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domingo, 10 de diciembre de 2017
SOLIDARIDAD CON RAÚL GODOY Y TODXS LXS LUCHADORXS DE NEUQUÉN
(APL).-Solidaridad con Raúl Godoy y todxs los luchadorxs en Neuquén
 (APL)“Me dispararon
 por la espalda. Sabían quién era y me buscaron para dispararme. 
Vinieron a buscarme a mí. La Policía está muy cebada”, dijo Raúl Godoy, 
referente histórico de la Fábrica Sin Patrón ( ex Zanón) y legislador
 del FIT, luego de la represión que desalojó a los trabajadores de Maderas al Mundo (MAM),
 perpetrada este viernes a la mañana. Si bien los cinco detenidos fueron
 liberados, aún es incierto el número de obrerxs
 heridxs por las balas y los gases lacrimógenos del grupo de elite de la
 policía neuquina. A la vez, el jefe del operativo de desalojo Víctor 
González intentó desmentir el disparó, artero, al tobillo de Godoy: “Eso
 es lo que él dice”, manifestó. Cabe destacar,
 que aún Godoy fuese mudo, su tobillo exhibe un ramillete de agujeros 
sangrantes por las balas de goma disparadas a cortísima distancia y se 
halla en silla de ruedas. Por su parte, la Asociación Madres de Plaza de
 Mayo filial Neuquén y Alto Valle, en la que
 están Inés Ragni y Lolín Rigoni, responsabilizó “a los tres poderes de 
la Provincia, por usar la violencia institucional como herramienta para 
acallar reclamos”; al tiempo que llamó “a los compañerxs de
MAM y a todxs los que 
defienden la vida digna a resistir y les decimos que la lucha no se 
abandona”. Asimismo, la Agencia Para la Libertad suma su repudio a la 
política de miseria y represión, a la vez que manifiesta su solidaridad
 con lxs compañerxs. Adhesiones: CeProDH: ceprodh@gmail.com .
(APL)“Me dispararon
 por la espalda. Sabían quién era y me buscaron para dispararme. 
Vinieron a buscarme a mí. La Policía está muy cebada”, dijo Raúl Godoy, 
referente histórico de la Fábrica Sin Patrón ( ex Zanón) y legislador
 del FIT, luego de la represión que desalojó a los trabajadores de Maderas al Mundo (MAM),
 perpetrada este viernes a la mañana. Si bien los cinco detenidos fueron
 liberados, aún es incierto el número de obrerxs
 heridxs por las balas y los gases lacrimógenos del grupo de elite de la
 policía neuquina. A la vez, el jefe del operativo de desalojo Víctor 
González intentó desmentir el disparó, artero, al tobillo de Godoy: “Eso
 es lo que él dice”, manifestó. Cabe destacar,
 que aún Godoy fuese mudo, su tobillo exhibe un ramillete de agujeros 
sangrantes por las balas de goma disparadas a cortísima distancia y se 
halla en silla de ruedas. Por su parte, la Asociación Madres de Plaza de
 Mayo filial Neuquén y Alto Valle, en la que
 están Inés Ragni y Lolín Rigoni, responsabilizó “a los tres poderes de 
la Provincia, por usar la violencia institucional como herramienta para 
acallar reclamos”; al tiempo que llamó “a los compañerxs de
MAM y a todxs los que 
defienden la vida digna a resistir y les decimos que la lucha no se 
abandona”. Asimismo, la Agencia Para la Libertad suma su repudio a la 
política de miseria y represión, a la vez que manifiesta su solidaridad
 con lxs compañerxs. Adhesiones: CeProDH: ceprodh@gmail.com .
