18 de mayo de 2010 (Organización Barrial Tupac Amaru).- Se realizó en la plaza Belgrano de la ciudad que lleva el nombre del innombrable Julio Asesino Roca y que los pueblos han bautizado desde siempre Fiske Menuco, en honor a ese dibujo bello y vital de las aguas que se entremezclan con la tierra, que hace nuestro Río Negro. En este valle, se congregaron los pueblos y escucharon a sus autoridades hablar, en sus propias lenguas, el mapuzungun, el huarpe y el quechua. El mensaje de encuentro, la emoción de estar juntos y de estar vivos, y exigiendo ser reconocidos como lo que son: los pueblos originarios.
Más allá de las teorías migratorias que confunden, nos dijeron a todos que son originarios porque son los que estaban viviendo y siendo hijos de la tierra, agradeciendo sus bondades y bienes y respetándola como a la Madre que es. Son originarios porque no la esquilmaron ni la saquearon, la cuidaron porque así también cuidaron a sus hijos.
Los invasores nunca serán originarios porque vinieron a apropiarse, a acumular, a quitar a unos para engrandecer y “empoderar” a otros, como es la norma del capitalismo, que siempre es devastador.
Entonces en Fiske Menuco se escucharon voces en varios idiomas originarios, voces de la tierra es la Madre y que para respetarla hay que respetar a sus hijos, que son diferentes y tienen lenguas y culturas diferentes, que necesitan esa identidad para ser legítimos y sentirnos dignos como pueblos. Eso nos decían esas banderas con el lema "Hacia un Estado plurinacional", como el de Bolivia, el que gobierna Evo Morales y que ha producido una nueva constitución y ha parido ese nuevo Estado que iguala de verdad porque no desconoce sino reconoce y acepta la diversidad, pero no consagra ningún privilegio.
La conquista, el genocidio planificado, la violencia, la tortura, el despojo, el saqueo, el desprecio, la violación son tan solo algunas, entre las peores, de las acciones que puso en práctica el Estado Nacional contra los pueblos originarios. Una vez puesto en marcha el proceso continuó la negación, la represión, la discriminación y los tormentos y toda forma injusta de maltrato.
Para que tamaño plan de exterminio y apropiación, como fue la "conquista del desierto", fuera socialmente aceptado por la nación Argentina debía tener engañosos mensajes que permitieran su justificación y legitimaran sus acciones. Surge así la idea de "desierto" que perdura hasta el día de hoy, incluso en los manuales y enciclopedias escolares que continúan rotulando de esta manera a la región patagónica. Lugar olvidado, abandonado, despoblado, no habitado por seres humanos ni por ser vivo alguno, definen etimológicamente la palabra desierto. Para ser guerra debia sostenerse en simbolismos y creencias que alienaran al macabro plan.
Otro aspecto que sirvió como principal lema ideológico del exterminio fue instalar la idea de barbaros y salvajes, en contraposición al desarrollo, avance, técnica y buenas costumbres de la civilización... pensaba Sarmiento: el proyecto de modernización del estado debe basarase en la inmigración europea y la colonización agrícola. Caracterizaba a los pueblos originarios como no sociedades, en consecuencia el único modo de asimilarlos era a partir de la violencia y la dominación, es decir del exterminio y la absorción, que garantizarían la puesta en marcha del proyecto modernizador sin obstáculo alguno.
Los proyectos de colonización estuvieron asociados a los de migración y reemplazo de los pueblos indígenas por los colonos europeos. Aumentando el valor de “la tierra para que pueda constituirse un título de propiedad para el que lo tome”. Lo cual debía servir de garantía para los capitales con los cuales el gobierno negociaría.
Desde la campaña de Roca en 1879, la distribución de las tierras se hizo como un botín de guerra y se generó un proceso de rápida concentración especulativa. La tierra que luego se distribuyó en el Alto Valle, fue a partir de colonizaciones privadas que fueron negocios inmobiliarios, condicionando el uso a una planificación capitalista realizada por una empresa determinada. Hasta el día de hoy esos negocios continúan con total impunidad; el maltrato y la discriminación también.
La idea de sociedad única con poder para absorber culturas y dominarlas empieza a tambalear y a romperse... tanta mentira y engaño llega a su fin. Los pueblos hablan y nos cuentan la otra historia, se organizan, marchan, luchan y se mantienen vivos.
La diversidad empieza a germinar en cada columna que está viajando por el país para mostrarnos que no fueron vencidos y que tienen mucho para mostrarnos, que otro mundo es posible y son varios mundos que nos contienen a todos.
Desde la CTA Río Negro acompañamos los justos reclamos que llevan al gobierno de la nación argentina para que se convierta en el impulsor de un nuevo Estado plurinacional y pluricultural, algo que debió ser desde siempre y debe ser reconocido ahora.
En ese contexto se entiende que para los pueblos originarios sea tan importante la reivindicación de la tierra y de los daños que han padecido, como el reconocimiento expreso, desde lo cultural, educativo y social-comunicacional, de las diversas culturas y cosmovisiones, todas ligadas a la idea de que la Tierra es nuestra madre y los humanos le pertecemos y no al revés. Si lográramos un pleno consenso sobre esa idea tendríamos la gran oportunidad de asegurar una buena vida, una vida sustentable y justa para nuestros descendientes y para nosotros mismos.