado de contenido que hizo el capitalismo de este día de lucha.
No es un día de “la fiesta del trabajo”, aunque los
trabajadores nos encontremos a festejar y a marchar . Es un día de
lucha. Alrededor del mundo, se realizan multitudinarias marchas,
mitines, actos. Todos los trabajadores del mundo unidos en este día,
en las calles, no sólo recordando a aquellos mártires de Chicago,
sino hablando de los problemas actuales. Ese es el verdadero sentido
del día del trabajador, saberse una clase o un sector de la sociedad
explotado por otro, pero también entender que uniéndonos es
como podemos disputarle lo que nos es propio a los explotadores.
Corrían los últimos años del 1800, la situación de los
trabajadores de fábricas en ese momento, era cercana a la
esclavitud. En ese momento se trabajaban jornadas de 14 a 18 hs por
salarios indignos, no había límite, no había tiempo para el
descanso, para los hijos, la familia, actividades recreativas.
Tampoco se vivía dignamente: familias hacinadas, escasez de
comida, pocos accedían a la salud y a la educación.
En 1886 en
Chicago, EEUU, durante las revueltas obreras que se venían
sucediendo por las 8 horas de trabajo suceden hechos que marcarán de
por vida a los trabajadores. En Hymarket (mercado del heno), mientras
se realizaba una protesta, es arrojada una bomba hacia donde estaban
un grupo policías y mueren algunos de ellos.
Acusan a los
obreros anarquistas de poner esta bomba. Detienen a 8 acusándolos de
este hecho.
Nunca se comprobó quienes fueron los autores
reales de la explosión, pero sí, después de un juicio fraudulento,
condenaron a 5 de ellos a la horca. Otros dos de ellos solicitaron el
perdón al gobierno de Illinois y conmutaron su pena a prisión
perpetua.
Sus nombres fueron: Michael Schwab, Louis Lingg,
Adolph Fischer, Samuel Fielden, Albert R. Parsons, Hessois Auguste
Spies, Oscar Neebe y George Engel.
Las palabras de los condenados, nos recuerdan valores hoy en día
tan vigentes para los trabajadores, y a la vez tan vapuleados y
olvidados. También nos muestra por qué los mataron. Los mataron por
sus ideas, por el movimiento que venían gestando.
George Engel: "¿En qué consiste mi crimen? En que he
trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea
imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la
degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres
para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de
ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes
están en oposición con las de la naturaleza, y mediante ellas
robáis a las masas el derecho a la vida, la libertad, el bienestar"1
O parte del discurso de Auguste Spies ante los jueces: “
Este veredicto lanzado contra nosotros es el anatema de las clases
ricas sobre sus expoliadas víctimas, el inmenso ejército de los
asalariados. Pero si creéis que ahorcándonos podéis contener el
movimiento obrero, ese movimiento constante en que se agitan millones
de hombres que viven en la miseria, los esclavos del salario; si
esperáis salvación y lo creéis, ¡ahorcadnos ...! Aquí os halláis
sobre un volcán, y allá y acullá y debajo y al lado y en todas
partes fermenta la Revolución. Es un fuego subterráneo que todo lo
mina. Vosotros no podéis entender esto. No créis en las artes
diabólicas como nuestros antecesores, pero creéis en las
conspiraciones, creéis que todo esto es la obra de los
conspiradores. Os asemejáis al niño que busca su imagen detrás del
espejo. Lo que veis en nuestro movimiento, lo que os asusta, es el
reflejo de vuestra maligna conciencia. ¿Queréis destruir a los
agitadores? Pues aniquilad a los patronos que amasan sus fortunas con
el trabajo de los obreros, acabad con los terratenientes que
amontonan sus tesoros con las rentas que arrancan a los miserables y
escuálidos labradores, suprimid las máquinas que revolucionan la
industria y la agricultura, que multiplican la producción, arruinan
al productor y enriquecen a las naciones; mientras el creador de
todas esas cosas ande en medio, mientras el Estado prevalezca, el
hambre será el suplicio social. Suprimid el ferrocarril, el
telégrafo, el teléfono, la navegación y el vapor, suprimíos
vosotros mismos, porque excitáis el espíritu revolucionario ..”2
En 1889, se proclama en París, el 1° de Mayo, como el “Día
Internacional de los trabajadores”, una jornada que deberá ser de
lucha y recuerdo de sus compañeros, de aquellos "mártires de
Chicago".
Lxs trabajadorxs hoy en Argentina:
Hoy, en
Argentina 2016 este día nos encuentra ante un nuevo gobierno, que ha
arremetido contra los trabajadores desde el mes de diciembre en el
que asumió. Cientos de miles de despidos en el sector público
y en el privado, suspensiones, achicamientos, por falta de trabajo.
Un gobierno para y por los ricos, avanzando con medidas que hacen
añicos los bolsillos de los trabajadores.
Más allá de lo que
nos provocan los tibios discursos, más allá de que desacordamos con
muchas de los dirigentes que estuvieron en la multitudinaria
movilización del Viernes 29/04 en Buenos Aires, quien estuvo en la
calle es el pueblo. El pueblo trabajador, que le quiere poner un
límite a los despidos, a la angustia, al desánimo de salir a la
calle.
Ojalá sea el principio de poder poner un límite
claro a este gobierno.
Hasta el momento, la oleada de medidas
antipopulares, no había movilizado más que a ATE, quien sufrió la
mayor cantidad de despidos y algún que otro gremio.
Marcharon
todos y todas y eso es lo importante, y no los burócratas sindicales
de siempre.
Se vislumbra una salida, un sentimiento de somos
muchos más cuando esto pasa. Habrá que ver en qué desembarca. Pero
siempre, apostar y aportar a que por allí está la salida. Codo a
codo entre hermanos/as y compañeras/os en la calle, en la lucha.