ILEGAL, ANTIDEMOCRÁTICO ACCIONAR DEL GOBIERNO ARGENTINO PREOCUPA A ORGANIZACIONES SOCIALES Y SINDICALES
El Bolsón (ANPP).-El accionar de las fuerzas policíacas de Argentina bajo el gobierno de Macri, empieza a resultar claramente antidemocrático y completamente ilegal. Para quienes tenían dudas sobre el accionar en las intervenciones que respectan a las recuperación de territorio mapuche, o con los y las personas que recuperan fábricas o se oponen a despidos masivos, ahora, directamente faltan a toda la legalidad. Sólo en dictadura se había vista algo similar. La incomunicación, el allanamiento sin posibilidad de defensa, las órdenes de allanamiento sin firma, o la inexistencia de órdenes de allanamiento, marcan una etapa advertida por muchos desde que comenzó el macrismo y sus encarcelaciones, y persecusión a políticos y referentes de la oposición.
Reproducimos la nota enviada a nuestra redacción por una de las organizaciones políticas que viene denunciando la ilegalidad de este gobierno.
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Reproducimos la nota enviada a nuestra redacción por una de las organizaciones políticas que viene denunciando la ilegalidad de este gobierno.
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CONTAR SU VERDAD: ENTREVISTA A LOS TESTIGOS DEL ASESINATO DE RAFAÉL
Furiloche (AL MARGEN).- Contar su verdad: Entrevista a los testigos del asesinato de Rafael
Una
 entrevista entre  Llao Llao, el Mascardi y un fuego como únicos 
testigos. Las palabras de los integrantes de la Comunidad dando 
testimonio y cátedra sobre la digna rabia. Desde el allanamiento, hasta 
la represión
 que se llevó la vida de Rafael Nahuel pasando por un sinfín de 
reflexiones hilvanadas de urgencia e historia.
Para 
llegar al territorio recuperado uno debe andar por la Ruta 40 en 
dirección al Bolson. Se sabe que está llegando por la cantidad de 
camiones y camionetas de distintas fuerzas policiales que se encuentran 
en el
 camino. El encuentro había sido acordado y al llegar, con la sonrisa 
como bandera, nos vino a recibir una de las mujeres de la comunidad. En 
la entrada de la Lof hay unos ojos fijos que miran, es Rafael Nahuel, 
quien ha sido inmortalizado en una foto puesta
 en la entrada, casi como obligándonos a pedirle permiso para pasar.
Se 
acuerdan ciertas normas de seguridad. Las fotos no se realizarán a 
rostros, y los nombres serán cambiados al momento de realizar este 
escrito. “Vamos a decir la verdad, pero después nuestros nombres se usan
 para
 cualquier mentira”. Las reglas bien claras cuando no se trata de ningún
 juego. De la entrevista participan tres personas. Dos integrantes y 
testigos claves de los hechos ocurridos en los últimos días, Lucía y 
Matías, y un hombre que ha sido elegido para funcionar
 como vocero de la comunidad a quién llamaremos Pedro.
Al Margen: El jueves se produjo un allanamiento en esta comunidad ¿Cómo empezó? ¿Estaban advertidos de que esto pasaría?
Matías:
 Todo empieza el miércoles (22/10) a la tarde cuando se acerca a la 
comunidad la Fiscal, supuestamente a dialogar con la gente que estaba 
realizando la recuperación del territorio. Ella nos dijo que
 si no desalojábamos nos iban a mandar las fuerzas policiales para 
reprimirnos. La gente le explicó que acá había niños, ancianos y 
mujeres. Que estábamos acá recuperando el territorio, realizando 
ceremonias, le explicamos que no podíamos irnos. Que no queríamos.
 La Fiscal todo el tiempo pareció burlarse de nosotros y de nuestras 
explicaciones. Se reía de lo que le decíamos. Transcurrió esa tarde y 
nos quedamos con los peñis acá en la noche para hacer guardia. Sabíamos 
que en algún momento caería la represión. Nos
 quedamos  en la entrada, y les pedimos a nuestras mujeres y niños que 
subieran así estaban más tranquilas arriba.
