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lunes, 27 de abril de 2020

COMUNICADO DE PRENSA CTAAUTÓNOMA REGIONALES ANDINA SUR (RÍO NEGRO) Y COMARCA ANDINA (CHUBUT)

COMUNICADO DE PRENSA

Comarca Andina, Río Negro y Chubut, 27 de Abril de 2020.

La CTAAutónoma regionales Andina Sur (Río Negro) y Comarca Andina (Chubut) se pronuncian a través de la presente acerca de la situación laboral de miles de trabajadores cuentapropistas o empleados en negro de los más diversos rubros de la actividad privada  en el marco de la Pandemia por el COVID-19. Valoramos  las políticas de cuidado que se han implementado y han impedido la circulación del mismo a la fecha, así como la gran demostración de responsabilidad social que ha dado el pueblo argentino, especialmente los sectores más humildes a quienes les resulta muchísimo más dificultoso el contexto de aislamiento y al día de hoy presentan serios problemas de subsistencia. También debemos señalar, por convicción y también por pedido de trabajadores en dicha situación que al día de hoy:
- Es necesario que las autoridades políticas, sanitarias y de seguridad de toda la región, en ambas provincias, evalúen e implementen la posibilidad de circulación por permisos de trabajo para las personas que lo necesiten, aunque dicho trabajo sea informal, autorizando dichas actividades con las medidas y restricciones sanitarias del caso.
- Que en la medida de lo posible y sin afectar el cuidado necesario, respecto de las actividades permitidas, se pueda coordinar una política que refleje nuestra realidad de Región Interprovincial, al menos mientras el escenario sanitario continúe sin circulación comunitaria del virus, que es lo que se informa al día de hoy en todas las localidades.

Comisión Ejecutiva Regional Andina Sur – Río Negro
Comisión Ejecutiva Regional Comarca Andina - Chubut

jueves, 23 de abril de 2020

LA PANDEMIA Y DESPUÉS: DE DISTOPÍAS A UTOPÍAS


Compartimos nota de revista la vaca. Una mirada profunda sobre las problematicas socioambientales que desembocan en la situacion distópica que estamos viviendo. Diez miradas desde la comundad hacia la comunidad.


https://www.lavaca.org/ 21 abril - 2020

La pandemia y después: De distopías a utopías



Un joven mapuche, un obrero de una fábrica recuperada, la directora de una escuela de gestión social, una psicóloga gestáltica, dos pioneros de la agroecología, un científico comunitario, un sociólogo ex preso, una integrante de una asamblea antiminera y un colifato: un dream team para pensar el coronavirus sin moldes ni discursos. Lo que enseña la experiencia en los espacios donde se crean salidas y en los que la vida no se paraliza frente a la resignación, el miedo y otras enfermedades. Por Sergio Ciancaglini.
Esta es uno de los textos de la última edición de MU. Lo compartimos para que la cuarentena no signifique encerrar las ideas y para que  puedan circular  historias, experiencias y sueños. Lo podemos hacer gracias a lxs lectorxs y suscriptorxs, el gran secreto y la gran alianza para que la comunicación sea posible y que los virus no impidan que respiremos juntos. La suscripcion a MU puede hacerse aquí.
El coronavirus nos cambió para siempre las vidas. Y las muertes. 
Mutó los días, las horas y las semanas. Las relaciones, los trabajos, las desocupaciones y todo lo que hacemos que no es trabajo. Cambiaron el ruido, el silencio, el sentido del tiempo. Las pesadillas y los sueños de cada noche. Y quizá los de cada vida.  
Es una movilización de la quietud para aplanar las curvas. La imagen de lo invisible. Nuevas palabras susurradas bajo los barbijos mientras reaprendemos el estornudo y el saludo sin saber cuándo y a quién podremos volver a besar o a abrazar. Es una revulsión de preguntas: cómo vivimos, a qué le tenemos miedo, para qué cosas nos movemos, cómo es la sociedad, si cuidarse es sinónimo de lavarse las manos, el sentido de lo público, de lo privado, de lo estatal. La amenaza del desastre social. 
Es el gobierno de las pantallas para romper el aislamiento, o para que nos enjaulen las neuronas mientras vemos todo junto a la confusa sensación de no ver nada. Es una doctrina de calles vacías, de distancia, la vida delivery apta para quienes pueden pagarla mientras crecen virus de control social, obediencia y silencio, que nadie sabe si se amesetarán o si dejarán a las comunidades en una excitada terapia intensiva. 
Esta es una recorrida en cuarentena por geografías y experiencias muy distintas. Personas que no son panelistas mediáticos, ni de la farándula, ni se despertaron por el virus, sino que vienen enfrentando otras infecciones del presente. Reflejan no solo opiniones sino construcciones y proyectos, que permiten compartir algunas luces en medio del encierro, algunas aperturas en medio del silencio y algunas voces en medio de la oscuridad. 

El origen y tres ideas

El doctor Damián Verzeñassi tiene una demora: está atendiendo a su hija Gala, que cumplió en cuarentena 8 meses de edad y sonríe ajena todavía a los misterios que ocurren más allá de su casa rosarina. Verzeñassi es médico, director del Instituto de Salud Socio Ambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, inspirador de los Campamentos Sanitarios que relevaron la salud en 34 comunidades afectadas por el modelo transgénico. El panorama que algún día habrá que contarle a Gala: “Hace mucho se anuncia la aparición de nuevas pandemias. El Covid-19, como la gripe aviar y la porcina, son zoonosis, virus cuyas mutaciones tienen que ver con la destrucción de la biodiversidad y del hábitat en que tendrían que desarrollarse”.  
Damián Verzeñassi
El argumento no se escucha en las saturadas horas de coronatv y empalma con el de la doctora en Física y filósofa india Vandana Shiva: “Se están creando nuevas enfermedades porque un modelo de agricultura y alimentación globalizado, industrializado e ineficiente, está invadiendo el hábitat ecológico de otras especies y manipulando animales y plantas sin respetar su integridad y su salud. La ilusión de la tierra y sus seres como materia prima para ser explotada con fines de lucro está creando un mundo conectado a través de la enfermedad”. 
Verzeñassi cumple la cuarentena, pero cree que el tema no es solo sanitario: “Me parece un error alimentar la lógica del panóptico social. De denuncia, aislamiento y distancia, más que de cuidado. Y creo que perdemos una posibilidad extraordinaria de transformar esta crisis en una reconstrucción de vínculos y solidaridad”. Si eso no se logra, además del virus, se contagian el miedo, la ansiedad y la psicosis, temas no invisibles pero sí invisibilizados.   
Hay también brotes de indignación cuando aparecen patrones de country con empleadas domésticas en sus baúles, surfers descontrolados, empresarios adictos al yate. “Tenemos una sociedad construida a partir de la meritocracia, el culto al tener. Pero esos casos no pueden justificar un sistema que terminó señalando a los propios médicos en sus domicilios. ¿Cómo pretender que de pronto funcione una solidaridad práctica? Falta un salto cualitativo que cambie la lógica de competencia y salvación individual. Si gana el discurso de la seguridad, se podrá pensar que todo esto fue la mejor estrategia del capitalismo para seguir sobreviviendo. Sin libertad no tenemos la posibilidad de pensar un país, y sin país no podemos pensar la libertad. Entonces la enfermedad puede terminar siendo una herramienta geopolítica: no lo digo de modo conspiranoico, sino como análisis de una situación sanitaria que puede legitimar propuestas autoritarias”. 
Un diagnóstico: “Si el cáncer producto de los agrotóxicos, los químicos de la minería a cielo abierto y el fracking, se contagiase como un virus, ya hubiésemos resuelto el tema del extractivismo hace tiempo. Veo gente que en la televisión dice que ‘hay que ponerse del lado de la vida’ al hablar del coronavirus. Es la misma lógica de las familias en los territorios, las asambleas y en los pueblos originarios. Ojalá esto ayude a entender lo que pasa con esas realidades. El mismo principio precautorio que usamos para cuidarnos del virus es el que corresponde aplicar frente al modelo extractivo y contaminante”. 
Tres ideas para lo que Verzeñassi llama salto cualitativo: “Primero, discutir los modos de producción de alimentos saludables, que no son los transgénicos ni los que venden la industria alimentaria. El primer medicamento es una buena alimentación. Segundo, discutir nuestros modos de vivir en las sociedades urbanas. En el país más del 92% de la gente vive en ciudades. Creo que hay que pensar estrategias de recuperación del arraigo en territorios rurales, que además permitan tener mejores condiciones objetivas de existencia. Tercero: recomponer el sistema sanitario destruido. Tuvo que venir una pandemia para pensar un sistema único de salud que garantice que el 100% de la población pueda acceder a una medicina de calidad. Los países que respetan el derecho a la salud y la asistencia universal son los que tuvieron mejores respuestas en la crisis”. Temas, además de lo macro: “Ahora descubrimos que el sol es importante, pero hacemos desarrollos urbanísticos a contramano de cualquier regla sanitaria. Comprendimos el valor del agua hasta para lavarnos las manos, sin entender que millones de personas no tienen una canilla en su casa, y que además se entrega algo esencial como el agua a la minería, al fracking o a la agroindustria, sin ningún tipo de límite”. 
¿De quién aprender? “Del propio coronavirus. No compitió con otros virus, sino que ‘entendió’ las condiciones que tenía alrededor, para transformarse y volverse resistente. En nuestro caso, como especie, eso significaría fortalecer los vínculos, lo solidario aunque sea a distancia, la capacidad de transformarnos y transformar para que no repetir errores. Si seguimos igual y  creemos que esta va a ser la última pandemia sería otro error mortal”. 

