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jueves, 7 de mayo de 2020

¿LA PANDEMIA DEL PENSAMIENTO ÚNICO? REFLEXIONES MÁS ACÁ DEL CIENTIFICISMO

 “Esta crisis mundial debe llevarnos a pensar otros mundos posibles, donde se busque restablecer el equilibrio que enuncia el Sumak Kawsay (el “buen vivir” de los pueblos indígenas, piedra basal de su cosmovisión ancestral, propuesta política, cultural y social)”

https://www.lavaca.org/  - mayo 07 2020


¿La pandemia del pensamiento único?: Reflexiones más acá del cientificismo

 No negar ni minimizar los peligros del virus. Cumplir con las recomendaciones para el cuidado de la salud. Rechazar el negacionismo de Trump y Bolsonaro. Escuchar a médicos y científicos. Pero, ¿quiénes son «los especialistas»? ¿Hay que obedecer ciegamente a la Organización Mundial de la Salud? ¿Se trata de una opción binaria «salud o economía»? ¿Es imprescindible y sano el “aislamiento social obligatorio”? ¿Quién y cómo se van a cuantificar las consecuencias sociales en los sectores populares? ¿Por qué se invisibilizan las causas de las pandemias? ¿Sirve que los medios cuenten los muertos en tiempo real? Como en la guerra: el miedo se impone, la disidencia se castiga y el pensamiento único se contagia. Investigadores, epidemiólogos, médicos, científicos, periodistas, economistas e indígenas se permiten plantear preguntas, aristas silenciadas y otros caminos posibles en tiempos pandémicos.

   Por Darío Aranda

   ¿Economía o vida?
“En Argentina instalaron una falsa opción, como dijo el Presidente: ‘Si el dilema es la economía o la vida, yo elijo la vida’. Pero una cuarentena puede contemplar la salud y la economía al mismo tiempo, en beneficio de ambas. ¿Cómo? Con una cuarentena selectiva de entrada. Limitada a los susceptibles. Porque es un principio básico de la epidemiología exponer a los no-susceptibles y no exponer a los susceptibles”, explicó a inicios de abril con didáctica docente Mario Borini, ex profesor titular de Salud Pública y docente de Epidemiologia en la Facultad de Medicina de la UBA.
   Su escrito apunta a los principios básicos de la epidemiología: al comienzo de la epidemia el aislamiento físico podría haber incluido a unas cinco millones de personas (4,5 millones son mayores de 65 años) y el resto, cerca de 40 millones de habitantes, podría haber mantenido sus actividades habituales, familiares, laborales, siempre con una política social para que la población mantenga los cuidados básicos de limpieza de manos, distancia física de metro y medio, barbijos y uso de protección en el personal de salud.
   Borini se hace la pregunta retórica de por qué el Gobierno no hizo lo epidemiológicamente obvio. Y él mismo responde: “Porque el sistema de salud está desquiciado. Mientras se prioriza declamativamente la salud, no hay capacidad para atenderla ni prevenirla de otra forma que descargando el gasto y la angustia en la población, cuyas condiciones habitacionales y laborales hacen insufrible la cuarentena y el parate económico”.
   Borini explica que hay un conocimiento propio de las “ciencias de las poblaciones”, donde figura la epidemiología, pero también la estadística, la demografía y las ciencias sociales, que hoy no son escuchadas por el gobierno nacional ni por los provinciales. Resalta que se impuso una mirada relacionada a pruebas de laboratorio propias de la infectología-virología-inmunidad, sin tener en cuenta el marco de referencia social que debe existir ante cualquier epidemia. “La mirada impuesta está vinculada a lo que propone la industria de medicamentos (…). Además hay conflictos de intereses, como la OMS financiada por laboratorios comerciales y la Fundación Gates. Y ese conflicto de intereses penetra al ‘comité de expertos’ (del gobierno nacional), con Pedro Cahn de la Fundación Huésped, que es financiada por laboratorios comerciales”, cuestiona Borini.
   Menciona como contra-ejemplos a la Argentina a cuatro países asiáticos (Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taiwán), con cuarentenas selectivas, “pese a que los tres últimos superan a Argentina en el número de casos”. Y también señala a Suecia, con trece veces más muertos que Argentina con Covid-19: “Sus autoridades consideran que ‘es tan peligroso salir como quedarse en casa’ y que es indigno imponer a su población una cuarentena total”. Precisa que Costa Rica no hizo cuarentena y tiene la menor tasa de mortalidad de América Latina. “Alemania, con cuarentena parcial, tienen una tasa de ocho fallecimientos por millón de habitantes, que es ocho veces menor a la de Bélgica, con cuarentena total, nacional y obligatoria”, explica.
   Plantea que Argentina, con esta política ante la pandemia, no prioriza a la población respecto a la salud y la economía, sino que se prioriza el sistema de salud, “que a la espera de la epidemia no atiende ni siquiera en los consultorios habituales”.
   “El sistema de salud no tiene capacidad porque durante siete décadas hubo reducción de camas de internación en relación al crecimiento de la población, retaceo de terapias intensivas y respiradores, obsolescencia tecnológica, caída presupuestaria, desabastecimiento de insumos, no reemplazo de personal (por fallecimiento, jubilación, renuncia), magros salarios (…) Por eso se apeló en Argentina a la cuarentena total, para evitar el bochorno de la desatención masiva”, aseguró Borini.
   Sostiene que instalar camas de emergencia en “lugares impropios” como Tecnópolis es una muestra más de la “miseria que supimos conseguir” para el sistema de salud. Y alerta por las consecuencias de la cuarentena obligatoria: “De persistir con esta dicotomía entre salud y economía se profundizarán el empobrecimiento de la población y la extranjerización de la economía, con su grave y evitable efecto boomerang sobre la salud física, mental, social y ambiental, que habría que medir con el mismo ahínco que se pone en contar los casos afectados por el Covid-19”.
¿Contar muertos?
   Otra voz disidente es la del virólogo y doctor en farmacología molecular Pablo Goldschmidt que cuestionó que decenas de países paren sus actividades por el Covid-19. Recordó que definir una enfermedad como “pandemia” no quiere decir algo grave sino un mal que sucede en muchos países. “El Covid-19 es muy contagioso, sí, como el resfrío, que es como muere la gente en los geriátricos. Antes no los contaban, ahora sí. Hubo más de medio millón de casos de neumonía en el mundo el año pasado. Hay un millón de personas que se pueden agarrar meningitis en África, y se transmite por la saliva, y los aviones van y vienen. Y a nadie le importa nada. A mí, cuando algo hace mucho ruido como con el corona… Se está teatralizando mucho. Desde el primer día dije que las cuentas no daban, como cuando apareció la gripe H1N1”, destacó.
   Goldschmidt es autor del libro La gente y los microbios, donde analiza el rol de las bacterias, virus, hongos, protozoos y priones, “seres invisibles” que afectan gravemente la salud, pero también son vitales para la existencia del pan, quesos, bebidas fermentadas y medicamentos. Cuestiona a la universidad británica Imperial College de Londres, fuente inicial de datos epidemiológicos de donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) basó sus proyecciones de posibles muertes: 2,2 millones en Estados Unidos y 500.000 en el Reino Unido.
   El portal de noticias Infobae es el más leído de Argentina. En su encabezado contabiliza en tiempo real los contagiados, fallecidos y recuperados, en el mundo y en Argentina. Para el país contabilizan 241 muertos. Los diarios destacan mapas online para ubicar las provincias y ciudades con más afectados. Los canales de noticias informan con un “urgente” o “último momento” cada nuevo fallecimiento.
   Desde el primer fallecimiento, el 7 de marzo, Argentina contabiliza un promedio de 4 muertes por día. Muy lejos de las 31.916 muertes por neumonía e influenza del 2018, según el informe oficial “Estadísticas vitales”, del Ministerio de Salud de la Nación, un promedio de 88 fallecimientos por día.
   Al momento de escribir este artículo se contabilizan 244.229 fallecidos en el mundo por coronavirus. Mario Borini, médico de la UBA, recordó que en el mundo hay anualmente entre 400.000 y 600.000 muertos por gripe común (y está subdiagnosticada). Según la propia Organización Mundial de la Salud, cada año mueren 6,5 millones de personas por la contaminación del aire. «Sólo una de cada diez personas respira un aire que está en los límites establecidos por la OMS. Los otros nueve respiran aire que es nocivo para su salud», afirmó en conferencia de prensa María Neira, directora del departamento de Medioambiente y Salud del organismo.
   Ningún portal de noticias, ningún canal de televisión, ningún funcionario contabiliza en tiempo real esos fallecimientos.
   Abordar la contaminación del aire implica poner en cuestionamiento el modelo económico contaminante, que es la base del capitalismo.