Alrededor
 de las cuatro y media de la mañana empezamos a escuchar camionetas por 
la ruta. Entonces nos dimos cuenta que la represión se nos venía encima 
en la madrugada, ni bien saliera el sol. A las 5 pasó un furgón
 de la federal. Y así fueron que empezamos a ver cómo se preparaban para
 entrar. Muchos hombres todos camuflados. Algunos con mochilas muy 
grandes y con antenas.  Pero atrás de ellos empezamos a ver que venía un
 ejército de aproximadamente 50 efectivos de la
 federal. Ellos venían lento como haciendo silencio porque nos querían 
agarrar dormidos. Ingresaron a la misma vez dos grupos. Ahí comenzó la 
represión. Empezamos a subir para salvarnos. Ellos tardaron más. Y eso a
 nosotros nos dio tiempo para empezar a avisar
 a nuestras mujeres. 
¿Por qué decís que empezó la represión, en qué consistió?
M:
 En la corrida ya se escuchaban los tiros de goma. Los oficiales subían 
el monte y nos disparaban. A todo esto recién eran las seis de la mañana
 del jueves. Tiraron gas lacrimógeno también. Nos dimos cuenta
 que venían por todo. Decidimos rápidamente hacer una  barricada, como 
una línea de fuego para que no avanzaran más. Las mujeres que estaban 
ahí nos dijieron que corriésemos porque es sabido que en las 
recuperaciones siempre es a los hombres a los que agarran.
 Nos fuimos corriendo montaña arriba, pensando que no iban a hacerle 
daño a las mujeres y niños. Nos equivocamos.
A las 
lamien las agarraron y  golpearon. Las redujeron como dicen ellos. Una 
de las lamiencitas, de tres años, salió corriendo por el bosque del 
miedo que le produjo ver a su mamá siendo golpeada y maniatada por
 policías. Y en eso vimos como en la corrida se encontró de frente con 
un grupo de hombres de la federal. Ella se detuvo en seco y les preguntó
 gritando “¡¿Me van a matar?!”. Los oficiales la alzaron en brazos 
mientras ella lloraba. A los otros niños les tiraron
 gas pimienta.  A una de las mujeres la golpearon con cachiporrazos en 
la espalda, mientras buscaba proteger a su hijo que amamanta. Todavía 
está marcada. De hecho, sigue orinando sangre de la golpiza en los 
riñones.
Cuando sucedía esto con las mujeres ¿Dónde estaban ustedes?
M:
 Nosotros ya habíamos subido al monte, pensábamos que la policía había 
quedado abajo. Pero no podíamos bajar. Arriba de todo mientras 
esperábamos uno de los lamien escuchó una risa. Y allí estaban, eran
 cuatro Albatros y cuatro de la Federal. Cuando uno de ellos nos 
descubre, sin siquiera darnos posibilidad empiezan a los tiros a 
quemarropa. Yo escuchaba los tiros mientras corríamos y los gritos de 
ellos que nos decían “bajen indios de mierda, bajen”. 
Mientras
 corríamos lanzábamos piedras para frenarlos, para defendernos. Y en esa
 corrida, allá arriba, dispararon con balas de plomo. Las tenemos como 
prueba que nos disparaban a quemarropa. Ahí nos dimos cuenta
 que nos estaban cazando. Que no buscaban asustarnos. Ellos nos querían 
matar bien muertos. Entonces empezamos a adentrarnos bien en el monte 
para resguardarnos. A esta altura seguían, recién eran las 7 de la 
mañana.
¿Y una vez en el monte como siguieron?
M:
 Nos resguardamos en el monte para aguantar ahí, mientras pasaban 
helicópteros de gendarmería con fusiles. Nos quedamos dos días en el 
monte. Pasando frío y escuchando los tiros en el aire. No teníamos 
comida,
 ni ropa de abrigo. Pero sabíamos que nos querían matar. Que a ellos no 
les importaba hablar con nosotros. Ellos iban a dispararnos.
Ahí en
 el monte pasamos dos noches hasta que subió gente a alcanzarnos 
alimento y abrigo. Ya era viernes a la tarde noche cuando nos 
encontramos con ellos en la montaña. Ahí nos encontramos con nuestro 
peñi weichafe
 Rafael. Hablamos con él, nos abrazamos, y nos  preguntaron cómo había 
pasado todo. Esa noche la pasamos, pero todos escuchamos a la madrugada 
tres tiros al aire. Nosotros sentíamos que esto no había terminado.
