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jueves, 15 de septiembre de 2016

¿REALMENTE FUE TAN GRAVE LA DICTADURA?, ¿FUE UNA DICTADURA?

El Bolsón (Por I. Ilich).- NOTA DE OPINIÓN:

Les escribo porque ya no sé qué es peor, qué es primero, y qué pasa que no sucede nada. Hablo de las barbaridades que hay que escuchar.
Hace algunas semanas, el presidente Macri, en una entrevista brindada a un canal extranjero decía que él no estaba seguro de la cifra de desaparecidos en la dictadura, y que creía que no eran tantos, y que en definitiva no era algo de lo que él estuviera muy al tanto.
Ayer, aquí en Radio Nacional El Bolsón, los dos locutores de la mañana hablaban del nuevo aparato que servirá para hacer las licencias nacionales de conducir. Acto seguido, y como no queriendo perder oportunidad para meter el último bocadillo, y cerrar él la nota, Adrián pregunta a su compañero si sabía cuántas vidas se pierden por año a causa de los accidentes de tránsito.
Sí, claro que puede haber alguna relación entre temas, pero hay que hilar fino. Continuemos. Ante el desconocimiento de su compañero, que se ve sorprendido, responde que 23 por día. Y que en los últimos años, desde el 90 para acá, hay un promedio de 7 mil por año. Y nuevamente, como si se estuviera salteando de tema, pero en realidad, pretendiendo que la gente vuelva a hilar fino, empieza a decir que " no es por comparar, pero la Argentina viene de una de las épocas más oscuras, claro, es distinto, en este caso se trata de crímenes de lesa humanidad, no es lo mismo, pero siete mil por año...". El hilado (no tan fino) que se pretende es que uno compare. Compare cifras, ya que lo demás "no es lo mismo", aquello fueron crímenes de lesa humanidad. Una comparación terriblemente maldita. ¿O es que se debe medir y poner valor por la cantidad? ¿Es que acaso el conductor de la mañana de Nacional está diciéndonos que Matías Albornoz vale menos porque es uno? Es una barbaridad pensarlo, incluso. Pido disculpas.
Es que estas formas de imponer un sentido común son nefastas, aunque efectivas, sin dudas. Pero es lo mismo que esto, o lo de Macri, lo opine un vecino o el presidente, o un conductor de un medio de comunicación? No, no es lo mismo. Quienes incurren en estas prácticas, se creen más allá del poder. Se creen amigos de la justicia corrupta y por eso intocables.
 ¿Qué hacer, entonces con alguien así? ¿Puede ser representativo de la gente?¿Podemos dejar en manos de alguien así la formación de sentidos comunes?

Pero eso no es todo, porque hoy el diario La Nación titula: "Macri, sobre el carnicero que mató a un ladrón: "Debería estar con su familia, tranquilo, más allá de lo que determine la Justicia"". Resulta que un carnicero de Zárate, quien fuera asaltado, luego persiguió, atropelló y mató al asaltante. Y el presidente dice:"Quiero decir que más allá de toda la reflexión que tenga que hacer la Justicia en la investigación, si no hay riesgo de fuga, porque es un ciudadano sano, querido, reconocido por la comunidad, él debería estar con su familia, tranquilo, tratando de reflexionar en todo lo que pasó".
¿Será que él se considera querido por la gente y viendo que lo de los "Panamá´s Papers" se le viene encima, está elaborando estrategias públicas para poder transitar el arresto en forma domiciliaria?
Nos sorprende a todos, pero pocos reaccionan. Y de esa manera se va creando e instalando el sentido común. "La dictadura no fue tan grave", "el terrorismo está entre nosotros, ¡cuidado!, denunciémoslo", "luchemos por la vida"... (se dieron cuanta que es el mismo espot publicitario de la dictadura, el que pasaban en la previa de los cines con telón, y volvió a... ...Radio Nacional?), "Necesitamos más seguridad"... Y todos sabemos que a Lucas Muñoz lo mató la policía, a Coco Garrido también, al Cabo Cornejo también, a Julián Antillanca también, y seguramente a varios más. Entonces esos sentidos comunes no deberían sostenerse, la gente no es tonta y no va a ser parte de un engaño tan mal trazado. Sin embargo, no es tan así. La gente compra ese discurso terrible, terrorista, corrupto, y antipopular. La gente termina adhiriendo a esa forma de ver el mundo. De entenderlo.
No es casualidad, se trata de un viejo y conocido dicho de la mala política: “Miente, miente, que algo quedará”. La famosa y perversa frase fue usada por el ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque desprovista de toda ética y moral, fue un instrumento para prolongar un falso triunfalismo bélico hasta los últimos días, cuando la debacle militar ya era irreversible.
Muchos lo han usado luego. En nuestro país, el ex presidente Menem llegó a admitir que si decía lo que iba a hacer, nadie lo iba a votar. Hoy, la frase se vuelve a poner en práctica, para lograr una derechización en nuestro país.
Esperemos que el conductor no salga en estos días justificando también el asesinato en manos propias, o la justicia a manos propias.
Les dejo la Tapa de la Revista Barcelona de esta semana:



I. Ilich