 Desocupación y pobreza
   La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) emitió un informe sobre el futuro de la región luego de la pandemia: “Sus efectos generarán la recesión más grande que ha sufrido la región desde 1914 y 1930. El PBI caerá más de 5 por ciento en 2020. Se prevé un fuerte aumento del desempleo”.
   La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó el 29 de abril su reporte titulado “El Covid-19 y el mundo del trabajo” en el que advirtió que “casi la mitad de la población mundial podría llegar a perder los medios de vida”. Afirmó que el efecto pandemia y la suspensión de actividades tendrán un “efecto devastador”.
   “Casi 1.600 millones de trabajadores de la economía informal, esto es, casi la mitad de la población activa mundial, corre peligro inminente de ver desaparecer sus fuentes de sustento”, advirtió la OIT. Y prevé la pérdida de 305 millones de empleos a tiempo completo.
   Julio Gambina, economista de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (Fisyp), explicó que Argentina terminará este año con una pobreza de entre 40 y 42 por ciento, con un desempleo de hasta el 12 por ciento y con irregularidades del empleo en torno al 40 por ciento. También alertó sobre la fuerte presión que habrá para mayor flexibilización laboral y reforma previsional.
   Gambina se caracteriza por sus opiniones económicas y sociales que privilegian a los sectores populares; quizá por eso no suele ser consultado en los grandes medios de comunicación y sí en los medios alternativos, comunitarios, cooperativos. Es un referente crítico al neoliberalismo y a los organismos financieros internacionales.
   “El debate entre salud y economía es falso, mezquino y miserable, que escamotea la discusión del qué hacer en la coyuntura y más allá en el tiempo para superar los problemas del presente”, afirmó Gambina. Y llamó a discutir el modelo productivo y de desarrollo, el sistema financiero y la inserción internacional del país. “La situación de emergencia habilita esta discusión, evitada por años de oscurantismo y hegemonía desbordante de ideología y política neoliberal”, destacó.


  Salud y ambiente
   El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) alertó en 2016 sobre el aumento mundial de las epidemias zoonóticas. Señaló que 75 por ciento de todas las enfermedades infecciosas emergentes en humanos son de origen animal y que dichas afecciones están estrechamente relacionadas con la salud de los ecosistemas (Fuente).
   El Instituto de Salud Socioambiental (Inssa) funciona en el marco de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario. Se trata de un grupo de docentes y graduados que realizan desde hace nueve años una práctica educativa inédita llamada “campamento sanitario”, en el marco de la materia Ciclo Práctica Final, que consiste en instalarse durante una semana en una ciudad y, censo mediante, conocer y sistematizar los problemas de salud de la población. Ya llevan realizados 40 campamentos y detectaron incremento de abortos espontáneos, malformaciones congénitas, enfermedades oncológicas y aumento de los casos de mujeres que no pueden completar sus embarazos a término. Perfiles epidemiológicos vinculados al modelo agropecuario con uso masivo de agrotóxicos.El Instituto de Salud Socioambiental (Inssa) funciona en el marco de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario. Se trata de un grupo de docentes y graduados que realizaron durante nueve años una práctica educativa inédita llamada “campamento sanitario”, en el marco de la materia Ciclo Práctica Final, que consistió en instalarse durante una semana en una ciudad y, censo mediante, conocer y sistematizar los problemas de salud de la población. Realizaron 40 campamentos y detectaron incremento de abortos espontáneos, malformaciones congénitas, enfermedades oncológicas y aumento de los casos de mujeres que no pueden completar sus embarazos a término. Perfiles epidemiológicos vinculados al modelo agropecuario con uso masivo de agrotóxicos.  
   Ante el coronavirus, emitieron un comunicado de análisis: “Las graves consecuencias de esta pandemia, desnudan la fragmentación, desfinanciación y vaciamiento que ha sufrido el sistema público de salud producto de las políticas neoliberales y la consecuente mercantilización de la salud”. Apoyaron la decisión de medidas que ponen el foco en la urgencia, pero remarcaron que solo “son acciones encaminadas a gestionar la enfermedad”, sin abordar políticas de fondo para un sistema de salud que permita enfrentar pandemias.
   El Inssa afirma que la crisis producida por la Covid-19 no representa un hecho aislado o fortuito, sino que emerge de condiciones que el mismo ser humano generó, por sus acciones u omisiones, ante la falta de un pensamiento crítico, previsor y solidario y se suma a varias zoonosis precedentes: SARS-CoV (2002), gripe aviar (2005), gripe A-H1N1 (2009), el MERS-CoV (2012) y el ébola (2014), “pudiendo todas ellas ser consideradas como enfermedades prevalentemente antropogénicas”.
   Afirma que es necesario buscar las causas de las pandemias en el modelo extractivo (agronegocio, minería, explotación petrolera), que provocó un deterioro progresivo en la salud de las comunidades y redujo la capacidad de la respuesta inmunológica humana ante diferentes agresiones. “Los modos de producción explotan nuestros territorios, con la consecuente contaminación del agua, aire y suelo con agrotóxicos, microplásticos, metales pesados y gases tóxicos, imponen la deforestación con corrimiento de la frontera agrícola, la explotación animal en condiciones deplorables, constituyen un medio de cultivo ideal para la génesis de mutaciones virales (…) Si no nos reconocemos como parte de un todo viviente, dinámico y naturalmente cíclico, será complejo salir fortalecides de esta crisis”, advierten los investigadores y docentes del Instituto de Salud Socioambiental.
   Se ha publicado mucho sobre la relación pandemias y ambiente. Matías Mastrangelo y Guillermina Ruiz escribieron un artículo que condensa las acciones humanas que repercuten en la salud de millones de personas. Titulado “Cinco formas en las que transformando el ambiente creamos una pandemia”, aborda el tráfico de fauna, la destrucción de ecosistemas naturales, la extinción de especies silvestres, y el cambio climático global y urbanización-globalización. Explican los cinco ejes de forma detallada y concluyen: “Nuestras formas de producir y consumir son grandes responsables de la pandemia, por sus impactos sobre la salud del ambiente, de la cual depende la salud humana. Es necesario gestionar mejor a la salud ambiental y humana, como una sola salud, la salud planetaria”.

