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miércoles, 13 de noviembre de 2019

EDITORIAL: “SÓLO GRACIAS A AQUELLOS SIN ESPERANZA NOS ES DADA LA ESPERANZA”

Así termina Herbert Marcuse -citando a Benjamin- su obra El hombre unidimensional en la primer mitad de los años 60 del siglo pasado, una obra en la cual explícitamente agradece a “El American Council of Learned Societies, la Louis M. Rabinowitz Foundation, la Rockefeller Foundation y el Social Science Research Council me han otorgado becas que facilitaron mucho el término de estos estudios”… paradojas aparentes, no?
Vivimos momentos de una América convulsionada, preocupación de los poderes fácticos y esperanza de los pueblos postergados…. venimos de una época en que el historicismo ha calado profundamente en la comprensión de los fenómenos naturales y sociales. Es común caer rápidamente en afirmaciones sobre el avance de las sociedades, la mirada cristiana teleológica impregna nuestro “sentido común” y pro-yectos (hasta el comunismo sucumbió ante su atractiva propuesta), estamos atento a los movimientos sociales y aplaudimos la organización y lucha de los pueblos, las conquistas, las reivindicaciones, los logros, los sacrificios... nuestros mártires honran nuestros deseos y esperanzas... Pero hasta dónde estos “hechos” o “avances” no convierten su propio reflejo en un revés  que refuerza y sofistican mecanismos de control y consolidación refractaria de formas de vida burgueses que consumen, compiten, apropian egoístamente, alienan, oprimen, …. ¿estar mejor es consumir más? O ¿tener acceso a formas de consumo instalados desde los países centrales?... en Chile se grita “nueva constitución”, pero ¿se sabe algo de que formas y contenidos asumirá la nueva ley?, en Chubut se lucha por cambios en la política y cuestiones salariales (y es justo), pero hasta cuando/cuanto estos ciclos se repiten y retroalimentan…. “que se vayan todos ….” todavía resuena como una consigna que paradójicamente en cada dos años es negada en las urnas….  
Días pasados escuchaba por los grupos de compañeros un lúcido o ingenioso análisis de la estrategia del poder fáctico respecto a cómo se presentan las elecciones para que Macri no aparezca como perdedor…. Las elecciones formales y los “juegos de trono” que se vienen replicando hasta nuestros medios  compañeros. Hasta dónde el reflejo de los deseos forma  la realidad que nos toca vivir… quizás sea como Clarice Lispector entendía "¿Qué es un espejo? Es el único objeto inventado que es natural". Medios compañeros festejan elecciones de esta democracia representativa, creeríamos que está bien si es entendido como momento superador….. pero hasta dónde reforzamos las ataduras al imaginario instaurado, cómo desvelaremos la sociedad reflejada en esta democracia, en los partidos políticos y en su metodología de acción, en los vínculos burocráticos establecidos que dan lugar a la forma de ganarnos la vida, en los gestos y las acciones que diariamente conforman nuestra cotidianiedad.…cómo formularemos en un lenguaje que forje sentido (común), que burle el cepo desfigurante por el cual se cuelan todas nuestras letras (palabras)….. y nuestras vidas. Un análisis simplista gritaría “hipócritas”: llevan al Che en la camiseta y consumen lo que la moda les propone. Sin embargo, es simplista y complejo (también valga la paradoja).
Nosotros desde un humilde pensar/hacer, desde un valle rodeado de montañas, venimos proponiendo un programa: forjar una nueva agenda….no un calendario ni un continuo de temas propios, ni breviario, ni mirada ingeniosa de los temas que el establishment instala… una agenda que pueda ser entendida desde su raíz etimológica (del latín) agendum: "lo que se debe hacer". Una lectura llana daría sentido estándar al entrecomillado, sin embargo preferimos avanzar deslustrando su fijación común. Preferimos restablecer la autonomía del pensamiento y a la manera del Che no confiar en (a nuestro decir) el sentido común ni tantito así.  Forjar el hacer que oriente nuestro deber. La misma actitud que asumió Lenín cuando pensó y escribió el “Qué hacer”.
Avanzar en la reflexión colectiva de lo que “debemos hacer” para convertirlo en agenda sigue siendo una deuda para una verdadera y sustentable transformación social.