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martes, 28 de abril de 2020

NO QUIERO VIVIR UNA VIDA PROFILÁCTICA

una búsqueda por entender que nos va pasando por dentro. ¿Cómo queremos vivir?

http://lobosuelto.com/  - 25 - Abril -2020



“NO QUIERO VIVIR UNA VIDA PROFILÁCTICA” // Sofía Guggiari

Publicada en 25 abril 2020


Pienso en la potencia del agua turbia, del polvo, de la suciedad de la calle, del barro, del olor y la espesura de las gotas de sudor, del temblor de un orgasmo en pleno aislamiento, de los cuerpos bailando en un aquelarre feminista, a haciendo pogo en un acto popular. En la potencia de un fallido o de un olvido que hace que el estornudo no llegue a taparse, de ese abrazo público desesperado y prohibido, ese chape callejero mal visto. Todo fragmento de vida al que no le llega el acohol en gel. Escucho un grito en medio del silencio de cuarentena: ¡No quiero vivir una vida profiláctica!

Me cuesta respirar a veces y no es el Covid-19. Es el afecto que el encierro y el aislamiento están produciendo en mi cuerpo. Estoy empezando a somatizar. Salgo para distraerme, pero ya no se que me hace mejor. Es difícil distinguir el adentro y el afuera. Me impacta la imagen de los rostros enbarbijadxs, los cuerpos, sus distancias,  el control masivo y permanente policial. Todxs hablando del horror a un posible contagio, y de las técnicas y tecnologías que se inventan para prevenir.

¿Desde cuándo la palabra contagio se volvió una mala palabra? ¿Por que el concepto de propagación, ese concepto tan poderoso, causa miedo y no alegría?¿Que lugar hay en medio de todo esto para el deseo? ¿Como sobrevivir en un mundo donde el contacto físico se volvió un accionar peligroso y hasta algo a denunciar?

La idea de que esto es momentáneo calma mi tormenta intempestiva, pero ¿hay manera de salir “ilesxs” o “como si nada hubiera pasado”? Pienso, me late con fuerza el corazón, me asusto, suspiro: las preguntas, sensaciones, tristezas y  incomodidades se me vuelven un mapa o una alerta para atreverme a pensar qué tipo de vida se está configurando.

No me cerró nunca la idea de una guerra. Me gusta más la imagen y la fuerza de una crisis, de un movimiento de tierra, de un rompimiento de estructuras y de sentidos.
Las guerras nos meten en la escena de lo terrorífico, nos quitan autonomía, nos dejan como víctimas o como merxs soldadxs contra un “enemigo invisible” como le dicen, pero a veces el enemigo es muy visible y está conviviendo con vos en tu casa. Y si no preguntémosle cómo se sienten a esas más de 567 mujeres que llaman todos los días para denunciar violencia de género  intrafamiliar, y ni hablar de lxs más de 25 que fueron asesinadxs (entre femicidios y travesticidios)

Pero pareciera que allá las vidas que se lleva el patriarcado, y acá las vidas que se lleva el Covid-19. Se las lleva porque efectivamente mata  y  por qué a las que no mata las vuelve unas vidas in vivibles. Toda una arquitectura cotidiana -para aquellxs privilegiadxs que podemos llevarla a cabo-  de profilaxis para evitar cualquier tipo de posible territorio propicio para la propagación del virus: desinfectar permanentemente todo lo que esté a nuestro alcance, desinfectarlo bien, que no queden partes que hayan podido estar expuestas, – y de paso aprovechar, que es un buen momento, para  “desinfectarnos del otrx”, escuche decir a a una persona en un vivo de instagram.
Hace poco una amiga me dijo, preocupada por la situación, con la pesadumbres de quien extraña, como quien escribe,  ese encuentro del cuerpo a cuerpo diario, ese pegoteo imperfecto, ese piel a piel,  me dijo – ¿y si ahora nos da fiaca vernos, y cuándo nos veamos es solo un ratito porque queremos volver a estar solxs? El acostumbramiento a las vidas aisladas se me vuelve una imagen que me produce pánico y entonces me produce ganas de aislarme y el pánico es la base para el consumo, ya lo había escuchado por ahí.

No puedo pensar mi vida sin el peligro que implica vivirla. O algo así leí en un post qué escribió mi hermano Ramiro, que me hizo producir este texto y producir ciertos pensamientos, porque también las alianzas afectivas en la catástrofe, las redes colectivas de otrxs que importan y te hacen sentir que también importás. Esa fuerza del amor y la desmesura del lazo, del encuentro y del desencuentro, por que nó del odio y la tempestad también. No se puede gozar, desear, hacer política, amar, enojarse, crear, inventar desde la vida higiénica. La vida es la peste, es germen de potencias y potencias que producen gérmenes que hacen florecer las primaveras y contagian las revoluciones, aunque sean esas pequeñas, micro, cotidianas, que hacemos todos los días para tratar de sentir que tenemos una ética y que confiamos en ella para existir. Porque “no queremos ser más esta humanidad” como dice Susy Shock y “porque no queremos volver a la normalidad” como leí en alguna nota en alguna reflexión .

Me gusta pensar que la vida es vida en tanto incertidumbre y acontecimiento, la vida implica la no garantía, lo inesperado nos conmueve y nos transforma. Me gusta pensar que la vida está menos en lo que pensamos y diagramamos con tanta certeza, y más en ese despertar entre húmedo y atemorizante, que es el deseo.

No quiero vivir una vida profiláctica. No quiero ni creo que pueda. Y no es una desobediencia al “quedate en casa”; -aunque las desobediencias son los actos que crean insurgencias políticas y es algo que las feministas sabemos muy bien-, ni mucho menos un arrojo al descuido, ni un llamado a esa mentira de la “libertad individual”. En todo caso es un intento de volver a re conectarme con cierta vitalidad y sensualidad de la existencia. Y como nunca, desde este lugar, desde el confinamiento, de lo que trato es de hacer escritura y cuerpo -aunque son lo mismo-  lo que pienso, lo que siento, compartir un afecto, una pregunta, que se propague, que se contagie como se pueda porque también es la maner a que tengo, que tenemos,  de  tenernos los unxs a lxs otrxs.

UN MES DE AISLAMIENTO Y EL IMPACTO DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL PAÍS

Recorriendo el territorio nacional, este informe nos muestra una realidad que se agrava a causa del aislamiento.

https://www.lamareanoticias.com.ar/ 27 - Abril -2020

Informe Especial: Un mes de aislamiento y el impacto de la violencia de género en el país


A un mes de la declaración del aislamiento social, preventivo y obligatorio, trece comunicadoras feministas se unieron de manera federal y colaborativa para relevar cómo impactó la cuarentena en la vida de las mujeres y disidencias. El incremento en la cantidad de casos y la falta de atención efectiva por parte del estado, son la constante en todos los territorios.