 OMS y empresas
   “Lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. “La OMS determinó que…”. “Hay que seguir los lineamientos de la OMS”.
   Funcionarios, políticos de distintos colores, periodistas de pelaje variopinto y, claro, mucho panelista televisivo/radial hace propios los dichos de la Organización Mundial de la Salud para justificar la cuarentena, seguir ciertas “recomendaciones”, hacer o no hacer determinada acción. Incluso gobiernos (desde municipales a nacionales) establecen políticas de “cuidado” según lo diga el organismo internacional.
   “LA OMS gestiona la pandemia financiada por farmacéuticas y multimillonarios”, escribió Miguel Jara, periodista español especializado en temas de salud, alimentación y ecología. Recordó, en base a información de la propia OMS, que el mayor financiamiento del organismo internacional proviene de la Fundación Bill & Melinda Gates (dueños de Microsoft) y de las grandes empresas farmacéuticas.
   La Fundación Gates aportó en un año 185 millones de dólares, precisa Jara. Lo que significa 95 veces más que España. Le siguieron en aportes las multinacionales GlaxoSmithKline -GSK- (7,7 millones de dólares), Novartis (6,9 millones), Sanofi Pasteur (6,1 millones) y Merck (2,4 millones). Jara remarca que se trata de las principales compañías fabricantes de vacunas. “Es sabido que en el actual modelo económico quien paga es el que manda”, sentencia.
   Recuerda el antecedente de 2009, ante la gripe A, “nos decían que mataría a más de 100 millones de personas”, los laboratorios recibieron un trato preferencial para obtener la vacuna: desde apoyos económicos de gobiernos hasta evasión de protocolos de control (en la etapa de experimentación). Destaca que la británica GlaxoSmithKline (GSK) obtuvo la vacuna llamada “pandemrix”.
   “La vacuna provocó una multitud de cuadros de narcolepsia, una enfermedad del sistema nervioso”, cuestionó Jara y afirmó que ante el Covid-19 se están haciendo las cosas mal. “Nuestra salud no puede dejarse en manos de organismos mundiales que gestionan pandemias subvencionados por los fabricantes de los principales remedios para esas pandemias”, resumió.
   La Red por una América Latina Libre de Transgénicos (Rallt) difundió el 8 de abril un artículo de Sharon Lernet titulado “las grandes farmacéuticas se preparan para lucrar del coronavirus”. Quien a su vez cita a Gerald Posner, autora del libro Farmacéuticas: avaricia, mentiras y envenenamiento de América.
   “Las compañías farmacéuticas ven a Covid-19 como una oportunidad de negocio única en la vida (…) La crisis global será potencialmente un éxito de taquilla para la industria en términos de ventas y ganancias. Cuanto peor es la pandemia, mayores son sus ganancias”, resumió Posner.
   La investigadora detalla cómo las compañías logran millonarios financiamientos estatales y luego fijan precios exorbitantes para sus medicamentos. Precisa que, solo en 2019, la industria farmacéutica gastó en Estados Unidos 295 millones de dólares en “cabildeo”, eufemismo de lobby, manejo de influencias. La cifra es más del doble de lo que invierten las petroleras. “La industria farmacéutica es también muy generosa en sus contribuciones de campaña a legisladores, tanto demócratas como republicanos”, describe Posner.
   El martes 21 de abril el presidente Alberto Fernández recibió en la residencia de Olivos a las grandes compañías farmacéuticas, nucleadas en la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales (Caeme). “Los directivos de los laboratorios se comprometieron a mantener las fuentes laborales y manifestaron su ‘compromiso con las políticas del Estado nacional’ para contener la pandemia del Covid-19”, señala la noticia del diario Página12. También remarca que las empresas realizarán una donación de 14 millones de pesos para la construcción de dos hospitales.
   Entre las empresas que se reunieron con el Presidente estuvieron las multinacionales GSK, Pfizer, BMS, AbbVie y MSD. “Durante el encuentro se destacó la importancia de potenciar todas las actividades referidas a la investigación y desarrollo en la ciencia y en la industria farmacéutica, en particular en tiempos extraordinarios como los actuales, y en general como una manera de mejorar la calidad de vida de la población”, señala el artículo del diario.


Ciencia todopoderosa
   “Los especialistas determinaron que…”. “Los científicos recomendaron…”. “Las políticas que deben seguirse, según el comité de expertos, son…”.
    La casta política, y mediática, repite al unísono que se deben seguir acciones determinadas por un grupo muy reducido de especialistas en determinadas materias, casi siempre con una mirada biologicista por sobre lo social.
   “La pandemia nos ha permitido ver en acción, con plenos poderes, a una nueva forma de autoridad mundial. Una autoridad fundada en razones científico-técnicas, no políticas, que imparte sus órdenes mediante protocolos de actuación y no mediante leyes o normas. Puede ser difícil saber qué voluntades inspiran a los protocolos de la OMS, pero algo es seguro: no es la voluntad democrática de los pueblos, que no han sido consultados, ni siquiera a través de sus parlamentos. No obstante, la mezcla de miedo, respeto a la autoridad científica, y la prédica constante de los medios de comunicación, legitiman y convierten a esos protocolos y recomendaciones médicas en mandamientos sagrados”, alertó el periodista uruguayo Hoenir Sarthou.
   Su crítica apunta también a las consecuencias sociales del parate mundial. Su planteo, a diferencia de Donald Trump o Jair Bolsonaro, es por izquierda y preocupado por los sectores populares: “¿Cuántos niños y adultos, además de los que mueren cada año, morirán de hambre este año y el que viene a consecuencia de este inédito mandato de detención “sanitaria” del mundo? ¿Alguien habrá hecho el cálculo? ¿Habrá comparado esos números con los de potenciales muertes por el virus?”.
   Alicia Massarini es doctora en ciencias biológicas, investigadora del Conicet y crítica del rol de la ciencia hegemónica, representada en Argentina por, entre otros, Lino Barañao y Rodolfo Salvarezza (ex y actual ministro de Ciencia). Cuestiona el rol de la ciencia como una voz de “autoridad” y llama a debatir la representación social, el imaginario, que recae sobre la ciencia como portadora de la verdad. “La ciencia es un pilar del sistema capitalista”, resume.
   Aclara que, ante la pandemia, no hay una sola opinión científica. No hay un consenso. Y lamenta que en Argentina se esté dando un enfoque “reduccionista” del rol del saber científico frente al virus. “La idea de que los gobiernos sean asesorados por llamados ‘especialistas’ le imprime una enorme pobreza al análisis. Porque en general se trata de epidemiólogos, médicos y virólogos. Se dejan fuera otras especialidades muy necesarias y pertinentes, como sociólogos, geógrafos y psicólogos. Una serie de especialidades que aportarán dimensiones indispensables ante este problema”, propone.

Massarini, que es parte de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza de América Latina (Uccsnal), afirmó que hay falta de “transparencia” en las decisiones políticas basadas en supuestos argumentos científico-técnicos. Llamó a la necesidad de “abrir un debate político”, donde la ciencia sea una opinión más, interdisciplinaria pero sin ser la verdad que defina lo que necesita o qué debe hacer la población.
   “Estamos en un escenario que se requiere una democratización del conocimiento científico, dando cuenta de las limitaciones, teniendo en cuenta los contextos, que promueva nuevos conocimientos, junto a los actores sociales que forman parte del problema a abordar. No nos podemos quedar solo con el saber científico; hay otros saberes que tener presentes, hay que tener criterios éticos y todo debe ser parte de un debate político amplio”, propuso.
   Sobre las causas de la pandemia, no tiene dudas: “Es el avance del neoliberalismo, la mercantilización de la vida, la destrucción de ecosistemas. Las causas profundas están siendo invisibilizadas cuando se habla de un murciélago de China o un ‘virus invisible’”. Ante todo, llamó  a “no caer en el pensamiento único, no a la malvinización del problema”.
   Mario Quinteros es un dirigente del Pueblo Diaguita de Tucumán. Escribió una carta abierta que difundió por redes sociales: “La crisis que estamos viviendo está lejos de ser solamente una crisis sanitaria (…) Es una crisis sistémica de la globalización”.
   Señala que el futuro implica necesariamente cambiar las normas para no repetir los males producto de “la expansión de la economía que fuerza a una homogeneización, degradando el equilibrio en nuestras sociedades, impactando en ella y en nuestros cuerpos”.
   “Esta crisis mundial debe llevarnos a pensar otros mundos posibles, donde se busque restablecer el equilibrio que enuncia el Sumak Kawsay (el “buen vivir” de los pueblos indígenas, piedra basal de su cosmovisión ancestral, propuesta política, cultural y social)”, propone.
   Los pueblos indígenas plantean desde hace años el agotamiento del actual sistema de producción-consumo, exigen el respeto al territorio, que repercutirá en beneficio de la salud de la población. Quinteros llamó a la “construcción de otra normalidad, plural y diversa, que convoque a las sociedades del mundo a recuperar el equilibrio perdido detrás de la homogeneización, el derroche y la expropiación que provoca el extractivismo”.

