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sábado, 13 de junio de 2015

NOTA DE OPINIÓN : "LA ESTEPA EN LLAMAS"

El Bolsón (ANPP).-Nota de opinión, por Julio Saquero Lois:



LA ESTEPA EN LLAMAS

1. Por denuncia policial citan a mapuches enmascarados a Tribunales

   Cuando ingreso a la sala del segundo piso de la Fiscalía del Edificio de Tribunales de Esquel,  esta mañana del 5 de junio del 2015, la Audiencia Oral y Pública del Tribunal Penal, por la ocupación de tierras en la Estancia Leleque de los Benetton, por parte de un grupo encapuchado de mapuches,  ya ha comenzado. En el centro de la escena, el único de los cinco acusados que se presentó, Martiniano Huala, a rostro descubierto, sereno, impasible, digno,  está sentado frente al Fiscal. Su pertenencia al pueblo mapuche, se manifiesta ostensiblemente con los colores de su vincha y el  poncho que lo protege, aún húmedo por la lluvia que debió soportar desde el amanecer, cuando salió hacia los tribunales.  Escucha con atención concentrada la larga exposición acusatoria del Fiscal contra sus hermanos. Su mirada no se apartará en ningún momento durante toda la audiencia, del hombre que habla y habla y desgrana uno y otro artículo e incisos del código  procesal y penal  intentando  incriminarlos en cada uno de ellos. El, Martiniano, sería quien llevó chapas y frazadas desde Esquel, en su vieja camioneta,  para cubrir a su gente de la intemperie. Así  dice lo investigado por el Fiscal. Por su peligrosidad  hay que prohibirle todo contacto y acercamiento a Leleque, cien quilómetros al sur de la sala de audiencia. A eso va en esta mañana de frío y lluvia parte de la argumentación del acusador.
    Por el resto,  la escenografía en la Sala 2  es la habitual,  presencia de Fiscales, Juez, Defensores y acusado.  Desde las 11 horas Alega el Fiscal, en la sesión de Apertura de Investigación de una nueva causa por presuntos delitos de usurpación de propiedad, resistencia a la autoridad y obstrucción al proceso judicial en marcha, por parte de un grupo encapuchado, no identificado, portador de armas (hondas y morrales con piedras), que se define como mapuche y pretende recuperar territorios ancestrales de su pueblo y reconstruir el wallmapu. Ese mundo destruido por la Campaña del desierto y la acción de gobiernos sucesivos que lo invisibilizaron hasta el presente. Es una apuesta inédita, peligrosa, políticamente incorrecta: pretenden reconstruir  el mundo mapuche, más allá de las leyes huincas, más allá de los estancieros, más allá de los alambrados…
  La sala está completa. Periodistas, abogados, público compuesto por familiares e integrantes de diferentes comunidades mapuche, niños incluidos, ocupan todos los espacios y sillas disponibles. La sala de espera contigua también está repleta en un maremágnum de policías y campesinos  envueltos en  ponchos y banderas coloridas.
  Estoy cansado y con frío luego de dos horas y media de viaje en medio de una fuerte tormenta de lluvia y neviscas,  que preludia el invierno en la estepa del noroeste del Chubut. Reconozco al Juez Martín Zachino, a la Fiscal  María Bottino y al Fiscal Fernando Rivarola, a los defensores oficiales, Dra.  Paola Bagnato y al Dr.  Fernando Radziwilowski.
   Mientras avanza la liturgia prevista en  la audiencia, en el exterior un numeroso grupo de mapuches con banderas e instrumentos musicales ancestrales acompaña y protege al acusado. Hombres, mujeres y niños  empapados y con frío, desafían a  la tormenta. Los sonidos del cultrum, convocan a la comunidad, e invadirán machaconamente la sala  toda la mañana. Son sonidos ancestrales que reconozco de otras gestas similares desde hace años, cuando una nueva generación de gente de la tierra se propuso abandonar los piedrales de la estepa o las villas miserias de Bariloche, El Bolsón o Esquel para reintegrarse a la tierra rica en humedales de las que fueron despojados sus antepasados. Vuelven a su lugar de pertenencia y vuelven una vez más con la decisión de pelear su posesión a los actuales ocupantes, blancos, extranjeros, exageradamente ricos.