¿Qué hacemos con la vida?

«Me estoy acostumbrando tanto a la cuarentena que lo que me va a costar es salir” cuenta que le dicen en algunas sesiones. La psicóloga y terapeuta Susana García tiene cada vez más pacientes pero no recibe a ninguno: todo lo hace por videollamadas desde su celular (se le rompió la computadora) en una cotidiana escucha para comprender y aplanar la curva de la angustia. 
“La vida nos lleva a un ritmo en el que perdemos contacto con nosotros mismos y la capacidad de intimar, de relacionarnos, se va dañando. Se confunde lo intenso con lo profundo: la profundidad requiere tiempo y en estas semanas mucha gente lo ha tenido. Eso puede mejorar relaciones o provocar ensimismamiento. Si el vínculo consigo mismo y con los demás está dañado, tanto la soledad como la convivencia pueden ser perturbadoras, y viene la fuga, por ejemplo, a través de las pantallas”. Otra fuga: “La excepción a todo es la mujer en situación de violencia, Ahí sí que salgo corriendo. Rompo la cuarentena, pero me voy”. 
Hay quien tiene casa y agua y comida, otros no. “Es una violencia que hay que entender y registrar”. El contexto: “Es cada vez más clara la necesidad de otro rumbo. La duda es: ¿cómo se desarma un capitalismo, un estilo de vida que nos está llevando al desastre, como lo demuestra la pandemia? Hay mucha gente que quiere vivir de otro modo. Esto nos puso en contacto con temas que no podemos pensar siempre, porque viviríamos angustiados: el miedo a enfermar, a morir, a que le pase a nuestros seres queridos. Pero también podemos tomar conciencia de que estamos vivos ahora, y eso es maravilloso. Entonces, ¿qué vamos a hacer con esta vida? ¿Mirar televisión o Internet hasta anestesiarnos?”.
Una posible clave: “Es una época donde es comprensible la depresión, la tristeza, la sensación de impotencia. Por eso las redes que se arman en estos momentos son vitales. Las movidas para que jóvenes en los barrios hagan las compras de los mayores, la idea de estar en cuerpo haciendo algo de provecho. Conectarse con los demás, verse, disfrutar que podemos estar juntos a la distancia”. Coherente con eso, Susana atiende a quienes pueden pagarle y a quienes no. O realiza sesiones “epistolares”, por mail. O le escribe a gente a la que hace tiempo no ve. “Se emocionan, lo toman como algo excepcional. No puede ser excepcional que nos acordemos de los demás”. Sugerencia pandémica: “De los presos recuerdo siempre la idea de moverse. Hasta en el encierro. La vida es movimiento. Nos tenemos que aferrar a la vida y evitar la rigidez del cuerpo, del pensamiento, del sentimiento”. 

¿Dónde termina la casa?

«Aquí la gente está tan acostumbrada a vivir al límite, que con esto no hay un cambio como el del que perdió el trabajo: acá ya no había trabajo, ni ingresos fijos. Entonces hay otras estrategias para aguantar: las ollas populares y la vuelta a la familia. Esas son nuestras redes”, explica Waldemar Cubilla. Estuvo preso 10 años: “Sé qué es estar encerrado”. En la cárcel se movió: armó una biblioteca (“encontré libertad en los libros”), alfabetizó a sus compañeros, estudió Sociología y se recibió con el mejor promedio de la UNSAM con una tesis sobre los recicladores de basura. Una vez libre fundó la Biblioteca Popular La Carcova en San Martín. 
Waldemar Cubilla
“El tema es cómo se aplica la cuarentena en un barrio marginal. Aquí veo todo bastante calmo, hay conciencia del desastre que genera este virus. Pero, en los barrios, la casa no termina en la puerta, llega al pasillo, a la vereda. Y frente a eso aparece la policía con 40 ó 50 tipos armados, metiendo miedo al castigo. Es peor en La Cava (villa de San Isidro, no confundir con la CABA) donde hubo represiones impresionantes estos días. Pero aquí la gente no sale. Se juntan las ollas, familiares o populares, para comer juntos como forma de ahorro y de solidaridad. Y se frenó el cirujeo: si antes un carrito salía 50 cuadras ahora sale 10. Pararon los pibes chorros. Y el otro día leía que hay hasta una crisis narco por la pandemia. Entonces el barrio está como atrincherado, administrando críticamente lo que hay y lo que no. Pero nadie quiere morir”.
Waldemar oyó que hay una amenaza en los barrios por el virus. “Siempre el conurbano es una amenaza, aunque aquí el problema haya venido de los que viajaron al exterior, o como dicen: de los barrios chetos. Ahora se han dado cuenta de que acá hay hacinamiento. Antes eso no preocupaba, ahora sí, por el virus. Pero el problema no es el hacinamiento, sino la circulación. Entonces ves que todo depende de la perspectiva”. 
Control social: “Después de la pandemia sabremos cuántos asesinatos y abusos hubo de parte de la policía. O entenderemos la relación entre lo narco y lo policial. Por eso tenemos que ir a un nuevo paradigma sobre seguridad, que tiene que ser más comunitaria. Acá nadie llama al 911. Si hay un conflicto siempre aparece la mediación de los propios vecinos. Es otro registro, que creo que hay que discutir” dice el vecino y sociólogo. “En general tengo la esperanza de que se puedan construir nuevas miradas, El virus muestra un poco eso: nadie se salva por patrimonio. El tema es cómo va a jugar un Estado presente, y no ausente. Lo mismo que con la salud pública. Creo que el gobierno está orientando bien el tema. Pero son discusiones que van a precisar nuevos acuerdos mundiales, y nuevos pisos de dignidad humana”. Waldemar cree que un aporte a la pospandemia sería estudiar a la pobreza no como un problema (según los que la estudian), sino por sus virtudes: “En los márgenes siempre hay un saber que no se sabe, y la necesidad de vivir”. Insumos de los que nadie habla que hacen que los barrios la vida resista: “Sentido común, saber de la experiencia, principios de justicia, solidaridad, humildad y amor”. 

