Los
 presidentes no realizan apoyos a otros presidentes sólo por respaldar 
la institucionalidad de un gobierno. De hecho, cada nuevo presidente en 
un país en conflicto recibe apoyos y reconocimientos de un arco político
 y no de otro. Recordemos la situación del presidente paraguayo Fernando
 Lugo, primera víctima de un arco opositor que recibió el vacío por 
parte de varios gobiernos latinoamericanos y el apoyo por parte de 
otros. ¿Opositor a quién? Esa es la pregunta. “Opositor” es el mote que 
le pone el estáblishmen capitalista, para poder volver a ser centro 
cuando desde un país o grupo de países se empieza a construir su propia 
historia. Calcada situación se registró con los presidentes de 
Nicaragua, Daniel Ortega; Brasil, Dilma Rusef; Argentina, Cristina 
Kirchner; Evo Morales en Bolivia; con los “cientos de hijos de Fidel en 
Cuba; y con varios políticos de primera o segunda línea en países como 
estos y otros que también son parte de ese arco opositor. Creemos que en
 parte lo problemático, es que ninguno de ellos y ellas llegan al poder 
de manera totalmente limpia, y algunos son parte del empresariado al que
 dicen combatir, otros han sido acusados de abuso sexual, otros de 
corrupción y otros simplemente difamados. Y por esto han contado con el 
repudio de la izquierda y la gran mayoría, que difundiéndose esto en los
 medios masivos, entendieron que no se puede estar en el poder y tener 
cuentas pendientes con la honestidad, la dignidad.  Sin embargo, 
Mauricio Macri fue encontrado infraganti propietario de varias empresas 
destinadas al lavado de dinero, o siendo parte de empresas que han 
defalcado al Estado Argentino, pero su suerte es diferente. Al menos por
 ahora. Lo que sucedió esta semana en Brasil, deja muchas puertas 
abiertas a nuevas reflexiones. El rol de los medios hegemónicos en estos
 casos es crucial, es que quien está en el gobierno sea un empleado de 
un poder más grande, bancado por las grandes corporaciones. Todo tiene 
su límite y siempre hay una nueva cara o estrategia de marketing para 
poner a otro en su lugar.
Por un lado, se hace 
viral un video y un audio que incriminan al “presidente” Temer en 
corrupciones. Por otro lado, un caso de corrupción vincula a los 
gobiernos actuales de Argentina y Brasil. Por otro lado, los medios de 
comunicación hegemónica no han podido no poner en el eje de sus agendas 
el lío que generan estas pruebas de corrupción en Brasil. A menos de dos
 días del escándalo, el mismísimo Temer sale a decir que no es verdad, y
 a negar rotundamente todo lo que se muestra y dice. En Brasil, para 
este domingo se convocó a marchas por parte de quienes quieren sacar a 
Temer desde que encabezó el juicio a Dilma, y por quienes querían sacar a
 Dilma por corrupta y poner a Temer. El mundo de los negocios fija la 
pauta, y la bolsa brasilera debió cerrar para no generar un “crash” 
financiero. El dólar en nuestro país subió abruptamente y se espera que 
siga subiendo a causa del desastre brasilero, ¿o por temor a la caída en
 cadena de Macri corrupto también?
Vale la pena 
ver cómo los medios hegemónicos imponen su sentido común y construyen la
 realidad. El Diario Clarín decía el 31/08/2016: “Cuando Cristina 
Kirchner y el Frente para la Victoria hablan en la Argentina de “golpe 
institucional” no hablan sino de otra cosa que de ellos mismos. Hablan 
de una "persecución judicial" en la Argentina como la que sufren Dilma y
 su mentor, Luis Inacio Lula da Silva. También lo hace el eje 
bolivariano protegiendo al venezolano Nicolás Maduro en una región donde
 en Argentina y Brasil, los dos socios más grandes del Mercosur, comenzó
 el giro político de la región.” En este fragmento de nota de hace sólo 
un año, Clarín pegaba a Mauricio Macri con Temer, que lograba imponer su
 golpe parlamentario en Brasil. 
Daniel Ortega 
fue liberado de culpa (y sin estar en el poder), Fidel falleció y el 
capitalismo olvidó la cuestión de sus “cientos de hijos” no reconocidos.
 Dilma, Lula, aún no han podido inculparlos, tampoco a Cristina. Todos 
ellos juzgados en momentos en que no eran gobierno. No es el caso de 
Macri y de Temer. Son parte de un mismo plan ¿Podremos los países 
latinoamericanos pensarnos como una Patria Grande? La forma de operar la
 política por parte del poder hegemónico viene irrumpiendo en nuestras 
realidades de manera calcada desde hace ya más de 5 años, bajando 
políticos que no responden cerradamente a sus designios ¿Podrá el Poder 
Popular fijar agenda? Sostenemos que la revolución no se impone, sino 
que se construye, y para esto necesita de nuestra participación, no 
siendo oposición, sino construyendo, ya que el “proceso” necesita ir 
desde un capitalismo salvaje a un socialismo, pasando por un capitalismo
 nacional para luego avanzar en conquistas que exijan y pongan al poder a
 organizaciones compañeras en lugar de a punteros corruptos. ¿Podremos 
hacer el esfuerzo de imaginar cómo construiremos ese proceso de 
transición? Sin dudas, Macri, Temer, son el retroceso, ¿Somos nosotros 
parte del avance de la historia? Tenemos la oportunidad a cada minuto de
 demostrarlo.
 


 
 