COMUNICADO DE LA MESA DE INTEGRACIÓN Y FOMENTO DE MALLÍN AHOGADO

El Bolsón (ANPP).- 07-05-2020 -

Reproducimos comunicado de La mesa de Integración y fomento de MallÍn Ahogado


La Mesa de Integracion y Fomento Rural de Mallin ahogado adhiere al reclamo de las vecinas/os solicitando se deje sin efecto el aumento de transporte público de pasajeros ya que el mismo resulta inoportuno y excesivo, del.100.%, considerando que el precio del combustible no se ha modificado. Retomar la frecuencia diaria (ahora es solo 3 veces por semana segun sector ) ya que la frecuencia actual hace que no se pueda respetar el protocolo nacional de circulación del 60% de la capacidad. Cabe aclarar que en diciembre de 2019 la empresa aumentó el precio del pasaje y otra vez el 13 de abril lo hizo nuevamente en medio de la pandemia. Más allá de que el organismo de aprobación en este aspecto sea el Consejo Deliberante , la situación que vive está empresa es la misma que viven todas las empresas del país . Los transportes provinciales han recibido la duplicación del subsidio. En este sentido queremos destacar que los vecinos/as de Mallin Ahogado somos quienes siempre nos vemos exigidos doblemente para todo, particularmente en esta pandemia . En este caso parece que nos "corresponde hacernos cargo de las pérdidas de la empresa La Golondrina" y de las deudas que la provincia de Chubut tiene para con ellos. O es que acaso cuando les paguen nos van a devolver el aumento ? Que va a pasar cuando la provincia de Río Negro abone su deuda, reconsidere y pagué el servicio no prestado del transporte escolar? Consideramos también que esto no se trata de que la empresa "pierda" sino que "gane un poco menos" , ya que la pasada temporada de verano los colectivos de La Golondrina agotaron su capacidad en cada servicio. Fue una muy buena temporada . Sabemos que la empresa defiende sus intereses. Quien defiende los intereses de los usuarios del servicio? 

miércoles, 6 de mayo de 2020

CORONAVIRUS Y GRANJAS INDUSTRIALES

El Bolsón (ANPP).- Compartimos un crudo análisis que hurga entre las posibles causas para llegar a la situación sanitaria en que nos encontramos. Una vez mas surgen preguntas: ¿Como evitamos alimentar este sistema? ¿Podemos generar una alternativa que vaya de la mano de nuestro futuro como comunidad? ¿cuanto estamos dispuestos a dar para que suceda la transformación de nuestra sociedad?


http://revistaanfibia.com/  - 3 Mayo 2020



Corona virus y granjas industriales

Nuggets y murciélagos:
como cocinamos las pandemia de hoy

Por Soledad Barruti

Se atienden las consecuencias del COVID 19 pero no las causas que provocaron en las tres últimas décadas 200 enfermedades nuevas como el Coronavirus. Ninguna fue producto de la mala suerte. La relación depredatoria con la naturaleza, la crueldad y la insalubridad en las granjas industriales, la pérdida de potencia de los antibióticos y la ambición empresarial (en cuarentena se destruyeron 2200 hectáreas de bosques en la Argentina) hacen de nuestro mundo un lugar bizarro y cada vez más peligroso. Por Soledad Barruti.


1.


“Sabemos que otra pandemia será inevitable. Está llegando. Y también sabemos que cuando esto pase no vamos a contar con suficientes drogas, ni con vacunas, ni trabajadores de la salud, ni capacidad hospitalaria”, dijo en 2004 Lee Jong-wook, entonces director de la Organización Mundial de la Salud. El discurso tuvo lugar mientras el planeta intentaba recuperarse del susto había emergido con la gripe aviar que brotó en Hong Kong en 2003. El médico advertía ahí algo que era muy difícil de escuchar: que un brote peor podría ocurrir en cualquier momento.

En 2009 por ejemplo. Cuando otro virus saltó de un cerdo para convertirse en la Gripe A que se disparó de México a todo el mundo. O en 2012 cuando de los camellos de Arabia Saudita brotó el MERS que alcanzó contagios en 27 países.

“A los misiles no, a los virus es a lo que hay que temer”, decía Bill Gates en la Ted Talk que dio en 2015, luego de que en 2014 el Ébola rompiera los límites del murciélago para convertirse en pesadilla de los humanos.

“Es una emergencia”, “Hay que organizar los preparativos”, “Necesitamos controlar los virus”: los documentos oficiales de las ditintas agencias de Naciones Unidas, organizaciones globales como la Fundación Gates y varios gobiernos están repletos de advertencias similares. Pero nada pudo hacerse para evitar el Covid-19. Tal vez porque en ninguno de esos espacios de poder se nombró con claridad y contundencia el principal disparador de estas enfermedades: la relación abusiva y depredatoria que establecimos con la naturaleza en general y con los otros animales en particular.

Vacas, cerdos, gallinas, murciélagos, no importa de qué animal se trate. Si no los extinguimos mientras destruimos sus hábitats, los enjaulamos, hacinamos, mutilamos, traficamos, engordamos, medicamos y deformamos para aumentar su productividad. Forzamos sus cuerpos y anulamos sus instintos como si fueran cosas con prácticas que están lejos de ser marginales: se enseñan en la universidad, se subrayan en congresos empresarios y se ensayan con miles de millones mientras los manipulan, crían y matan.

Nunca paseé en camello ni visité los mercados asiáticos donde monos, pájaros y armadillos se ofrecen vivos en cajas dimutas, pero sí recorrí una buena cantidad de granjas industriales en América Latina de donde sale la comida que luego se nos hace tanto menos éxotica y cruel, más civilizada y segura. Y ahí aprendí que la diferencia entre lo que se ofrece en Wuhan y lo que rellena muchas de las góndolas de supermercados como Carrefour, en cuestiones como ética, empatía y salud pública es imaginaria.

Las pestes no son una novedad, pero se están precipitando: en los últimos 30 años surgieron 200 enfermedades infecciosas zoonóticas, y ninguna es producto de la mala suerte.


2.

Visité a Rosalía de Barón en 2011 mientras hacía la investigación que terminaría en Malcomidos. Ella una simple productora de huevos de Crespo, en Entre Ríos- lo sabía perfectamente: su gallinero era una mina de oro con una única debilidad: podía desatar la peste.

“Desde que soy así ando entre los huevos”, me dijo y bajó la mano al suelo mientras entrábamos al galpón que encerraba unas 40 mil gallinas en plena producción. Rosalía era una mujer fuerte de poco más de 40 años con ojos celeste Rusia, pelo rubio gastado y el orgullo de llevar adelante un negocio próspero: 80 cajones de huevos diarios de la mejor calidad. Unas diez veces más de lo que generaba su misma granja cuando ella era chica, en el mismo espacio. ¿El truco? La concentración automatizada. El gallinero moderno no tiene tierra ni arbustos ni sol sino jaulas de unos 40 centímetros donde las gallinas viven cuatro años amontonadas de a diez. Las jaulas están unas sobre otras y unas junto a otras haciendo del lugar un laberinto tapizado íntegramente de plumas y picos y patas difíciles de interpretar a simple vista.

Intenten imaginarlo: diez gallinas amuchadas en un espacio donde ni de a una entrarían cómodas, sin lugar para batir sus alas, echarse, darse vuelta. Sin modo de satisfacer ninguno de sus requerimientos biológicos más que dar un huevo diario.

Hacinadas las gallinas no pueden hacer más que escalarse unas a otras, enredarse, y sacar las cabezas por los barrotes hasta llagarse los cuellos, dejándolos en carne viva. Es tan estresante eso que viven que a las semanas se vuelven caníbales. Para evitar que se coman entre sí, a los pocos días de vida les amputan la punta de los picos, que luego les crecen planos como si se hubieran chocado fuerte contra una pared.

Que no se maten mientras sostienen la producción al máximo: ese es el objetivo y para cumplirlo hay intervenciones así: mutilaciones, manejo de luces, sonidos constantes, varios días de hambre y sed. Replume forzoso se llama ese último: 15 o 20 días sin alimento ni agua. Las gallinas agonizan como juguete al que se le está terminando la batería: consumidas, echadas una sobre la otra, con los ojos secos, los picos abiertos, emitiendo un jadeo apenas audible. Se espera que de esa hambruna inducida sobrevivan solo las fuertes. A esas, se les renueva la ración y al otro día, magia: un nuevo huevo, el cacareo infernal; para quien pueda sentirlo también el miedo, la carne rota, el olor a muerte en vida.

