(Red Eco).-
Mientras se baten récords de ingresos de camiones cargados de granos a
 los
puertos, se despliega la crisis de los principales establecimientos 
productivos. A los cierres de Arzinc, Paraná Metal y Meyde SRL, se suman
despidos, retiros voluntarios, adelantos de vacaciones, suspensiones, 
amenazas de cierre, sueldos atrasados y rebajas salariales en diversas 
empresas
como Aerolíneas Sol, Nuevo Central Argentino, Talleres Rioro, Bambi, 
Electrolux, General Motors, La Virginia, Acindar, Metalbo, Ricedal, Dasa
 y
Vassalli Fabril. 
Por Mario Hernandez para Red Eco Alternativo
(Mario Hernandez para Red Eco) Santa Fe- El mediodía del pasado 14 de
 abril, mientras dentro de la Bolsa de Comercio de Rosario se realizaba
el remate del primer lote de soja de la temporada, la CTA Autónoma junto
 a diversas agrupaciones se manifestó en la puerta de la
histórica entidad local.
Con carteles, cánticos y consignas un grupo de militantes se concentró 
en la Plaza Pringles para repudiar, como cada año, la
convocatoria de la Bolsa que contó con la presencia de autoridades 
locales y provinciales. La realidad es que allí se festeja el
producto de lo que, al interior de las provincias litoraleñas, está 
generando enfermedades y muertes. Algo reconocido por el propio
Ministerio de Salud de Santa Fe, cuyas estadísticas arrojaron en 2015 
que los tumores son la segunda causa de muerte en esta provincia y que
los departamentos que registran una mayor tasa de mortalidad por la 
enfermedad tienen una intensa actividad agroindustrial.
“Realmente le presentamos batalla a este modelo que sigue siendo 
neoliberal, extractivista, que agota nuestro suelo y aire. Parecen 
palabras
sueltas, pero se nota el malestar de toda nuestra gente. El llamado 
cordón industrial hoy es el cordón sojero, tenemos soja de punta a
punta con campos enteros fumigados, donde crecen las deformaciones en 
los niños, problemas respiratorios y tantísimos casos de
cáncer. Gente joven que muere a causa de este modelo”, aseguró Norma 
Giménez, Secretaria de Derechos Humanos de la CTA
Rosario.
La Bolsa de Comercio de Rosario es un emblema del modelo sojero dado que
 el 80% de la exportación agropecuaria del país sale por los
puertos de la zona. Como lo definió la Intendenta, Mónica Fein, en su 
discurso dentro del enorme edificio del microcentro rosarino:
“..este mercado físico de granos, que reúne el 80% de la producción y 
exportación de granos del país y que es
el principal centro de comercialización de soja a nivel mundial".
“Se sigue enseñoreando a este modelo que enriquece a unos pocos, sigue 
llenando los bolsillos a la clase que puede sacar las riquezas del
país. Derechos humanos son todos y el derecho humano primordial es la 
salud, el bienestar también en materia económica, porque
las capas pobres crecen cada vez más”, denunció Giménez.
Mientras se colocaban las banderas y carteles en el ingreso por calle 
Paraguay, pasó la manifestación de trabajadores bancarios, de paro
reclamando por los despidos y mejoras salariales. “Es un momento álgido 
para todo el país y nuestra zona y no tenemos que
quedarnos, tenemos que movilizarnos y estar en pie de lucha”, consideró 
la dirigente.
Consultada sobre la posibilidad cierta de subvertir este esquema 
económico en un marco creciente de deterioro social, medioambiental y
económico, la Secretaria de Derechos Humanos de la CTA aseguró que “hay 
sectores con nuevos planteos, los sectores movilizados,
los jóvenes que quieren revolucionar este sistema. Ya hay experiencias 
agroecológicas a lo largo y ancho del país. Todos los
gobiernos de los últimos años no tocaron a la clase que mantuvo la 
economía del país que sigue siendo para unos pocos. No
podemos desentendernos de lo que está pasando. Vamos a seguir viniendo 
aquí cada año. Que sepan ahí adentro que hay gente
que no quiere esto”.
Si bien las cifras difieren en función de las entidades que los 
proporcionan y los mecanismos de medición, se calcula que de enero a
marzo hubo entre 1.153 y 1.953 despidos cada día hábil. La Unión 
Industrial Argentina (UIA) aseguró que de no mejorar el
panorama, 200.000 puestos de trabajo están en riesgo.