El operativo policial de custodia es inusual, de acuerdo a la importancia atribuida al evento. Muchos agentes. Mucho control de documentos.  Registro y cacheo completo antes de permitir el ingreso a la sala. Como representante de la A.P.D.H. no saben donde ubicarme. Finalmente me señalan un lugar entre los periodistas que son amigos. Nos conocemos de antiguos procesos y movilizaciones. Nos saludamos con una inclinación de cabeza y nos alegramos de estar también acompañándonos en esta movida tan igual y tan distinta a las anteriores.
2. En el inicio era la tierra y los guanacos pastaban en ella
A mediados de marzo el  empoderado personero galés Ronald Mac Donald, acusó  de usurpadores en nombre de la Empresa italiana para la que trabaja, a un grupo de jóvenes mapuches enmascarados y armados de hondas y morrales con piedras, que saltaron al amanecer los alambrados del latifundio y se cobijaron en un toldo de plástico negro en medio de mosquetas y neneos, con intención de quedarse en el predio. La denuncia fue realizada   ante la policía del Maitén, según señaló en el Tribunal Penal de Esquel, el jefe de fiscales Dr. Fernando Rivarola. Concretamente Benetton los acusa de “haber usurpado el lugar, colgado carteles en los alambrados sobre la ruta con la leyenda “Fuera Benetton “ y otros, haber hurtado dos postes de un cartel, haber estropeado alambrados  y haber sembrado “guachis” o lazos de alambre en los que se habrían enganchado dos terneros.” Al pasar, como quien no quiere la cosa,  el Fiscal Rivarola, delgado, morocho, traje gris, corbata al tono, voz grave y tono adusto, también señala la presunta presencia entre los argentinos a los que pretende inculpar, de un joven mapuche chileno indocumentado,  buscado por Interpol por haber cometido delitos similares del otro lado de la cordillera en las cercanías de Valdivia. Curiosamente, sin mayores precisiones, lo nomina entre los ocupantes clandestinos del predio de Leleque, lo emparenta con el acusado Martiniano Huala y lo asocia con los innumerables incendios y otros episodios de la crónica policial rionegrina y chubutense de los últimos meses.
3. Policías  reprimen con balas 9 mms. a mapuches que se defienden con hondas.
 El semanario Noticias de la Comarca  instala en la sociedad en su edición de la fecha, el relato oficial de la policía, simultáneamente al  alegato del Fiscal Rivarola:
”Hecho que tuvo comienzo de ejecución el día 13 de marzo de 2015, en horas de la mañana no establecida con precisión (…), oportunidad en la que un grupo de aproximadamente 15 personas de ambos sexos encapuchados (ocultando de tal modo sus rostros) ingresaron a un cuadro de la estancia Leleque, propiedad de la Compañía de Tierras Sud Argentino S.A. con finalidad de asentarse en el lugar, despojando de la posesión y uso que efectivamente tiene la estancia mencionada. Luego del ingreso colocaron carteles en el alambrado que da al cruce de rutas (ingreso al Maitén) que rezan “Fuera Benetton” y “Territorio Mapuche”. (…)Advertida la presencia por parte de personal policial (Subcomisaría Leleque) y ante la presunta comisión de un delito en situación de flagrancia, ingresan al predio en persecución de tres integrantes , dos hombres y una mujer encapuchados que corren hacia el interior del predio efectuando gritos  en idioma Mapuche y utilizando un silbato en dirección al río Chubut. En este marco de persecución, en un momento aparecen desde el sector opuesto el resto del grupo (aproximadamente diez personas), todos ellos con el rostro cubierto y munidos de morrales con piedras y ondas manuales tipo boleadoras, efectuando gritos en idioma mapuche y exhibiendo en forma amenazante las ondas cargadas con piedras, quienes manifiestan que ellos son dueños de esas tierras exigiendo al personal policial que se identifiquen sin permitir entablar un diálogo (…) Es así que los efectivos policiales (tres en total) al verse superados en número y ante la actitud hostil de estas personas, deciden replegarse, siendo seguido por el grupo que comienza a arrojarles piedras, ante lo cual, dos al menos de los efectivos con sus armas reglamentarias realizan disparos al aire para evitar ser agredidos. En esas circunstancias el vocero del grupo, les manifiesta a los efectivos policiales que si tocaban a alguno de ellos, los prenderían fuego junto con la subcomisaría, impidiendo en definitiva de tal forma la actuación policial y permaneciendo en el predio hasta la fecha”.
