Neuquén, 22 de marzo de 2010 (Frente Popular Darío Santillán).- La Federación de Bibliotecas Populares de la Provincia de Neuquén, volvió a fines de 2009, a ponerse en movimiento para denunciar la falta de pago por parte del Estado provincial, del subsidio establecido por la ley 1627 y 1628 y sus decretos. En la provincia existen aproximadamente unas 100 bibliotecas populares que, poco a poco, van tomando contacto para organizarse y potenciar sus reclamos y sus acciones.
Las bibliotecas populares son asociaciones civiles sin fin de lucro que están sostenidas voluntariamente; no dependen de nadie pero están “ayudadas” por subsidios que, generalmente, no cubren la totalidad de sus gastos, por lo que, además, organizan ferias de ropa, de empanadas, hacen talleres, eventos en general, buscando juntar los fondos necesarios para hacer sustentable el proyecto.
La ley 1627 y 1628 y los decretos que la reglamentan crean la Dirección de bibliotecas populares en la provincia de Neuquén y establecen un subsidio, que las Bibliotecas ha dejado de cobrar hace ya muchos meses. Según cuenta Lucio Mansilla, Secretario de la Federación de Bibliotecas Populares de Neuquén, al interpelar a los responsables, la Directora de Bibliotecas Populares, dependiente de la Secretaria de estado de cultura, Cristina Cruz Mora, alega que la falta de pago se debe al mal estado de las finanzas en la provincia.
La situación que ocasiona la falta de pago del subsidio a las Bibliotecas Populares es muy delicada. Hoy en día, ellas son verdaderos centros culturales y de contención social para los vecinos. La mayoría tiene PC e internet, fotocopias, en ellas se dan talleres de guitarra, encuadernación, charlas de salud, por lo que la gente se acerca por diversas necesidades. En los barrios como Ciudad Industrial, Villa Florencia o en parajes con Las Ovejas o Las Coloradas los chicos, los jóvenes, las amas de casa, los jubilados encuentran un lugar donde sentarse a leer, donde hacer las tareas en grupo ya que en sus casas quizás conviven siete personas en un ambiente.
Esta situación permite que las Bibliotecas permanezcan abiertas, aún sin recursos, aún teniendo que reducir sus horarios para achicar los gastos de servicios. Algunas de las Bibliotecas que forman parte de la Federación reciben pequeños incentivos monetarios de la Conabip o mediante un decreto municipal que no alcanza para cubrir el salario del personal bibliotecario. “Creemos que no se dimensiona que cada chico o joven que está en la sala de lectura, es uno menos que esta en la calle o en el ciber y que ese concurrir a las bibliotecas verdaderamente contagia entusiasmo”, comenta Lucio.
Esta situación ha llevado a la Federación a llevar adelante un plan de denuncia permanente, para hacer público el problema, que entiende afecta a la comunidad, sobre todo al crecimiento de los jóvenes. “La paciencia también encuentra su límite cuando ni siquiera el Estado es capaz de permitirnos mediante, el pago a tiempo, de seguir trabajando”, nos dice.
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