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miércoles, 2 de octubre de 2013

FRENTE AL DOLOR Y LA MUERTE, ORGANIZACIÓN Y CONTROL POPULAR

(AW) El pueblo del barrio de Zavaleta, cambia el dolor por organización, luego de la muerte de otro pibe, Kevin Molina de 9 años, en manos de las fuerzas represivas sumados a los aprietes para que no se denuncie. Lanzaron el plan de control popular sobre las fuerzas de “seguridad”
zavaleta
Transcribimos.
Todo Zavaleta por Kevin
Por Andrea Sosa Alfonzo y Nicolás Canone. La villa Zavaleta lanzó un plan comunitario de control sobre las fuerzas de seguridad como respuesta ante el asesinato de Kevin. Participaron del Festival organizaciones sociales y referentes de organismos de derechos humanos.
El domingo 29 de septiembre desde tempranas horas de la tarde, el cielo gris del barrio de Zavaleta en Pompeya no alcanzó para opacar el Festival por Kevin Molina, el niño de 9 años que fue asesinado el 7 de septiembre de un tiro en la cabeza en medio de una balacera entre bandas. Las denuncias sobre la connivencia y la participación de la Prefectura y la Gendarmería, abren un nuevo capítulo de la narcopolicía en los barrios.
La plaza -que paradójicamente lleva el mismo nombre y levantaron los vecinos, es en memoria de otro pibe que en el 2009 fue víctima fatal de una bala- se colmó de vecinos, organizaciones sociales y culturales y de referentes de la lucha por los derechos humanos en solidaridad con el reclamo de justicia de los familiares y de su mamá, Roxana.
Nora Cortiñas, integrante de Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora, se hizo presente y mencionó que “los jóvenes y los niños viven en la inseguridad”, por eso el objetivo es que “este hecho llegue a manos de la Justicia, que se pare la agresión y provocación de las fuerzas de seguridad hacia el pueblo”, concluyó.
Es que no sólo la pérdida de los más jóvenes en manos del avance narco sobre los territorios es un dolor innombrable, sino que además sus familiares y la organización La Poderosa -quienes denunciaron con una editorial en su revista la muerte de Kevin- sufrieron los “aprietes y amenazas” de la Prefectura y la Gendarmería cuando a mitad de la noche ingresaron violentamente a hacer un allanamiento. En este sentido, el periodista Eduardo Anguita mencionó que “el hecho de que no hayan venido después de un tiroteo significa que la muerte de Kevin tiene que llevar a las fuerzas al sometimiento del control por parte de los vecinos”.
Donde manda la Comunidad
La Asamblea Poderosa de Zavaleta decidió lanzar un plan de “Control popular sobre las Fuerzas de Seguridad” a través de una Comisión de vecinos elegidos por otros vecinos que "controlarán el accionar de los uniformados, con el fin de poder señalar sus irregularidades sistemáticas” y estarán en comunicación directa con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Procuraduría contra la Violencia Institucional (Procuvin) y una red de periodistas comprometidos con la causa. Federico From, abogado del CELS mencionó en este sentido que es necesario que “la respuesta positiva se dé en un cambio en relación con las fuerzas de seguridad y con el Estado”.
Este plan es el resultado de “un consenso de vecinos ante la conciencia del abuso: allanamientos sin orden, mega operativos de gendarmes sin identificación con escopetas y pasamontaña, caminando por los techos de la casa de Kevin cuando hacía pocos días que lo habían matado” mencionaron los integrantes de La Poderosa. El problema en las villas como en tantos barrios vulnerados, es la naturalización de la no identificación: “Poder desnaturalizar esa lógica para después desnaturalizar todas las prácticas ilegales que llevan a cabo sistemáticamente” permite que “este plan se pueda institucionalizar y replicar, para que se preserve a todos los pibes donde las fuerzas de seguridad funcionan con atropellos. No vamos a permitir quemar un pibe mas en este barrio” sentenciaron desde La Poderosa.
“Los vecinos sin gorra” como se llaman a sí mismos quienes tomarán esta tarea, levantaron una casilla frente a la Plaza Kevin. Y quieren que quede claro que el objetivo no será “interpelar a otros habitantes del barrio, ni reemplazar a las Fuerzas de Seguridad” sino “registrar a los efectivos que intenten amedrentarnos sin identificación, armarnos causas o romper puertas sin órdenes de allanamiento, como así también denunciar los abusos de autoridad que resultan recurrentes sobre los pibes más desprotegidos”.
La intención es desarrollar una “estrategia comunitaria” ante la connivencia de las Fuerzas de Seguridad con las bandas narcos, es decir impulsar “la institucionalización de un método de participación ciudadana” capaz de mejorar la seguridad en los barrios humildes. Por eso la importancia de tener una voz propia en los procesos judiciales que, la mayoría de las veces, sólo cuentan con el informe policial del hecho. Como aseguró Abel Córdoba de la Procuraduría de violencia institucional (Procuvin): “Tenemos la convicción de que cuando alguien muere viviendo en una villa no tiene respuesta del servicio judicial. Lo que suele haber es desatención y desprecio por parte de los Tribunales. El discurso institucional que culpabiliza a la víctima y su familia es inaceptable”.
Ni un pibe más
La gestión de Mauricio Macri en el gobierno porteño redujo 5 millones de pesos destinados al gasto social en las villas para transferirlos a eventos de moda y diseño. Mientras tanto más se precarizan las condiciones de vida de las familias que no sólo lidian con la problemática de la basura, la presencia de plomo en los terrenos en los que viven, la ausencia de servicios de salud, de infraestructura y de servicios públicos, sino que además ven morir a sus pibes en mano del avance de la narcopolicía en los territorios.
Los vecinos de la villa Zavaleta habían denunciado el tiroteo aquel 7 de septiembre, pero las fuerzas de seguridad hicieron oídos sordos liberando la zona. Las bandas no eran del barrio y, sin embargo, podrían haber detectado de donde provenían las ráfagas. Nada sucedió, excepto la muerte de Kevin.
El festival culminó con una suelta de globos con los pibes que vieron crecer a Kevin en el barrio, donde las familias tienen su historia, donde cuenta su dignidad. “Cuidamos a los chicos en las aulas y en el patio de la escuela y el Estado que tiene que estar en las plazas y en el barrio, no está” dijo angustiada Natalia Rossi, maestra del distrito escolar número 5. En Zavaleta están diciendo basta.