Según la versión difundida por los mapuches acusados que se han instalado en el lote de Leleque, la policía, en esa circunstancia inicial, dentro del predio, y en dos ocasiones posteriores desde la ruta 40, habría abierto el fuego sobre ellos con armas reglamentarias y ellos sólo se habrían limitado a defenderse con sus ondas. El Fiscal Rivarola en su alegato de apertura de investigación en los tribunales, reconoce el uso de armas de fuego por parte de la policía, e incrimina a los encapuchados por el uso de otras que también define como “armas” y que pone en el mismo nivel de las pistolas de 9 mms.: ondas y morrales con piedras que usan ancestralmente los pueblos originarios.
   La represión policial con armas de fuego contra un grupo integrado por hombres, mujeres y niños que pretende ejercer sus derechos ancestrales sobre un territorio,  viola los más elementales principios humanitarios y de ningún modo debería ser admitido en el estrado judicial: estas acciones persecutorias son inconstitucionales y van contra los Pactos y Convenios Internacionales firmados por el Estado Nacional, de protección y garantía de los Derechos de los Pueblos Originarios. Es simplemente  un accionar criminal y responsabiliza al Estado y a sus funcionarios.
No nos consta que el administrador Ronald Mac Donald, descienda de Mac Pato, el de la zaga de Disney, ese tío del Pato Donald que se zambullía en una piscina de monedas de oro. El se presenta como  mayordomo de la empresa Compañía Tierras del Sud de los Hermanos Carlo y Luciano Benetton, una propiedad enorme, obscena,  formada por una constelación de estancias en Chubut y Río Negro de más de 900.000 hectáreas, en plena estepa, en territorio cedido por el General Roca a los mapuche que sobrevivieron a las masacres de la Campaña del desierto, tierras luego transferidas no se sabe bien cómo, a una empresa inglesa que la vendió después, no se sabe cómo ni en cuánto,  a los actuales titulares. Puede que no tenga nada que ver esta historia que se desarrolla a la vera de la ruta nacional Nº 40 en el quilómetro 1850, con la del avaro pato de los comics, pero no caben dudas de que sus patrones italianos quizás también estarían en situación de   acceder a un baño en ríos de monedas de oro.
4. El verano más caluroso
Este verano será señalado por mucho tiempo en nuestra comarca, como el verano más caluroso y seco de cuantos recuerdan los abuelos. Un verano de esos que quisiéramos borrar lo más pronto posible de nuestra memoria. Las majadas agotadas y hambrientas buscan en vano alivio en los arbustos raquíticos de la estepa. Y las humaredas que el viento trae por oleadas de la cordillera nos  asfixian y hacen carraspear, sembrando  angustia y desolación en el paisaje y en nuestras almas. Hombres y animales estamos agobiados en la espera interminable de una lluvia que ponga un punto final a la sequía que dura ya tres meses, y a los incendios que surgen en las montañas y valles cada pocas horas, con una violencia nunca vista desde hace varias semanas. Hay quienes hacen rogativas cristianas o camarucos indígenas solicitando al Hacedor la lluvia salvadora mientras otros piensan en el castigo divino inspirándose en el Apocalipsis. También  hay quienes consultan oráculos e imágenes de santos milagrosos. Para los escépticos nos queda la obligatoria maratón diaria por sitios de internet especializados en meteorología y apoyarnos en la filosofía estoica para sobrevivir.
 Tres aviones, de esos pequeños que son utilizados para las fumigaciones en los campos de soja del norte, dos helicópteros alquilados a Chile y uno a Bolivia, ronronean de manera continua sobre las llamas y se contorsionan sobre las montañas a puro riesgo. Son audaces los pilotos. Y valientes los bomberos que caminan quilómetros con sus pequeñas mochilas de agua en las espaldas haciendo frente a llamaradas de diez o quince metros de altura cuando estalla un ciprés o un coihue en el bosque. Son buenos intentos de todos modos.