Otra civilización

«Nos preocupan ustedes allá en el feed lot porteño”, anuncia Remo Vénica (77) con una risotada paisana por videollamada desde la Granja Naturaleza Viva, en Guadalupe Norte, Santa Fe. “Nosotros estamos bárbaro”, dice, y a su lado su compañera de todas las vidas Irmina Kleiner (67) agrega: “Toquemos madera, Remo”. Se trata de dos jóvenes que hicieron una especie de cuarentena en la selva, huyendo durante cuatro años de la dictadura militar (por militar en las Ligas Agrarias y en la Juventud Peronista), lograron exiliarse, y a su regreso en los 80 pusieron en marcha esa Granja pionera en la producción agroecológica. Industrializa productos que vende a todo el país y así logra darles trabajo a 12 familias en 200 hectáreas.  
“Lo que está sucediendo es algo que venimos planteando hace mucho: se necesita un cambio de civilización” propone Remo. “Si no cambiamos los sistemas sociales y de producción, vamos a colapsar como sociedad”. Irmina imagina ese cambio como un juego de opuestos: “Del individualismo a lo solidario, del hacinamiento urbano a la vida en la ruralidad, de la producción industrial de animales y de alimentos, a la agroecología. De la destrucción del planeta y del clima, a una armonía”. No se trata de buenas intenciones discursivas, sino de modelos como Naturaleza Viva, que demuestran posibilidades nuevas de pensamiento y de producción. 
Remo, perplejo: “Los animales que se crían para consumo de los argentinos viven hacinados en medio de la bosta, alimentados con antibióticos, drogados, y la industria nos vende colorantes, saborizantes aromatizantes y todas las porquerías que se vienen denunciando a nivel mundial. Agregale los agrotóxicos y todas las formas de destrucción del ambiente. Tenemos que ser muy brutos y muy inútiles para no darnos cuenta de que tenemos que cambiar” dice, sospechando que uno de los monocultivos más peligrosos de la época es el de cerebros. “Pero así como tenemos que cambiar la cabeza, tenemos que recuperar el corazón”. 
Irmina: “Todos hablan de cuidado pero no significa solamente meterse en las casas o lavarse las manos por la pandemia. Cuidado en serio sería modificar cosas esenciales: cómo y con qué alimentamos a la gente, cómo la respetamos, cómo nos relacionamos con la tierra. Si hablamos de vida digna, de bienestar, ¿en qué pensamos? ¿En un modelo estilo Estados Unidos o Europa? El planeta no soporta ese nivel de consumismo que se basa en la destrucción de recursos. Lo dicen a los gritos los científicos y todos lo vemos. Creo que una vuelta al campo, recuperar tierras, producciones y estilos de vida con lo que nos puede ofrecer hoy la tecnología, puede ser más que un cambio: una revolución cultural”. 
Remo propone prohibir los agrotóxicos y que se gesten las condiciones para que millones de familias trabajen en el campo, “Aun sin tocar la propiedad de la tierra, con terrenos fiscales y con el Estado organizando la producción, se podría planificar la agroecología en todo el país con lo cual se transforma la matriz de hacinamiento en una matriz de producción sana. Puede pensarse en miles de cooperativas poniendo en marcha proyectos de este tipo, construyendo viviendas con materiales sustentables como las que tenemos aquí que además son mucho mejores y más baratas que las convencionales, y generaría un impulso industrial para equipar a estas nuevas producciones. Discutamos esto, o si no vamos a seguir teniendo ciudades con millones de personas al pedo, estresadas, enfermándose, sin producir algo realmente útil o necesario para la vida, en sociedades intoxicadas por el odio, la confrontación y la muerte: mirá las noticias a ver si tengo o no razón. Entonces hay otro futuro: recuperar la fraternidad y el sentido común”. Irmina aclara: “En cada acto o decisión tenemos que integrar todos los efectos que eso genera en el ambiente, en lo social, en lo económico, en lo individual. Esa integración es la que va a cuidar la casa común que es el planeta”.   

Sobre Dios y los locos

Cristina Devita es una de las fundadoras de la escuela de gestión social Creciendo Juntos, de Moreno. Antes de que existiera el concepto “gestión social” Cristina, Juan Giménez y un puñado de corajudos fueron creando escuela a cargo de la comunidad educativa (familias, estudiantes y docentes), que sobrevivió a las crisis de más de tres décadas. “Estamos en contacto con las familias a través del WhatsApp. Hicimos un escrito colectivo, para compartir por Facebook, pero no para que quede en letra muerta sino como insumo para seguir trabajando en la escuela. En estos tiempos no se construye si hay silencio entre nosotros”. 
Cristina Devita
Le gusta decir: “Todo se puede, menos rendirse”, y agrega: “El pico del coronavirus no llegó a Moreno. Pensamos en ofrecer la escuela como lugar para atender si el Hospital no da abasto”. Cree que la pandemia está produciendo brotes de solidaridad y empatía, pero no se confía: “En el 2001 también pasaba eso, pero al final nos quedamos pedaleando en el aire. Espero que no me quieran encerrar en el Moyano (psiquiátrico de mujeres) pero para mí el gobierno tendría que acelerar a fondo y tomar medidas incómodas para un puñado de personas que concentran la riqueza y la plata que se fuga. Este no es un problema de decir ‘si Dios quiere’, sino de gobiernos, de responsabilidad, y de cambiar para lograr cosas concretas”. 
El colifato integrante de lavaca, 86 años, don Hugo López, observa la locura del mundo: “A los chicos habría que enseñarles cómo se desorganiza el planeta, cómo lo recalientan, cómo se ha destruido lo público que al final es lo que nos salva, y cómo salir de la miseria. Dirán que estoy loco por hablar así, pero prefiero que me digan loco y no idiota”. Un proyecto: “Tenemos que contar lo bueno, ser como la flor de Loto y la flor del Irupé, que pueden crecen en los pantanos más sucios, y sin embargo no se contaminan”.
Hugo López

