(APL).-COMODORO RIVADAVIA - CHUBUT
(APL)Lucas Fuentes (20)
fue asesinado en la comisaría de General Mosconi, Chubut, por denunciar
los policías que lo habían torturado en la comisaría 3ª, de donde fue
trasladado por el juez Jorge Odorisio,
el pasado 10 de diciembre. Había caído preso hace dos años por robo en
Comodoro Rivadavia y se hallaba terminando la escuela secundaria. En la
mañana del que sería su último día de vida declaró ante un juez y dos
fiscales: señaló con nombre y apellidos a los
agentes que lo sometían en la Tercera. A la noche le avisaron a su
mamá, María Egea, que se había “suicidado”. Los policías de Mosconi
dijeron haberlo encontrado colgado de una frazada, una de las raras
habilidades que exhiben los presos y cautivas en las
cárceles de mala muerte de la Argentina. También en las comisarías y
neuropsiquiátricos. Responsabilidades de los estados provincial y
nacional. (Fuentes: Tiempo Argentino y El Patagónico).
“Tenía un profundo miedo de que lo maten, él quería seguir viviendo.
¿Cómo se iba a suicidar?”, se interrogó la madre de Lucas, quien indicó
que unas horas antes de morir el muchacho escribió una carta dirigida a
Pablo Jaramillo, “el jefe de la
comisaría de Mosconi por las malas condiciones en las que se encontraba
ya que lo habían mandado a la celda de aislamiento. No podía ir al
baño, no tenía luz, agua, ni nada”.
“Yo había quedado en encontrarme ese viernes con los abogados
defensores y un muchacho amigo que tiene una empresa que le iba a dar
trabajo a Lucas. Nos íbamos a reunir para pasarle los datos a la
justicia”, dijo María, quien no cree en el suicidio, ya que
el 13 de febrero próximo su hijo iba a recuperar la libertad. A pesar
de haberlas pasado mal en la comisaría Tercera, Lucas se hallaba
terminando el secundario. Y, según lo había expresado, una vez en
libertad, iba a ayudar a su madre a construir su casa y
tener una familia con su novia.
Hacía algunas semanas, Lucas había sido beneficiado con salidas
transitorias. Cada domingo, de 12 a 18, salía de la comisaría para
visitar la casa de su madre, donde también lo esperaban sus amigos y su
pareja.
Para la familia, el presunto suicidio de Lucas jamás tendrá una
explicación porque ese mismo jueves en el que fue encontrado muerto, la
justicia extendió el horario de las salidas de seis a 12 horas. Es
decir, que cada domingo iba a estar afuera desde las 8
hasta las 20. “Mamá me van a terminar matando, sacame de ahí”, le
reiteraba Lucas a su María cada fin de semana.
Responsabilidades
La responsabilidad política de estado provincial, gobernado por Mario
Das Neves, es visible y contundente. También la del juez que debió
custodiar la vida y la integridad de Lucas. Por su parte, el Estado
Nacional comandado por Mauricio Macri, tiene altísimas
responsabilidades en los asesinatos que cometan los agentes de
cualquier distrito, dado que precisamente es este estado quien firmó los
pactos internacionales para evitar las torturas y las muertes en los
sitios de encierro y sancionar los responsables si
esto no sucediera en las provincias, dado que la Argentina es una
Nación.
Por caso, Macri envió la Gendarmería Nacional a la autopista
Ricchieri, en la localidad de Ezeiza, porque los trabajadores reclamaban
sus haberes y sus empleos y para ello cortaban media avenida. No habían
matado a nadie, pero el gobierno nacional – tras
cinco días de piquete-, los gaseó, apaleó y un delegado se encuentra
grave. Ordenar esa represión le pareció urgente al flamante presidente
Sin embargo, a pesar que existen resortes constitucionales que
obligan a intervenir ante situaciones harto más trágicas, como son los
asesinatos de nuestros jóvenes, que ya registran 4645 casos desde 1983,
Patricia Bullrich Pueyrredón y Macri impulsaron
la Emergencia en Seguridad y no la Emergencia en Derechos Humanos.
Asimismo, ya pasaron 12 días de que María Egea enterró a su hijo y
ninguno de estos funcionarios habló con ella ni del crimen ni del
castigo.
La Policía Metropolitana que capitaneó Macri durante su corta
existencia ya tiene 17 fusilados por gatillo fácil y todos los asesinos
permanecen impunes. Esta política de devastación de los más pobres
seguirá su marcha en todo el país, porque no castigar
significa alentar, aprobar y persistir en esa dirección represiva.
En los pocos días que lleva el régimen de Cambiemos, pueden verse – sin
esfuerzos- represión, ajuste, muerte y encubrimiento. Urge la
organización contra esta dictadura del capital que ya empuño el garrote,
disparó sus balas y decretó el hambre contra el pueblo
más vulnerable.
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