La represión que terminó con la vida de Rafael ¿Sucedió esa madrugada?
M:
 No, a las cinco de la mañana nos levantamos para hacer nuestra 
ceremonia. Nosotros  necesitábamos las fuerzas del lugar porque había 
sido todo muy fuerte lo vivido hasta ese momento. Estábamos muy 
cansados.
 Así y todo hicimos nuestro afafan que es nuestro grito y forma 
de expresión. Seguramente esto es lo que los oficiales después salieron 
diciendo que eran gritos de guerras y hordas que bajaban. A eso de las 
cuatro de la tarde cuando estábamos tomando
 un mate con todos los peñi y lamien los descubrimos a cincuenta metros 
nuestro a los de Albatros.
Entonces ¿Los sorprendieron cuando bajaban de la montaña?
Lucía:
 Nosotros no bajamos de ningún lado, terminamos de tomar mate y nos 
disponíamos a dar la vuelta. Y ahí vimos agazapados al menos ocho 
Albatros. Menos mal que así lo hicimos, sino podrían habernos disparado
 a todos de espalda. Primero tiraron una bomba para dejarnos aturdidos. 
Yo escuché el primer tiro y vi cuando le dispararon al Rafa. El tiro lo 
tumbó al piso. Ahí fue cuando otros tres lamien agarraron a Rafa para 
resguardarlo. En ese momento pegaron dos tiros
 más, porque fue en ese  momento en  que me di vuelta para verlo cuando 
 me dispararon a mí y a otro lamien más. Había muchos de ellos 
escondidos en los coihues. Ellos imaginaban que nos habían matado a los 
tres, entonces se asustaron o se dieron cuenta que
 se habían zarpado y bajó todo el grupo armado.
Desde
 las fuerzas de seguridad y los medios aliados a ellos, han hablado de 
abandono del cuerpo de Rafael Nahuel por parte de ustedes. ¿Pensaron en 
algún momento dejarlo allí?
L:
 (respira aire como sacando fuerzas de un relato que los titulares han 
naturalizado pero ella sigue tratando de entender) Nosotros enseguida lo
 quisimos bajar. Lo que pasaba es que el Rafa ya sabía que iba
 a morirse. Se ve que uno siente cuando la vida se te escapa. Él con su 
fuerza -que era mucha- se sentó en la camilla que habíamos inventado. 
Trató de corrernos las manos nuestras que buscaban calmarlo y darle 
tranquilidad. Se enojó porque quería quedarse ahí.
 No quería que lo agarren los milicos. Nos decía que nos salvemos 
nosotros. En medio de todo ese miedo hicimos rápido una tabla. Lo 
tuvimos que atar. Yo lo llevaba de las manos y del pecho -cuenta 
mientras con sus manos simula estar agarrando al Rafa que se
 le escapaba entre la vida y la muerte-  para que no se lastime y para 
que nos haga caso. El gritaba que lo dejemos ahí. Pero todos nosotros 
bajamos hasta acá, hasta la ruta. Bajamos con él. Lo bajamos. Rafita se 
nos venía muriendo en brazos.
Sabiendo
 que toda la montaña podía ser una gran emboscada ¿Por qué deciden 
bajarlo? ¿Cómo fue la entrega del cuerpo de Rafael Nahuel?
L:
 Lo bajamos porque pensamos que lo podíamos salvar. Es nuestro lamien. 
Desde arriba llamamos a una ambulancia explicando la situación. Fuimos 
nosotros los que llamamos, no fueron las fuerzas policiales.
 Cuando bajábamos todos nos apuntaban. Nosotros nos descubrimos las 
caras para que vean que lo que nos importaba era llevar a Rafa hasta 
abajo. Les gritábamos que no nos disparen, que nos habían matado al 
Rafa. Pero ellos nos seguían apuntando y algunos disparaban
 como para que no avancemos.  Les gritabamos “¡paren… paren!”, y ellos 
nos gritaban “¡quieto ahí, mierdas!” Y nosotros les explicábamos “¡hay 
un muerto, hay un muerto!” Y ellos nos gritaban “¡bajenlo acá, 
mierdas!”.
