LA ESTRATEGIA DE LA TERGIVERSACIÓN EXTREMA: "YO SÉ MEJOR QUE VOS QUIÉN SOS VOS".
Hablan de respeto a la libre expresión y procesan a comunicadorxs, cierran medios populares y secuestran equipos. 
Dicen democracia pero gobiernan con decretos, maniobras y presiones en diputados. 
Hablan de justicia y ponen jueces a dedo dispuestos a procesar e imputar a cualquier opositor. 
Hablan de bajar los impuestos y de lluvia de inversiones y suben los servicios, y llueven los despidos. 
Hablan de revolución de la alegría y hace mucho que no vemos al pueblo, a la gente tan preocupada. 
Hablan
 de trabajo digno e imponen una reforma laboral que deja a lxs 
trabajadorxs peor que en la esclavitud (dónde al menos el patrón 
aseguraba casa y comida).
Hablan de derechos 
humanos y reprimen, desaparecen y asesinan impunemente. Además hambrean,
 persiguen, eliminan derechos adquiridos.
Poco a 
poco empezamos a sentir lo que ellos están buscando, que pensemos que lo
 que sentimos, percibimos, es algo personal. Por los medios hegemónicos 
que dominan, muestran lo que nos venden y empieza a parecernos que es 
sólo a nosotrxs que no nos pasa esa alegría y bienestar que vemos en la 
pantalla. 
Han ido eliminando cada uno de los 
medios que proponían una mirada diferente. Ya casi lo logran totalmente.
 Quedamos los medios chicos, los populares, los comunitarios. Los que no
 se venden ni compran, esos a los que sólo pueden judicializar. Y para 
ello, ningún gran esfuerzo, "plantan" algún delito y arremeten con su 
poder policíaco y sus jueces corruptos, como con cada organización 
política, cultural o de pueblos originarios. Aniquilan el sentido común 
que no sea el que ellos están imponiendo. 
No se 
llama dictadura, porque no se ajusta a la definición en el hecho de que 
han llegado al gobierno en elecciones y que no han disuelto la división 
de poderes ( en las formas, porque en los hechos, sí). Y ahí nos tienen,
 pensándonos únicos frente a un panorama inabordable, sintiéndonos 
diferentes a lxs otrxs que luchan, divididos e ignorándonos. 
 Nos
 atacan por múltiples lados, para avanzar por el que descuidemos. Y lo 
cierto es que a medida que avanza la desesperanza, son más los frentes 
descuidados por el campo popular. Tenemos la sensación de haber perdido la mística de ser un pueblo que lucha. Esta percepción, debemos desandarla para poder 
recuperarla. Nuestro canto 
tiene sentido. Como el de Daniel Viglietti, y el de tantos y tantas que 
con su expresión nos muestran el camino. El camino de que un futuro 
diferente es posible. El camino de entender que la lucha no es un rato 
nada más. Que la lucha es una forma de vivir, y por eso hay que 
encontrarle la vuelta. Amar la lucha, amar en la lucha. Reírse de la 
lucha y reírse en la lucha. Volver a leer a Tosco, al Che, a Fidel, a 
Bertolina, a Chávez, a García Linera, a Luxemburgo... Volver a mirar los 
procesos de construcción popular, como los del MST de Brasil; el Frente 
Bolivariano de Colombia y Venezuela; el Encuentro Nacional de Mujeres de
 Argentina, el sindicalismo Colombiano; la gesta que llevo a Salvador 
Allende al gobierno en Chile; la resistencia y recuperación de los 
Pueblos Originarios de la Patagonia, pero también del norte; el inmenso 
proceso de surgimiento, enredamiento y fortalecimiento de los medios de 
comunicación populares...
Nos
 atacan por múltiples lados, para avanzar por el que descuidemos. Y lo 
cierto es que a medida que avanza la desesperanza, son más los frentes 
descuidados por el campo popular. Tenemos la sensación de haber perdido la mística de ser un pueblo que lucha. Esta percepción, debemos desandarla para poder 
recuperarla. Nuestro canto 
tiene sentido. Como el de Daniel Viglietti, y el de tantos y tantas que 
con su expresión nos muestran el camino. El camino de que un futuro 
diferente es posible. El camino de entender que la lucha no es un rato 
nada más. Que la lucha es una forma de vivir, y por eso hay que 
encontrarle la vuelta. Amar la lucha, amar en la lucha. Reírse de la 
lucha y reírse en la lucha. Volver a leer a Tosco, al Che, a Fidel, a 
Bertolina, a Chávez, a García Linera, a Luxemburgo... Volver a mirar los 
procesos de construcción popular, como los del MST de Brasil; el Frente 
Bolivariano de Colombia y Venezuela; el Encuentro Nacional de Mujeres de
 Argentina, el sindicalismo Colombiano; la gesta que llevo a Salvador 
Allende al gobierno en Chile; la resistencia y recuperación de los 
Pueblos Originarios de la Patagonia, pero también del norte; el inmenso 
proceso de surgimiento, enredamiento y fortalecimiento de los medios de 
comunicación populares... 
Ver una realidad que no 
contemple este caminar popular, es estar sumergiéndose en el caldo 
capitalista y su nueva receta de cocción lenta pero definitiva. El poder
 no lo tienen ellos, se lo estamos entregando. De cada unx depende, en 
cada acto. Priorizar cada día lo chiquito, lo familiar, lo personal, para recuperar
 esa acción colectiva que nos devuelve la confianza en el futuro mismo 
de la idea de humanidad.
 

 
 
