El
Primero de Mayo no es un feriado más ni siquiera una fecha para el festejo. Si
bien desde hace bastante tiempo que el Estado, los partidos populista y/o
progresistas y los sindicatos burócratas vienen tergiversando el sentido de
esta fecha hasta prácticamente diluir su contenido. El Primero de Mayo es un día de protesta
internacional contra la explotación y la dominación del hombre por el hombre. Asimismo,
es una fecha grabada a sangre y fuego en la historia de los pueblos que nos
recuerda que la organización de los trabajadores y la construcción de un mundo
de libres e iguales son posibles.
La
historia oficial y su correlato los textos escolares suelen señalar las bombas,
las persecuciones policiales y la protesta por menos horas de trabajo. Estos
fragmentos no informan ni enseñan sobre los modos de organización que
practicaba el pueblo por aquel entonces: el horizontalismo, la asamblea como
único órgano soberano de toma de decisiones, el antiautoritarismo, los medios
que justifican el fin, la palabra como
arma y las acciones acompañando a las palabras. Es así como el Estado y sus
instituciones también se encargan de vaciar de contenido nuestra historia colectiva,
silenciando nuestras voces y ocultando el sentido de nuestras luchas.
La
esencia de este día, aquello que marcó para siempre la historia del movimiento
obrero y de sus practicas emancipatorias, ¿continúan quedando relegadas al
olvido o en su defecto, al arcón de los recuerdos? Aquello que ayer nutrió la
voluntad y la fuerza de incontables trabajadores: solidaridad, apoyo mutuo, acción directa y organización popular ¿son hoy
palabras escapadas de algún antiguo libro de mitología, cuya sola pronunciación
nos remite a seres fabulosos o en su defecto a prácticas extintas?
Para
intentar responder a estas y otras
preguntas no podemos dedicarnos tan solo a recordar la masacre de
Chicago y a sus mártires, también, tenemos que dirigir nuestra mirada al
presente. Los asesinatos de trabajadores
aun continúan y nos siguen indignando y doliendo como antaño, infinidad de
nombres habría que agregar a esta lista: Fielden, Spies, Schwab, Engel, Fischer,
Lingg, Neebe y Parsons trabajadores anarquistas ahorcados el 11 de noviembre de
1886 por luchar por “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente
diferentes y totalmente libres” ,todos los muertos de las protestas
sociales, víctimas de la represión selectiva perpetrada sobre los sectores
organizados de la clase trabajadora; por citar algunos ejemplos y traerlos, una
vez más, a la memoria: Víctor Choque asesinado por
efectivos policiales en una protesta frente a la
Jefatura de la Policía Fueguina, Teresa Rodríguez asesinada por la represión policial en una protesta por reclamos salariales en la provincia
neuquina, Aníbal Verón muerto por la acción policial durante la represión al corte de General Mosconi. En el marco de la represión contra el estallido popular de
los días 19 y 20 de diciembre de 2001 los nombres de todas las víctimas fatales.
Y la listas prosigue: Maxi Kosteki y Darío Santillán, Carlos Fuentealba, Mariano
Ferreyra, etc…Los fusilados de Floresta, los nombres de todas las víctimas de
la represión preventiva, porque el gatillo fácil es también otra forma que
adopta la represión, que si bien no se
dirigen selectivamente a los activistas y militantes, se abate cotidianamente
sobre el pueblo trabajador, para disciplinarlo y hacerlo aceptar el pacto
social a cualquier precio: Luciano Arrua, El Coco Garrido, Carla Lacorte, Nicolás Scorolli, Daniel Solano…. Y así hasta completar las cifras de más de 195
desaparecidos, 68 asesinados por luchar, y casi 3700 muertes por gatillo fácil
o tortura. Cabe aclarar desaparecidos y asesinados en democracia, sin contar
los otros, los muertos y desaparecidos de la trata de personas (¡Otoño Uriarte,
Presente!), del tráfico de órganos, del narcotráfico y de los linchamientos.
Sobran
los motivos para no anclarnos solo en el pasado, también porque aún se sigue
practicando la persecución a los trabajadores organizados. La misma persecución
que sufrieron y enfrentaron los trabajadores allá por fines del siglo
XIX hoy se
maquilla y se disfraza de legalidad: la criminalización de la protesta social
bajo la tutela de la Ley Antiterrorista impulsada por la Presidenta que
establece una legislación “antiterrorista” que permite la aplicación de severas condenas a cualquier tipo de organización o individuos
que cuestione y se oponga a las políticas estatales, de gobiernos extranjeros o
de organismos internacionales. Y la reciente propuesta de un grupo de
legisladores kirchneristas que presentaron un proyecto de ley para reglamentar
las protestas callejeras, los cortes de avenidas y rutas, y los piquetes en
general. Según este proyecto de ley “toda manifestación pública debe ser comunicada
ante representación policial con una antelación no menor a las 48 horas”, para ser considerara “legitima”,
caso contrario, la medida será supuesta ilegitima y podrá ser reprimida (el
texto original evita esta última palabra y emplea el eufemismo “dispersada
por la fuerza pública”).
Tanto
ayer como hoy todo parece continuar atentando contra la libre determinación de
la clase obrera para romper con las cadenas que la aprisionan.
Pero,
¿cuál es el sentido de tantos asesinatos y tantas leyes para condenar al
trabajador? ¿Tal vez será porque el pueblo nunca dejó ni dejará de organizarse?
¿Las medidas de acción directa, tanto ocultadas como censuradas como “el mal
ejemplo”, están definitivamente muertas y sepultadas? Los más de 5000 compañeros procesados por
luchar reivindican esta práctica y ella se multiplica a la par de la desilusión
del pueblo en sus representantes..
Por estos motivos continuemos reivindicando el
1 de mayo como un día de protesta que simboliza la lucha de los trabajadores de
todo el mundo contra el capitalismo, contra la explotación patronal y la
represión estatal. Por la libre organización de los trabajadores sin
intervención de ningún gobierno o partido y por la acción directa y el apoyo
mutuo como principales herramientas de
lucha para la transformación social. ¡Arriba los que luchan!
AGRUPACIÓN ROJA Y NEGRA