M:
 Ahí dos peñi decidieron bajarlo hasta la ruta. Entre ambos llevaron el 
cuerpo para dárselos. Pero cuando bajaron los agarraron a ellos (Lautaro
 y Fausto), los precintaron y les empezaron a pegar. De la
 ambulancia se bajaron  vieron a Rafael en el piso sin moverlo ni 
tocarlo y se fueron, dejándolo tirado en el asfalto. Como un perro nos 
lo dejaron tiraron. Porque ni lo agarraron. Lo pasaban a correr como si 
fuese una bolsa de papa. Más de uno le pego una
 patada. Y el Rafita ya estaba muerto. Los milicos se burlaban de los 
lamien a quienes tuvieron detenidos hasta la una de la mañana.
Pero,
 ¿dónde estaban detenidos? Porque en Bariloche no se sabía qué pasaba ni
 por qué lo habían llegado las ambulancias ni con heridos ni con la 
persona que había fallecido.
P:
 (Se introduce en la charla como pidiendo permiso con la mirada a 
quienes lo vivieron en carne propia)  A los lamien no lo llevan por 
ruta. Los maniataron, los subieron a una lancha hasta la otra costa 
donde
 lo esperaba un helicóptero. Desde el agua lo subieron hasta el 
helicóptero y los pasearon por arriba del territorio para que hablen, 
para que digan cosas. Pero ellos ya no tenían lo qué decir.  Recién 
después de las vueltas se los llevaron al aeropuerto presos.
L:
 Esa noche una lamien que es mayor, cuando se enteró quiso pasar a 
vernos y no la dejaban entrar. Y pobrecita ella tuvo que soportar ver 
cómo maltrataban a su muerto y a los dos detenidos. En eso se empieza
 a desesperar y las fuerzas de seguridad deciden esposarla y revolearla 
al piso. Porque preguntaba, porque quería saber cómo era posible que nos
 estuviesen matando. 
¿Por qué se dice que Rafael buscaba una vida mejor? ¿De eso se tratan las recuperaciones?
M:
 Es sabido que la gente pobre en las ciudades está metida en cosas 
malas. Se empiezan a meter en drogas y peleas. El peñi Rafa se dio 
cuenta de eso, y hacía rato venía buscando una vida más linda. Empezó
 a reconocerse como mapuche que significa en parte poder trabajar en la 
tierra y tener una vida nueva.
L:
 A mí no me gusta hablar con mucha gente, pero me parece importante por 
lo menos decirlo una vez. Y que escuchen los que de verdad tienen que 
escuchar. Nosotros llamamos vida mapuche a la posibilidad de
 incorporar hábitos que teníamos antiguamente. Para eso necesitamos un 
lugar que sea fértil donde podamos sembrar y que crezca. Aún hoy muchos 
lamien se conforman con dos ovejas y un pedazo de tierra seca, porque se
 supone que los mapuches buenos son los que
 no reclaman su derecho. Se han resignado, no por maldad, sino por 
acostumbramiento, a esta vida de pobreza. Pero nosotros pudimos ver más 
allá de eso.  Empezamos a acordarnos y a entender que el permiso para 
llevar a cabo la vida mapuche que queremos se lo
 debemos pedir a la tierra. No al Estado que llegó después que 
nosotros.  Pero no es como dicen los medios que queremos hacer una 
revolución o un estado aparte. Para nada. Solamente queremos vivir como 
mapuches. Antiguamente se vivía así en el campo.
PARAJES HOSTILES
¿A qué te referís con mapuches buenos y mapuches malos?
L:
 Ahora se piensa que los mapuches buenos son los que viven en parajes 
hostiles porque son pobres y no se quejan. Pero son buenos para el 
estado que no se tienen ni que acordar de ellos. Porque si alguno
 fuera a ver las zonas más pobres que ni en auto se puede llegar por el 
estado de las rutas  van a ver cómo sufren la pobreza. Es cierto que 
esos lamien son buenos. Pero nosotros también somos buenos. Solo que 
reclamamos nuestro derecho.
