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miércoles, 2 de octubre de 2013

PRENSA DEL PUEBLO: UN CAMINO DE 5 AÑOS

Por Juan Pablo Ruiz

Principios de octubre de 2008. Un grupo de jóvenes educadores estaba a punto de abandonar su fugaz experiencia sindical. Errores propios y golpes desde afuera parecían determinar que todo estaba acabado. ¿Pero qué puede marcar el fin de un camino por la justicia, por la felicidad, por el amor, si no es la muerte misma? Y ni eso. Por eso aquel conjunto de voluntades emprendió un nuevo camino, la comunicación popular, dispuesto a construir desde donde se pudiera con la plena convicción que ningún esfuerzo es vano cuando un objetivo es tan puro, tan noble.
Así nació, en esa primavera, la Agencia de Noticias Prensa del Pueblo. Y nació sin demasiada deliberación, casi empujada por la voluntad de un gran compañero. El objetivo era –y lo sigue siendo- dar voz a los que no tienen voz, aspirar a una democracia comunicacional real en la que todos los sectores del campo popular tuviesen oportunidad de expresar sus demandas, de denunciar los atropellos del poder, de compartir experiencias solidarias, sus opiniones, vislumbrar una nueva forma de entender el mundo y a nosotros mismos ante la evidencia de todo un sistema de ideas que nos está llevando al abismo. Dar voz, en fin, a la esperanza.
Me toca escribir estas líneas en un momento muy particular de mi vida: después de años de haber militado sin descanso en la agencia he tomado la decisión de dar un paso al costado, no porque considere que la comunicación popular ya no tenga importancia, nada de eso, sino porque me hoy llama una tarea que requiere de todas mis energías. Cuando comuniqué esto en el grupo, a mis amigos, tuve temor por el futuro de ANPP, pero el proyecto hoy sigue en pie gracias a un puñado de fuertes espíritus que se cargaron esta enorme responsabilidad en sus espaldas, y sólo por amor a su gente y al mundo maravilloso al que nos debemos. Y aquí aprovecho a hacer un llamado a todas las personas de buen corazón y que han sido testigos de este camino, para que se sumen a la agencia de noticias y entre todos y todas se acreciente esta experiencia colectiva y sea cada vez más “del pueblo”. Las puertas están abiertas.
Cuando las intenciones son puras, cuando se actúa sin esperar ningún rédito monetario ni material, cuando no se buscan aplausos para alimentar nuestro ego o nuestro poder personal, todo lo que se haga por amor a los demás constituye un aporte invaluable, y más aún en estas épocas. Agradezco a la vida todo lo que he aprendido y compartido en estos cinco años. A mis compañeros y compañeras, que saben que estaré para lo que pueda aportar.
La comunicación popular, al igual que otras dimensiones de la vida cotidiana, merece una profunda reflexión. Si no queremos parecernos al discurso mediático dominante, que es la voz del sistema, debemos aprender de sus falencias para no incurrir nosotros mismos en sus errores, sin que ello implique, al mismo tiempo, dejar de señalar las injusticias. Es difícil, pero nos debemos una lucha interna para desterrar de nuestro lenguaje el odio, la lógica nosotros/ellos, la violencia, el rencor, la venganza. Mucha gente lo está logrando y eso se percibe en los contenidos: ya no sólo se denuncia, no sólo se protesta, también se empiezan a delinear alternativas, futuros posibles de felicidad para toda la humanidad.
Porque, a fin de cuentas, el mundo cambiará. Y cambiará para bien. La esperanza está al alcance de nuestras manos y se llama –sin mayores doctrinas ni discusiones acaso estériles- Amor.
Felices 5 años.