Visitar granjas industriales por primera vez tiene algo monstruoso: ni los ojos, ni los pulmones, ni la mente están preparados para aprehender lo que ahí sucede. Lo que se ve, lo que los cuidadores de animales –tan normales, como una vecina, un tío, una dentista- cuentan. La información llega por etapas: la sistematización de la crueldad, la negación del dolor que es evidente y la única fundamentación a todo eso en las leyes propias del mundo del dinero, tan absurdas, tan perversas, se van convirtiendo sin querer en una íntima resitencia: buscás que no te afecte.

Adorno decía que había que mirar a los mataderos y decir son solo animales para entender el origen de Auschwitz.

Es difícil ante estos criaderos y su naturalización decir el origen de qué son.

Tal vez sea demasiado.

Rosalía me explicó lo que sabía y me mostró lo que le resultaba fascinante: “Trabajo solo dos horas por día, el resto se hace solo”, me dijo y apretó un botón que hizo que el gallinero empezara a moverse. Por debajo de las jaulas, unas cintas transportaron huevos hacia el lugar donde serían medidos y empaquetados. Otras cintas transportaban el guano que terminaría enterrado en una fosa a unos metros del galpón. En la misma coreografía maquinal se rellenaron bebederos y comederos, con el maíz, las vitaminas, el colorante para las yemas naranjas que hoy pide el mercado. La precisión fabril parecía mostrar que todo estaba bajo control. Los materiales fríos y duros revestían de asepcia todo el proceso, pese a lo evidente –la mierda, los fluidos, los ojos pustulentos, las plumas volando-.

“Sin embargo”, me dijo Rosalía, “nada es tan fácil”.
La granja tenía un peligro acechante.
-¿Cuál?, le pregunté.
Las enfermedades. Las gallinas parecen fuertes pero una podría enfermarse y sería el fin, me dijo.

Pensé en el replume forzado: si resiten a eso débiles no son, me dije. Pero enseguida aprendí que no. Las gallinas no sobreviven a una gripe.

La influenza es el talón su Aquiles.

Tener a las enfermedades bajo control en un gallinero es un asunto difícil. Requiere generar condiciones que desmaterialicen esta realidad rotunda: decenas de miles de animales hacinados, respirando pegados entre sí, cagando juntos, uno sobre otros, estresados, dolientes. Requiere limpieza permanente. Requiere medicación: antibióticos y antivirales. Y requiere mantener al resto de la naturaleza a raya: las aves silvestres que portan los virus que podrían hacer de esa concentración de animales extenuados, focos de contagio incontenibles.

Antes de instalar el gallinero Rosalía tenía tres faisanes y dos pavos reales correteando por la granja. Pero cuando cerró la útlima jaula, echó a anadar el mecanimo e hizo cuentas, metió a sus pájaros en un cuartito del que supo ya no iban a salir más. Luego se encargó de las garzas y los patos que un tiempo atrás eran una belleza de mirar: compró un rifle y cuando caía la tarde empezó a disparar al cielo esperando ahuyentarlas. “Si alguna se metiera acá adentro perdería todo, sería un desastre”, me dijo.

A sus vecinos ya les había pasado. Un gallinero contagiado deviene en una masacre. Sacrificio sanitario de todos los animales, eso exige la legislación siguiendo el protocolo que dicta un acuerdo global. Solo en Asia en los últimos años tuvieron que matar 200 millones de aves de corral para evitar que se propagaran virus entre otros animales domésticos. Pero sobre todo para evitar que los virus mutaran hacia versiones de sí mismos que pudieran hospedarse en humanos, enfermarnos, colapsar los sistemas de salud y, a unos cuantos, matarnos.

3.

En 1918 la gripe española infectó a media humanidad y mató entre 50 y 100 millones de personas (los números varían según cómo se estimen los registros de algunos países). Si bien el origen sigue siendo motivo de investigaciones, el más probable apunta a las granjas de pollos que empezaban a reproducirse en Kansas. O sea a personas intensificando la producción y rompiendo la sana distancia entre reinos –todos con sus microorganismos particulares- para crear un mundo nuevo bizarro y cada vez más peligroso.

“Todos los virus infecciosos que nos aquejan pueden relacionarse de algún modo con las granjas industriales”, dice Rob Wallace, biólogo y autor del libro Big Farms, Big Flues.

Se trata de una amenaza que se multiplica exponencialmente: la cantidad de animales que se crían para comer crece desde hace décadas casi al doble de rápido que la población humana. Ahora mismo hay unos 70 mil millones de animales encerrados como las gallinas de Rosalía. Aves, vacas, cerdos separados por el producto que se les extraerá (carne, huevos, leche), en establecimientos donde comparten raza, edad y sistema. Y eso para la naturaleza -cuya ley más importante es el equilibrio que logra en la diversidad-, quiere decir una plaga gigante. Una atracción inevitable para otros animales. Un festín para los gérmenes. Un experimento permanente de mutaciones y contagios cada día más extremo.

Hay diez animales dométicos por persona. Elijan el que quieran ser. Gallinas como las de Rosalía. Pollos que se engordan en galpones de a 50 mil el doble de rápido que hace 50 años. Terneros que crecen en corrales apretados, entre bosta, orina y barro, comiendo cosas para las que no están preparados: granos, celulosa y (dicen que ya no) sangre de otros animales. Vacas preñadas sin descanso con ubres de 40 litros de leche (cuatro veces más que hace 30 años), también acorraladas. Cerdos hacinados que nacen de cerdas que viven toda sus vidas entre jaulas del tamaño de sus cuerpos aprisionados.

En cualquier caso será igual: vivirán con los ojos rojos, lacerados e hinchados por el cansancio, respirando aire viciado, manteniendo cierta rebeldía y, salvo una desgracia, nunca lo suficientemente enfermos.

La industria logró generar para las granjas industriales chalecos químicos que contienen o disimulan las expresiones esperables de vivir en esas condiciones: acidez, alergias, infartos, infecciones de las más variadas. En un estudio que hizo el invetigador Rafael Lajmanovich en Argentina sobre galpones de pollo encontró restos de todo tipo de drogas, desde antivirales, hasta clonazepam. Y sobre todo antibióticos.

Los antibióticos en la cría de pollos tiene dos usos: preservar la salud y promover el engorde. En la de cerdos, lo mismo. Diezmar el microbioma intestinal de los animales enlentece su metabolismo, lo que los ayuda a ganar más peso en menos tiempo. En los tambos el uso es distinto: es tanta la exigencia de esas vacas cada vez más rellenas de leche que las infecciones mamarias conocidas como mastitis en algunos lugares parecen irradicables y no hay otra salida que retirar a los animales de producción y ponerlas en tratamiento.

Así el 80 por ciento de los antibióticos que se producen en el mundo terminan en granjas industriales, azuzando otra pandemia que deberíamos empezar a registrar antes de que rija nuestras vidas y, otra vez, nos colapse. Porque, sumado al mal uso que se hace en salud humana, los antibióticos que marcaron un antes y un después en nuestra esperanza de vida, están perdiendo su efectividad. La resistencia bacteriana provoca hoy 700 mil muertes por año, y de seguir así se espera que el número se eleve a 10 millones para 2050.

Los antibióticos, que se dan en microdosis diarias o en tratamientos cada vez más recurrentes, alimentan a las bacterias que alojan esos animales, quedan en su carne que luego se vende al público, en la tierra en la que terminan sus deposiciones, en el agua en donde todo fluye, también nuestras peores ideas.

Los antibióticos cumplen su propósito comercial –los animales engordan y aguantan- pero también hacen que las bacterias muten para no morir. Al igual que los virus, salen de los criaderos fortalecidas en busca de nuevos huéspedes, los colonizan, y los hacen morir de cosas de las que no hubiéramos muerto si las bacterias no hubieran sido alimentadas con la cura que por eso ya no nos sirve. Tuberculosis, infección urinaria, sepsis: el acta de defunción puede completarse con cualquiera de esas cosas, aunque sería más preciso poner: daño colateral provocado por un sistema demente.

4.

Antropoceno. Así se llama nuestro momento actual, en el que logramos lo que los asteroides: imprimir nuestra huella en las capas geológicas del planeta. Radiación aumentada, toneladas de plástico y huesos de pollo. Si un explorador del futuro quisiera saber qué eramos encontraría que, sin restricciones religiosas y a un precio más barato que el resto, comimos pollos de a tantos miles de millones que los volvimos un registro fósil más importante que el de las majestuosas ballenas y leones (probablemente extintos para entonces).

