Cuando hablamos de genocidio inmediatamente salta a nuestra mente y a nuestra memoria la gran cantidad de información, literatura y películas buenas o malas que ávidamente hemos corrido a ver, cuando nos dió el estómago y el coraje (cuando no el morbo) de ser testigos por un momento de la atrocidad sin límites tan propia de la condición humana. El Holocausto judío es sin duda un símbolo y un modelo frente al cual a todos se nos cae la mandíbula frente a la crueldad del verdugo y en alguna medida nos sentimos avergonzados, al menos por pertenecer a la misma especie capaz de generar tanto horror. Creo que en cada hombre y en cada mujer conviven en mayor o menor medida todos los aspectos de lo humano y desde allí nos afecta, tanto en la potencialidad de víctimas como de verdugos.
Pero ese holocausto no ha sido el mayor ni el más grave de la historia. Lo que sí tuvo y tiene es una enorme divulgación que ofrece una cara muy visible del asesino, que se resume en un señor petizo y de bigotito, con una voz aterradora, responsable de la muerte de 6.000.000 de personas entre judíos, homosexuales, gitanos, discapacitados, etc.etc. Tambien están los 20.000.000 a la cuenta de Stalin. Ni hablar de la huella europea de devastación, esclavitud y saqueo en Africa.
Los muertos por la conquista de América son 157.000.000 (ciento cincuenta y siete millones) según cita E. Galeano a partir de las crónicas de época, pertenecientes a múltiples etnias, unificadas por la omnipresente y sagrada palabra eclesiástica que justifica(ba?) la carnicería y los buenos negocios: no tienen alma.
Nunca ví que trascendiera alguna película sobre este genocidio. No tiene prensa. No tiene producción. No tiene Spilberg. No se trata de un genocidio digno de compasión. En el holocausto se trataba, al fin y al cabo, de gente blanca en general, europea, a veces bastante culta, rubia y rica. Pero la conquista de América no ha terminado, aun hay bastante por hacer, y al fin y al cabo se trata de unos indios brutos, vagos y borrachos; asistimos mudos, apesadumbrados en el mejor de los casos, a estos acontecimientos que suceden en nuestras propias narices que han perdido definitivamente el olfato o lo tienen atrofiado por la civilizción del desodorante. Es mejor oler a cualquier cosa antes que a humano.
Pero cuidado, porque tal como bien se le atribuye a Bertolt Brecht : "Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí".
Y otra más, esta sí de su puño y letra: "Señores, no estén tan contentos con la derrota [de Hitler]. Porque aunque el mundo se haya puesto de pie y haya detenido al Bastardo, la Puta que lo parió está caliente de nuevo". Y sigue caliente.
Si vimos La lista de Schindler, La caida, Los niños del Brasil, El pianista, o cualquier otra no será tan difícil esperar un momento a que baje de youtube este testimonio, uno más en la provincia de Neuquén, espejo de lo que sucede en Río Negro, Chubut, Chaco, Formosa, Catatamarca, Jujuy, Stgo del Estero.....
Este estado de violencia gestado desde el poder económico, la "justicia" y el estado neuquino en este caso, no es algo nuevo en nuestro pais, pero sí en estado de democracia. Son pruebas piloto. Con que funcionen dos o tres queda la puerta abierta.
Por Marcelo García Morillo
(*1) Notas:
a) Foto – Informe “Violación a los Derechos Ancestrales. Militarización - Criminalización - ImpunidadComunidad Mapuce Paicil Antreao Villa La Angostura – Neuquén”, elaborado por:
Werken del Lof Paichil Antreao: NAMUNCURA MUÑOZ VICTOR HUGO reveldvega@yahoo. com.ar tel: 0299-154672313 Weche Paichil Antreao: wekonapaichilantreao@yahoo.com.ar
y
b) “Es la China una oda al capitalismo? A las etapas del desarrollo de las sociedades planteadas por Carlitos (Marx)? Sin capitalismo no hay desarrollo? Se acerca (o comienza) el fin del imperio? EE.UU. y China Uno pierde, el otro gana” por James Petras, publicado en Rebelion.
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