(Tiempo Argentino).- Es por el secuestro y desaparición de dos trabajadores de la empresa. Es
 la primera vez que la justicia sentencia a personal jerárquico, y lo 
hace considerándolos "partícipes necesarios".
“Quedó completamente acreditado que la empresa Ford fue cómplice de 
la dictadura militar”, dice Tomás Ojea Quintana, abogado de los 
trabajadores en el juicio. En el patio de la sede del Tribunal Oral en 
lo Criminal Federal N°1 de San Martín, los trabajadores, familiares, 
organismos de derechos humanos y el público festejaba una condena 
histórica: el ex gerente de manufactura de la automotriz, Pedro Müller, y
 el ex jefe de seguridad, Héctor Sibila, acababan de ser condenados a 10
 y 12 años de cárcel por su responsabilidad en crímenes de la dictadura 
cívico militar: los jueces los consideraron “partícipes  necesarios” por
 los secuestros y torturas de 24 trabajadores delegados de base en 
1976.
A esos crímenes los jueces los consideraron delitos de lesa humanidad. Y 
ordenaron que los condenados permanezcan en domiciliaria pero que sean 
enviados a una cárcel del Servicio Penitenciario Federal cuando sus 
condenas queden firmes. Con los dos civiles, también fue condenado el 
jefe del Comando de Institutos Militares de Campo de Mayo, Omar Rivero. 
Le dieron 15 años, por coautor de los secuestros y torturas.
El 
fallo fue histórico. “Se demostró cómo una empresa puede ser utilizada a
 los fines de poner todos los recursos que tienen a su disposición y a 
su cadena de mando para hacer aportes en los crímenes de lesa 
humanidad”, redondeó Elizabeth Gómez Alcorta, abogada querellante junto a
 Ojea Quintana.
El fallo fue por unanimidad y no condenaron  a los
 gerentes por complicidad: para los jueces Diego Barroetaveña, Osvaldo 
Facciano y Mario Gambacorta, los directivos de la Ford Motors Argentina 
fueron “partícipes” del plan sistemático del terrorismo de Estado.
Tanto
 Riveros, condenado por coautor, como Müller y Sibila, fueron condenados
 por los 24 casos de privación ilegal de la libertad -9 de esos casos 
doblemente agravados por el tiempo del secuestro- y de torturas. Es 
decir, por los crímenes cometidos contra la totalidad de las víctimas.
Los fundamentos del fallo se leerán el 15 de marzo del año que viene.
“Estoy
 muy, muy, emocionado. Son muchos años”, dijo Carlos Propato, con un 
nudo en la garganta. “Costó un montón, pero lo logramos. Por todos los 
compañeros, los 30000 y los 12 nuestros”, completó el ex delegado del 
área de manufactura de la planta de General Pacheco.
“Fue una 
lucha larga. Tenía 35 años cuando me secuestraron y hoy tengo 77. Pero 
no aflojamos, vamos a seguir”, agregó luego Pedro Troiani, otro 
trabajador secuestrado y torturado en la fábrica. De los 24 trabajadores
 que fueron secuestrados y torturados, 12 murieron antes del debate. Por
 eso la sentencia los animó: “Esto puede ser el futuro de la lucha por 
la memoria, verdad y justicia”, concluyó Troiani.
En la lectura 
del veredicto estuvieron la Madre de plaza de Mayo, Nora Cortiñas, el 
periodista y presidente del CELS, Horacio Verbitsky, el fiscal Felix 
Crous, Victorio Pulón (Sec. DD.HH CTA), el nieto restituido por Abuelas 
de Plaza de Mayo y diputado nacional, Horacio Pietragalla, y la 
economista Victoria Basualdo, investigadora de la complicidad 
empresarial con la dictadura.
Cuando los trabajadores, sus 
familiares, abogados salieron del Tribunal, los recibieron con aplausos y
 festejos los militantes políticos y de derechos humanos que no lograron
 entrar en la sala y que desde temprano rebalsaron la vereda y cortaron 
la calle Pueyrredón al 3700. Cuando los autos de los jueces salieron 
debieron atravesar esa concentración. Los despidieron con aplausos.
“Es
 fundamental (la sentencia) y demuestra que por más voluntad oficial que
 haya por detener estos procesos, la movilización social y la 
consciencia que hay en sectores de la justicia también es muy importante
 y no van a poder detener estos juicios”, reflexionó ante la prensa 
Verbitsky.
La empresa, responsable
Para 
Ojea Quintana las condenas constituyeron un “hito importantísimo” que 
debería marcar el camino del resto de los procesos que buscan justicia 
por la complicidad y participación de las empresas con los crímenes de 
la dictadura.
“Este debate fue contra los individuos, contra los 
gerentes y nuestro próximo objetivo es la multinacional, la sociedad 
anónima, la empresa, la automotriz Ford. Vamos a explorar la 
posibilidades judiciales para hacerle juicio a la empresa y que sea la 
que rinda cuentas”, completó.
En el mismo camino, para el abogado
 Maximiliano Chichizola, de la querella de la Secretaría de Derechos 
Humanos de la provincia, la sentencia que reconoce la participación 
criminal de la empresa marca un antes y un después. “Reconoce lo que 
pasó en Ford, pero también la excede porque es una sentencia que sirve 
para demostrar que el plan sistemático que implementó la dictadura tuvo 
intereses económicos y que tuvo un beneficiario directo que fueron los 
grandes grupos transnacionales”, dijo.

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