(APL)Luis Gabriel GARCIA CAMACHO , Pabellón I Unidad Residencial III,
  Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza fue hallado ahorcado,  el 
pasado  8 de septiembre,  dentro de la celda de aislamiento donde había 
sido ingresado minutos antes. El 16 de septiembre Martin Gabriel PALACIOS,
 murió  como consecuencia de las heridas de arma blanca sufridas en el 
marco de una pelea  entre detenidos, que no fue evitada por personal 
penitenciario en el interior del Pabellón F de la Unidad Residencial VI 
del CPF I de Ezeiza, donde funciona el anexo 
psiquiátrico,  en el marco de un Programas curiosamente llamado  de 
Tratamiento Interdisciplinario Individualizado e Integral (Protin). El 
19 de septiembre  Carlos Ángel TABORDA falleció en el Hospital Tornú, bajo la custodia del SPF en
  Villa Devoto, adonde había permanecido detenido hasta algunos días 
antes. Su fallecimiento fue asociado a una patología de origen 
oncológico, y la investigación administrativa desplegada apunta a 
indagar sobre la adecuación de la asistencia médica brindada dentro del 
complejo, y evaluar la oportunidad del diagnóstico brindado. El 20 del 
mismo mes, Edison Rubén HEREDIA DAVILA
 falleció en el Instituto de Seguridad y Resocialización (Unidad Nº 6 de
 Rawson). Las primeras versiones indicaban que la muerte habría sido 
provocada por asfixia, luego de un conflicto entre detenidos  en el 
Pabellón 10. El crimen no fue evitado por el SPF.
Como
 puede apreciarse, la política  de devastación de los privados de 
libertad  – estatal, ilegal y clandestina – sigue su marcha ascendente. 
Recordemos que un preso o cautiva mueren cada 37 horas en la Argentina, 
 tomando todos los distritos del país. Si bien los casos que referimos 
en esta nota son de prisiones federales,  los estados provinciales 
despliegan la misma esencia represiva sobre los más indefensos. La 
dictadura nunca se fue de las cárceles  de mala muerte, verdaderos 
campos de concentración Siglo XXI.
 

 
 