Escriben: Arlen Buchara, Bárbara Favant, Carina Ambrogi, Gabriela Ayala, Laura Loncopan Berti, María José Corvalán, Romina Pezzelato, Marisa Breit, Gabriela wuthrich, Laura Pérez, Lorena Salazar Ocampo, Sharon Masurski, Ana Paula Oyarcabal, Valeria Belozercovsky*

Córdoba. Aumentó la violencia y denuncian precarización de las trabajadoras de las dependencias oficiales

Carina Ambrogi, Romina Pezzelato y Marisa Breit
Las denuncias por violencia intrafamiliar aumentaron drásticamente en cuarentena en la provincia de Córdoba. Desde el Polo de la Mujer, organismo que concentra las políticas sobre violencia de género, las trabajadoras emitieron un comunicado denunciando condiciones de precariedad sanitaria y laboral. “Una vez más las trabajadorxs nos encontramos expuestas y desprotegidas ante esta situación. Denunciamos nuestras condiciones laborales, sin obra social, ART ni derechos laborales básicos”, señalaron.
En la provincia se reforzó la línea de atención telefónica y se habilitaron números de whatsapp. El 0 800 888 9898 recibió 300 denuncias diarias y el 30% dan cuenta de situaciones de violencia en el hogar. No se incrementó el personal para las brigadas de atención en la capital ni en el resto de los municipios. Se sostiene el Programa “Hacia un nuevo rumbo”, que consiste en un subsidio de 6 mil pesos mensuales para víctimas. Desde el inicio de la cuarentena el cobro del beneficio se realiza mediante la recepción de un código, que muchas veces demora en llegar, o nunca llega. No todas las personas cuentan con la información y los medios para acceder con esta nueva modalidad.
La App 144 promocionada por el Ministerio de las Mujeres Géneros y Diversidad no funciona en muchas localidades. Cuando se consultó al organismo nacional plantearon como alternativa utilizar el mapa que está en la página del Ministerio.
Sobre el programa “Barbijo Rojo”, titular de la subsecretaria de Niñez, Adolescencia y Familia de Río Cuarto, afirmó que no recibió ninguna comunicación oficial y descree que pueda ser una medida efectiva. Tanto en el Valle de Traslasierra como en el departamento de Cruz del Eje, la situación es la misma. Maira Suarez, integrante de Mujeres Autoconvocadas de San Marcos Sierras advirtió que en el pueblo existe una sola farmacia y su responsable desconoce la implementación de esta política.
Fernanda López, integrante equipo técnico de tribunales de Villa Dolores (que abarca los departamentos de Pocho, San Alberto y San Javier), afirmó que “en las comunas más chicas se intenta abordar desde la cercanía, y se avisa a lxs vecinxs para que se sumen al seguimiento y realicen denuncias telefónicas en caso de ver al agresor”.
Si bien las medidas cautelares de protección de la ley 9283 siguen vigentes, en Traslasierra no hay disponibilidad de botones antipánico, ni existe un lugar para el resguardo de víctimas. “En las zonas rurales se complejiza aún más debido a la permanencia en el hogar del agresor”, según explicó Fernanda López. Por su parte, la agrupación Mujeres de Traslasierra (wsp: 3544410564), recordó que desde hace más de diez años exigen que las comunas creen un área de la mujer.
En el departamento Cruz del Eje la violencia se incrementó, según informó la psicóloga Mariana Panzita, integrante del Polo de la Mujer. Actualmente se brinda asistencia a 100 mujeres de todo el departamento, aunque no hay lugares específicos para alojarlas. Para Malena Vieytes integrante del Movimiento Feminista de San Marcos Sierras, “por la escasa conectividad se utiliza ´el boca en boca´ y la solidaridad de las compañeras que habitan el pueblo”.

Misiones: Dos femicidios directos y dos vinculantes. La convivencia con le agresor disminuyó las denuncias.

Gabriela Ayala
En plena cuarentena en Misiones, una provincia que no supera el millón 300 mil habitantes, se registraron dos femicidios directos y dos vinculantes. El primer femicidio del año fue el de Sonia Cerpa (40), asesinada por su ex concubino en el paraje Dos Hermanas. El femicida imputado y detenido es Valdir “Cuerero” Prestes. En medio del aislamiento, la segunda víctima fue Lorena Barreto (32), asesinada en Puerto Libertad por su pareja Roberto Rivero Medina (74), quien también fue apresado. En medio de estos casos y el recientemente registrado en San Vicente, otros hechos de violencia de género produjeron el femicidio de Anacarla (una beba de dos meses) en Iguazú y el crimen de Juan Farjat (31), encargado de la reserva natural privada en San Sebastián de la Selva de Comandante Andresito.
Según datos relevados por el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec) disminuyeron un 4,5% las denuncias por violencia de género. Los principales motivos de la merma, es por compartir la vivienda familiar con el agresor, lo que impide concretar la denuncia. También porque la víctima no puede delatarlo en este contexto de crisis económica.
En Misiones no hay un aumento en el presupuesto. Sólo se reforzaron las líneas de atención 137 y el WhatsApp (3764-249224) que salió a la luz porque las mujeres no podían llamar con sus agresores al lado.
En la provincia el 144 no brinda asistencia. Se trata de una línea telefónica a nivel nacional, que recibe la información y la deriva a los dispositivos existentes en cada provincia, con lo cual se alarga el circuito y hay demora en el procedimiento. La iniciativa Barbijo Rojo no se aplicará en Misiones, debido a que las farmacias de la región no pertenecen a la asociación que organiza esta iniciativa.
Según explican desde el sector, las farmacias misioneras están federadas en otra institución, así como pasa con otras provincias y sostienen que «el programa prevé que el personal de farmacias tome decisiones para las que no tiene preparación, como cuál es el perfil de riesgo en un vínculo violento, para determinar si se le da o no a la persona un panfleto. Las farmacias no tienen ni han tenido ningún tipo de capacitación al respecto, y si bien como instituciones estamos dispuestas a trabajar juntas en nuevas propuestas a futuro, consideramos inviable este programa, así como está planteado, al menos para la provincia de Misiones». «Misiones cuenta con la Línea 137», aclaran en un comunicado que firman la Federación de Farmacias de la República Argentina, el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Misiones, la Subsecretaría de Relaciones con la Comunidad y Violencias del Ministerio de Gobierno, y el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable del Ministerio de Salud de la Provincia de Misiones.

Santa Fe: Dos femicidios y dos muertes de mujeres en investigación.

Bárbara Favant y Arlen Buchara
En la provincia de Santa Fe la atención, asesoramiento y acompañamiento en violencia de género depende de las políticas públicas que lleve adelante cada comuna y municipio. En la ciudad de Santa Fe es la dirección de Género y Disidencias que dispone de asistentes sociales, psicólogas y abogadas. El número de atención es a través de la línea de atención ciudadana 0800 777 5000. Rosario tiene el Teléfono Verde (0800 444 0420) y durante la cuarentena implementó un canal alternativo de contacto a través de Whatsapp (341 5 781509) para recibir mensajes en caso de que las mujeres no puedan llamar. Al igual que el 144 es para asesoramiento y escucha, no para denunciar, y atiende las 24 horas los 365 días del año.
En el primer mes de aislamiento obligatorio en la ciudad de Santa Fe la cantidad de llamados por violencia de género se mantuvieron dentro de los niveles históricos: entre cuatro y seis por día. Sin embargo desde el 13 de abril se incrementó un 10 por ciento. Además se aumentó el presupuesto municipal para la atención y el asistencialismo de mujeres cis, trans y travestis para alimentos, productos de higiene y traslados, pero no en personal ya que la posibilidad de realizar denuncias online en el Poder Judicial y en el Ministerio Público de la Acusación (MPA) redujo de manera considerable las horas de la ruta de la denuncia.
En la ciudad de Rosario normalmente el Teléfono Verde tiene un promedio de 600 llamadas mensuales, 20 por día. Durante el aislamiento registró una leve baja en la cantidad mensual pero un aumento sostenido en el día a día. Entre el 20 de marzo y el 18 de abril recibieron 335 llamadas al Teléfono Verde y 183 consultas por WhatsApp. Desde el 13 de abril incorporaron la gestión de trámites legales de canalización de denuncias y solicitudes de medidas de protección en articulación con los tribunales provinciales.
De acuerdo con un informe del MPA sobre las primeras dos semanas de aislamiento, una de cada cuatro denuncias recibidas -384- fue por violencia de género -88- en todo el territorio provincial. Por fuera del sistema virtual, la regional Rosario recibe entre 10 y 30 denuncias diarias. La mayoría llega a través de las comisarías.
Por otra parte, el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec) presentó el relevamiento del Registro Único de Violencia contra la Mujer (Ruvim) para los primeros once días de aislamiento obligatorio. Así, sobre los llamados al 911 vinculados a violencia de género se conoce que en la ciudad de Santa Fe hubo uno cada 45 minutos y en Rosario se registraron 85 por día. En total hubo 1.579 registros totales (911, denuncias al MPA y comisaría de la mujer, atenciones médicas, áreas municipales y Defensoría del Pueblo) por violencia de género en las ciudades de Santa Fe y Rosario.

