jueves, 16 de abril de 2009

DENUNCIA POR PERSECUCIÓN IDEOLÓGICA

Antes el gobierno, ahora la burocracia sindical
Por Juan Pablo Ruiz (El Bolsón)

Relato de los hechos
A fines de enero, conversando acerca del difícil año político que se avecinaba, una compañera comentó que, según trascendió, desde la conducción local no se tenía pensado hacer nada, más que esperar las resoluciones del primer congreso extraordinario de la Unter.
La noticia causó estupor y sorpresa a los integrantes de la agrupación Rojinegra, de la cual formo parte. En efecto, se acercaba la fecha para la realización de asambleas de toma de cargos y nos encontrábamos con decenas de compañeros y compañeras que se iban a ver privados de trabajar merced a las resoluciones discriminatorias del CPE que son de público conocimiento. Por otro lado, trece compañeros acababan de ser despedidos por el cierre de sus respectivos cargos.
A uno y otro aspecto, sumados a otros (bajos salarios, falta de alimentos, deficiente servicio del Ipross, edificios escolares en mal estado, transporte escolar insuficiente o fuera de las normas de seguridad, etc.), entendíamos que había que darle un respuesta política, y por eso decidimos tratar el asunto con la Comisión Directiva.
Así nos hicimos presentes en la seccional El Bolsón de la Unter, los afiliados Ana Paula Rodríguez, Gabriel Jecke, Ángela Rivela y quien relata, Juan Pablo Ruiz, el 28 de enero, alrededor de las 11 de la mañana. En la sede se encontraban el secretario general, Facundo Vidal Domínguez, la secretaria de Finanzas, Julia Giganti, y la empleada administrativa. Minutos después llegó la secretaria de Nivel Primario, Patricia Mon Avalle.
Planteamos nuestra inquietud a los señores Vidal Domínguez y Giganti. Ellos confirmaron el rumor: la Unter local no haría nada hasta el congreso. Objetamos entonces que, a nuestro entender, si no hacíamos algo urgente (y en particular, impedir la asamblea de toma de cargos) se abandonaba a su suerte a los compañeros afectados. Incluso le recordamos a Vidal Domínguez que él mismo le había advertido a la delegada regional del CPE Viviana del Agua, a los gritos, durante una manifestación en diciembre, que las asambleas se iban a impedir, desde el sindicato, si las resoluciones no eran anuladas.
A nuestros argumentos, Vidal Domínguez contestó que se encontraba “en un momento de contradicciones internas” y dudaba de que fuera conveniente accionar desde la localidad fuera de la decisión de conjunto del sindicato que, según él, le daría más fuerza a las decisiones que se tomen. Asimismo, apeló al “derecho a trabajar” de quienes quisieran tomar cargos y agregó en ese sentido que no quería “enfrentamientos con los compañeros en la asamblea”.
Le replicamos que, lejos de mostrar fortaleza, la inacción de la militancia de El Bolsón (y más aún tratándose de la conducción) no sólo se traduciría en una victoria a favor del gobierno sino que también repercutiría negativamente a nivel interno, dado que las expectativas de lucha que los damnificados tenían en diciembre se verían defraudadas.
Por otro lado, le hicimos notar que en sus palabras el “derecho a trabajar” para unos no contemplaba idéntico derecho en quienes se veían perjudicados por las resoluciones discriminatorias. Entendimos además que el posible enfrentamiento con compañeros que quisieran tomar cargos, a pesar del marco de arbitrariedad e injusticia que iba a teñir las asambleas, era parte de los consabidos riesgos políticos que debe afrontar un dirigente y que si la coherencia entre el decir, pensar y actuar prevalecía la conducción local tenía el deber ético de defender los derechos vulnerados.
Para eludir el debate, Vidal eligió entonces atacarnos: “Ustedes son los iluminados de siempre”, “Son unos soberbios”, “Sos un autoritario”, y otras frases de ese tenor.
En tales circunstancias llegó la secretaria de Nivel Primario, Patricia Mon Avalle, y se unió a la discusión apoyando la línea argumental de Vidal, ya referida. Ante la llegada del periodista Fabián Balaz[1], Vidal se retiró para una entrevista. Mon Avalle reforzó en este punto la idea de que “lo primero es la organización”, haciendo referencia a la estructura del sindicato y que sobre todas las cosas había que atenerse a ella[2].
Disentí inmediatamente con su postura, recordándole que el objetivo de un sindicato es, por sobre cualquier otra cosa, la defensa de los trabajadores y que, en todo caso, la estructura del sindicato debía ponerse al servicio de esa causa y no estar por encima, en desmedro de ella.
Ante tales argumentos, Mon Avalle respondió un poco reflexivo “Yo soy de la Unter”. Insistí en mi postura recordándole que muchas veces la estructura sindical no responde o responde tarde a las demandas, recurrentemente urgentes, de los trabajadores, y traje a colación el caso de los maestros rurales de El Bolsón, que en 2008 debieron tomar medidas de acción directa por fuera de los tiempos de la Unter, que a regañadientes avaló la legítima reacción del sector ante los despidos decretados por el gobierno provincial[3].
