Machado afirmó tener "el 100% de las actas" y alegó que Edmundo González Urrutia, un exagente de la CIA, había ganado con el 70% de los votos, insinuando que "el chavismo no existe". Creó una página web para mostrar las actas, pero al revisarlas, se encontraron "firmas planas y votos de personas fallecidas".
La frase "muestren las actas" se volvió popular entre jóvenes, muchos de los cuales desconocen que, según la ley, el CNE tiene 30 días para publicar los resultados detallados y que ya se han realizado "16 auditorías". Influenciados por campañas en redes sociales, grupos de jóvenes salieron a la calle a cometer actos vandálicos, organizados en los llamados "comanditos del terror de María Corina Machado", causando "pérdidas millonarias en bienes públicos y privados".
Cada candidato tiene un testigo en cada mesa electoral. Si Machado tiene las actas y su totalización no coincide con la del CNE, debería iniciar un proceso de impugnación, presentando "el 100% de las actas recabadas por sus testigos ante el propio CNE o un tribunal contencioso", porque "la carga de la prueba reside en el acusador".
¿Por qué no lo ha hecho? Porque, según el análisis, "Maduro ganó" y el objetivo de toda la campaña es "deslegitimar al CNE y generar una duda razonable sobre el proceso electoral". María Corina y Edmundo buscan "generar una sensación de fraude, pero no probar que hay un fraude".
Ante estas acusaciones, Nicolás Maduro tomó una decisión sin precedentes: solicitó a los tribunales que resolvieran el caso, demostrando su "respeto a la institucionalidad y su disposición a someterse a la justicia". El tribunal admitió el recurso y convocará a todos los candidatos para que presenten "pruebas legales de ese presunto fraude". No comparecer implica "desacato" y presentar pruebas falsas conlleva el delito de "simulación de hecho punible", sancionado penalmente.
Sabiendo que algunas actas son falsas, los acusadores evitan el tribunal. En este escenario, juegan dos cartas: "convocar de nuevo a la violencia" y buscar el reconocimiento internacional de Edmundo González, similar al caso de Juan Guaidó.
Esta situación es una "huida hacia adelante", ya que deben presentar pruebas que solo funcionan en redes sociales, no en un tribunal de justicia. Es vital que la ciudadanía "mire por la ventana o salga a la calle a ver a la gente en paz y trabajando".
El informe concluye con una reflexión: ¿Es Edmundo González un títere de María Corina, o es ella la fachada de un funcionario de la CIA que dirige un laboratorio de guerra comunicacional? Como dijo Harry S. Truman, "la mejor labor de propaganda es aquella donde parece que no hay labor de propaganda alguna".