Femicidios en la provincia de Santa Fe

Según el Observatorio de Femicidios de la Secretaría de Estado de Género e Igualdad, desde que empezó el aislamiento hubo dos femicidios y dos muertes de mujeres que están en investigación para determinar si fueron en contexto de violencia machista. Y al menos -no hay registros oficiales- tres tentativas de femicidio en las ciudades de Santa Fe, Reconquista y Villa Gobernador Gálvez.
Verónica Soule, de 31 años, murió el 23 de marzo después de agonizar con el 88 por ciento del cuerpo quemado durante una semana en el Hospital Provincial de Rosario. Era oriunda de Casas. El 1 de abril falleció Romina Ester Leiva, de 39 años. Al igual que Soule, la causa de muerte fueron quemaduras en el cuerpo: estuvo 20 días internada en un hospital de la capital provincial después de que su hijo le tirara nafta y la prendiera fuego en la localidad de Bella Italia, en el departamento Castellanos. Los casos en investigación son el de Yoana Romero, de 31 años, y Alicia Noemí Pérez, de 74 años.

Acciones y demandas

Laura Pérez
Es importante mencionar que el 8 de abril, 20 días después del inicio del Aislamiento Social Preventivo Obligatorio, el gobierno de la Provincia a través del decreto 0318, dispuso que todas las mujeres y diversidades que se encuentren atravesando por una situación de violencia de género pueden circular, solas o con sus hijos e hijas, en caso de requerir auxilio, asistencia o necesiten denunciar, ratificando lo dispuesto por el gobierno nacional.
Siguiendo el lineamiento de otras provincias, el Ministerio Público Fiscal abrió la posibilidad de recibir denuncias on-line y puso a disposición una app que se descarga desde la misma web. Destacando que todas las denuncias que lleguen por estas vías son recibidas en la fiscalía general donde se las analiza, se evalúa como siguen y se extiende una constancia a la persona denunciante.
Respecto a la distribución de alimentos para población en riesgo, en todo el territorio santafesino son entre 1600/ 1800 compañeras y dieron solamente 560 bolsones.
Hoy las compañeras trans están yendo a las ollas populares que se hacen en distintos barrios y gracias al aporte solidario. Ana pone una lata de tomates, otra pone fideos, se cocina entre todas y después se reparten viandas.
Desde el inicio del aislamiento preventivo, la agrupación MuMaLá Santa Fe viene reclamando políticas de género específicas para el abordaje de las violencias en contexto de pandemia: agilidad en las denuncias y subsidios para las víctimas de violencia de género en situación de aislamiento social y lo mismo para familiares de víctimas.
Estos dos últimos reclamos no han tenido respuesta positiva todavía.

Cuyo. Organizaciones locales afirman que reciben el doble de pedido de ayuda

María José Corbalán
San Luis no es ajena a la problemática nacional en torno al recrudecimiento de las violencias por razón de género durante el aislamiento. De hecho, el 6 de abril se difundió un comunicado oficial de la policía en el que se informaba el «suicidio» de una mujer en una celda disciplinaria.
Florencia Morales de 39 años había sido detenida, no sin oponer resistencia, la mañana del día anterior cuando iba a comprar alimentos en su bicicleta en la localidad de Santa Rosa del Conlara. La hermana de Florencia aseguró a los medios que la policía fue la responsable de su muerte y que podría haber sido para tapar abusos cometidos durante la detención.
Desde la Secretaría de la Mujer, Diversidad e Igualdad habilitaron guardias por departamento y el Poder Judicial hizo lo mismo poniendo a disposición un mail y líneas whatsapp para receptar denuncias y derivar al juzgado interviniente. Las denuncias en este territorio no aumentaron lo que nos hace suponer que la población en riesgo no sabe donde denunciar o no confía en obtener respuestas a esas denuncias.
Las organizaciones feministas locales aseguran que reciben el doble de pedidos de ayuda para saber qué hacer en casos de violencia, ante un embarazo forzado causal de Interrupción Legal del Embarazo, ayuda alimentaria y continuidad en los tratamientos psiquiátricos o psicológicos.

Comarca Andina del Paralelo 42. PuelMapu

Nómadas Comunicación Feminista: Gabriela wuthrich, Lorena Salazar Ocampo, Sharon Masurski, Ana Paula Oyarcabal, Valeria Belozercovsky
Las Nómadas habitamos el territorio ancestral mapuche y vivimos en localidades de la Comarca Andina. La comunidad está integrada por la localidad rionegrina de El Bolsón, que es el núcleo urbano y comercial de la zona, los parajes rurales Mallín Ahogado, Los Repollos, El Foyel, El Manso (todos en la provincia de Río Negro), y al sur del límite interprovincial del Paralelo 42 Sur las poblaciones chubutenses de El Hoyo, Lago Puelo, El Maitén, Epuyén, Cholila, y los parajes Las Golondrinas, Entre Ríos, Cerro Radal, Puerto Patriada, Leleque y Villa Lago Rivadavia.
En toda la comarca están cortados los servicios de transporte público desde el primer período de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Esto impide la circulación de quienes no tienen medios de movilidad.
Las provincias hacen un manejo discrecional del aislamiento.  En Chubut se habilitó un estado de sitio que en los centros urbanos más grandes justificó medidas punitivas como el toque de queda, sanciones, multas y detenciones contra quienes se movilizaban para gestionar la vida cotidiana.
La situación de pago de sueldos a empleades estatales (salud, justicia y educación) no se ha regularizado, después de un conflicto que les mantuvo en huelga durante casi todo el 2019. Siguen sin percibir sus haberes desde hace 2 meses.
No hemos podido acceder a estadísticas que cuantifiquen los casos de violencias hacia mujeres e identidades disidentes en la Comarca ni en cada una de las provincias. Contamos con servicios institucionales precarizados y organizaciones feministas que acompañan a las personas víctimas de violencia. 
En algunas localidades, el trabajo comunitario permitió fortalecer redes feministas entre profesionales y activistas de las organizaciones en busca de estrategias para erradicar  barreras. Además, favoreció la denuncia por violación de derechos y situaciones de vulnerabilidad en mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries, mapuches y no mapuches. Finalmente se pudieron organizar acciones para prevenir las violencias de género. Pero el aislamiento social amenaza la creciente fortaleza de esas complicidades tejidas en la calle para atravesar los muros institucionales.
En los últimos días, la Secretaría de Estado de Género e Igualdad organizó una serie de foros on line donde participaron miembrxs de distintas organizaciones sociales. Consultadxs sobre las apreciaciones y conclusiones del encuentro, algunxs de lxs participantes manifestaron que fue una “buena presentación”. Otrxs señalaron que uno de los reclamos comunes fue el de la falta de comunicación desde el organismo del Estado con las organizaciones intermedias.
Por su parte las personas trans que participaron de la reunión manifestaron que, más allá de los bolsones de alimentos y las viandas que dan municipios y comunas, se desconocer con qué municipios y comunas la Secretaría va a firmar los convenios.
Todos los reclamos implican una delegación de responsabilidades para municipios y comunas que carecen de fondos para hacerse cargo de las situaciones.
En Lago Puelo, consultamos a Maria Cavallaro, coordinadora del  servicio de asistencia inmediata a la víctima de violencia de género, quien afirmó: “En un principio las denuncias disminuyeron totalmente, pero en estas dos últimas semanas se incrementaron. Desde la línea 144 propusieron articular con Desarrollo Social la asistencia alimentaria y favorecer el contacto con las mujeres”.
A las farmacias de Lago Puelo no les llegó la notificación de la federación de farmacéuticos sobre la implementación del Barbijo Rojo y, al menos hasta ahora no se activó. Con respecto al alojamiento, se dispuso un lugar en el Area de la Mujer para refugios de urgencia, pero no se cuenta con otros espacios.
Se están articulando espacios feministas como el equipo de Género de la Biblioteca Popular y la Colectiva de Mujeres y Disidencias de Lago Puelo, que también realiza acompañamientos a víctimas de violencia de género. Trabajan en la redacción y diseño de un material informativo impreso que se distribuirá a través de los módulos alimentarios que entrega el municipio, como una estrategia de acercamiento concreto a las mujeres que en contexto de aislamiento están más desprotegidas.
Durante el 2019 se creó el Equipo de género en una escuela secundaria de la provincia de Chubut, Escuela N° 788, único en la provincia, y cuyo proyecto fue solicitado por otras instituciones para ser replicado. Surgió a causa de emergentes sobre violencia de género en el colegio secundario y se constituyó en propuestas, tareas de prevención y formación. El equipo fue uno de los tantos desestimados en materia de inversión en educación y les docentes a cargo nunca fueron dadas de alta en el sistema educativo.
En este contexto de emergencia por casos de violencia, les docentes estamos reorganizándonos para armar equipos de acompañamiento y asesoramiento, en articulación con la red de la región. Comprendemos el funcionamiento estructural de la problemática y las dificultades para las víctimas al momento de intentar comunicarse en forma segura.
Desde la Colectiva Comarcal Ni una Menos se advirtió que a nivel local las denuncias por violencia de género (VG) disminuyeron, según los datos aportados por el Juez de Familia. Esto es preocupante: de casi dos denuncias por día, las primeras tres semanas sólo hubo cuatro.
Con respecto a políticas públicas e incremento de personal para atender situaciones de VG, la Secretaría de género y diversidad, ex Consejo Provincial de la Mujer habilitó una línea telefónica para asistencia psicológica las 24hs. Por otro lado, habilitaron un celular de la comisaría de la familia para que las víctimas que no pueden salir realicen denuncias a través de mensajes.
Con respecto a ayudas económicas desde el área de la Mujer sólo entregaron módulos de alimentos y está activa la Casa Refugio las 24 horas para quienes que deben abandonar su casa por convivir con su agresor.
Con respecto al barbijo rojo no tenemos conocimiento de que en la localidad haya sido utilizado por mujeres para pedir ayuda. Al haberse habilitado nuevas líneas telefónicas para situaciones de violencia, no tenemos conocimiento sobre la utilización de la 144.
Marcelo Muscillo, Juez Juzgado Nº 11 El Bolsón, informó que ante la baja de denuncias, implementaron medidas como una línea de whatsapp. Además, el teléfono fijo del Juzgado de Paz fue derivado a su teléfono celular para que las denunciantes se comuniquen en cualquier momento.
Por su parte, Ana Paula. Profesora del IFDC El Bolsón e integrante del Equipo Construyendo la identidad sexual a viva voz, señaló que se reactivó un teléfono para consultas y se difundió por redes sociales para que llegue a les estudiantes que asisten normalmente.
En Epuyén Patricia Dambielle, presidenta de la APDH Regional Noroeste del Chubut e integrante de la Comisión de género y en la de niñez, juventud y adolescencia de la Regional Patagonia de APDH, señaló que no tienen registro de casos de violencia doméstica la región desde que se decretó el aislamiento. “No porque creamos que no existen, sino porque consideramos que no están aceitados los mecanismos para que las mujeres o niñes en situación de violencia, accedan a la ayuda”, precisó.
Sólo El Hoyo cuenta con comisaría de la mujer. En el municipio de Epuyén no hay previsto ningún alojamiento para mujeres y/o niñes en riesgo y no hay constancia de que se haya destinado presupuesto extra para atender estas emergencias o se haya ya puesto en acción la iniciativa del “barbijo rojo”. Para Dambielle, la política sería de poco efecto en Epuyén donde se cuenta con una farmacia o en El Hoyo, donde sólo hay dos.