Con el fin de ganar más contundencia en mi línea argumental, le dije, en textuales palabras: “Patricia, mirá si será absurdo lo que decís que si estuviéramos en la Uocra, según tus ideas, estaríamos discutiendo con fierros en la cintura”.
La afiliada Mon Avalle entonces me increpó a los gritos: “¿Me estás amenazando?”. Perplejo, y aún en mi inocencia, creyendo que había escuchado mal, le contesté: “No, Patricia, ¿qué estás diciendo? Estoy haciendo una analogía, una comparación, para que veas que la defensa de la estructura por la estructura no tiene ningún sentido”.
De nada sirvieron mis intentos por explicar el supuesto “malentendido”, y Mon Avalle continuó increpándome (y entonces comprendí que ella había recurrido a una repudiable estrategia para escapar del debate y de la crítica) hasta que terminó echándonos de la sede sindical.
Con indignación e impotencia, mis compañeros y yo nos retiramos concientes de que de nada serviría intentar dialogar con personas que nos profesaban tanto odio.
Como dato de color, esa misma tarde escribí una noticia para la agencia Prensa del Pueblo, donde también milito (ver texto adjunto, especialmente lo destacado en bastardilla[4]). La nota fue levantada por varios medios gráficos y radiales de la zona y al día siguiente algunas radios llamaron al secretario general Vidal y, refrescado en su memoria las promesas de acción que había hecho en diciembre, no tuvo más remedio que ratificar la determinación de “impedir las asambleas de toma de cargos”.
Los días de conflicto sindical se sucedieron, primero en El Bolsón y luego en toda la provincia. Desde el principio al fin participé activamente en todo lo que pude, y gran parte de esa energía la aposté en Chichinales. Fue allí, creo que la noche del 2 de abril, cuando ya se estaba consumando la operación conjunta de dirigentes azules y celestes para desmontar el piquete, durante una charla política, que la secretaria de Nivel Primario de Unter Central, Olga Martín, me dijo con cierta sorna y sin que venga a cuento en el hilo de la conversación que “había alguien con pedido de sanción disciplinaria en El Bolsón”.
Intuyendo que se trataba de alguna persecución política, al retornar a mi localidad, luego de realizada una asamblea que decidía mandato para el congreso de Choele Choel, le pregunté al secretario general de Unter El Bolsón, Facundo Vidal Domínguez, si existía un pedido de sanción disciplinaria. Para mi sorpresa, Vidal me contestó, en palabras textuales: “Sí, hay un pedido de sanción contra vos, por amenaza de muerte con armas de fuego a la compañera Patricia Mon Avalle”.
Poco me servirán las palabras para expresar la bronca y la indignación que sentí en ese momento. Le pregunté, aún atónito, por qué no me habían informado durante más de dos meses de la tremenda determinación que habían tomado. Me contestó que convocaron a los compañeros Javier Ishikawa y Pablo Salomón a una reunión en su momento y que ellos se negaron a asistir. Le requerí explicaciones, entonces, de por qué los habían llamado a ellos y no a mí. Respondió que llamaron a mis compañeros de la agrupación Rojinegra porque, textuales palabras: “Entendimos que era una cuestión agrupacional”[5]. Sin llegar jamás al insulto, le dije que eran unos caraduras, unos cobardes, que actuaban igual que el gobierno, que no tenían ni una pizca de ética ni respeto por los compañeros y que lo que estaban haciendo conmigo era lisa y llanamente una persecución ideológica con la cual no sólo buscaban escarmentarme a mí sino a todos los que piensan distinto a quienes hoy mantienen la hegemonía dentro de la Unter.
Dada la gravedad de la actitud de los dirigentes de El Bolsón, decidí plantear el tema en la asamblea siguiente, un encuentro informativo luego del polémico congreso de Choele Choel. Terminado el informe y las preguntas del caso, tomé la palabra y comenté sucintamente el caso a los compañeros y las compañeras presentes, tras lo cual pedí a Vidal (Mon Avalle no estaba: había optado por quedarse en Chichinales desarmando el piquete) que les explique a cada uno de ellos, “mirándolos a los ojos”, lo que me había dicho dos días atrás. Balbuceante, Vidal no resistió la ilación de su mentira, fue abucheado y se retiró de la asamblea junto a una veintena de afiliados.
Luego de que se retirara, la compañera Amalia Quintillán reveló que ella fue circunstancial testigo del momento en que Vidal redactaba el pedido de sanción disciplinaria contra mí, e incluso aseguró que el dirigente manifestó la intención de radicar una denuncia penal en la Policía[6].
Agrego, para terminar, que solicité a la conducción de El Bolsón que tengan un gesto de altura política y ética y que retiraran inmediatamente el pedido de sanción. Ebrios de soberbia, no lo han hecho. Demás está decir que hasta ahora me han negado leer el texto que encierra esta falsa acusación contra mi persona, contra mi honor y contra mi libertad de pensamiento.