Y desnudan nuestra impotencia. Mueren cincuenta mil hectáreas de bosques nativos en el entorno de dos Parques Nacionales (Los Alerces y Lago Puelo). Mueren centenares de miles de distintas especies de árboles, arbustos, flores,  y aves de todo tipo y color, arden los pastizales donde acorralados agonizan  animales de las más preciosas especies autóctonas y vacunos, lanares y caballos. Mueren, esos seres hermanos,  y parece que también con ellos vamos muriendo los seres humanos que ya no podemos dormir, ni trabajar, ni soñar en este ámbito de desarraigo ajeno a la vida, acorralados como ellos por el fuego.  El epicentro de los incendios es Cholila. Y desde allí se organiza la logística y los operativos de combate de las llamas. Se combate como se puede. No hay un campo de aterrizaje. El que funcionaba como aeroclub era privado y no está operativo pues se destinó a otra función. Aviones hidrantes disponibles no hay, ni en provincia ni en Nación. Estrategias de contención del fuego y de  emergencias para el caso de evacuación masiva de población  se van creando día a día. Hay buena voluntad. Y es todo. Hay mucha experiencia de incendio acumulada en ciertos funcionarios que desde hace treinta años velan  desde Defensa Civil sobre la población indefensa. Eso es, desde hace treinta años cuando en Chubut aún había bosques nativos espléndidos. Y se privilegiaba la vida sobre los emprendimientos inmobiliarios o mineros.
 5. El rayo del Gobernador y la ira de Zeus
Al Gobernador del Chubut y a los Ministros locales o Nacionales, que presencian en primera fila el incendio, los convoca en la aldea de Cholila, la magnitud de la tragedia y dan una explicación del fenómeno: “Se trata de un fenómeno natural, un rayo” dice el Gobernador. Y alguien de su entorno confirma que los peritos han dictaminado que sí “fueron rayos los que provocaron los incendios”. Se cierra el caso. Y todos miramos el cielo, buscando en el horizonte la nube o tormenta culpable para maldecirla. Y no. Sólo estrellas fulgurantes por la noche, cuando lo permiten las humaredas, y sol, raro sol de un amarillo desteñido, implacable, durante el día. Ni una sola nube en el horizonte que nos permita descubrir el refugio de los malditos rayos. Y pienso, derrotado,  en mis lecturas de los poetas griegos en el secundario, cuando leía con placer que los dioses hacían justicia, Zeus a la cabeza, y castigaban a los hombres por algún delito atroz, sacudiéndolos con uno o varios rayos cuando era necesaria  su intervención. ¿Será eso?
   Luego, en febrero, aún en pleno escenario de catástrofe, y a puro calor, hubo otro hallazgo investigativo, que vino misteriosamente a caer en un periódico oficialista de Chubut y se difundió por montañas y valles: “no fue un rayo, ni los intereses inmobiliarios como especularon desde la izquierda,  fueron los mapuches”. Habría, según el nuevo relato que se instala desde el poder, ataques simultáneos en Chile y Argentina de grupos incendiarios bien organizados de militantes mapuches. Y se instala en la sociedad, con fuerza de dogma esa verdad inapelable cuando se necesita un chivo expiatorio: fueron los mapuches. Y comienza entonces una campaña sostenida, implacable, racista, desde algunos periódicos y radios que encuentran en Chile posibles antecedentes en la resistencia de las comunidades a las grandes empresas que amparadas por el régimen de Pinochet los despojó de sus tierras ancestrales. Y lanzan nombres de posibles culpables, terroristas, perseguidos, clandestinos, indocumentados, que habrían cruzado la cordillera y se ocultarían en tolderías o al descampado sembrando la muerte a su paso. Una novela al mejor estilo de la conocida canción de Manu Chao.
Los peritos han desarrollado teorías,  científicas o casi, con respecto a la autoría de los rayos en los incendios. Nadie los desmintió. Tampoco nadie desmintió a las estaciones meteorológicas que vaticinaron oleadas de calor inusitadas y  alertaron sobre la inminencia de incendios y sofocones. Nadie desmintió tampoco el accionar de presuntos poderes celestiales para castigar a los empedernidos pecadores comarcales.
Ni nadie desmintió la especulación inmobiliaria y el abuso de grupos de poder interesados en apoderarse de las tierras una vez finalizados los incendios que van terminando año a año los bosques y los espacios más bellos de los valles cordilleranos.
La acusación de incendiarios a los mapuches viene como anillo al dedo a empresas inmobiliarias y terratenientes, quienes se han organizado  en Villa La Angostura y en otros parajes patagónicos, para impedirles el acceso a las tierras que reivindican como propias los pueblos originarios amparados en las nuevas leyes y tratados internacionales incorporados a la Constitución Nacional y perseguirlos una vez más como delincuentes y parias. Es una campaña discriminatoria muy grave que afecta a todo el pueblo mapuche y  que ha sido denunciada al INADI, por la Defensoría Pública de Esquel y  del Chubut en fecha reciente. El racismo  que incrimina al pueblo mapuche se difunde a través de medios de comunicación de Chubut, Río Negro y Neuquén según el escrito presentado desde las Defensoría.