Neuquén: Crecieron un 34.93% las denuncias, antes de esta medida el promedio era de 8.3 diarias, hoy es de 11.2

Laura Loncopan Berti
En el primer mes del aislamiento obligatorio debido a la pandemia por el coronavirus crecieron un 34.93% las denuncias en la Oficina de Violencia de la ciudad de Neuquén (OV). Antes de esta medida el promedio era de 8.3 diarias, hoy es de 11.2, de las cuales se judicializan 10.1. Esto significa que de los hechos que se exponen casi la totalidad merece una medida de protección.
En el interior llegan pocos casos. Estos son los promedios actuales de cada OV: 1.1 en Cutral Co, 1.2 en Zapala, 0.7 en Junín, 1.4 en San Martín, 0.6  en Chos Malal y en Villa La Angostura.
La línea 148 es otra boca de ingreso: de las 395 situaciones nuevas, en el período que va del 20 de marzo al 25 de abril, 240 fueron por violencia familiar. El Dispositivo de Atención a Varones continuó de manera telefónica.
El primer informe de la ley de emergencia que envió el jefe de Gabinete, Sebastián González, a la Legislatura enumera acciones importantes, pero carece de datos de referencia.
En Neuquén hay una investigación abierta sobre la muerte de Florencia Soto ocurrida el 19 de marzo en Vista Alegre. La fiscalía aún no pudo determinar si se trata de un femicidio.

Un informe de situación sin profundidad, ni detalle

La ley de emergencia sanitaria de Neuquén establece que se deberán fortalecer los servicios de protección a víctimas de violencia de género y personas a su cuidado. Además de desarrollar nuevos instrumentos de denuncia y protección, adaptados a la situación.
Cada quince días el comité de emergencia debe remitir a la Legislatura un informe sobre el estado de situación. Ya ingresó el primero, y en materia de violencia por razones de género, carece de profundidad y detalle en aspectos centrales.
Se mencionó que el ministerio de Ciudadanía relanzó la aplicación de descarga gratuita “Ciudadanas”. También que “se agilizaron los procesos para el seguimiento del estado de los aportes a las víctimas de violencia” que en el refugio Madre Teresa se “produjeron 4 nuevos ingresos de mujeres”. Se señaló que en línea 148 hubo “10 situaciones que requirieron asistente de la guardia de la línea 148 (por código A y B).” No explica qué significa esta clasificación, que alude a la inminencia de riesgo de vida. Indicó que se “activaron 85 veces las guardias de las delegación de Gestión Social en el interior provincial, por situaciones vinculadas a las Leyes 2785 y 2302.”
¿Qué datos faltan? En primer lugar el documento no precisa cuántas denuncias ingresaron en cada uno de los dispositivos a los que se puede acceder, ni el trámite que tuvo. No dice si hubo más o menos situaciones debido al aislamiento, cuál es la dinámica en el interior y en la capital, y que respuesta integral obtuvieron.
Tampoco alude al personal con que se cuenta, si hubo incorporaciones, y si fue necesaria una inversión presupuestaria adicional.
Hasta el momento ingresaron dos proyectos a la Legislatura, uno del Frente de Todos y otro de Juntos por el Cambio, en el que piden esta y otra información.
Como vemos, la denuncia siempre es una posibilidad, no la solución, y es apenas una dimensión posible para mirar el tema, en intersección con otras circunstancias que atraviesan el encierro: la distribución de las tareas domésticas y de cuidado de niños, niñas y adultos mayores, que recae fundamentalmente en las mujeres, y para muchas de ellas el deterioro de sus ingresos, la distancia con sus redes comunitarias y afectivas.
“La densidad del problema es muy grande y los efectos concretos en las vidas de quienes están sufriendo violencia todavía no los sabemos, los desconocemos”, afirmó la activista feminista, Ruth Zurbriggen, integrante de La Revuelta y de Socorro Violeta, que realizó un mapeo en esta cuarentena que afecta de manera diferenciada a otras identidades: lesbianas, trans, travestis, personas no binaries.
Agregó: “En la Argentina los temas de violencia sexista se politizaron enormemente desde esa salida masiva que fue el 3 de junio de 2015. Mi temor es que uno de los efectos está siendo volverlo un problema individual y no parte de una estructura, de un sistema de relaciones. ¿Qué se le está pidiendo a quienes sufren violencia machista en este tiempo? Otra vez, que hagan todo.”

lunes, 27 de abril de 2020

COMUNICADO DE PRENSA CTAAUTÓNOMA REGIONALES ANDINA SUR (RÍO NEGRO) Y COMARCA ANDINA (CHUBUT)

COMUNICADO DE PRENSA

Comarca Andina, Río Negro y Chubut, 27 de Abril de 2020.