El 
derecho a vivir dignamente, no en una ciudad contaminada donde la gente 
está loca, donde hay violaciones todo el tiempo si sos una mujer pobre. 
Se matan al interior de las familias, por el alcohol. Todo el tiempo
 nos enteramos que se cagan a tiros en los barrios. 
Mucha 
gente habla de nosotros como si fuésemos vagos. Pero toda la gente que 
me conoce a mí y a mi familia sabrán decir que laburo desde que soy 
chiquita. Toda la vida trabajamos, en la ciudad no te queda otra que
 tener un patrón. A veces puede tocarte un patrón bueno y a veces los 
malos. Y ahí agarrate. Ni se imaginan las personas por todo lo que 
pasamos. Se burlan constantemente de nuestra cara, de nuestros 
apellidos, de la manera de hablar o las veces que en el colectivo
 hacen como que hablan mapuzungun solo para burlarse de una. 
Entonces, ¿no se puede vivir una vida tranquila como mapuche en la ciudad?
L:
 En mi casa yo no puedo hacer ceremonia tranquila, porque los vecinos 
nos tiran piedras. Y cuando los vecinos están borrachos se empiezan a 
burlar. O llaman a la policía, que si te fijas bien la mayoría
 son mapuches, y  nos hostigan. ¿Cómo pueden decir que podemos vivir 
tranquilos en la ciudad si nosotros no podemos ni hacer nuestras 
ceremonias? ¿Cómo se puede vivir todos los días sabiendo que se burlan 
de tu cara? ¿De tu forma de hablar? ¿Cómo se puede transitar
 si siempre por mi cara me para la policía? Uno no puede vivir tranquilo
 así en la ciudad. Por eso necesitamos buscar un lugar mejor, que sea 
nuestro. 
Hay 
cosas que no entiendo, para las cosas turísticas, a las que el pueblo 
mapuche no suele  acceder, se les llena de nombres mapuches. Pero son 
los dueños de esos lugares muchas veces los que nos señalan con el dedo
 para decirnos ladrones o mapuches malos. De pronto tenemos que soportar
 que personas que no saben nada de nosotros o de nuestra cultura y 
creencias nos digan quién sí puede ser mapuche y quién no es mapuche.
Un medio muy importante salió a decir que los mapuches le lavaban la cabeza a jóvenes para reclutar. ¿Qué sensación te genera?
L: Los
 medios han hablado del lamien ya fallecido. Hablan sin saber. No tienen
 respeto por la gente que ya murió. Hablaron de él como si fuese un 
estúpido. ¿Acaso porque es de barrio se supone que no sabe
 pensar? El Rafa era una persona adulta, pensante, él sabía que quería 
una vida mejor, no sólo eso. Él sabía qué significaba un futuro mejor. 
Uno trata de buscar lo que es bueno para uno, lo que te hace sentir 
bien. Porque nosotros somos mapuches. No somos
 desendientes. Somos mapuches, nuestros hijos son mapuches, y los hijos 
de nuestros hijos serán mapuches. Por ese futuro es que hay que 
resistir.
Todos 
se llenan ahora la boca hablando del lamien Rafa, pero muchos de esos 
cuando se lo cruzaban en la calle tal vez que ni la mirada le regalaban.
 La gente ignora, mira para un costado a la pobreza. Y muchos de
 nuestros lamien viven en la pobreza más terrible. Mientras estén 
marginados no molestan, pero si se levantaran en un proceso de 
identificación con el ser mapuche, ahí sí que molestarían y nos harían 
ver como un grupo terrorista.
Después de todo lo vivido, ¿Por qué crees que se construye una imagen de Rafa como alguien que no sabía lo que hacía?