Porque, sí: éstá también es la era de la sexta extinción.

Y del calentamiento global.

Y de las pandemias evitables.

Con el sistema alimentario como punta de lanza, nos arrojamos a cambiar el mundo para peor, de lo visible a lo invisible. Nos volvimos la especie en peligro de extinguirlo todo, en un proceso que no conoce cuarentenas.

“Los desmontes no se detienen. Mientras la mayoría de los ciudadanos nos quedamos en casa, la ambición de algunos empresarios rurales no tiene freno. Las topadoras avanzan arrasando con impunidad nuestros últimos bosques nativos”, advirtió hace unos días Hernán Giardini, que coordina la campaña de bosques de Greenpeace, con un seguimiento permanente sobre la deforestación en Argentina. En los últimos diez días de marzo destruyeron casi 2.200 hectáreas de árboles, arbustos, animales silvestres que tardaron miles de años en crear ese ecosistema.

El asunto también es global: por minuto, por día, los 365 días del año, desaparecen 40 canchas de futbol de naturaleza. ¿Qué ocupa su lugar? Vacas y monocultivos de granos de soja y maíz para alimentar a otra vacas en corrales, a cerdos, a gallinas, a pollos. Un tercio de la tierra está cultivada por comida para animales de granja industrial. Dos o tres producciones de plantas para cuatro o cinco tipos de animales.

La biodiversidad es el único control de plagas que existe. Una barrera de amortiguamiento. Una red que descosimos dejándonos a la intemperie y entre zumbidos de mosquitos con malaria, dengue, fiebre amarilla, zica. De vinchucas con chagas. De roedores con hanta virus. De ciervos con Lyme. En Amazonas, la cantidad de mordidas de murciélagos aumentó nueve veces en las áreas de deforestación en los últimos años.

Y así llegamos a los murciélagos y armadillos.

Los animales silvestres, sin lugar donde vivir, con la naturaleza jibarizada, se acercan peligrosamente entre sí. Y eventualmente se acercan a los animales hacinados en granjas industriales. O se convierten en ejemplares que se venden en los mercados húmedos de animales vivos. Donde los virus se expresan, y mutan. Y las bacterias, lo mismo. Y en las ciudades del mundo los hoteles, los teatros, las escuelas se vuelven hospitales. Y la vida cotidiana se detiene. Y parece que el mundo es otro. Pero no. Ahí están abiertos los supermercados donde hacemos filas eternas para hacernos de cosas –nuggets, huevos, un yogurcito-, con las que seguimos cocinando las pandemias que luego nos parecerán inevitables.

martes, 5 de mayo de 2020

LA COMARCA SE MOVILIZA POR UNA SALIDA COLECTIVA Y COMUNITARIA DE LA CRISIS SANITARIA

https://www.anred.org/ 05 Mayo 2020

 La Comarca se moviliza por una salida colectiva y comunitaria de la crisis sanitaria


 Asambleas, organizaciones sociales y vecinos de Río Negro y Chubut lograron coordinar una acción de reencuentro y trueque de alimentos, juguetes, libros y plantines en pleno retén policial que separa en dos la Comarca. 
           Desde la Emergencia Sanitaria, el Paralelo 42 que separa la ciudad rionegrina de El Bolsón de las localidades chubutenses de Lago Puelo, El Hoyo, Epuyén y El Maitén, se encuentra bloqueado por las fuerzas de seguridad. Los vecinos recuerdan que la Comarca es una sola. 

Por Corresponsal popular para ANRed. 


         

            Los 4 de cada mes las comunidades y asambleas que defienden los territorios del extractivismo se movilizan para renovar su compromiso con el buen vivir y su lucha contra las empresas mineras. Por eso, ayer 4 de mayo, la movilización necesitó desbordar la orden estatal de aislamiento ante la excepción de la cuarentena a la minería y las fumigaciones, la baja de aranceles para la producción de glifosato, el relanzamiento del proyecto Suyay en Esquel, con Eduardo Elztain de socio, y la constante extorsión de Pan American Silver que intenta lavarse la cara en la meseta. Esto se suma a los preocupantes intentos legislativos por habilitar una actividad ecocida y sin licencia social. Los discursos del presidente, gobernadores y ministro de ambiente, presas fáciles de lobbys extractivos, no generan confianza ni tranquilidad con respecto al modelo extractivo neocolonial, más bien lo contrario. 

          A este reclamo central hoy en el paralelo, se sumaron varios más: El pedido para la libre circulación en la Comarca Andina del paralelo 42 (llevando los controles al puente Villegas por el Norte y Leleque por el Sur) y el fin de la criminalización a trabajadores/as autónomas, feriantes, albañiles y otras actividades, impidiéndoles trabajar a familias enteras con economías de subsistencia, en un contexto de inflación que no registra grieta alguna. 
          
          La frontera provincial, un límite sólo para los mapas, ahora se ha transformado en pequeño muro de Berlín, separando familias, y afectando gravemente la vida social, económica y cultural de una Comarca con marcada identidad regional. Una problemática que hasta ahora no ha encontrado respuestas en intendentes ni gobernadores. El rechazo total a la presencia del Ejército Argentino en El Hoyo y a los excesos represivos durante la cuarentena especialmente del lado chubutense. En la Comarca permanece en la memoria los genocidios del Ejército contra el pueblo nación mapuche y mapuche tehuelche y el perpetrado durante la última dictadura cívico-eclesiástico-militar. 

          Con una pregunta que quemaba barbijos: ¿cómo los recursos que faltan en Salud y Educación, incluso aún hoy en Chubut debiendo dos meses de salarios a estatales y jubilados, parecen sobrar para contratar cibervigilancia, movilizar tropas o equipar a las fuerzas policiales y militares? Y por último, la apuesta, la afirmación convencida, acerca de la urgente construcción de otra salud, una salud comunitaria que incorpore otras prácticas, otros saberes, más allá de la medicina hegemónica, iatrogénica, alopática y colonial. Asumiendo que construir y sostener lazos comunitarios es una práctica de salud en sí misma, una red de cuidados vecinal, fraterna y solidaria capaz de apuntalar integralmente el sistema inmunitario de muchos y muchas al mismo tiempo. ¿Cómo no enfermar si nos fumigan con veneno, nos contaminan el agua o nos debatimos entre el hambre y la malnutrición con “alimentos” industriales?, ¿es racional un sistema donde las mismas corporaciones que se enriquecen envenenando luego vuelvan a enriquecerse vendiendo los remedios y vacunas?

         


          

        Luego de trocar frutas, dulces caseros, nueces, aceite, harinas, libros y juguetes, se decidió donar una buena cantidad de productos a los comedores populares de los barrios Irigoyen y Esperanza de El Bolsón y a las gratiferias de Paraje Entre Ríos y Golondrinas, en Lago Puelo. La asamblea y el trueque culminaron sobre la legendaria ruta 40, con aplausos, un compromiso a seguir movilizando y organizándose comunitariamente.

domingo, 3 de mayo de 2020

EDITORIAL: CUIDATE, ¿QUEDATE EN CASA?

Te invitamos a leer la editorial de Prensa del Pueblo. Un momento para reflexionar críticamente sobre la realidad que estamos atravesando.

El Bolsón (ANPP).- 03 Mayo 2020



Cuidate, ¿quedate en casa? 




Mientras todes nos quedamos en casa, cumpliendo con los cuidados impuestos por los gobiernos nacional y provinciales, el norte de Chubut (nuestra querida Comarca) es militarizado, y en Bariloche la policía y el poder judicial se hacen a un lado, permitiendo el ataque a la comunidad mapuche Buenuleo.