La CTAAutónoma regionales Andina Sur (Río Negro) y Comarca Andina (Chubut) se pronuncian a través de la presente acerca de la situación laboral de miles de trabajadores cuentapropistas o empleados en negro de los más diversos rubros de la actividad privada  en el marco de la Pandemia por el COVID-19. Valoramos  las políticas de cuidado que se han implementado y han impedido la circulación del mismo a la fecha, así como la gran demostración de responsabilidad social que ha dado el pueblo argentino, especialmente los sectores más humildes a quienes les resulta muchísimo más dificultoso el contexto de aislamiento y al día de hoy presentan serios problemas de subsistencia. También debemos señalar, por convicción y también por pedido de trabajadores en dicha situación que al día de hoy:
- Es necesario que las autoridades políticas, sanitarias y de seguridad de toda la región, en ambas provincias, evalúen e implementen la posibilidad de circulación por permisos de trabajo para las personas que lo necesiten, aunque dicho trabajo sea informal, autorizando dichas actividades con las medidas y restricciones sanitarias del caso.
- Que en la medida de lo posible y sin afectar el cuidado necesario, respecto de las actividades permitidas, se pueda coordinar una política que refleje nuestra realidad de Región Interprovincial, al menos mientras el escenario sanitario continúe sin circulación comunitaria del virus, que es lo que se informa al día de hoy en todas las localidades.

Comisión Ejecutiva Regional Andina Sur – Río Negro
Comisión Ejecutiva Regional Comarca Andina - Chubut

jueves, 23 de abril de 2020

LA PANDEMIA Y DESPUÉS: DE DISTOPÍAS A UTOPÍAS


Compartimos nota de revista la vaca. Una mirada profunda sobre las problematicas socioambientales que desembocan en la situacion distópica que estamos viviendo. Diez miradas desde la comundad hacia la comunidad.


https://www.lavaca.org/ 21 abril - 2020

La pandemia y después: De distopías a utopías



Un joven mapuche, un obrero de una fábrica recuperada, la directora de una escuela de gestión social, una psicóloga gestáltica, dos pioneros de la agroecología, un científico comunitario, un sociólogo ex preso, una integrante de una asamblea antiminera y un colifato: un dream team para pensar el coronavirus sin moldes ni discursos. Lo que enseña la experiencia en los espacios donde se crean salidas y en los que la vida no se paraliza frente a la resignación, el miedo y otras enfermedades. Por Sergio Ciancaglini.
Esta es uno de los textos de la última edición de MU. Lo compartimos para que la cuarentena no signifique encerrar las ideas y para que  puedan circular  historias, experiencias y sueños. Lo podemos hacer gracias a lxs lectorxs y suscriptorxs, el gran secreto y la gran alianza para que la comunicación sea posible y que los virus no impidan que respiremos juntos. La suscripcion a MU puede hacerse aquí.
El coronavirus nos cambió para siempre las vidas. Y las muertes. 
Mutó los días, las horas y las semanas. Las relaciones, los trabajos, las desocupaciones y todo lo que hacemos que no es trabajo. Cambiaron el ruido, el silencio, el sentido del tiempo. Las pesadillas y los sueños de cada noche. Y quizá los de cada vida.  
Es una movilización de la quietud para aplanar las curvas. La imagen de lo invisible. Nuevas palabras susurradas bajo los barbijos mientras reaprendemos el estornudo y el saludo sin saber cuándo y a quién podremos volver a besar o a abrazar. Es una revulsión de preguntas: cómo vivimos, a qué le tenemos miedo, para qué cosas nos movemos, cómo es la sociedad, si cuidarse es sinónimo de lavarse las manos, el sentido de lo público, de lo privado, de lo estatal. La amenaza del desastre social. 
Es el gobierno de las pantallas para romper el aislamiento, o para que nos enjaulen las neuronas mientras vemos todo junto a la confusa sensación de no ver nada. Es una doctrina de calles vacías, de distancia, la vida delivery apta para quienes pueden pagarla mientras crecen virus de control social, obediencia y silencio, que nadie sabe si se amesetarán o si dejarán a las comunidades en una excitada terapia intensiva. 
Esta es una recorrida en cuarentena por geografías y experiencias muy distintas. Personas que no son panelistas mediáticos, ni de la farándula, ni se despertaron por el virus, sino que vienen enfrentando otras infecciones del presente. Reflejan no solo opiniones sino construcciones y proyectos, que permiten compartir algunas luces en medio del encierro, algunas aperturas en medio del silencio y algunas voces en medio de la oscuridad. 

El origen y tres ideas

El doctor Damián Verzeñassi tiene una demora: está atendiendo a su hija Gala, que cumplió en cuarentena 8 meses de edad y sonríe ajena todavía a los misterios que ocurren más allá de su casa rosarina. Verzeñassi es médico, director del Instituto de Salud Socio Ambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, inspirador de los Campamentos Sanitarios que relevaron la salud en 34 comunidades afectadas por el modelo transgénico. El panorama que algún día habrá que contarle a Gala: “Hace mucho se anuncia la aparición de nuevas pandemias. El Covid-19, como la gripe aviar y la porcina, son zoonosis, virus cuyas mutaciones tienen que ver con la destrucción de la biodiversidad y del hábitat en que tendrían que desarrollarse”.  
Damián Verzeñassi
El argumento no se escucha en las saturadas horas de coronatv y empalma con el de la doctora en Física y filósofa india Vandana Shiva: “Se están creando nuevas enfermedades porque un modelo de agricultura y alimentación globalizado, industrializado e ineficiente, está invadiendo el hábitat ecológico de otras especies y manipulando animales y plantas sin respetar su integridad y su salud. La ilusión de la tierra y sus seres como materia prima para ser explotada con fines de lucro está creando un mundo conectado a través de la enfermedad”. 
Verzeñassi cumple la cuarentena, pero cree que el tema no es solo sanitario: “Me parece un error alimentar la lógica del panóptico social. De denuncia, aislamiento y distancia, más que de cuidado. Y creo que perdemos una posibilidad extraordinaria de transformar esta crisis en una reconstrucción de vínculos y solidaridad”. Si eso no se logra, además del virus, se contagian el miedo, la ansiedad y la psicosis, temas no invisibles pero sí invisibilizados.   
Hay también brotes de indignación cuando aparecen patrones de country con empleadas domésticas en sus baúles, surfers descontrolados, empresarios adictos al yate. “Tenemos una sociedad construida a partir de la meritocracia, el culto al tener. Pero esos casos no pueden justificar un sistema que terminó señalando a los propios médicos en sus domicilios. ¿Cómo pretender que de pronto funcione una solidaridad práctica? Falta un salto cualitativo que cambie la lógica de competencia y salvación individual. Si gana el discurso de la seguridad, se podrá pensar que todo esto fue la mejor estrategia del capitalismo para seguir sobreviviendo. Sin libertad no tenemos la posibilidad de pensar un país, y sin país no podemos pensar la libertad. Entonces la enfermedad puede terminar siendo una herramienta geopolítica: no lo digo de modo conspiranoico, sino como análisis de una situación sanitaria que puede legitimar propuestas autoritarias”. 
Un diagnóstico: “Si el cáncer producto de los agrotóxicos, los químicos de la minería a cielo abierto y el fracking, se contagiase como un virus, ya hubiésemos resuelto el tema del extractivismo hace tiempo. Veo gente que en la televisión dice que ‘hay que ponerse del lado de la vida’ al hablar del coronavirus. Es la misma lógica de las familias en los territorios, las asambleas y en los pueblos originarios. Ojalá esto ayude a entender lo que pasa con esas realidades. El mismo principio precautorio que usamos para cuidarnos del virus es el que corresponde aplicar frente al modelo extractivo y contaminante”. 
Tres ideas para lo que Verzeñassi llama salto cualitativo: “Primero, discutir los modos de producción de alimentos saludables, que no son los transgénicos ni los que venden la industria alimentaria. El primer medicamento es una buena alimentación. Segundo, discutir nuestros modos de vivir en las sociedades urbanas. En el país más del 92% de la gente vive en ciudades. Creo que hay que pensar estrategias de recuperación del arraigo en territorios rurales, que además permitan tener mejores condiciones objetivas de existencia. Tercero: recomponer el sistema sanitario destruido. Tuvo que venir una pandemia para pensar un sistema único de salud que garantice que el 100% de la población pueda acceder a una medicina de calidad. Los países que respetan el derecho a la salud y la asistencia universal son los que tuvieron mejores respuestas en la crisis”. Temas, además de lo macro: “Ahora descubrimos que el sol es importante, pero hacemos desarrollos urbanísticos a contramano de cualquier regla sanitaria. Comprendimos el valor del agua hasta para lavarnos las manos, sin entender que millones de personas no tienen una canilla en su casa, y que además se entrega algo esencial como el agua a la minería, al fracking o a la agroindustria, sin ningún tipo de límite”. 
¿De quién aprender? “Del propio coronavirus. No compitió con otros virus, sino que ‘entendió’ las condiciones que tenía alrededor, para transformarse y volverse resistente. En nuestro caso, como especie, eso significaría fortalecer los vínculos, lo solidario aunque sea a distancia, la capacidad de transformarnos y transformar para que no repetir errores. Si seguimos igual y  creemos que esta va a ser la última pandemia sería otro error mortal”. 