La duración de la peste

El mapuche Lefxaru Nahuel la pandemia lo encontró (y le frenó por ahora) la construcción de casas sustentables de la lof (comunidad) Newen Mapu de Neuquén, de la cual es werken o vocero. Además, canta y compone los temas del conjunto Puel Kona, telonero de los últimos recitales de Roger Waters en Argentina. Dice: “Los mapuche no somos el problema, somos parte de la solución”. Sobre el coronavirus cuenta que se metió en la provincia de modo menos dañino que el fracking, al que Lef define como una ruleta: “Se cayó el precio del petróleo y el fracking es muy caro por los químicos y tecnologías para perforar la tierra. Los mejores años de Vaca Muerta no trajeron riqueza sino más endeudamiento provincial y más desigualdad. Ahora las empresas están pidiendo salvataje y que el pueblo les pague la fiesta, con los políticos como voceros de ellas en lugar de representar a la gente”. 
Lef, detecta una situación hipócrita: “Se tomaron esto en serio porque por primera vez un virus pone en riesgo la salud de gente con plata y poder. Pero flagelos como el hambre, la desocupación, nunca preocupan tanto. Es como cuando te dicen que uses poca agua para lavarte los dientes, pero les permiten a las petroleras contaminar 30 millones de litros en un pozo de fracking”. 
Cree que el coronavirus expresa algo: “Todos los seres somos un solo organismo en el planeta. Estamos interconectados. Entender eso es lo que nos va a permitir pensar en otros modelos productivos”. ¿Habrá un cambio de pensamiento? “Tenemos esperanza: vimos cómo en Mendoza se frenó la minería, o en Chubut, o las nuevas generaciones que tienen presente la naturaleza como nunca antes. Mucha gente ahora parece darse cuenta: ojalá eso no dure solo lo que dure la peste”.  
En Esquel, Chubut, Corina Milán, docente e integrante de la Asamblea No a la Mina refleja la paradoja: en una provincia casi sin infecciones, se vive uno de los mayores niveles de represión y abusos policiales del país. “Como venimos en conflicto desde el año pasado, aquí el coronavirus sirve para tapar todos los reclamos”. A las 19.30 las sirenas indican que queda prohibido salir a la calle, y las compras se pueden hacer según la terminación del DNI. El director de Seguridad de la policía Paulino Gómez reclamaba en un audio que se hizo viral “meter gente en cana”, mientras se siguen adeudando meses de salarios a los estatales. Las denuncias no llegan a los medios porteños donde, dice Corina, “vemos por televisión las cosas balconeras que hacen, que no tienen nada que ver con nuestra realidad. Pese a todo en Esquel se ve mucho la ayuda. La gente colabora con el merendero, pone hasta lo que no tiene para las colectas, se arman redes para coser camisolines, de todo. Para mí el pueblo salva al pueblo. Ojalá en la provincia hubiera una clase política parecida a la gente de abajo”. 
Corina Milán

Revolver 

Raúl Godoy avisa desde Neuquén que va a tardar un poco en estar disponible para la charla porque está preparando dulce de membrillo casero y no se puede dejar de revolver la olla. Revolver es un verbo apto para este obrero de 54 años, referente de la recuperación de cerámicos Zanon (FASINPAT, Fábrica Sin Patrón). Militante del PTS, dos veces ha sido diputado provincial por el FIT. Cobró solo el sueldo de un maestro, donó el resto a fondos de huelga y en ambas ocasiones volvió a trabajar a la fábrica, actualmente al atomizador de porcelanato. En una intento de desalojo de obreros, la policía local le propinó balazos por la espalda, que le reventaron un tobillo. El juicio se postergó por el coronavirus y Godoy está en su casa recuperando el arte de la olla.  “Como nos pasa a todas las cooperativas, se vive casi del día a día, y estas semanas de cuarentena son críticas porque no se ha podido cobrar. Tenemos el plan de 10.000 pesos para monotributistas. Pero estamos sin producir y sin asistencia financiera provincial ni nacional. Hay una absoluta discriminación hasta ahora de las gestiones obreras”. Otra recuperada neuquina en plena hecatombe macrista fue la textil Traful Newen. “Son 25 mujeres. Este año se pusieron a hacer barbijos: ya los venden a clínicas privadas y el Estado les encargó 200.000. Lo primero hicieron es incorporar más compañeras, mientras las empresas grandes solo piensan en echar gente”. 
Raúl Godoy
Además del membrillo, Raúl ha estado revolviendo otras ideas “Este azote, como siempre, cae sobre los más vulnerables. Es consecuencia el avance del capitalismo reventando la naturaleza, que se le vuelve en contra. No me convencen las propagandas que dicen ‘estamos todos juntos’ porque después tenés a los Blaquier, los Rocca y demás especulando con la situación. Y para nosotros, la saturación policial en los barrios que para mí no es por la pandemia, sino pensando en un control social para el día después”. Considera que hay conflictos que se agudizarán: “Porque vale más el negocio que las vidas, y ves cómo pega la desigualdad. Se ha destruido la salud pública porque hasta desde el Estado decían que tener camas no es rentable. Apenas hubo un amague del ministro (González García anunció una posible intervención al sistema privado) se armó un lobby gigante para tirar todo atrás”.  
Imágenes: “Algunos sacan lo peor, con la discriminación a los que trabajan en la salud o con las ideas de un estado policial. Y otros sacan lo mejor: la solidaridad, pensar humanamente, luchar para la dignidad. La cuarentena me hizo pensar en eso: tenemos que tomar la vida en nuestras manos”

La vida es un quilombo

«Aquí duplicamos las ollas populares. En el quilombo, hay que organizarse. No puedo creer lo que pasa con el coronavirus, pero por otro lado pienso que está bien que algo nos conmueva”, explica Lorena Pastoriza, una de las fundadoras del barrio 8 de Mayo en 1998 (menemismo explícito), construido sobre uno de los basurales a cielo abierto de José León Suárez por gente que ya no tenía otro lugar en el cual caer viva. No puede contabilizar Lorena qué número de crisis representa la pandemia, porque la crisis ha sido lo normal para ella y para esa comunidad. Pero su palabra recurrente no es crisis: “Esto es un quilombo, pero de aquí también salen cosas buenas. O sea: resultados”. 
Sobre el quilombo actual: “Hay que impartir el cuidado y no el pánico. Y eso depende mucho de las organizaciones sociales en cada barrio. Acá sabemos quiénes viven hacinados, o cuántas compañeras están en situación de violencia doméstica, o qué pibes corren otros riesgos en su familia además del virus. Y tenés el dengue, que nadie menciona y acá es una muerte asegurada. Lo que decimos es: cuidémonos, tratá de no salir del barrio, pero no esa cosa de quedate en tu casa. No sabés hasta qué punto es peor. Todo es controversial, porque a la vez si entra el virus a la comunidad sería una locura, se van a triplicar los muertos. Vivimos en esa contradicción” dice, aclarando que en buena parte del barrio no hay agua: o sea que hasta para lavarse las manos cantando el feliz cumpleaños hay buscar el agua fuera de casa. 
“Es mejor que la gente pueda charlar con una vecina, contar lo que le pasa. La vida aquí no es solo tu casa y por eso armamos las ollas populares en el Centro Comunitario para bancar entre todos”, explica mandándome fotos de las mujeres del centro con sus barbijos entregando las viandas a las (también) mujeres que se acercan a buscarlas. 
“La pandemia tendría que hacernos pensar qué mundo tenemos y cómo queremos vivir. Hacia adelante pienso que los hijos de puta van a ser más hijos de puta todavía, porque ya se están preparando para ver cómo usufructuar la enfermedad”, explica. “Era previsible que manipulando los ecosistemas, comiendo mierda y poniendo la cuestión económica delante de todo, nos diéramos una piña. Uno proyecta lo que desea, y yo pienso en un paradigma distinto, pero te confieso que no lo veo muy arraigado en nuestras vecinas y vecinos. Nos robaron todos los derechos, pero siempre tuvimos la esperanza de generar colectivamente un mundo mejor. Difícil, pero muy posible”. Lorena cree que una clave es la autonomía: “A nosotros nos parió el hambre, pero siempre quisimos ser independientes. Nos relacionamos con el Estado, pero queremos hacer lo nuestro sin depender de la teta de alguien, ni estar en la rosca. Si podemos fortalecer lo que hacemos con algo que nos dé el Estado, perfecto. Pero no esperamos que vengan a resolvernos algo. Hay que respetar tu instinto de supervivencia: si queremos algo lo hacemos, avanzamos, y después vemos”. 
Para comprender: Lorena fue cartonera, hizo piquetes por un tarro de leche, fundó el barrio, el Centro Comunitario que hoy tiene además tres escuelas, un jardín maternal y múltiples actividades y trabajo social con 40 personas trabajando allí. Es de las creadoras de La Bella Flor, cooperativa de reciclado de basura con 116 trabajadores autogestivos que antes eran cirujas, y que ya logró replicar su trabajo en Macachín, La Pampa, remediando el problema del basural con trabajo para 17 familias de la localidad. El excedente económico de La Bella Flor se reinvierte en el trabajo social del Centro. Es mucho más lo que hacen en el barrio, pero además consiguieron empezar a producir agroecológicamente las verduras con las que abastecen las ollas populares y las viandas para las familias, trabajando en unas 8 hectáreas que consiguieron “de chiripa” en las que además crían cerdos. “En el campo y la chanchería está trabajando una familia desocupada, y se abrió al trabajo con 14 pibes que podrían estar presos pero cumplen probation. Fue un cambio total para ellos. Generás trabajo de verdad, alimento de verdad, sin pesticidas, podés cambiar el hábito de la gente, y enseguida ves que esto puede abastecer a toda la población. Alimentarte de lo que estás produciendo es un poder, y es maraviloso”. 
Lorena entonces envía retratos, más que fotos: zapallos de todas las especies, cebollas de verdeo, puerro, morrones, espinaca, choclo… “No te quiero volver loco con tanto bolonqui”, agrega Lorena, que deja planteado a MU un proyecto pospandemia: volver al barrio y a su gente para recorrer, registrar y compartir algunas pistas sobre cómo es posible construir vida en medio de un universo sumergido en el quilombo.

