(APL).-
(APL) “Al fin de la
 extensa actividad, que reunió a 5000 manifestantes, dos patrulleros 
armados para la ocasión fueron prendidos fuego por los militantes que 
entonaron consignas y marcharon en ronda alrededor de las altas llamas.
 “Dale alegría, alegría a mi corazón/ la sangre de los caídos se rebeló/
 Ya vas a ver/ las balas que vos tiraste van a volver/ Si señor/ Vamo’ a
 llenar de ratis el paredón”, fue el himno de una jornada encendida 
también en las almas para decir basta a la represión
 estatal descargada con saña sobre los nuestros. Gracias por el fuego, 
Luciano”. Fragmento de la nota de OC donde se da cuenta de diversos 
aspectos de la movilizacion del pasado sábado en Lomas del Mirador.
 
Cuando Laura y Natacha, dos militantes de Familiares y Amigos de 
Luciano Arruga leyeron el “Manifiesto a 8 años”, la tierra de plaza que 
lleva el nombre del joven, en Lomas del Mirador, tembló bajo una 
multitud que el pasado sábado 28 realizó la jornada
 por el crimen que lo desapareció en 2009 y luego lo asesinó, el marco 
de la represión estatal aún impune. Luciano es el símbolo más 
contundente que da cuenta de la masacre sistemática de jóvenes sufrida 
bajo todos los gobiernos constitucionales, especialmente
 durante la gestión kirchnerista que ostenta el funesto 65 por ciento de
 los asesinatos en las calles por “gatillo fácil”, comisarías y cárceles
 de mala muerte entre 1983 y 2015. Aunque cabe destacar que Mauricio 
Macri realiza desde Cambiemos un empeñoso intento
 de superar a sus antecesores, y si no lo frena la lucha, su objetivo 
será una realidad: En tan solo 11 meses de gobierno del
PRO, ésta plutocracia ya 
superó la cifra de los sucumbieron durante el gobierno de Raúl Alfonsín,
 que duró seis años. La marcha por Luciano, también le dijo un rotundo 
NO a la baja de la imputabilidad y a la reforma de la Ley 24660,
 conocida como “Ley Sepultura” que anhela arrasar todos los derechos de 
los seres humanos privados de libertad.
Desde todo el país
La columna más significativa fue la de los familiares a los que les 
había “pasado la aplanadora” y desde entonces se lanzaron a la lucha. 
Aunque no lo hicieron sólo por “su” hijo o hija caídos bajo el plomo, 
picana o las diversas torturas que emplean los
 agentes del Estado en su función más perfeccionada, además de regentear
 todos, absolutamente todos, los delitos en la Argentina. En los rostros
 de Emilia Vasallo (Buenos Aires), mamá de Pablo; o de Viviana Alegre 
(Córdoba), mamá de Facundo; o de Sibila Arévalo
 (Jujuy), mamá de Pablo; o de Liliana Silva (Neuquén), mamá de Matías, 
podía notarse la rabia y la convicción al gritar las consignas. Saben 
que “su” hijo no volverá, pero quieren impedir el mismo dolor a otros 
hombres y mujeres del pueblo, que ninguna gestión
 estatal evitó ni castigó. Por lo contrario, la condujo, la impunizó y, 
luego, ascendió a los matadores, con algunas poquísimas excepciones.
Los familiares habían llegado desde distintas provincias del país, lo
 que revela la “nacionalización” represiva que fue política de los 
gobiernos provinciales de cualquier signo. Cierto es que algunos no 
pudieron estar: los había matado la tristeza, el cáncer,
 la depresión o el suicidio. Porque la muerte de un hijo, quien debió 
enterrar a sus padres, también devasta, enferma o enloquece. De allí la 
importancia de esta lucha colectiva que fortalece.
Marcha, teatro callejero y presencias
Vanesa Orieta, hermana de Luciano, agitaba desde un camión a una 
muchedumbre entre los que caminaron Mónica Alergre (mamá de Luciano); 
Nora Cortiñas (Madres Línea-Fundadora); María del Carmen Verdú 
(Correpi); varios militantes de la Asociación de Ex Detenidos
 Desaparecidos; Pablo Pimentel de la APDH
 de la Matanza (uno de los distritos más castigados por la represión); 
Colectivo de Artistas del Movimiento del Oeste; Bombos del Rey; Grupo de
 Teatro del Espacio Luciano (todos ellos realizaron
 perfomances callejeras a lo largo del recorrido de dos kilómetros de la
 marcha); Niñez y Territorio; Partido Socialista de los Trabajadores, 
Partido Obrero, Movimiento Socialista de los Trabajadores; Movimiento 
Popular La Dignidad; Frente de Organizaciones
 en Lucha y una impresionante columna de La Poderosa; los ex diputados 
Vilma Ripoll y Luis Zamora, entre muchos otros.
El Manifiesto y la llama encendida
Ya entrada la noche, luego de múltiples actividades, Familiares y 
Amigos de Luciano afirmaron en el Manifiesto que “los crímenes de lesa 
humanidad son cometidos por el propio Estado, igual que las violaciones a
 los derechos humanos, y esa represión se perpetra
 ininterrumpidamente durante dictaduras y gobiernos constitucionales. No
 vemos casos aislados, no vemos errores, manzanas podridas, falta de 
control o ausencia de instituciones. No vemos violencia institucional, 
vemos represión estatal, impunidad y complicidad”.
“Al fin de la extensa actividad, que reunió a 5000 manifestantes, dos
 patrulleros armados para la ocasión fueron prendidos fuego por los 
militantes que entonaron consignas y marcharon en ronda alrededor de las
 altas llamas. “Dale alegría, alegría a mi corazón/
 la sangre de los caídos se rebeló/ Ya vas a ver/ las balas que vos 
tiraste van a volver/ Si señor/ Vamo’ a llenar de ratis el paredón”, fue
 el himno de una jornada encendida también en las almas para decir basta
 a la represión estatal descargada con saña sobre
 los nuestros. 
Gracias por el fuego, Luciano.
1 de Febrero de 2017.