L: El
 Rafa Nahuel era una persona que pensaba, no era ni un tonto ni alguien a
 quien se le podía lavar el cerebro. Él estaba acá porque tenía su 
sentimiento mapuche, su espíritu mapuche. Tenía ganas de vivir
 como mapuche. Yo si tengo que morirme voy a morirme, pero luchando. No 
apuñalada por un borracho de los barrios, o abandonada por el estado en 
algún rincón de la ciudad, o por la policía con su gatillo fácil. Voy a 
morirme buscando mi sueño y siguiendo mi
 espíritu. Voy a vivir así.  Estoy cansada que digan que tal o cual 
persona es militante mapuche, no sé qué significa eso. Eso es un invento
 blanco. El Rafa o yo no somos militantes mapuches. Somos mapuches y 
punto. El Rafa siempre hacía trabajo mapuche, buscaba
 aprender la lengua y hacer ceremonias. El espíritu mapuche lo llamó a 
luchar por una tierra donde él quería vivir. Es fácil de entender, él no
 quería más vivir en las condiciones en las que se nos ha obligado y 
acostumbrado a vivir este Estado. Nosotros no
 servimos encerrados en la ciudad, los mapuches nos enfermamos en la 
ciudad. 
¿Qué falta en la gente para escuchar el llamado a sentirse mapuche del que hablan?
L:
 Desde hace mucho tiempo nos vienen queriendo callar. A nuestros abuelos
 les prohibían hablar mapuzungun, o  trasmitir  los conocimientos. En la
 conquista se implantó el miedo. Y en la actualidad se implanta
 la discriminación. La gente muchas veces se sabe mapuche, pero si no 
tiene con quien hablar y pregunta por su identidad, se empieza a dormir.
Se propuso una mesa de diálogo para ver la manera de resolver el conflicto ¿Qué es lo que piensan respecto a esto?
P:
 Respecto a la mesa de diálogo lo que primero se espera es que haya 
justicia para Rafael. Eso es lo primero que quiere la lof. Acá el 
gobierno mandó a dos grupos especiales como perros de caza a matar. La
 culpa entonces no solo es de los efectivos que obedecieron, sino 
también de quienes dieron la orden. Ellos entraron sin respetar el 
derecho a la vida. Y lo otro que se quiere es que se respete  el 
territorio de la lof  y al desarrollo en paz que ellos buscan.
Por último, los medios y los políticos hablaron de la vinculación con la RAM. ¿Qué tienen para decir de eso?
P: Acá no existe ninguna RAM. Acá es la Lof y son las familias que están buscando este
mejor vivir. Y la idea es poder desarrollarse en paz, sin 
molestar a nadie. Acá viene la gente y toma sol enfrente, hacen sus 
asados y la lof no tiene problemas con eso. Ellos quieren trabajar la 
tierra y hacer las ceremonias que como mapuches debemos
 hacer, y nada más. 
L:
 ¿De qué RAM hablan? Ese es un enemigo que se ha inventado el estado 
para matarnos. ¿Qué es la RAM? Acaso es una persona armada que dispara a
 quemarropa… entonces la única RAM que vi son los gendarmes y
 los policías. Acá entraron, mataron a una persona, lastimaron a dos, 
golpearon nenes, lastimaron a una lamien adulta. ¿De qué RAM estamos 
hablando? Cuando los policías entraron no salió ninguno de ellos 
lastimados. A nosotros nos hicieron bolsa. ¿Quiénes son
 los terroristas entonces? Nosotros lo único que obedecemos es a las 
fuerzas de la tierra, a estas fuerzas les pedimos permiso. A los pu 
nieng y a los pu newen nada más. Para mí es un invento del estado, para 
crear un enemigo.
La 
entrevista se dio terminada tiempo después de esta respuesta. Los mates 
circularon, y se incorporaron a la ronda algunos niños que estaban allí.
 Se habló de abuelos en común, de paisajes recorridos, de memorias
 y de Rafa. Durante toda esta charla por la ruta veíamos pasar 
camionetas de policías. Pero los integrantes de esta comunidad 
mantuvieron en su narrativa la calma de quien se sabe dando pelea por 
algo justo.
Mariel Bleger, Equipo de comunicación Popular Colectivo Al Margen.
Fotografías Eugenia Neme
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