Denuncio a la burocracia sindical de la Unter, tanto local como provincial, que, temerosa de perder espacios de poder, está empezando a recurrir a métodos perversos de escarmiento como el que estoy sufriendo yo ahora con el claro fin de acallar las voces disidentes en la vida política de esta organización de los trabajadores.
Hechos como el que he relatado no pueden dejar de leerse fuera de la larga lista de manejos sucios acaecidos durante las últimas semanas de buena parte de la dirigencia gremial, que incluyeron boicots a medidas de fuerza (a Chichinales esencialmente) y traiciones a mandatos de congreso y de asamblea.
La tan mentada “democracia sindical”, con que tanto se han llenado la boca los mismos que no tienen ningún prurito a la hora de violar mandatos, con estos lamentables episodios se hace añicos. Y quieren hacerla pedazos, porque de idéntica manera reacciona el fascismo cuando nuevas y liberadoras fuerzas empiezan a poner en jaque a los que detentan el poder en perjuicio de las mayorías.

Un abrazo a todas mis hermanas y hermanos de militancia y de la vida.
Que paguen su culpa los traidores.
Arriba los que luchan.

Juan Pablo Ruiz
DNI 24.496.520
Afiliado Nro. 18703


[1] Mencionado como “testigo” por Vidal de la falsa acusación que se me hace. Pseudo-periodista, según fuentes muy confiables, pagado por el gobierno de Río Negro para desprestigiar la lucha docente a través de la radio FM Patagonia Andina, su página Noticias del Bolsón y sus colaboraciones para otros medios oficialistas en la provincia. Su página http://www.noticiasdelbolson.com.ar/ cuenta con publicidad de Unter Central desde las últimas elecciones locales. Fue el personaje mediático que, junto con el concejal neofascista Miguel Gotta, más intentó arengar contra los docentes a través de prácticas violentas que ya son conocidas en toda la provincia.
[2] Mon Avalle también aseguró que sólo en El Bolsón, en toda la provincia, había gente en desacuerdo con las resoluciones discriminatorias. Incluso refirió que en Cipolletti los compañeros estaban “conformes” con esas disposiciones. Una como otra aseveración, a la luz de los hechos, han demostrado ser falsas (en el caso de Cipolletti, sólo la conducción estaba de acuerdo con estas medidas discriminatorias).
[3] En efecto, lejos de alentar la digna reacción de los docentes, los dirigentes de Unter Central nos acusaron de “inorgánicos” y “desobedientes” durante los primeros congresos del año pasado. Incluso algún secretario general hasta tuvo el coraje de advertirnos: “Que sea la última vez que una seccional toma medidas fuera de la decisión del conjunto”.
[4] TENSO INICIO DE ACTIVIDADES ESCOLARES
El Bolsón, 28 de febrero (ANPP).- Con casi 800 cargos docentes dados de baja, irregularidades en el pago de haberes y sueldos muy por debajo de la canasta familiar, el ciclo lectivo 2009 probablemente empezará en Río Negro con ánimos caldeados entre los trabajadores de la educación.
Las recientes declaraciones del gobernador Miguel Saiz, en las que aseguró que no negociará con la Unter hasta tanto la Ctera no acuerde con el gobierno nacional un piso salarial, no viene sino a acrecentar las broncas de muchos maestros y es un claro desafío al sindicato que, el mes pasado, anunció el no inicio de clases de no haber un aumento en los sueldos.