¿Qué hacemos con la vida?

«Me estoy acostumbrando tanto a la cuarentena que lo que me va a costar es salir” cuenta que le dicen en algunas sesiones. La psicóloga y terapeuta Susana García tiene cada vez más pacientes pero no recibe a ninguno: todo lo hace por videollamadas desde su celular (se le rompió la computadora) en una cotidiana escucha para comprender y aplanar la curva de la angustia. 
“La vida nos lleva a un ritmo en el que perdemos contacto con nosotros mismos y la capacidad de intimar, de relacionarnos, se va dañando. Se confunde lo intenso con lo profundo: la profundidad requiere tiempo y en estas semanas mucha gente lo ha tenido. Eso puede mejorar relaciones o provocar ensimismamiento. Si el vínculo consigo mismo y con los demás está dañado, tanto la soledad como la convivencia pueden ser perturbadoras, y viene la fuga, por ejemplo, a través de las pantallas”. Otra fuga: “La excepción a todo es la mujer en situación de violencia, Ahí sí que salgo corriendo. Rompo la cuarentena, pero me voy”. 
Hay quien tiene casa y agua y comida, otros no. “Es una violencia que hay que entender y registrar”. El contexto: “Es cada vez más clara la necesidad de otro rumbo. La duda es: ¿cómo se desarma un capitalismo, un estilo de vida que nos está llevando al desastre, como lo demuestra la pandemia? Hay mucha gente que quiere vivir de otro modo. Esto nos puso en contacto con temas que no podemos pensar siempre, porque viviríamos angustiados: el miedo a enfermar, a morir, a que le pase a nuestros seres queridos. Pero también podemos tomar conciencia de que estamos vivos ahora, y eso es maravilloso. Entonces, ¿qué vamos a hacer con esta vida? ¿Mirar televisión o Internet hasta anestesiarnos?”.
Una posible clave: “Es una época donde es comprensible la depresión, la tristeza, la sensación de impotencia. Por eso las redes que se arman en estos momentos son vitales. Las movidas para que jóvenes en los barrios hagan las compras de los mayores, la idea de estar en cuerpo haciendo algo de provecho. Conectarse con los demás, verse, disfrutar que podemos estar juntos a la distancia”. Coherente con eso, Susana atiende a quienes pueden pagarle y a quienes no. O realiza sesiones “epistolares”, por mail. O le escribe a gente a la que hace tiempo no ve. “Se emocionan, lo toman como algo excepcional. No puede ser excepcional que nos acordemos de los demás”. Sugerencia pandémica: “De los presos recuerdo siempre la idea de moverse. Hasta en el encierro. La vida es movimiento. Nos tenemos que aferrar a la vida y evitar la rigidez del cuerpo, del pensamiento, del sentimiento”. 

¿Dónde termina la casa?

«Aquí la gente está tan acostumbrada a vivir al límite, que con esto no hay un cambio como el del que perdió el trabajo: acá ya no había trabajo, ni ingresos fijos. Entonces hay otras estrategias para aguantar: las ollas populares y la vuelta a la familia. Esas son nuestras redes”, explica Waldemar Cubilla. Estuvo preso 10 años: “Sé qué es estar encerrado”. En la cárcel se movió: armó una biblioteca (“encontré libertad en los libros”), alfabetizó a sus compañeros, estudió Sociología y se recibió con el mejor promedio de la UNSAM con una tesis sobre los recicladores de basura. Una vez libre fundó la Biblioteca Popular La Carcova en San Martín. 
Waldemar Cubilla
“El tema es cómo se aplica la cuarentena en un barrio marginal. Aquí veo todo bastante calmo, hay conciencia del desastre que genera este virus. Pero, en los barrios, la casa no termina en la puerta, llega al pasillo, a la vereda. Y frente a eso aparece la policía con 40 ó 50 tipos armados, metiendo miedo al castigo. Es peor en La Cava (villa de San Isidro, no confundir con la CABA) donde hubo represiones impresionantes estos días. Pero aquí la gente no sale. Se juntan las ollas, familiares o populares, para comer juntos como forma de ahorro y de solidaridad. Y se frenó el cirujeo: si antes un carrito salía 50 cuadras ahora sale 10. Pararon los pibes chorros. Y el otro día leía que hay hasta una crisis narco por la pandemia. Entonces el barrio está como atrincherado, administrando críticamente lo que hay y lo que no. Pero nadie quiere morir”.
Waldemar oyó que hay una amenaza en los barrios por el virus. “Siempre el conurbano es una amenaza, aunque aquí el problema haya venido de los que viajaron al exterior, o como dicen: de los barrios chetos. Ahora se han dado cuenta de que acá hay hacinamiento. Antes eso no preocupaba, ahora sí, por el virus. Pero el problema no es el hacinamiento, sino la circulación. Entonces ves que todo depende de la perspectiva”. 
Control social: “Después de la pandemia sabremos cuántos asesinatos y abusos hubo de parte de la policía. O entenderemos la relación entre lo narco y lo policial. Por eso tenemos que ir a un nuevo paradigma sobre seguridad, que tiene que ser más comunitaria. Acá nadie llama al 911. Si hay un conflicto siempre aparece la mediación de los propios vecinos. Es otro registro, que creo que hay que discutir” dice el vecino y sociólogo. “En general tengo la esperanza de que se puedan construir nuevas miradas, El virus muestra un poco eso: nadie se salva por patrimonio. El tema es cómo va a jugar un Estado presente, y no ausente. Lo mismo que con la salud pública. Creo que el gobierno está orientando bien el tema. Pero son discusiones que van a precisar nuevos acuerdos mundiales, y nuevos pisos de dignidad humana”. Waldemar cree que un aporte a la pospandemia sería estudiar a la pobreza no como un problema (según los que la estudian), sino por sus virtudes: “En los márgenes siempre hay un saber que no se sabe, y la necesidad de vivir”. Insumos de los que nadie habla que hacen que los barrios la vida resista: “Sentido común, saber de la experiencia, principios de justicia, solidaridad, humildad y amor”. 