La provincia de Santa Fe es un escenario de análisis de este proceso. 
Mientras se baten récords de ingresos de camiones cargados de
granos a los puertos, se despliega la crisis de los principales 
establecimientos productivos que habían resucitado por la
reindustrialización y la recuperación del mercado interno desarrollada 
durante la posconvertibilidad. La caída del consumo, el
desmantelamiento de la protección contra las importaciones y el aumento 
de costos derivados fundamentalmente de los tarifazos, tensan los
conflictos en importantes localidades santafesinas.
Los 
cierres de Arzinc y Paraná Metal, son los dos casos más emblemáticos. Las patronales cerraron las
fábricas y dejaron cientos de familias en la calle. Una situación similar ocurre en 
Aerolíneas Sol, donde la
patronal anunció el cierre que deja a 300 trabajadores sin su fuente de trabajo, de los cuales 160 son de Rosario y alrededores.
Estos ataques, se combinan con decenas de despidos en 
Bambi, en
 Electrolux (disfrazados de retiros voluntarios), en
adelantos de vacaciones, suspensiones y rebajas salariales en otras como General Motors, La Virginia, Acindar o Metalbo.
Los despidos alcanzaron también al sector de los ferrocarriles y esto generó que desde la Unión Ferroviaria de Rosario se
declararan en estado de alerta. Se trata de 90 trabajadores contratados en 
NCA (Nuevo Central Argentino) y 200 de 
Talleres
Rioro (en la localidad de Pérez) que realizaban reparación de vagones donde “se ha abierto un proceso de retiros
voluntarios y también despidos”.
El secretario general del gremio, Ariel López, aseguró: “Estamos en estado de alerta ante una situación preocupante de
despidos”, y añadió que “se debe a la situación nacional donde estamos inmersos en un escenario de tarifazos e
inflación que evidentemente repercute sobre la clase trabajadora”.
Otros casos
En la 
aceitera Ricedal de Chabás, la amenaza del cierre
 viene desde el 2013. Tres veces intentaron dejar a sus casi treinta
obreros en la calle, pero volvieron a abrir. "Es un marco excelente para
 arriesgarse", consideró el delegado Leonel Zulliani quien sospecha que
la empresa tiene la intención de desprenderse del sector afiliado a la 
Federación Aceitera para reabrir con otra gente, con salarios a
la baja.
Pensando en el contexto nacional, analizó que "se invitó a las empresas a
 una ola de despidos y ellos se subieron". De todos modos,
más allá de las problemáticas climáticas que afectan a la región que, 
como los tarifazos, fueron posteriores al
estallido del conflicto, los trabajadores de Ricedal denunciaron que 
"están acopiando cereales en otro lado por si pueden arrancar. Si logran
despedirnos, van a volver a arrancar en el mismo lugar".
Los aceiteros mantienen desde el 29 de febrero, con una tregua durante el período de conciliación obligatoria, el acampe en
Chabás, en lo que es la medida de lucha más larga que recuerden en el lugar.
La ciudad de Firmat sumó un nuevo conflicto en la zona al producirse el 
despido de una decena de trabajadores en la planta fabril que
Nestlé tiene cerca de la ruta 33, en el ingreso a esta localidad, lo que
 se tradujo en un paro de actividades y una protesta, que
incluyó cortes intermitentes sobre la ruta. Allí, la empresa cuenta con 
casi 200 empleados.
Mientras, los trabajadores de la 
fábrica de silos Dasa, siguen de huelga al no haber cobrado los sueldos atrasados que
reclaman.
La situación se suma a la compleja coyuntura por la que atraviesan otras
 empresas del sector agroindustrial, entre las principales, la
fábrica de cosechadoras Vassalli Fabril, que emplea a unos 600 obreros. Si bien está trabajando tras superar un
conflicto gremial, aún preocupa el riesgo que representa para los trabajadores su delicada situación financiera.
La problemática ya dejó el saldo negativo del cierre de la también 
metalmecánica Meyde SRL
 que
dejó sin empleo a más de una veintena de trabajadores que todavía no 
cobraron el total de sus acreencias laborales. Cabe recordar
que hace un mes se realizó en Firmat una multitudinaria movilización 
organizada por la mesa intersindical local a fin de visibilizar la
situación y reclamar medidas.