lunes, 20 de abril de 2020

NO A LA NORMALIDAD: CORONAVIRUS Y SALUD

www.lavaca.org/ 20 - ABRIL - 2020

No a la normalidad: Coronavirus y salud


Entrevista a Jaime Breilh. Médico ecuatoriano, es uno de los fundadores de la epidemiología latinoamericana. Cuestiona cómo los Estados adoptaron medidas de aislamiento, sin participación ciudadana. Las 4 causas que previeron la pandemia, y cómo evitar repetir la historia. 
Por Anabel Pomar
Esta es uno de los textos de la última edición de MU. Lo compartimos para que la cuarentena no signifique encerrar las ideas y para que  puedan circular  historias, experiencias y sueños. Lo podemos hacer gracias a lxs lectorxs y suscriptorxs, el gran secreto y la gran alianza para que la comunicación sea posible y que los virus no impidan que respiremos juntos. La suscripcion a MU puede hacerse aquí.
Fue presidente de la Academia Ecuatoriana de Medicina (2014-2016) y es referente y uno de los fundadores del Movimiento Latinoamericano de Medicina Social/Salud Colectiva. Ex rector de la Universidad Andina Simón Bolívar, el ecuatoriano Jaime Breilh es reconocido internacionalmente por sus investigaciones sobre las consecuencias de los agronegocios y el extractivismo en la salud y ha inspirado a miles de médicos en el mundo, entre ellos a los creadores de los campamentos sanitarios en los pueblos fumigados de Argentina de la Universidad Nacional de Rosario. 
Breilh habló con MU en plena pandemia de coronavirus para ayudarnos a reflexionar sobre la situación de emergencia, y sobre todo para imaginar una salida colectiva a este escenario de una crisis que parece hacer tambalear el mundo conocido.
¿Es posible hablar de qué es la salud en plena pandemia mortal? 
La salud es un proceso dialéctico que existe siempre, una lucha entre la vida y la muerte, entre el estado saludable y las condiciones que lo amenazan. La epidemiología crítica tiene que ser también dialéctica. La salud no es para nosotros un fenómeno exclusivamente individual, biológico, sino que es un proceso complejo social y, como tal, jamás deja de existir. La visión que se tiene de la salud como ausencia de enfermedad viene de un modelo biomédico convencional, de un modelo obsoleto que primero la reduce a un tema individual de personas que se enferman y, segundo, a un tema biológico. 
En ese sentido, ¿cómo se puede pensar una pandemia?
Una pandemia es una amenaza muy grande y produce una marca muy fuerte en la condición de salud. La salud es una lucha permanente entre lo que nos destruye y lo que nos mantiene saludables. Y eso es algo permanente en la sociedad. Lo que sucede es que la pandemia genera una ruptura enorme, un impacto colosal sobre las condiciones de salubridad de toda la población.
¿Qué cosas desnuda este patógeno que no estábamos viendo? 
No es estrictamente una sorpresa este virus. Era esperado. Ya lo veníamos señalando desde las primeras presencias de coronavirus, a comienzo del siglo. Sabíamos que venía algo cada vez peor. Creo que esta pandemia actual es el inicio de otras variaciones de este tipo de virus y otros ciclos pandémicos. 
¿Qué puntos esenciales adelantaban el escenario actual?
El primero: las pandemias del siglo XXI con formas virales de recombinación genética como esta son generadas por las condiciones estructurales y económicas de las llamadas enfermedades emergentes. Es un conjunto de eclosiones de virus. Estas condiciones surgen en el momento en que el capitalismo adquiere una nueva característica en su constitución: el capitalismo de la cuarta revolución industrial. Caracterizado por la acumulación de capital actual, la aceleración de la concentración de riqueza del sistema hegemónico se da a partir de unas condiciones productivas en el campo de la cría de animales y de la agricultura, entre otras, con formas que tienen consecuencias sobre la naturaleza, los ecosistemas, y también con formas de vivir: de construcción de las ciudades y los espacios urbanos.
Segundo. El virus mutante COV-2 tiene formas de transmisión, de virulencia y además está enlazado a formas de vulnerabilidad social humana que son condicionadas socialmente y que se expresan biológicamente. La expresión viral y la consecuencia patogénica en los humanos del virus son encarnaciones que son producto de este encuentro entre un espacio biológico viral que trata de buscar alternativas de reproducción y que encuentra espacios favorables porque hay una masa genómica, genética que crea las condiciones para que el virus penetre en esos huéspedes animales en primer momento, y luego en humanos; y luego para que haya una expansión más allá de esa localidad para que esta tenga una diseminación global.
Tercero. La incompetencia y la debilidad de los aparatos públicos no es tampoco una sorpresa. Porque estos están construidos desde una lógica asistencial curativa y están hegemonizados, tanto a nivel curativo como a nivel de lo que llamaríamos la salud pública que también está muy ligada a esa visión hegemónica, por una enfermología lucrativa. Un enfoque en la enfermedad de individuos. Y una epidemia es una enfermedad de muchos individuos. Entonces se tiene una visión de los servicios de salud tanto privados como públicos que está ligada a la visión comercial, lucrativa, de la industria médica. No es raro entonces la respuesta tardía, incompleta, la ausencia de recursos idóneos para poder enfrentar la pandemia y además la ausencia total de una ligazón con las organizaciones sociales. Una pandemia que tiene origen social no puede resolverse solo desde la institucionalidad. Tiene que resolverse desde un vínculo estratégico entre las instituciones que hacen salud y las organizaciones sociales que son las que tienen el dominio sobre la movilización popular. Y no puede hacerse con un sentido clásico, vertical. Con un sentido de divorcio y de decirles a las colectividades lo que tienen que hacer y nada más. Tendría que haber estado diseñado un sistema de salud que tenga un monitoreo permanente de carácter participativo y que esté ensamblado a respuestas colectivas eficientes. La respuesta eficiente que se ha dado en algunos países, como la China, más es fruto de una disciplina impuesta por el Estado. Pero esta disciplina en nuestros contextos, dentro de una perspectiva democrática de la disciplina social, tendría que ser construida con las organizaciones sociales para que por su propia participación y voluntad estén enlazadas a la estrategia global de los comités de enfrentamiento de la pandemia.
Cuarto. La ausencia de políticas consistentes de una estructura equitativa participativa y la ausencia de un fondo público de respaldo en esta emergencia son las que rubrican esta incapacidad de reaccionar en tiempos adecuados y de sostener esta situación en lo colectivo. 
Teniendo en cuenta esta descripción, contar solamente con los mejores hospitales e insumos no parece que brinde la respuesta que necesitamos…
Exactamente. Y por varios motivos. Porque no tenemos conocimiento suficiente del virus: no existe vacuna, y tampoco medicamentos. Las combinaciones farmacológicas que se están ofreciendo no son la respuesta y, además, pueden generar otros problemas de salud pública. El problema persistente que tenemos es la creencia existente dentro de los aparatos públicos y gubernamentales en una visión biomédica, que busca fortalecer hospitales, encontrar medicamentos o vacunas; pero estamos hablando de medidas que se toman cuando ya hay muertes. Y, claro, además es una oportunidad para algunos negocios que se montan alrededor de una catástrofe que, una vez más, le dan la razón a Naomi Klein cuando señala el aprovechamiento lucrativo de algunos sectores.
El plan Solidarity de la OMS también sugiere soluciones en medidas terapéuticas, bastante alejadas de lo que usted señala como salida comunitaria para enfrentar la pandemia. ¿Es posible en este escenario señalar alguna corrección en lo que se está diseñando básicamente soportado en dos pilares: la terapéutica y el disciplinamiento para aislar cuerpos?