Otra civilización

«Nos preocupan ustedes allá en el feed lot porteño”, anuncia Remo Vénica (77) con una risotada paisana por videollamada desde la Granja Naturaleza Viva, en Guadalupe Norte, Santa Fe. “Nosotros estamos bárbaro”, dice, y a su lado su compañera de todas las vidas Irmina Kleiner (67) agrega: “Toquemos madera, Remo”. Se trata de dos jóvenes que hicieron una especie de cuarentena en la selva, huyendo durante cuatro años de la dictadura militar (por militar en las Ligas Agrarias y en la Juventud Peronista), lograron exiliarse, y a su regreso en los 80 pusieron en marcha esa Granja pionera en la producción agroecológica. Industrializa productos que vende a todo el país y así logra darles trabajo a 12 familias en 200 hectáreas.  
“Lo que está sucediendo es algo que venimos planteando hace mucho: se necesita un cambio de civilización” propone Remo. “Si no cambiamos los sistemas sociales y de producción, vamos a colapsar como sociedad”. Irmina imagina ese cambio como un juego de opuestos: “Del individualismo a lo solidario, del hacinamiento urbano a la vida en la ruralidad, de la producción industrial de animales y de alimentos, a la agroecología. De la destrucción del planeta y del clima, a una armonía”. No se trata de buenas intenciones discursivas, sino de modelos como Naturaleza Viva, que demuestran posibilidades nuevas de pensamiento y de producción. 
Remo, perplejo: “Los animales que se crían para consumo de los argentinos viven hacinados en medio de la bosta, alimentados con antibióticos, drogados, y la industria nos vende colorantes, saborizantes aromatizantes y todas las porquerías que se vienen denunciando a nivel mundial. Agregale los agrotóxicos y todas las formas de destrucción del ambiente. Tenemos que ser muy brutos y muy inútiles para no darnos cuenta de que tenemos que cambiar” dice, sospechando que uno de los monocultivos más peligrosos de la época es el de cerebros. “Pero así como tenemos que cambiar la cabeza, tenemos que recuperar el corazón”. 
Irmina: “Todos hablan de cuidado pero no significa solamente meterse en las casas o lavarse las manos por la pandemia. Cuidado en serio sería modificar cosas esenciales: cómo y con qué alimentamos a la gente, cómo la respetamos, cómo nos relacionamos con la tierra. Si hablamos de vida digna, de bienestar, ¿en qué pensamos? ¿En un modelo estilo Estados Unidos o Europa? El planeta no soporta ese nivel de consumismo que se basa en la destrucción de recursos. Lo dicen a los gritos los científicos y todos lo vemos. Creo que una vuelta al campo, recuperar tierras, producciones y estilos de vida con lo que nos puede ofrecer hoy la tecnología, puede ser más que un cambio: una revolución cultural”. 
Remo propone prohibir los agrotóxicos y que se gesten las condiciones para que millones de familias trabajen en el campo, “Aun sin tocar la propiedad de la tierra, con terrenos fiscales y con el Estado organizando la producción, se podría planificar la agroecología en todo el país con lo cual se transforma la matriz de hacinamiento en una matriz de producción sana. Puede pensarse en miles de cooperativas poniendo en marcha proyectos de este tipo, construyendo viviendas con materiales sustentables como las que tenemos aquí que además son mucho mejores y más baratas que las convencionales, y generaría un impulso industrial para equipar a estas nuevas producciones. Discutamos esto, o si no vamos a seguir teniendo ciudades con millones de personas al pedo, estresadas, enfermándose, sin producir algo realmente útil o necesario para la vida, en sociedades intoxicadas por el odio, la confrontación y la muerte: mirá las noticias a ver si tengo o no razón. Entonces hay otro futuro: recuperar la fraternidad y el sentido común”. Irmina aclara: “En cada acto o decisión tenemos que integrar todos los efectos que eso genera en el ambiente, en lo social, en lo económico, en lo individual. Esa integración es la que va a cuidar la casa común que es el planeta”.   

Sobre Dios y los locos

Cristina Devita es una de las fundadoras de la escuela de gestión social Creciendo Juntos, de Moreno. Antes de que existiera el concepto “gestión social” Cristina, Juan Giménez y un puñado de corajudos fueron creando escuela a cargo de la comunidad educativa (familias, estudiantes y docentes), que sobrevivió a las crisis de más de tres décadas. “Estamos en contacto con las familias a través del WhatsApp. Hicimos un escrito colectivo, para compartir por Facebook, pero no para que quede en letra muerta sino como insumo para seguir trabajando en la escuela. En estos tiempos no se construye si hay silencio entre nosotros”. 
Cristina Devita
Le gusta decir: “Todo se puede, menos rendirse”, y agrega: “El pico del coronavirus no llegó a Moreno. Pensamos en ofrecer la escuela como lugar para atender si el Hospital no da abasto”. Cree que la pandemia está produciendo brotes de solidaridad y empatía, pero no se confía: “En el 2001 también pasaba eso, pero al final nos quedamos pedaleando en el aire. Espero que no me quieran encerrar en el Moyano (psiquiátrico de mujeres) pero para mí el gobierno tendría que acelerar a fondo y tomar medidas incómodas para un puñado de personas que concentran la riqueza y la plata que se fuga. Este no es un problema de decir ‘si Dios quiere’, sino de gobiernos, de responsabilidad, y de cambiar para lograr cosas concretas”. 
El colifato integrante de lavaca, 86 años, don Hugo López, observa la locura del mundo: “A los chicos habría que enseñarles cómo se desorganiza el planeta, cómo lo recalientan, cómo se ha destruido lo público que al final es lo que nos salva, y cómo salir de la miseria. Dirán que estoy loco por hablar así, pero prefiero que me digan loco y no idiota”. Un proyecto: “Tenemos que contar lo bueno, ser como la flor de Loto y la flor del Irupé, que pueden crecen en los pantanos más sucios, y sin embargo no se contaminan”.
Hugo López

La duración de la peste

El mapuche Lefxaru Nahuel la pandemia lo encontró (y le frenó por ahora) la construcción de casas sustentables de la lof (comunidad) Newen Mapu de Neuquén, de la cual es werken o vocero. Además, canta y compone los temas del conjunto Puel Kona, telonero de los últimos recitales de Roger Waters en Argentina. Dice: “Los mapuche no somos el problema, somos parte de la solución”. Sobre el coronavirus cuenta que se metió en la provincia de modo menos dañino que el fracking, al que Lef define como una ruleta: “Se cayó el precio del petróleo y el fracking es muy caro por los químicos y tecnologías para perforar la tierra. Los mejores años de Vaca Muerta no trajeron riqueza sino más endeudamiento provincial y más desigualdad. Ahora las empresas están pidiendo salvataje y que el pueblo les pague la fiesta, con los políticos como voceros de ellas en lugar de representar a la gente”. 
Lef, detecta una situación hipócrita: “Se tomaron esto en serio porque por primera vez un virus pone en riesgo la salud de gente con plata y poder. Pero flagelos como el hambre, la desocupación, nunca preocupan tanto. Es como cuando te dicen que uses poca agua para lavarte los dientes, pero les permiten a las petroleras contaminar 30 millones de litros en un pozo de fracking”. 
Cree que el coronavirus expresa algo: “Todos los seres somos un solo organismo en el planeta. Estamos interconectados. Entender eso es lo que nos va a permitir pensar en otros modelos productivos”. ¿Habrá un cambio de pensamiento? “Tenemos esperanza: vimos cómo en Mendoza se frenó la minería, o en Chubut, o las nuevas generaciones que tienen presente la naturaleza como nunca antes. Mucha gente ahora parece darse cuenta: ojalá eso no dure solo lo que dure la peste”.  
En Esquel, Chubut, Corina Milán, docente e integrante de la Asamblea No a la Mina refleja la paradoja: en una provincia casi sin infecciones, se vive uno de los mayores niveles de represión y abusos policiales del país. “Como venimos en conflicto desde el año pasado, aquí el coronavirus sirve para tapar todos los reclamos”. A las 19.30 las sirenas indican que queda prohibido salir a la calle, y las compras se pueden hacer según la terminación del DNI. El director de Seguridad de la policía Paulino Gómez reclamaba en un audio que se hizo viral “meter gente en cana”, mientras se siguen adeudando meses de salarios a los estatales. Las denuncias no llegan a los medios porteños donde, dice Corina, “vemos por televisión las cosas balconeras que hacen, que no tienen nada que ver con nuestra realidad. Pese a todo en Esquel se ve mucho la ayuda. La gente colabora con el merendero, pone hasta lo que no tiene para las colectas, se arman redes para coser camisolines, de todo. Para mí el pueblo salva al pueblo. Ojalá en la provincia hubiera una clase política parecida a la gente de abajo”. 
Corina Milán