Acindar
Sofía Alberti, Secretaria de Comunicación de la CTA rosarina, dialogó con Silvio Acosta, Secretario General de la CTA-A Villa
Constitución y Comisión Interna de Acindar.
“Las cuatro medidas que tomó el gobierno, nos destrozaron: cese de obra 
pública, altas tasas de interés en bancos, apertura
externa e incremento de tarifas”, aclaró de entrada Acosta. Hoy la 
planta villense de Acindar tiene un horno trabajando a media
capacidad, cuela acero por una sola línea, porque sencillamente está a 
poco menos de la mitad de lo que producía el mes pasado:
de 130.000 toneladas mensuales, bajó a 60.000. Además se suma a que 
tiene en despacho 80.000 toneladas, por lo que se deduce, tiene
stock equivalente a un tercio de la producción actual.
En Villa hay 41 contratados que no han vuelto a la planta y para los 
efectivos hay suspensiones con el 85% del sueldo, bajo formas de 
vacaciones,
francos compensatorios, o licencias rotativas de a cien obreros sobre un
 total de 1.200. En Acindar Rosario (ex Navarro), la patronal decidió
bajar de tres turnos a dos desde el 31 de julio, lo que podría 
preanunciar un cierre que dejaría en la calle a 200 trabajadores.
Según Acosta, desde la propia UOM advirtieron que de no mejorar el 
segundo semestre la situación, se prevén entre 25 y 50.000
puestos de trabajo menos a nivel nacional. Vale recordar que hablamos de
 un gremio con 250.000 afiliados, por lo que se quedaría sin la quinta
parte de los mismos de concretarse el negro panorama.
“Es real la caída de producción principalmente por el parate de 1.300 
permisos de obra pública, en teoría porque
hace seis meses no se cumplió con proveedores y el gobierno los estaría 
revisando. El problema es que mientras revisa esos planes, frena
todo lo vinculado a la producción de obra pública. A la situación con 
Brasil, que bajó de 7.000 a 1.000 las toneladas para
exportación y que se agudizaría, se suma que a nivel interno no se 
invierte en la producción: ni el tipo que tiene plata o un
taller invierte, porque le conviene poner la guita a plazo fijo, lo dice
 la propia empresa. El banco da más porcentaje de ganancia que la
producción y sin riesgos”, explicó el dirigente de la CTA-A Villa 
Constitución.
A la violenta suba de los precios, los impuestos y servicios, se suma 
que el sector siderúrgico (Rama 21 del convenio UOM) no cerró su
paritaria. “Tenemos un ajuste terrible en precios, impuestos, esperemos 
poder cerrar una buena paritaria. Queremos un 42% de aumento, con un
básico de convenio de bolsillo de 22.000 pesos”, adelantó.
Además, la que supo ser la autopartista más grande de Latinoamérica, la única que fabricaba en el país blocks de
motores, hoy está cerrada: Paraná Metal (ex Metcon).
“El panorama es oscuro porque hoy no se ve que haya avanzado en mejoras 
en la producción. Desde el gobierno nacional tomaron cuatro
medidas que no favorecieron absolutamente en nada al trabajador. Tenés 
bajos salarios, precios altos y problemas de producción. No solo
no se invierte en producción, sino que se da continuidad a un modelo 
productivo que no beneficia la industria nacional. Si nosotros no
empezamos a discutir, además del aumento salarial, la producción 
nacional, el mercado interno y las inversiones en el país, se va
a complicar hacia adelante”, concluyó Acosta.
Solo el pueblo hará la “revolución de la alegría”
El gobernador Miguel Lifschitz recibió la fría negativa del ministro de Energía de la Nación a su pedido de moderar el
tarifazo energético que pone patas para arriba a industrias clave de la geografía provincial. Sólo concedió la posibilidad
de estudiar un plan de pagos para los sectores electrointensivos.
Como en los ‘90, los Estados locales quedarán en la primera línea de los
 conflictos derivados de la reestructuración
económica. Santa Fe entra en esta zona de turbulencia con el respaldo 
del fallo de la Corte que ordenó el fin de la detracción de
fondos coparticipables para Anses. También aspira a sumarse a la ola de 
deuda de la era posbuitre. Pero también siente el impacto de la
parálisis de la obra pública nacional, las suspensiones y despidos en la
 industria, el comercio y la construcción, y del impacto
de la inflación y la caída de la actividad en las condiciones de vida de
 la población local.
Una mesa multisectorial analizó la problemática