Surge primero la urgencia en dar respuesta a la emergencia actual. Y también la necesidad de otra respuesta estratégica para los próximos años. Tenemos que cambiar el paradigma de la salud y de la epidemiología. No podemos trabajar con la teoría del pico del iceberg. La salud está siendo vista y está siendo operada mirando lo que ya eclosiona, las consecuencias que ya están y sin mirar las relaciones que las genera. Surge la necesidad de hacer una recapacitación de los epidemiólogos, de los profesionales de la salud, y del modelo de salud para entender que hay una relación, y que en el caso de las pandemias es absolutamente clara, entre lo que serían las condiciones del metabolismo que genera la sociedad sobre la naturaleza, y todos estos impactos que la sociedad produce: un extractivismo masivo, generalizado, irrespetando la naturaleza.
Usted habla de participación y lazos sociales pero surgen respuestas como el aislamiento o el disciplinamiento…
La transmisibilidad es tan rápida que nos encuentra desarmados y, además, incapaces de contener al virus. El aislamiento no ha sido suficiente. Y esto es porque esa medida, la distancia social es más fácil de lograr en las clases medias urbanas, pero no aplicable en toda la sociedad. En estas sociedades clasistas, si no entendemos la composición social será imposible abordar esta pandemia correctamente. Si yo le pido a los miles y miles de personas que salen a la calle a diario a conseguir su sustento que se queden en sus casas, probablemente hacinados, les estoy diciendo que no se pueden enfermar de coronavirus pero sí morir de hambre.  No es suficiente con tener un conocimiento profundo del virus y contar con laboratorios listos para generar ensayos, vacunas, antivirales, etc., sino que tenemos que entender que este virus está profundamente ligado a lo social. En este momento, por ejemplo, veo que hay una bomba atómica que está en las comunidades campesinas donde no ha entrado el aparato oficial a actuar por el hecho de que no tienen presencia del virus todavía. La poca información que llega a esas comunidades es un mensaje limitado y sin transmisión intercultural. Por lo tanto las comunidades campesinas están desarmadas ante la siguiente oleada y etapa del virus. 
Todas estas situaciones nos han llevado a un estado de excepción porque fracasaron las medidas de contención o eran ausentes esos lazos comunitarios. Un estado de excepción es parar la maquinaria. El costo social a futuro de esta medida es enorme y el peso no debe ponerse sobre los hombros de los pobres. No pueden pagar los platos rotos los de siempre. Hay que hacer un cambio radical. En un sistema planificado esto debería haber estado pensado, con fondos públicos especiales para asumir estos costos. Otro mito que ha caído es que los servicios privados son la respuesta. Hasta en los países más liberales están reconociendo que sin un sistema público de salud es imposible enfrentar esta pandemia.
¿Cómo construimos ese nuevo paradigma de salud?
Lo más grave, cuando se aplane la curva, cuando pase la pandemia, sería que volvamos a la normalidad. No podemos volver a la desigualdad social, de profundas contradicciones, de zonas de miseria comparadas con zonas de riqueza, algo que no solo pasa en Latinoamérica sino en el mundo. Tenemos que ir a un futuro donde no siga creciendo exponencialmente  la concentración del capital en unos pocos, en un 5% de la población,  mientras se excluye y se crean condiciones paupérrimas para la gran mayoría. Tenemos que cambiar el sistema social que se ha acostumbrado a acelerar sus ganancias utilizando modos de emplear, de tratar a la naturaleza, como lo hace el extractivismo por ejemplo, destruyendo los ecosistemas y generando los problemas como son el cambio climático y estas pandemias, nada más como ejemplos. Tenemos que ir a un sistema social que respete la naturaleza a una sociedad que reavive principios éticos y constitucionales que establecen la prioridad de la vida sobre la economía. Y a un sistema de salud basado en un profundo rediseño participativo y con un nuevo paradigma. El actual posee condiciones limitantes por una lógica privatizadora que ha disminuido las condiciones de equipamiento  y salariales para el personal de salud. Nos llenamos la boca diciendo ahí están los héroes que han salvado vidas, pues esos héroes mundiales trabajan muchas veces sin los implementos necesarios de protección, con algoritmos atrasados con protocolos hospitalocéntricos. 
Tenemos que establecer sistemas de protección universales. No puede depender ni la seguridad, el tratamiento, el derecho a la salud no puede depender del bolsillo. Tenemos que ir a  un sistema de equidad público.  Una profunda lección que debe dejarnos esta situación es que no podemos seguir con un rezago de información que se conforme con datos de salud de un mes antes o un año antes. No es posible que no contemos con información que permita hacer una evaluación en tiempo real. Toda la casuística hospitalaria, tanto pública como privada, no tiene variables cardinales de geoposicionamiento social para entender de dónde viene y en que circunstancia social se producen las patologías que se registran. Hay que cambiar la obsoleta vigilancia epidemiológica que es una vigilancia vertical, de una inteligencia estatal vertical, de arriba hacia la comunidad, no participativa por un monitoreo crítico, participativo, en donde haya un acuerdo, una organicidad en la relación de las comunidades, sectores de la inteligencia comunitaria de salud articulándose a sectores técnicos de los sistemas públicos, de la academia, para poder planificar no solo las acciones curativas sino las acciones preventivas de largo plazo.
¿Se pueden prever así nuevas pandemias?
Las pandemias del futuro serán peores. Si no cambiamos esta sociedad, los modos de vivir, esta determinación social patogénica de la agricultura, de la minería, del extractivismo, incluido el cibernético, vamos a tener un empeoramiento de los problemas. Unas veces escandalosamente visibles, generadores de pánico; otras veces, asesinos ocultos, monstruos epidemiológicos que van matando sin que la gente se escandalice pero que van matando en tasas y volúmenes mayores a los que ahora vemos con esta pandemia. El haber llegado al punto en el que el estado de excepción, el Estado de sitio, el toque de queda, es la única manera de parar este engranaje destructivo es una derrota de la sociedad y de los sistemas de protección social.
¿Qué otras consecuencias en salud tiene ese tipo de explotación?
Una escalofriante es la propia pandemia. Otra aún más peligrosa es el cambio climático. Pero son consecuencias, hijas, del mismo problema. El problema de haber organizado  una producción sedienta de lucro en gran escala con el uso peligroso de tecnologías que las tornan sumamente destructivas. Sea en la agricultura, en la minería, etcétera. Para empezar a entender al virus tenemos que empezar entendiendo los territorios ecosistémicos y sociales donde el virus se mutó, donde el virus se generó, donde surgió la nueva forma de coronavirus, y que mañana será otro. 
Lo segundo es que ese extractivismo que ha generado una escalofriante concentración de la riqueza está generando respuestas sociales desesperadas como la concentración humana, las migraciones o la generación de patrones de vida, de modos de vivir que nos hacen propensos a tener una transmisión alta. O sea, por un lado hay que hablar de los territorios donde se “cocinó” primeramente el virus, y de los territorios que tienen modos de trabajar y vivir con patrones clasistas que nos hacen propensos a la transmisibilidad y nos hacen vulnerables, generando condiciones de contacto social muy difíciles de controlar. La migración en el caso del coranavirus se produce de manera aérea. 
Finalmente tenemos las vulnerabilidades corporales. Nuestras poblaciones con malnutrición, con una insuficiencia crónica del sistema inmune, con debilidades de sus soportes biológicos de defensas también en lo individual vienen a cerrar el círculo. Este paradigma tiene que ayudarnos a diseñar el monitoreo permanente basado en las comunidades, que enlace la técnica de las instituciones, de la academia, de las universidades,  con las colectividades y que eso genere un sistema de salud participativo donde ya no se haga vigilancia epidemiológica tradicional sino un monitoreo real con participación de las comunidades. 
Mucha gente pide o quiere volver a la normalidad. Espero que no volvamos a esa normalidad porque es patógena, epidemiológicamente peligrosa e injusta. Tomemos esta crisis como una oportunidad para ir hacia un nuevo modelo de la salud, una nueva visión de la economía  y a una nueva visión de la protección de la vida de nuestras sociedades.

