Buenos Aires (anred).-La lucha de los trabajadores de Colihue no es algo nuevo, se remonta al mes de septiembre cuando la patronal despidió a una trabajadora. Luego, el 12 de diciembre, despiden a otro empleado y el 22 de ese mes sumaban diez los despidos en la Editorial, ubicada en Díaz Vélez 5100, del barrio Parque Centenario de la Ciudad de Buenos Aires.
A pesar del reconocimiento de sus compañeros, desde el 14 de diciembre el delegado, Marcelo, tiene prohibida la entrada a su lugar de trabajo.
La editorial no contaba con representación gremial hasta que los trabajadores empezaron a organizarse en respuesta a las continuas irregularidades de pago y los maltratos por parte de la empresa. La votación del delegado se realizó el 19 de agosto y allí fue elegido por 33 votos a favor de un total de 34, y solo 3 personas no votaron.
Dentro de la editorial
Sectores propatronales y de trabajadores en reclamo de sus puestos de trabajo debieron convivir por 12 horas.
El dueño de la editorial, librerías e imprenta Colihue, Aurelio Benito Ramón Narvaja (uno de los fundadores de la organización kirchnerista Carta Abierta), tiene los derechos para editar e imprimir los manuales del Ministerio de Educación lo cuál, según expresaron los empleados, incrementó su patrimonio cuyo valor asciende a 6 millones de pesos.
La editorial, con custodia policial
Así tuvieron que hacerse paso los trabajadores para poder ingresar a la editorial.
Ante esta situación los trabajadores dijeron a ANRed que "es evidente que trabajo hay. Lo que deja en claro que los despidos se dieron por discriminación sindical y no por incapacidad de pago de salarios por parte de la patronal".
La lucha se sostiene
La patronal de Ediciones Colihue incumplió tres veces la conciliación obligatoria. El viernes pasado, tras una audiencia en el Ministerio de Trabajo, se dio una extensión de la conciliación vigente por 5 días hábiles. Es decir, el lunes los trabajadores debían volver al trabajo.
Sin embargo, el lunes al mediodía los 12 trabajadores despedidos quisieron cruzar la puerta junto a los demás trabajadores pero la patronal no quería permitir el ingreso, a pesar de la resolución ministerial.
Finalmente, los trabajadores pudieron ingresar, pero no sin resistencia de la patronal. Desde ese momento, una cortina metálica separó a los trabajadores de la calle y la regla de la patronal pasó a ser que si salían del recinto no iban a poder volver a ingresar. De este modo, quedaban encerrados en su lugar de trabajo.
Luego, se convocó a distintas organizaciones sociales y sindicales para que den el apoyo y para exigir una solución por parte de Narvaja que, luego de bajar la cortina, se retiró del lugar y volvió nueve horas más tarde.
En la espera de una resolución, dentro de la editorial convivían trabajadores y policías. Afuera del lugar había dos policías más y un patrullero.
El primer anuncio de que Narvaja estaba por llegar fue a las 18.30 horas. Pero la espera se expendió bastante tiempo. Mientras tanto, los trabajadores no tenían representación legal, ya que el abogado del sindicato decidió irse y no volver. Finalmente, pudo ingresar un abogado para asesorarlos.
Las organizaciones que se acercaron en solidaridad con los trabajadores cortaron la Avenida Díaz Vélez al 5100 y repartieron volantes informativos a los autos y personas que pasaban.
Narvaja finalmente se hizo presente a las 21. La negociación duró cerca de dos horas y no se llegó a ningún acuerdo. Los operarios comentaron a este medio que "Narvaja decía que estaba dispuesto a hacer todo lo que el Ministerio le ordene y a depositar las liquidaciones para todos los trabajadores despedidos, pero se mantuvo firme en no reincorporarnos".
Ante esta situación, los trabajadores que no tenían garantía sobre sus puestos de trabajo, decidieron quedarse dentro de la editorial hasta que el Ministerio de Trabajo se expida sobre el caso.
A las 23.00, permanecían dentro de la editorial siete trabajadores despedidos, siete trabajadores que apoyan a la patronal y dos policías. Afuera seguían los dos efectivos y el patrullero.
Las organizaciones afuera de la editorial organizaron un acampe en apoyo a los trabajadores y sus reclamos. No se descarta la posibilidad de un desalojo, y ante esto los trabajadores pidieron todo el apoyo posible.