Chubut, 14 de diciembre de 2012 (OPI 
Chubut) – El gobierno de Chubut se ha metido en un problema del 
que nadie o muy pocos le habían advertido. Solo la prensa libre y entre ella 
nos incluimos, hemos podido predecir las implicancias negativas que tenía en la 
ciudadanía una campaña tan abierta a favor de la megaminería, ocultando 
intencionalmente, las serias complicaciones que produce la actividad, 
constituyendo esa actitud, una suerte de complicidad institucional con las 
empresas o al menos con la política nacional de “minería a cualquier 
costo”.
Esta 
avanzada sin límites que emprendió Buzzi para instalar la megaminería en Chubut 
contó con varios elementos que, indudablemente, no fueron analizados en su 
plenitud o bien fueron sobreestimados. Entre estos elementos encontramos una 
fuerte cultura aniti-minera, nacida a la sombra de los andes en Esquel y 
derramada en el resto de la provincia, alcanzando las costas atlánticas en los 
últimos dos años, cuando la arremetida minera, arreció sobre la meseta central 
sin pausa.
Otro de 
estos puntos que no fueron tenidos en cuenta, fue la prensa libre. Aconsejado, 
el gobernador, que podría accionar sin problemas en función de la poca 
repercusión que tienen las críticas antiminera (como sucede en Santa Cruz, por 
apatía pública) descartó de plano cualquier opinión en contrario, sobre los 
daños ambientales y físicos de la megaminería y desplegó una fuerte campaña 
mediática (a través de los medios pagos) tratando de suplantar el mensaje “apocalíptico” 
por el de manual, que impone un reconocimiento a las bondades de la actividad, 
la mano de obra que otorga, el desarrollo que consigue para la región, los 
avances sociales que se proponen, sin decir nada sobre los aspectos negativos 
que oculta.
El 
creciente descontento social, las manifestaciones públicas de sectores 
chubutenses que se oponen a la minería, tuvo su máxima tensión el día que frente 
a la legislatura provincial, el gobierno de Martín Buzzi no tuvo mejor idea que 
pedirle a los integrantes de la UOCRA que le dieran una manito para desalojar a 
los manifestantes del “No 
a la Mina”. Heridos por la patota organizada de la construcción, que 
bajaron de colectivos y camionetas armados de palos y cadenas, varios llegaron 
al hospital con múltiples secuelas de la brutal golpiza, lo cual le indicaba a 
Buzzi, que la cuestión era mucho más compleja de lo que le habían hecho creer y 
que haber recurrido a las patotas como fuerza de choque, para no intervenir con 
la policía por los “costos políticos” que le acarrearía, fue el peor error que 
pudo cometer.
A partir de 
allí, en reunión política con sus más allegados colaboradores, el gobernador 
decidió “enfriar” la cuestión minera, previendo que el año 2013 se verá 
visiblemente afectado por este fenómeno de resistencia pública y por lo tanto, 
debilitará cualquier intento por realizar una campaña sin sobresaltos ni 
consecuencias negativas para los candidatos a las elecciones 
legislativas.
Esto también 
ha tenido su lado negativo para Buzzi, ya que las empresas comprometidas en los 
trabajos de cateos y exploración, que a su vez han puesto mucho dinero para 
cubrir el rojo contable de algunas comunas y para lograr “consenso social”, se 
ven contrariadas por la falta de manejo político que demostró el gobierno, 
quien, de acuerdo a las fuentes consultadas en el sector minero “se 
manejó con torpeza y demasiada soberbia, en una provincia que ya sabemos es muy 
resistente a la minería y más a la megaminería; eso parece que no lo evaluó 
Buzzi ni Di Pierro, que es un tipo que conoce muy bien de estas cosas”, 
aclaró nuestra fuente muy vinculada a una destacada empresa de 
servicios.
Un ejemplo 
de lo que decimos es que en Gastre la minera Argenta, cursó 
60 telegramas de despidos a personal contratado, por cuanto advierte 
que si bien el 2012 está perdido, en el 2013 no existe certeza de que puedan 
comenzar las labores de explotación, debido a las dudas políticas que se han 
generado en el gobierno, hecho que fue convalidado con el envío del Marco 
Regulatorio de Minería, al freezer de la legislatura.
Las mismas 
fuentes destacaron que el gobernador minimizó el papel de la prensa, 
interpretando que “son pocos” lo que se oponen al desarrollo minero y en la idea 
de que “el mensaje siempre es el mismo”. Sin embargo, en este punto, el análisis 
tiende a contradecir esta opinión de Buzzi, porque si bien los medios críticos a 
la actividad no somos tantos, la vinculación en red de los mismos y la 
inmediatez de las comunicaciones, hace que el mensaje se multiplique 
exponencialmente en la provincia y el mundo, logrando que otras voces se sumen y 
se universalicen las mismas y se conozcan los hechos de una manera más efectiva. 
Inversamente a lo que piensa Buzzi y el gobierno nacional, el mensaje oficial o 
pro-minero, suele ser el que más retardo sufre, porque es, en general, es 
rechazado por el lector libre, que busca en la información independiente un 
rasgo menos caracterizado con la impronta del interés corporativo que tienen los 
mensajes enviados, tanto desde los gobiernos, como desde las 
empresas.
Fuente: Agencia OPI 
Chubut
 

 
 
