19 de Enero de 2017
Arroyos   y ríos desbordados, rutas cortadas o con circulación limitada, cientos   de viviendas inundadas, campos bajo agua donde apenas asoman los postes   del alambrado y la población refugiándose en lugares precarios, son   imágenes cada vez más frecuentes.
Esto   no es casualidad. Hay certeza ya de que es el modelo agrobiotecnológico   el responsable de esta situación cada vez mas recurrente, caracterizada   por desbordes inusuales, como las recientes lluvias que arrojaron un   panorama desolador al registrarse solo en la provincia de Santa Fe más   de un millon de hectareas bajo el agua.
Para    tener una noción del panorama actual, pueblos y ciudades enteras han   quedado sumergidos como Pergamino, La Emilia, San Nicolás, Rafaela,   Arroyo Seco, y casi un centenar en la región centro, en la pampa húmeda,   una región que fuera una de las más fértiles y ricas del mundo.
En   este marco, si bien son necesarias las obras hidráulicas, éstas solo   maquillan un problema coyuntural: El deterioro manifiesto en el que se   encuentran los suelos hace que los mismos no absorben lo que deben,   escurriendo dichas aguas hacia las cuencas inferiores. Esto es lo que en   definitiva agrava las inundaciones.
Estudios   realizados por Universidades Públicas y especialistas de distintas   disciplinas ratifican, entre otros, que los cultivos de raíces pequeñas   como la soja transgénica no permiten la infiltración profunda o la   evaporación; la eliminación de la actividad pecuaria provoca la subida   de las capas freáticas, la desaparición de la fauna y flora por la   aplicación de más de 300 millones de litros de agrotoxicos en cada   campaña, compacta los suelos y los convierte en un vidrio en el que   rebota el agua.
En   efecto, la aplicación del paquete tecnológico de transgénicos,   agrotóxicos y siembra directa, base del agronegocio, significó la subida   de las capas freáticas, la uniformidad de la granulometría superficial   del suelo y la muerte directa de los micros y macros organismos edáficos   alterando negativamente los ciclos del agua y los nutrientes, el flujo   de energía y la dinámica de las comunidades por encima y debajo del   suelo.
Se   confirma, una vez más, que seguir insistiendo con las buenas prácticas   agrícolas o de labranza, no constituyen una solución ni razonable ni   ética a este problema, dado que nos encontramos frente a un modelo de   producción hegemónico y fuera de control que, en modo similar a la   minería, desequilibran la situación funcional del suelo y le exprime el   suelo hasta sus últimos nutrientes.
Si   a este panorama le agregamos los múltiples focos de incendios en las   provincias de La Pampa, Río Negro y el sur de Buenos Aires,   incontrolables por los escasos recursos de contención del fuego que hay   disponibles, que provocaron la masiva mortandad de animales y cientos de   hectáreas desbastadas por el fuego. Los ríos enteros contaminados por   los numerosos derrames de cianuro provocados por la actividad minera,   dejando a poblaciones enteras sin acceso a agua potable y una mortandad   de peces incalculable. El impactante alud que enterró las localidades de   Volcán, Bárcena y Tumbaya en Jujuy, cuyos habitantes se esfuerzan por   recuperar sus casas, anegadas por el lodo y, de alguna forma, recuperar   la vida cotidiana. Las millones de hectáreas de bosque nativo destruidas   en aras de "supuestas inversiones" o mejor dicho de "especulaciones   inmobiliarias", comprenderemos que nuestro país atraviesa por una   verdadera situación de catástrofe ambiental.
No   cabe ninguna duda de que la aceleración de las desastres ambientales   que hoy padecemos son la resultante de un modelo productivo   extractivista salvaje que, violando las leyes de la naturaleza, ha   seguido las leyes del Dios Mercado basadas en priorizar las máximas   ganancias para unos pocos, con consecuencias que las paga todo el   pueblo, no solo con la pérdida de sus bienes, sino también porque   compromete su salud y su bienestar, como asimismo, su presente y su   futuro.
Es   claro que el modelo de producción aplicado no es amigable con el   ambiente, y  que los daños que genera son sufridos por miles de   ciudadanas y ciudadanos argentinos, sumado a las incalculables pérdidas   sociales, económicas y productivas que ello implica en general para   nuestro país.
 A   20 años de la implantación de este modelo productivo, la sociedad   civil, las organizaciones sociales, los investigadores y científicos,   las universidades, las víctimas que se acumulan en cada rincón de la   patria, vienen alertando de las consecuencias de envenenar masivamente   el suelo, el agua, el aire, la naturaleza y la vida misma.
Los   responsables debajo de esta catástrofe "natural", sanitaria o   ambiental. tienen nombre y apellido, son productores inescrupulosos,   inversores y financistas, profesionales y funcionarios que pertenecen a   una economía concentrada, monopólica y transnacional, que lucran desde   hace décadas con el sufrimiento y la expoliación de los pueblos ,lo que   hace que sostengamos que urge la toma de responsabilidad por parte del   estado de gestionar otro modelo de producción, donde se respeten los   equilibrios ecosistémicos y deje de lado las declaraciones de   "emergencia agropecuaria", que todos subsidiamos y cuyo destino final   beneficia a unos pocos.
Sostenemos   una vez más que hay una alternativa, una verdadera salida para enfriar   el planeta y actuar sobre el cambio climático y no es con represión ni   con su acción desenfrenada. Solo superaremos la difícil situación que   atraviesa nuestro país, planificando revertir el camino desarrollado   hasta ahora, y es optando por el modelo agroecológico de producción que   se opone al agronegocio.
Adhesiones:
Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (CALISA) – Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina.
Cátedra   Libre de Soberanía Alimentaria (CALISA) – Escuela de Nutrición de la   Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina.
Seminario   Interdisciplinario sobre el Hambre y el Derecho Humano a la   Alimentación Adecuada – Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos   Aires (UBA), Argentina.
Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria y Agroecología – Universidad Nacional de Luján (UNLu), Argentina.
Cátedra Abierta de Estudios Urbanos y Territoriales – Sede Trelew de la UNPSJB, Argentina.
Cátedra Libre de Agroecología y Soberanía Alimentaria (CLAySA) – Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Argentina.
RENACE, Red Nacional de Acción Ecologista y sus organizaciones: 
ASOCIACIÓN   AMIGOS DEL LAGO DE PALERMO - ACCIÓN POR LA BIODIVERSIDAD. . AMBIENTE   MAR - ASOCIACIÓN CONTRA LA CONTAMINACIÓN AMBIENTAL - ASOCIACIÓN   ECOLÓGICA DE LANÚS. A.E.L. - BIOS ARGENTINA - COLECTIVO TINTA VERDE -   ECOLOGÍA Y CRECIMIENTO CON ORGANIZACIÓN SOLIDARIA. - E.C.O.S. DE   SALADILLO - FUNDACIÓN UÑOPATUN – PERMAHABITANTE - MOVIMIENTO ANTINUCLEAR   DEL CHUBUT. MACH - FORO ECOLOGISTA DE PARANÁ -  FEDERACION ARGENTINA DE   ESPELEOLOGIA- FadE - FUNDACIÓN CULLUNCHE -
                  
ASOCIACIÓN   AMBIENTALISTA PIUKE - SOCIEDAD ECOLÓGICA REGIONAL – SER – CENTRO DE   PROTECCIÓN A LA NATURALEZA. CeProNat - CENTRO ECOLOGISTA RENACER –   MUYUQUI - PRO ECO GRUPO ECOLOGISTA -  ECO SITIO