Por Marcelo Ramal.
El levantamiento de los efectivos de Prefectura y Gendarmería se ha incubado al interior del gabinete nacional, en medio de la lucha feroz entre la ministra Garré, por un lado, y el militar Sergio Berni, por el otro.Para la política de la “seguridad democrática”, lanzada por el gobierno hace dos años, Garré acudió a la Gendarmería y la Prefectura, como recurso de emergencia frente a la descomposición de la Federal y la Bonaerense. El escándalo del “Proyecto X” puso en crisis este armado y dejó a Garré en desgracia. Cristina Kirchner, entonces, alentó el ascenso político del militar Berni, que envió a la Gendarmería a Chubut contra los Dragones y a la Panamericana contra los desocupados, a quienes detuvo en Campo de Mayo.
La cuestión de las liquidaciones salariales de los prefectos ya se había filtrado en esta lucha al interior del gabinete de Seguridad. La crisis no es nueva: como ocurre con la policía, las fuerzas de la “seguridad democrática” componen su salario con una parte sustancial de adicionales e incentivos en negro, sujetos a la discrecionalidad de sus jefes. Según los medios, Garré anunció estos recortes hace dos meses, con la oposición de Berni. Ahora, la decisión de recortar esos adicionales hizo estallar la crisis. Según el gobierno, el decreto del gobierno fue aplicado “aviesamente”, para desatar el conflicto.