Revolver 

Raúl Godoy avisa desde Neuquén que va a tardar un poco en estar disponible para la charla porque está preparando dulce de membrillo casero y no se puede dejar de revolver la olla. Revolver es un verbo apto para este obrero de 54 años, referente de la recuperación de cerámicos Zanon (FASINPAT, Fábrica Sin Patrón). Militante del PTS, dos veces ha sido diputado provincial por el FIT. Cobró solo el sueldo de un maestro, donó el resto a fondos de huelga y en ambas ocasiones volvió a trabajar a la fábrica, actualmente al atomizador de porcelanato. En una intento de desalojo de obreros, la policía local le propinó balazos por la espalda, que le reventaron un tobillo. El juicio se postergó por el coronavirus y Godoy está en su casa recuperando el arte de la olla.  “Como nos pasa a todas las cooperativas, se vive casi del día a día, y estas semanas de cuarentena son críticas porque no se ha podido cobrar. Tenemos el plan de 10.000 pesos para monotributistas. Pero estamos sin producir y sin asistencia financiera provincial ni nacional. Hay una absoluta discriminación hasta ahora de las gestiones obreras”. Otra recuperada neuquina en plena hecatombe macrista fue la textil Traful Newen. “Son 25 mujeres. Este año se pusieron a hacer barbijos: ya los venden a clínicas privadas y el Estado les encargó 200.000. Lo primero hicieron es incorporar más compañeras, mientras las empresas grandes solo piensan en echar gente”. 
Raúl Godoy
Además del membrillo, Raúl ha estado revolviendo otras ideas “Este azote, como siempre, cae sobre los más vulnerables. Es consecuencia el avance del capitalismo reventando la naturaleza, que se le vuelve en contra. No me convencen las propagandas que dicen ‘estamos todos juntos’ porque después tenés a los Blaquier, los Rocca y demás especulando con la situación. Y para nosotros, la saturación policial en los barrios que para mí no es por la pandemia, sino pensando en un control social para el día después”. Considera que hay conflictos que se agudizarán: “Porque vale más el negocio que las vidas, y ves cómo pega la desigualdad. Se ha destruido la salud pública porque hasta desde el Estado decían que tener camas no es rentable. Apenas hubo un amague del ministro (González García anunció una posible intervención al sistema privado) se armó un lobby gigante para tirar todo atrás”.  
Imágenes: “Algunos sacan lo peor, con la discriminación a los que trabajan en la salud o con las ideas de un estado policial. Y otros sacan lo mejor: la solidaridad, pensar humanamente, luchar para la dignidad. La cuarentena me hizo pensar en eso: tenemos que tomar la vida en nuestras manos”

La vida es un quilombo

«Aquí duplicamos las ollas populares. En el quilombo, hay que organizarse. No puedo creer lo que pasa con el coronavirus, pero por otro lado pienso que está bien que algo nos conmueva”, explica Lorena Pastoriza, una de las fundadoras del barrio 8 de Mayo en 1998 (menemismo explícito), construido sobre uno de los basurales a cielo abierto de José León Suárez por gente que ya no tenía otro lugar en el cual caer viva. No puede contabilizar Lorena qué número de crisis representa la pandemia, porque la crisis ha sido lo normal para ella y para esa comunidad. Pero su palabra recurrente no es crisis: “Esto es un quilombo, pero de aquí también salen cosas buenas. O sea: resultados”. 
Sobre el quilombo actual: “Hay que impartir el cuidado y no el pánico. Y eso depende mucho de las organizaciones sociales en cada barrio. Acá sabemos quiénes viven hacinados, o cuántas compañeras están en situación de violencia doméstica, o qué pibes corren otros riesgos en su familia además del virus. Y tenés el dengue, que nadie menciona y acá es una muerte asegurada. Lo que decimos es: cuidémonos, tratá de no salir del barrio, pero no esa cosa de quedate en tu casa. No sabés hasta qué punto es peor. Todo es controversial, porque a la vez si entra el virus a la comunidad sería una locura, se van a triplicar los muertos. Vivimos en esa contradicción” dice, aclarando que en buena parte del barrio no hay agua: o sea que hasta para lavarse las manos cantando el feliz cumpleaños hay buscar el agua fuera de casa. 
“Es mejor que la gente pueda charlar con una vecina, contar lo que le pasa. La vida aquí no es solo tu casa y por eso armamos las ollas populares en el Centro Comunitario para bancar entre todos”, explica mandándome fotos de las mujeres del centro con sus barbijos entregando las viandas a las (también) mujeres que se acercan a buscarlas. 
“La pandemia tendría que hacernos pensar qué mundo tenemos y cómo queremos vivir. Hacia adelante pienso que los hijos de puta van a ser más hijos de puta todavía, porque ya se están preparando para ver cómo usufructuar la enfermedad”, explica. “Era previsible que manipulando los ecosistemas, comiendo mierda y poniendo la cuestión económica delante de todo, nos diéramos una piña. Uno proyecta lo que desea, y yo pienso en un paradigma distinto, pero te confieso que no lo veo muy arraigado en nuestras vecinas y vecinos. Nos robaron todos los derechos, pero siempre tuvimos la esperanza de generar colectivamente un mundo mejor. Difícil, pero muy posible”. Lorena cree que una clave es la autonomía: “A nosotros nos parió el hambre, pero siempre quisimos ser independientes. Nos relacionamos con el Estado, pero queremos hacer lo nuestro sin depender de la teta de alguien, ni estar en la rosca. Si podemos fortalecer lo que hacemos con algo que nos dé el Estado, perfecto. Pero no esperamos que vengan a resolvernos algo. Hay que respetar tu instinto de supervivencia: si queremos algo lo hacemos, avanzamos, y después vemos”. 
Para comprender: Lorena fue cartonera, hizo piquetes por un tarro de leche, fundó el barrio, el Centro Comunitario que hoy tiene además tres escuelas, un jardín maternal y múltiples actividades y trabajo social con 40 personas trabajando allí. Es de las creadoras de La Bella Flor, cooperativa de reciclado de basura con 116 trabajadores autogestivos que antes eran cirujas, y que ya logró replicar su trabajo en Macachín, La Pampa, remediando el problema del basural con trabajo para 17 familias de la localidad. El excedente económico de La Bella Flor se reinvierte en el trabajo social del Centro. Es mucho más lo que hacen en el barrio, pero además consiguieron empezar a producir agroecológicamente las verduras con las que abastecen las ollas populares y las viandas para las familias, trabajando en unas 8 hectáreas que consiguieron “de chiripa” en las que además crían cerdos. “En el campo y la chanchería está trabajando una familia desocupada, y se abrió al trabajo con 14 pibes que podrían estar presos pero cumplen probation. Fue un cambio total para ellos. Generás trabajo de verdad, alimento de verdad, sin pesticidas, podés cambiar el hábito de la gente, y enseguida ves que esto puede abastecer a toda la población. Alimentarte de lo que estás produciendo es un poder, y es maraviloso”. 
Lorena entonces envía retratos, más que fotos: zapallos de todas las especies, cebollas de verdeo, puerro, morrones, espinaca, choclo… “No te quiero volver loco con tanto bolonqui”, agrega Lorena, que deja planteado a MU un proyecto pospandemia: volver al barrio y a su gente para recorrer, registrar y compartir algunas pistas sobre cómo es posible construir vida en medio de un universo sumergido en el quilombo.