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San Rafael, Mendoza.- Cuando espontáneamente leemos los acontecimientos actuales en el marco de la política argentina en relación al control de afluentes de importación, revisión y renovación de contratos con trasnacionales ocupadas en empresas de servicio (luz, agua, gas), de transporte, asignaciones universales, protección a la tercera edad, entre otros, creemos estar en una etapa inédita y nos alegramos de que finalmente "llegó la hora del pueblo, con el pueblo y para el pueblo".
Desde la perspectiva histórica podríamos afirmar que estamos ante un nuevo proceso cíclico que ya tiene sus antecedentes en otra parte de la historia y en relación a la idea anterior uno puede decir, "sí pero hay procesos más dignos y más indignos".
A partir del quiebre del 2000 estamos en presencia de otra etapa que no está ajena en este espiral, ascendente y cíclico de economías "proteccionistas (burguesía nacional y economías liberales (burguesía trasnacional) por ponerles un nombre en la generalidad de sus característica, pero siempre bajo la lógica capitalista y que una vez más nos pone en evidencia los contrastes de las economías liberales de gestiones de centro izquierda en la región latinoamericana: en el mayor control fiscal sobre los recursos naturales pero siempre capitalizados por las burguesías nacionales comprometidas coyunturalmente con las gobiernos nacionales y las siempre onerosas ventajas de ciertos enclaves, como los mineros, al mejor estilo de las factorías del Siglo XVIII-XIX, renovados recientemente en el caso de Argentina en la década del 90`.
AL ACECHO DE LA ECONOMÍA REAL
La crisis momentánea del capitalismo financiero tras 140 años de despiadada especulación ha vuelto su mirada voraz sobre la economía real, “los porotos constante y sonante”, y esto posiciona a Latinoamérica en un nuevo y rediseñado rol geoestratégico que brinda oportunidades singulares para la “autodeterminación de los empresarios nacionales apoyadas generalmente por la soberana movilización popular” y que requieren gigantescos desafíos ya que hay que seguir lidiando con los acrecentados intereses trasnacionales, las tensiones diplomáticas y los marcos jurídicos establecidos.