  Y a pesar de  estos antecedentes , un Fiscal de Estado , en Esquel, en esta Audiencia Pública, acaba de abrir una Investigación Judicial, insinuando la posible coautoría en varios delitos incendiarios y otros tanto o más graves, en dos  provincias, de una organización mapuche no bien identificada que ha comenzado una nueva incursión de recuperación territorial en el latifundio más grande de la Patagonia y de la Argentina, la Empresa Tierras del Sud, de los hermanos Carlo y Luciano Benetton, en Leleque, sobre la ruta nacional Nº 40, en cercanías del río Chubut y a unos treinta quilómetros de Esquel, allí donde los poderosos terratenientes han extendido no hace mucho nuevos alambrados que impiden el acceso al río Chubut a los habitantes de la Comarca Andina en el Departamento de Cushamen.
5. El castigo a Martiniano Huala  y  “la cuestión de fondo” no resuelta
Al final de la arenga del Fiscal, el Juez  Martín Zachino accedió a parte de su requisitoria y  prohibió el acercamiento a Leleque de Martiniano, durante un mes tiempo para que siga en marcha la Investigación abierta por Rivarola.
Y,  nos atrevemos a pensar,  para que no pueda ya acercarse en su vieja camioneta Ford a los alambrados de la Estancia Leleque  y  no transporte más materiales que podrían servir tal vez para la construcción de un cobijo a los jóvenes mapuches que intentan  pasar allí el invierno y recuperar para sus comunidades el territorio ancestral donde cazaban, criaban su ganado y cultivaban, antes de la apropiación de ingleses e italianos.
 “Estamos dispuestos a resistir” afirman los jóvenes mapuche desde su ruca de piedra y barro, y así lo han manifestado a las autoridades judiciales y policiales que los han tratado de disuadir. “Nos han atacado con piedras” acusan los policías. Y reconocen, en palabras del Fiscal, que han respondido con balas de plomo a la agresión mapuche. Para los mapuches no se trató de atacar a los policías, sino de defenderse de los varios ataques a balas que les hicieron, y muestran los casquillos de 9 milímetros que quedaron sobre la banquina y en el asfalto luego de las confrontaciones.
  Martiniano no podrá cubrir los ciento veinte quilómetros entre Esquel y Leleque durante un mes según el dictamen judicial. Y en este tiempo el Fiscal deberá cumplir todos los requisitos formales de identificación necesarios para que sus acusaciones cobren peso y permitan al Juez dar lugar a un proceso penal en forma. Lo que no tienen ninguna intención de hacer, fiscales y juez, según declararon, “simplemente porque no corresponde”, ya que su jurisdicción es penal y no civil, es entrar a discutir “en profundidad, la cuestión de fondo” según solicitaron los Defensores oficiales: ¿qué legitimidad tienen los títulos de propiedad de Benetton? ¿Los Tratados Internacionales referidos a los Derechos de las comunidades originarias,  incorporados a la Constitución Nacional,  no amparan la acción de recuperación territorial iniciada por las comunidades mapuches en  Leleque?
El grupo mapuche solicita con insistencia,  como interlocutores, a representantes del Estado Nacional y del INAI para buscar una solución política al conflicto. El reciente  reconocimiento a pocos quilómetros de allí, a la comunidad Nahuelquir, tras la intervención del INAI, es un antecedente importante. Ya parece lejano el inquisitorial e inhumano fallo  del Juez Magallanes de hace unos años, cuando prohibió en pleno invierno, hacer fuego, a Doña Rosa y Don Atilio Nahuelquir que acampaban a la vera de la ruta 40, recuperando la tierra de sus ancestros , también en territorio ocupado por el latifundio Benetton.
A comienzos del invierno, con temperaturas bajo cero, y cuando la nieve ya blanquea las últimas estribaciones de la cordillera y se acerca a la ruta 40 a la altura de Leleque, la estepa está en llamas y el cultrum continúa convocando a las comunidades mapuche.
Julio Saquero Lois, El Pedregoso, 10 de junio de 2015