Nuevamente nos preguntamos: ¿el fin justifica los medios? ¿Cuál es la intención de instalar 100 efectivos en El Hoyo? ¿Por qué no destinar ese dinero a la mejora de nuestro sistema de salud? Les trabajadores de salud siguen cobrando a destiempo, y los hospitales siguen teniendo faltantes de equipos y de mantenimiento. En estos días se conmemora el Primero de Mayo, día de lucha de las clases trabajadoras, día de sangre derramada para instaurar derechos laborales que hoy consideramos mínimos, pero que vuelven a peligrar porque los estados y los sistemas capitalistas y neoliberales avasallan  contínuamente, en esta "Crisis sanitaria mundial" ésta "plan-demia" el traslado de capital y la concentración desde les que menos tienen hacia hacía les que más poseen está siendo brutal.



De manera sorprendente, el ministro Massoni declara que él no estaba informado de este movimiento de tropas, depositando la responsabilidad en el intendente Huisman . 
Sin embargo, el asentamiento militar se da en el marco de las leyes de Defensa Nacional y de Seguridad Interior, las cuales implican que las decisiones al respecto son tomadas por el Ministerio de Defensa, el Estado Mayor Conjunto y el Comando del Ejército, quienes designaron al coronel Leonard para coordinar los Centros de Operaciones de Emergencias sanitarias de Chubut.



La ley sobre Defensa Nacional (Ley N° 23.554) habla sobre el planeamiento estratégico militar en caso de ataques. Es claro, entonces, como se presenta a la presente crisis de sanidad como una guerra, y no como una problemática de salud que implicaría la inversión en lo relativo a la misma.
La otra ley, de Seguridad Interior (Ley Nº 24.059), dice en su art. 23 que el empleo de las fuerzas de seguridad está justificado en tanto estén en peligro colectivo la vida, la libertad y el patrimonio de los habitantes de una región determinada, o en situación de desastre según los términos que norman la defensa civil, en la cual se denomina desastre a cualquier amenaza natural o antropica. 
Entonces, ¿estamos cuidándonos o estamos en guerra? ¿Cuál es el desastre, quién lo provoca? 
Si bien sabemos que el virus se contagia rápidamente, con lo cual puede hacer colapsar al sistema de salud, también sabemos que su tasa de mortalidad es baja, por lo cual podría ponerse en tela de juicio el uso de estas medidas que militarizan nuestras zona,  las cuales generan además gastos económicos que podrían ser destinados a sostener el sistema de salud público, que es lo que se necesita en este momento. 
Por otra parte, la ley habla del trabajo de las fuerzas armadas para garantizar la libertad de la población, cuando, actualmente y en Chubut, cumplen un accionar represivo, amedrentador y controlador de les habitantes.



Necesitamos salir de la pasividad que nos impusieron. Cuidarnos es también cuidar nuestros derechos, que en pos del cuidado de nuestros cuerpos, estan siendo obviados, pisoteados. Necesitamos alzar la voz, organizarnos colectivamente y cuidarnos no sólo del virus, sino del aislamiento y la represión. Es importante no naturalizar el recorte de nuestras libertades y el abuso de las fuerzas de "seguridad". 



No queremos militares en nuestras calles. Esta es una crisis sanitaria, no de seguridad. ¿Qué formación sanitaria tienen estos efectivos? Necesitamos personal de salud bien pago y recursos para equipar los hospitales, no el sostener económicamente una instalación militar. 



Nos surge la pregunta: ante la posibilidad del término de la cuarentena, ¿el gobierno provincial intenta asustar y controlar la posibilidad de protesta? Hace apenas unos días la multinacional minera Yamana gold que impulsa el proyecto Suyai en el cordón Esquel se asoció con los empresarios Elsztain y  Zang para la explotación del mismo, apostando a poder cambiar las leyes y la voluntad del pueblo. Este movimiento juega un papel político: es claramente observable la tensión entre el empresariado, la voluntad popular y lo primordial del cuidado de la salud. 
¿El gobierno Nacional a quién respalda? Un gobierno provincial que hasta hace algunos días hacía sonar las sirena de los bomberos para marcar el toque de queda, que reprime y persigue a sus habitantes, que no les paga a sus médicos, docentes, ahora va a acantonar un regimiento en nuestra Comarca. Les pedimos disculpas si no les creemos su intención de cuidarnos.



Seamos responsables en nuestro cuidado, no lo dejemos en manos de las multinacionales farmacéuticas. Poco a poco nos haremos inmunes al virus, cómo a tantos otros. Seamos inmunes ya al aislamiento.
Comencemos a generar proyectos comunitarios No dejemos que "comunitario" tenga el significado negativo que nos imponen desde los medios masivos. Creemos colectivamente, aún en estos tiempos. Recordemos a las Madres, quienes empezaron simplemente caminando. Demos el primer paso.


NACIÓN MAPUCHE. MOIRA MILLÁN Y UN TESTIMONIO ESCRITO DESDE LAS ENTRAÑAS: PANDEMIA Y TERRICIDIO


Moira, desde la patagonia, relatando la mirada desde la cosmovisión Mapuche. La ausencia del estado, y de como les postergados de la sociedad siguen olvidades.


https://www.resumenlatinoamericano.org/ 24 Abril 2020



Nación Mapuche. Moira Millán y un testimonio escrito desde
las entrañas: Pandemia y terricidio

Resumen Latinoamericano, 24 abril 2020
Éste escrito fué muy duro de mandar debí enfrentar retenes, esconderme de vecinos espías, evitar policías y esperar buena conexión callejera en una mañana fría y lluviosa, tu lectura hace que valga la pena el sacrificio.