Entre los ataques contra los derechos de los trabajadores también hay que contar las resoluciones 1565/07, 1127/08 y 1586/08 del Consejo Provincial de Educación (CPE), que restringen las posibilidades laborales a decenas de docentes.
Simultáneamente, quizás sintiéndose en una coyuntura política que le favorece, el ministro de Educación, César Barbeito, ha decidido sumar 200 puestos políticos dentro de cartera.
En El Bolsón se espera una semana complicada por la realización, en escuelas rurales, de las asambleas presenciales para la toma de cargos, que tienen como fechas el 5 y 6 de febrero.
En efecto, a principios de diciembre pasado, el secretario general de Unter El Bolsón, Facundo Vidal Domínguez, advirtió a la delegada regional del CPE Viviana del Agua que “desde el gremio se van a impedir las asambleas de toma de cargo y el inicio de las clases” si las resoluciones discriminatorias no se dejan sin efecto.
Los principales perjudicados, en este aspecto, que quedarían sin la posibilidad de tomar cargos en todo el año, son los docentes residentes en las localidades chubutenses vecinas a El Bolsón: Lago Puelo, El Hoyo y Epuyén, principalmente.
Integrantes de la agrupación Rojinegra, que milita en la Unter, se acercaron esta mañana a la sede local del gremio para averiguar si se estaba organizando algo con respecto a éste y otros problemas.
Allí les informaron que habrá una asamblea el martes 3 de febrero, a las 19, en la sede gremial, calle Valle Nuevo 2032, en la que se discutirán las acciones a seguir.
Con respecto a los cierres de cargos, la conducción de Unter El Bolsón reconoció desconocer el detalle de las secciones caídas en la localidad, que conforman el tremendo recorte que el gobierno provincial ha perpetrado al dar de baja 782 puestos docentes en Río Negro.
Desde la agrupación Rojinegra, estimaron que, “lamentablemente, una buena cuota de esos cargos suprimidos puede que le toquen a El Bolsón, especialmente a la escuela hogar 268 y a escuelas rurales de la zona”.
Los dirigentes de Unter El Bolsón informaron también que el primer congreso del año de la entidad gremial, a realizarse en la localidad, probablemente se haga efectivo el 16 ó 17 de febrero.
Previamente, habrá un plenario de secretarios generales el 10 del mismo mes.
Es de esperar que el congreso ratifique el no inicio de clases sin mejora salarial para los maestros, tal como se acordó en el último encuentro del sindicato en diciembre.

[5] Con lo cual, por simple inferencia, entiendo que Vidal y Mon Avalle equiparan a la agrupación Rojinegra con una asociación delictiva.
[6] Similar persecución sufrí el año pasado por parte de la delegada regional del CPE Viviana del Agua, quien me denunció contravencional y penalmente (en ambas quedé sobreseído) por participar de una asamblea de estudiantes y vecinos que reclamaban por edificios escolares en condiciones. Mi intervención, aquella vez, encendió una ovación entre los presentes y un repudio generalizado a los funcionarios (entre ellos, la vocal del CPE Amira Nataine). La diferencia es que del gobierno me esperaba cualquier cosa: de quienes dicen ser mis “compañeros” jamás lo hubiese imaginado.