ARCIONI ES OBLIGADO A RETROCEDER EN SUS POLÍTICAS REPRESIVAS QUE HABÍA INSTAURADO CON LA EXCUSA DE LA PANDEMIA

Arcioni recibe una bofetada de mano del pueblo organizado que debió recurrir a la justicia para reclamar por derechos que figuran en la Construcción Nacional.
El Bolsón (ANPP).- Este viernes pasado, la justicia puso en el banquillo a Massoni, ministro de seguridad de Chubut, tras un Habeas Corpus presentado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, quien actuó por la cantidad de denuncias de apremios ilegales recibidas por parte de personas y organizaciones de Chubut.
 La Jueza Mirta del Valle Moreno ordenó este lunes al gobierno provincial que hasta tanto estén vigentes los instrumentos legales anunciados, las fuerzas de seguridad de Chubut deben regirse de acuerdo a lo establecido en el protocolo el gobierno nacional para el abordaje de la población. En tal sentido, también admitió que si bien la pandemia era una circunstancia particular, las denuncias dan cuenta de un "exceso en el control, en cuanto a la forma del mismo y se ha perdido en algunos casos el objetivo que tiene este aislamiento" y si bien no dió lugar a escuchar todos los testimonios aportados por la demandante, aclaró que solicitaba que nadie se quede sin realizar las denuncias por hechos sufridos en este contexto, ya que la fiscalía investigará y pondrá si es necesario a todos los funcionarios de Arcioni y a él mismo en instancias judiciales para determinar las responsabilidades en hechos de ilegalidad. 
Se esperan, por tanto, la presentación de múltiples presentaciones judiciales que terminarán con todos estos funcionarios de gobierno que pensaron aplacar la falta de pago de salarios a trabajadores estatales y el descontento generalizado instaurando políticas de miedo y terror. 
Puntualmente, no es ilegal en Chubut ni en ningún lugar de nuestro país:
- filmar operativos policiales, o a funcionarios públicos
- no te pueden detener por tener documento con terminación par o impar sea el día que sea. 
- por circular si te atienes a lo dispuesto en el dnu 297/2020 de Nación. 
- Tampoco te pueden detener  por ir en búsqueda de alimentos, medicamentos.
Es decir que lo que queda vigente en la provincia de Chubut, es lo mismo que en el resto del país, a oliendo el toque de queda, con las sirenas sonando a las 19, y las detenciones a todos quienes circulen después de esa hora. 
Arcioni sigue caminando hacia una intervención inevitable, ya que pretendió resolver su mal manejo de la provincia con más represión. 
Nuevamente, la organización popular y la intransigencia en la lucha por los derechos, nos muestran que juntes somos muches más que todos los represores juntos. 

CHUBUT IMPULSARÁ CAMBIOS EN EL ABORDAJE DEL AISLAMIENTO

Fuente: Agencia de Comunicación Judicial 20 - Abril - 2020


Lo decidió tras la presentación de Hábeas Corpus por parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Hasta tanto esté adecuada la normativa, deberá ceñirse al protocolo nacional.
Las autoridades del gobierno chubutense definieron una serie de cambios en la normativa vigente sobre el manejo del aislamiento preventivo por la pandemia de coronavirus, las cuales fueron anunciadas en el marco de una audiencia judicial realizada este lunes de manera remota.
Las modificaciones, contenidas en un Decreto de Necesidad y Urgencia, con el agregado de una resolución de la Secretaría de Seguridad que adhiere al protocolo de intervención de las fuerzas de seguridad para hacer cumplir el aislamiento, fueron informadas por las autoridades provinciales en el marco de la audiencia judicial donde se trataba un Hábeas Corpus presentado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y que cuestionaba varios episodios de excesos en la actuación policial en Chubut.
En ese contexto, la Jueza Mirta del Valle Moreno ordenó este lunes al gobierno provincial que hasta tanto estén vigentes los instrumentos legales anunciados, las fuerzas de seguridad de Chubut deben regirse de acuerdo a lo establecido en el protocolo el gobierno nacional para el abordaje de la población. Una vez que las mismas estén vigentes, el Hábeas Corpus será archivado.
Así lo resolvió la magistrada en la continuidad de la audiencia iniciada el pasado viernes por la presentación de nación, en conjunto con otros dos que presentaron la Defensoría Pública de Chubut y la Comisión contra la Impunidad y por la Justicia de Chubut.
En ese marco, la audiencia se retomó en horas del mediodía y las autoridades del gobierno provincial, encabezadas por el Ministro de Gobierno, José María Grazzini Agüero y el Ministro de Seguridad, Federico Massoni, informaron que en concordancia con las nuevas disposiciones nacionales dispuestas por el Presidente Alberto Fernández el fin de semana sobre el abordaje de la pandemia de coronavirus y de acuerdo a instrucciones del Ministro del Interior, se había tomado la decisión de “modificar el statu quo en cuanto a la administración del aislamiento” en Chubut.
Los funcionarios explicaron que estaba a la firma de los ministros un nuevo decreto que esencialmente derogaba las resoluciones vigentes –las cuales habían sido cuestionadas en los Hábeas Corpus- y se disponían nuevas medidas, junto con una nueva resolución de adhesión al protocolo de actuación dispuesto a nivel nacional.
Tras un cuarto intermedio de dos horas para que las partes pudieran recibir los textos del decreto y resolución anunciados por el gobierno, se retomó la audiencia. En ese contexto, las partes destacaron el cambio de enfoque del gobierno provincial y su intención de adecuarse a las recomendaciones nacionales, aunque alertaron que el detalle enviado era de momento un borrador y aún faltaba su formalización.
El Director Nacional de Políticas contra la Violencia Institucional, Dr. Mariano Przybylski, destacó el impulso tomado por las autoridades provinciales y expresó que se mantienen abiertas las vías de diálogo para trabajar en conjunto sobre esta temática.
A la hora de resolver, la Jueza Moreno expresó que si bien la pandemia que da origen a este marco de aislamiento es una situación extraordinaria, novedosa y de la cual no se tienen referencias, los hechos denunciados demuestran que hubo un “exceso en el control, en cuanto a la forma del mismo y se ha perdido en algunos casos el objetivo que tiene este aislamiento”.
En su decisión, la magistrada entendió que si bien el gobierno ha expresado su voluntad de modificar la situación planteada, hasta tanto no estén vigentes los instrumentos legales anunciados, se deberá dejar sin efecto la aplicación de las resoluciones sobre los mecanismos de control y administración de la cuarentena y se deberá cumplir con lo dispuesto por los protocolos de nación para el abordaje del aislamiento.
La Dra. Moreno indicó que una vez que esté notificada de la puesta en vigencia del decreto y la nueva resolución, archivará el hábeas corpus. También encomendó a las autoridades provinciales que mantengan abierto los canales de diálogo con todas las partes involucradas en la búsqueda de soluciones de consenso a la hora de enfrentar la pandemia.