Mari Mari kom pu kom pu lamngen Ka pu wenuy Ka kom pu Che! Kiñeke ñi dungun fachiantu may. Me preguntan mi gente mis amigues, cómo estoy, y no respondo, mis largos silencios les inquieta les preocupa, sin embargo éste silencio está lleno de palabras, salgo a caminar x mi Lof, miro la montaña, respiro su aroma otoñal y les hablo a uds también, les pienso y ensayo modos telepáticos de comunicarnos, algunes me responden diciendo que me han soñado, otres que mi imágen repentinamente se le ha empozado en su memoria, y así voy sabiendo quiénes apagan la tv y las redes sociales para conectarse de verdad al mundo. Hoy les contaré por aquí como estoy viviendo la cuarentena: Soy afortunada al haber abandonado la futawarria hace ya tiempo. 20 años atrás tuve la certeza que un territorio me llamaba, lejos de la ciudad, y obedecí su llamado sin dudas. Hoy sé que esa gran cárcel con barrotes invisibles, llamadas metrópolis, ya no están cercadas sutilmente, los terricidas del mundo han descubierto métodos eficaces de control según pasan los tiempos, saben cómo inocular el terror, cómo invertir millones de dólares en armas químicas, virales, bacteriológicas.
Logran convercernos que ellos los mismos que nos enferman nos sanarán, ellos que nos matan nos cuidarán, ellos que nos quitan la libertad nos convocan a la resignación como resistencia contra un nuevo enemigo, ésta vez no es un grupo terrorista, es un virus. Ya no pueden seguir inventando guerras, porque el belicismo pasó de moda, ahora la amenaza no es humana es invisible, es viral. No sé habla de otros peligros letales que afectan la salud de los pueblos. Silencian las voces de cuerpos famelicos que gritan gemidos de hambre, porque éste sistema construído y sostenido por los terricidas, nos devora y se vuelve obeso con los pueblos que consume.La cuarentena me agarró en aquí en el Lof Mapuche Pillañ Mahuiza, la vida transcurre en función del tiempo marcado x la naturaleza, nos abrazamos, nos reunimos alrededor del fuego todas las noches, circula la comida comunitaria y la palabra, el cielo estrellado nos ilumina, repartimos tareas en jornadas intensas, somos 8 mujeres, tres hombres y dos niñas. La mayoría estamos en carpa, porque nos agarró la cuarentena construyendo nuestras casas.
El estado se niega a permitirnos comprar materiales de construcción, tal vez cree que el corona virus puede ser contagiado de machimbre a machimbre de chapa en chapa, pero sí habilita en cambio que vayamos a comprar a comprar sin restricción bebidas alcoholicas, las cuales no han sufrido ningún tipo de limitación, éste ha sido un factor determinante en muchas comunidades indigenas para el aumento de la violencia de género. Afortunadamente en nuestro Lof, el alcoholismo no existe.Ha llegado el otoño con sus mágicos colores, pincelando el paisaje de rojos, naranjas y amarillos, con él llegó también mawün, la lluvia, abundante y fría, entonces comenzó nuestras primeras frustraciones, las carpas, colchones y frazadas se mojan, todo se inunda, y toca sacar el agua, cansa, da rabia, por qué vivir esto si es posible evitarlo? Porque el centralismo porteño MATA! A ningún funcionario se le ocurrió que debían zonificar las zonas de riesgo?! En zonas de Alto riesgo, Bajo y nula? Xq hay micro zonas de nulidad absoluta para el corona virus, sin embargo la aplicación uniformada de las medidas no las contemplan y éstas se vuelven absurdas, agresivas y temerarias,Han llegado también las heladas y la escarcha se convirtió en un manto gélido y brilloso, aferrándose a las carpas, y ahí sí el riesgo de enfermarse es más fuerte, no de corana virus sino de neumonía y otras dolencias de éste clima,
El estado aparece en nuestras vidas como represor, boycoteador y negacionista. Como Mapuche no conozco un estado nación que obre distinto, me pregunto: cómo vivirán la cuarentena mis hermanas zapatistas? Y el digno pueblo de Cherán con su autogobierno?.La autogestión y creatividad surge en nosotras y vamos resolviendo con estufas de barro, la lucha contra el frío, cerramos los ambientes colectivos reciclando basura que serán cubiertas de arcillas convertidas en robustas paredes, nos reinventamos ropa de abrigo y frazadas, nos organizamos con la comida dosificando el consumo de los productos que inevitablemente debemos comprar y van escaseando,el día se nos va acarreando agua, hachando leña, limpiando los baños secos, recolectando hongos y frutos de temporada, elaborando dulces, haciendo pan. Además nos damos el tiempo para la risa, la palabra, los afectos, juegos, ceremonias como el wixalxipal del alba. En éstos días viví de modo muy especial la ceremonia por mi plenopausia, la fertilidad reproductiva ha finalizado en mi cuerpo y deseaba mucho agradecer a la Mapu, a pu ñgen, pu newen y kuifikecheyem por mi maternidad múltiple, no sólo por los hijes que me ha dado sino también por mi ñieta y les hijes de mis hijes que vendrán. En aquella ceremonia pedí al leufu sabiduría para asumir un abuelazgo que aporte hacia una humanidad distinta y mejor. Me rapé la cabeza y mi larga trenza fue ofrenda para mi tierra. No solo fué solo de gratitud y pedido, también recuperé y resignifiqué en mí una partecita de mi historia, de mi primeros momentos de vida.A las semanas de nacer me raparon la cabecita, y una sobrina de mi papá al verme dijo: _ se parece a Peyenka! Y eso arrancó risas y desde entonces y durante toda mi niñez, así me llamaron: Peyenka, pero quién era Peyenka? Lo supe uniendo retazos deshilachados de la memoria materna y de ancianas amigas de mi madre. Peyenka era una mujer tehuelche, alta y bien morena, rostro grande y recio, que en el comienzo de su adolescencia fue violada en manada por soldados argentinos, luego de ese episodio se rapó el pelo, ella le tenía pavor a los hombres y también desprecio, sólo le hablaba a las mujeres, se vestía con arapos de lo que alguna vez fuera prendas de vestir de su pueblo, y vivía bajo una hueralca de chulengo, nunca fue asimilada por el estado invasor, jamás se integró Por ello la consideraron loca y se burlaban de ella los » civilizados».
Cuando era niña me avergonzaba que el sobre nombre elegido para mí, fuera el nombre de una loca, hoy me honra portar esa huella en mi historia, una mujer valiente, y fuerte, que no quiso olvidar ni perdonar ni negar su identidad. De algún modo mi cabeza rapada me recuerda también el chineo y las Miles de mujeres violadas, y mi propia violación a los 18 años, que callé por mucho tiempo por vergüenza y miedo, me recuerda que éste estado sigue siendo el mismo, que al igual que Peyenka no confío en él, me recuerda también cómo arrancaron los poderes a las mujeres del mundo, rompiendo el vínculo sagrado entre el útero de las mujeres y el útero de la tierra, ésta matriz civilizatoria perversa nos convenció que ese vínculo sagrado solo le pertenecía a nuestra fidelidad al hombre y se lo atribuyó al matrimonio, desmemoriadas le creímos, pero esa soledad profunda nada tenía que ver con el hallazgo de nuestra media naranja sino con la separación de nuestra tierra.
Sé que mi pelo crecerá como debe crecer desde la Mapu nuestra fuerza para vencer el Terricidio. Los mentores de la muerte los gobernantes del mundo no quieren el buen vivir como derecho, no importa cuál su escudo, su idioma oficial, su bandera, sus grandes empresas, los terricidas matan. A pesar que parece que estamos atados de pies y de manos que hoy no podemos decidir xq la situación es confusa impredecible y amenazante, yo elijo no ser espía del sistema, ni buchona de mi vecino, me niego a que los pueblos seamos reducidos a tan denigrante participación en la autodefensa y seguridad sanitaria para garantizar la vida, reclamo el derecho a proponer medidas que sean solidarias, contenedoras, resolutivas, prácmaticas y aplicables, respetuosas, y no menos preventivas porque en ellas pongamos amorosidad y respeto.
La resilencia de los pueblos indígenas con vasta experiencia en sobreponernos a epidemias, genocidios, epistemicidios, y todos los intentos de exterminios podemos ser fundamentales en la elaboración de un dispositivo de resguardo comunitario y al mismo tiempo de desenvolvimiento social y económico, sostenido en nuestras espiritualidades, en la reciprocidad y armonía, en el conocimiento de nuestros territorios. No se podrá sostener x mucho tiempo más ésta absurda y opresora medida homogeizante, en nada se parece la realidad de las megas metrópolis con los territorios indigenas, es urgente la necesidad de una participación plena y consulta para mitigar los efectos de ésta cuarentena, constituyendo consejos comunales de participación territorial para el buen vivir de los pueblos. Claro que es necesario una cuarentena pero no es éste el modelo aplicable y si los estados nación se niegan comencemos a construirlo igual, porque la sabiduría no anida en los funcionarios de turno ni en la corporocracia capitalista, racista, patriarcal y especista, sino en la Mapu, Pacha, tierra. Al fin y al cabo somos todos los pueblos del mundo, todos los seres del planeta y las fuerzas que en el habita una sola identidad: terrícolas, es por ello que el Terricidio debe terminar y debemos perder el miedo y confiar en que no estamos solos para ésta tarea, la tierra es nuestra principal aliada.
En éstos días al caminar en mí mapu me encontré entre los pinares un Álamo altivo, soberbio, deshojándose, observé cómo regaba de hojas amarillas el suelo, y al desnudarse aparecía su verdadera estructura, sus multiformes ramas, algunas cortas otras largas, armoniosa y altas hasta tocar el cielo las más gruesas y otras gordas firmes y en caída hasta rozar el suelo, el abundante follaje que lo cubría, no me dejaba ver su verdadera esencia, la hechura de la madera que la constituye, sólo el otoño la enfrenta a su verdad. Ha llegado nuestro otoño, y quiero saber de qué madera estamos hechas sin adornos distractivos, sin falsos colores, despojadas de vanidad. Siento la firmeza de mis raíces, y la sabía que me milenaria q me nutre.
El fin de wingkalandia ésta cerca. Pueblos del mundo unámonos contra el Terricidio, y sobre todo pueblos y nacionalidades indígenas levantemos autogobiernos territoriales, acaso las palabras del actual presidente como así también todos los que les han precedido no nos han afirmado que gobiernan para todes los argentinos? Nunca ha dicho ni han dicho que gobiernan para la Plurinacionalidad q habita éste país, tal vez ésta es la verdadera revolución, autogobierno de los pueblos, para el buen vivir construyendo la tierra sin mal.Finalmente una palabra que aprendí hace años atrás en el mapudungun de mis ancestros,» Yerpun» atravesar la noche, el luminoso mañana vendrá cuando la pandemia más letal que nos inocularon hace siglos logremos vencerla definitivamente, la pandemia del miedo. Sin miedo sanaremos de verdad.
Desde Puelwillimapu Moira Millán weychafe mapuche