31 de marzo (APe).-
 La noche en Villa Caraza se volvió infierno. Cuando la policía entró a 
romper, a lanzar gases y a golpear a los chicos, el comedor Los 
Cartoneritos vio derrumbarse la hora bella de la comida, cuando se 
juntan cien pibes por noche mientras sus familias recogen lo que 
encuentran en las calles vacías.
 
En
 medio del espanto, el Movimientos de Trabajadores Excluidos (MTE), que 
lleva adelante el comedor, pudo armar un comunicado denunciando que 
"irrumpieron violentamente, sin explicación alguna, y reprimieron a 
mansalva a niños y adolescentes, rompieron todo el comedor, tiraron gas 
pimienta. Hay chicos lastimados y detenidos". Villa Caraza es parte de 
Lanús.
Según
 relatan, la policía llegó, encarnizada, persiguiendo a un muchacho que,
 dijeron, había robado. Y se ocultó en el comedor, donde habría algún 
familiar en el que podía guarecerse. Las autoridades suelen redactar 
protocolos detallados para enfrentar las protestas de los pobres. Pero 
no los cuelgan en las armas de las fuerzas de seguridad. Que pueden 
irrumpir salvajemente en un galpón donde cenan niños y adolescentes, 
arrojando gas pimienta como en una guerra declarada.
Detenidos,
 golpeados, hasta desaparecidos por unas horas estuvieron adolescentes 
–de 16 y 17 años- y algún adulto. Hasta la comisaría 5° de Villa 
Diamante fueron los vecinos para reclamar por los detenidos.
"Estábamos
 en el comedor Los Cartoneritos donde comen 100 chicos todos los días, 
en un confuso episodio de enfrentamiento entre la policía con una 
persona que no es de nuestro grupo y que, supuestamente venían 
persiguiendo. Las compañeras salieron a ver qué pasaba y eso terminó en 
una represión con chicos lastimados, donde se tiró gas pimienta adentro 
del comedor", afirmó a Infonews Juan Martín Carpenco, militante del MTE.
 Un colectivo nacido en los días rebeldes y turbulentos de finales de 
2001 desde el que enfrentar la vida recogiendo por las calles cartones, 
vidrio, papel, plástico para enfardar y vender como material reciclable.
En
 las puertas de la comisaría, ellos esperaban largamente las respuestas 
que tuvieran para dar el intendente Pro Néstor Grindetti y su secretario
 de Seguridad, Diego Kravetz. Uno de los chicos detenidos estaba muy 
golpeado, lo que hacía suponer que a eso se debía la tardanza en 
aparecer.
La
 reacción veloz de la Red contra la violencia institucional logró 
viralizar la represión y desnudar la impiedad de las fuerzas de 
seguridad. El silencio del poder se prolonga. El miedo de los pibes se 
hace carne en la piel.

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