UN PROYECTO DE LEY PIDE DECLARAR LA EMERGENCIA POR VIOLENCIA MACHISTA EN TODO EL PAÍS

(https://www.lavaca.org - 18 Abril 2020)

Un proyecto de Ley pide declarar la emergencia por violencia machista en todo el país


Es de la senadora oficialista Norma Durango, presidenta de la Comisión de la Mujer en el Senado, quien presentó ayer viernes a última hora la iniciativa que busca declarar la emergencia pública por violencia machista por el término de dos años. “Hemos tenido en los últimos días una gran cantidad de femicidios. Esta preocupación que ahora se acrecienta la tenemos hace tiempo. Hemos presentado proyectos de emergencia que en el gobierno anterior nunca se trataron y perdieron estado parlamentario. Queremos que el Poder Ejecutivo tenga mayor presupuesto para poder afrontar esta situación que también es una pandemia. Que se tomen las medidas y no lleguemos tarde”, dijo a lavaca, tras la difusión de la iniciativa que propone la asignación de recursos presupuestarios, la creación de hogares de protección integral, fortalecer el sistema de alerta y geolocalización, y reforzar los mecanismos de articulación con el Poder Judicial, entre otros puntos que recogen las demandas históricas pero también la urgencia de los casos que se agudizaron durante el aislamiento social. Cómo se espera que siga el proyecto sin el Congreso sesionando. El proyecto completo.


La senadora de La Pampa Norma Durango (Frente de Todos) hizo público este sábado el envío de un proyecto de ley para tomar medidas para frenar la violencia machista en el país. Ante la ausencia de reacción estatal y el crecimiento exponencial de casos durante el 2020 y en particular durante el aislamiento, la iniciativa recoge distintas demandas que dan cuenta de cómo funciona la violencia estatal que le sigue a la violencia machista: falta de coordinación, de respuesta rápida, de recursos adecuados, de acompañamiento, algunos de los puntos a los que la iniciativa intenta dar respuesta.
El proyecto fue presentado el viernes a última hora, luego de un trabajo articulado con asesoras. Dice Durango a lavaca: “Hemos tenido en los últimos días una gran cantidad de femicidios. Esta preocupación que ahora se acrecienta la tenemos hace tiempo. Hemos presentado proyectos de emergencia que en el gobierno anterior nunca se trataron y perdieron estado parlamentario. Queremos que el Poder Ejecutivo tenga mayor presupuesto para poder afrontar esta situación que también es una pandemia. Que se tomen medidas que sé que son difíciles. Queremos que en todo el territorio haya al menos un refugio y que los sistemas de alerta estén mucho más coordinados. Que estén coordinadas las fuerzas de seguridad. Que se tomen las medidas y no lleguemos tarde”.
Durante el asilamiento preventivo obligatorio hubo al menos 25 femicidios. La Corte Interamericana de Derechos Humanos hizo un llamado a los Estados parte a que incorporen en esta pandemia una perspectiva que frena la violencia machista destacando la necesidad de adecuar las medidas políticas y legislativas. En proyecto de Ley fundamenta: “la violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones a los derechos humanos más sistemáticas y extendidas en todo el mundo. Está arraigada en estructuras sociales construidas en base a estereotipos y prejuicios de género; trasciende límites de edad, socioeconómicos, educacionales y geográficos; afecta a todas las sociedades. El femicidio es la máxima expresión de la violencia contra las mujeres”.
Aún no hay fecha en el que el proyecto pueda ser tratado. “Queremos poder tratarlo, visibilizarlo. Seamos solidarios. Necesitamos redes de cuidado. Si una mujer está en situación de violencia es muy difícil que alguna amiga, una compañera de trabajo, del edificio o del piso no lo sepa. Este momento más q nunca hay que acompañarnos”, dice a lavaca la senadora que envió también y ayer el proyecto a la Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Con respecto a si el proyecto tiene apoyo del Bloque que la senadora integra, explica: “No hemos tenido reunión de bloque pero supongo que sí, no hay ninguna mujer que se niegue. Tengo ya algunos apoyos. Hay senadoras que han presentado proyectos similares en épocas anteriores pero en el gobierno anterior no teníamos prácticamente sesiones, entonces no se trataban los proyectos. Mi proyecto es una actualización de uno que  había presentado, y hay otros: el tema es cuándo se va a tratar. La vicepresidenta de la Nación le ha pedido a la Corte Suprema de Justicia que determine si las sesiones que se pueden llegar a hacer online van a tener legalidad: veremos que responde la Corte”.
Los principales puntos del proyecto:
  • Declárese en todo el territorio de la Nación, la emergencia pública en materia social por violencia por razones de género por el término de DOS (2) años.
  • Facultar a Jefatura de Gabinete de Ministros a disponer y reasignar las partidas presupuestarias necesarias para hacer frente a la emergencia declarada.
  • Coordinar con los gobiernos provinciales y municipales la asignación de recursos presupuestarios y la implementación de capacitaciones para la conformación de las Unidades especializadas en violencia en el primer nivel de atención que trabajen en la prevención y asistencia de hechos de violencia por razones de género, según lo previsto por el artículo 10 inciso 2 de la Ley Nº 26.485.
  • Crear en todo el territorio nacional al menos UN (1) Hogar de Protección Integral o refugio en cada jurisdicción. 
  • Fortalecer todas las estrategias de protección a las personas en situación de violencia por razones de género.
  • Fortalecer el sistema de alerta temprana y geolocalización inmediata a utilizar en situaciones de violencia por razones de género en coordinación con las fuerzas de seguridad federales, provinciales, municipales y los poderes judiciales locales en lo que respecta al ámbito territorial de su competencia.
  • Reforzar los mecanismos de articulación y coordinación con el Poder Judicial de cada provincia para garantizar el acceso a la justicia de las personas que están en situación de violencia por razones de género.
  • Fortalecer los mecanismos de acceso rápido y efectivo a los servicios de salud sexual y reproductiva.
  • Fortalecer las capacitaciones obligatorias en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación, de conformidad con las disposiciones de la Ley Nº 27.499.
  • Fortalecer las redes territoriales de acompañamiento comunitario que trabajen con situaciones de violencia por razones de género.
  • Suscribir convenios de cooperación con organismos nacionales, provinciales e internacionales, que tengan por objeto prevenir la problemática de la violencia de género.
  • Establecer para las mujeres que se encuentren en situación de emergencia social por violencia por razones de género, una asignación económica mensual equivalente a un Salario Mínimo, Vital y Móvil a cargo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), durante todo el tiempo que las mismas se encuentren fuera de sus domicilios y/o hasta tanto se reinserten laboralmente según cada caso.