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sábado, 16 de marzo de 2013

EL FANTASMA DE LA FRACTURA HIDRÁULICA RECORRE LA REGIÓN


Argentina, 10 de marzo de 2013 (Red Nacional de Acción Ecologista).- Dos materiales visuales abordan este tema: un largo documental llamado GasLand y una película protagonizada por Matt Damon, bajo el nombre “Promise Land”. Ambos muestran de modo crudo y directo, el descomunal impacto ambiental, sanitario y social que el método de la fractura hidráulica ha venido produciendo allí donde se ha instalado. Y hasta se creó un movimiento artístico-cultural de denuncia con figuras como Robert de Niro, Susan Sarandon,  Richard Gere, Anne Hathaway o Yoko Ono.
¿Habrá oídos que registren esta catástrofe?
Como la Argentina declara permanentemente estar en emergencia energética, en lugar de buscar eficiencia (cuyo Dia Internacional se celebró hace poco) o promover e incentivar las energías sustentables como la solar o la  eolica, se plantea la fractura hidráulica como un sueño dorado de producción infinita. No se señalan en absoluto las limitaciones geológicas, el impacto de esas perforaciones sobre el ambiente y la salud y el rechazo social que está generando en cascada en las poblaciones víctimas.
Aún desde el punto de vista financiero, el Post Carbon Institute ha comparado la burbuja especulativa del gas de esquisto con el de la burbuja inmobiliaria del año 2008, de la mano de Wall Street, con capacidad para hundir la economía global. Se basa, cita el informe, en un “número desorbitado de perforaciones, contratos de arrendamiento especulativos y prácticas engañosas a cargo de las empresas que explotan este tipo de energía.[1]” Los informes privados anuncian que en USA los pozos se están agotando a una velocidad inesperada, por lo cual el ritmo de perforación para nuevos pozos aumenta desesperadamente en el intento de compensar lo que ya no está, con lo que vendrá.
Los estudios señalan que habría que perforar 7.200 nuevos pozos en las cinco cuencas en explotación, sólo en Estados Unidos, (tarea valuada en más de 42.000 millones de dólares) apenas para sostener la producción actual.
En nuestra región, en los neoliberales años `90 se sembraron los marcos regulatorios permisivos para las empresas, que hoy  aspiran a inyectar el más valioso y escaso bien, el agua, mezclada con productos químicos altamente tóxicos y polvos arenosos, a fuertes presiones, para romper, quebrar, fisurar la roca madre profunda en la cual se hallan los  hidrocarburos dispersos.
Huelga señalar que el primer impacto directo e inmediato será la contaminación de las aguas subterráneas debido al contacto inevitable de las napas con las “vetas” del hidrocarburo.            El gas se mezcla con el agua potable y produce explosiones y llamaradas en las canillas de las casas. El ganado, enferma y muere. Los suelos se vuelven tóxicos y la desertificación avanza. Las personas que recibieron buenas sumas de dinero para arrendar sus campos a los pozos de fractura, ven morir sus tierras y acabarse tarde o temprano su dinero. Por si todo ésto fuera poco, las explosiones en la profundidad de la roca, provocan temblores y movimientos de tierra.
El Fracking fue prohibido precautoriamente en algunos países de Europa con Francia y Bulgaria, y en algunos estados norteamericanos y canadienses.
Argentina tuvo como cabeza de playa a Zapala, provincia de Neuquén, con la empresa Apache, instalada sin permiso de la comunidad mapuche que allí habita[2]. Señala Elvio Mendioroz, de la Fundación Uñopatun “El agua de nuestro Río Negro está siendo utilizada para extraer petróleo en el yacimiento no convencional de Vaca Muerta, provincia de Neuquén. YPF por energía consiente la muerte del agua”.[3]  YPF planteó la asociación con Chevron, denunciada, procesada y condenada en el Ecuador en un histórico juicio por genocidio asociado a la contaminación de sus actividades de extracción. [4].
Pero el fantasma avanza por otras provincias y otras regiones. Los gobernantes sueñan rápidas y abundantes ganancias permitiendo que fracturen y contaminen sus subsuelos, sus aguas y sus tierras. Incluso en sitios adonde el agua es escasa como Patagonia, o internacionalmente generosa, como Entre Ríos con el Acuífero Guaraní.
¿Hasta dónde podrán aplicar sus proyectos de muerte? Porque contaminar las aguas es llevar a la muerte a las comunidades. No hay otra lectura posible ante la profusa evidencia y experiencia que lo señala a gritos.
Infórmese. Replique estas inquietudes. Urge una moratoria ante el avance de este método devastador que amenaza la vida.

Lic. S. Buján
BIOS Argentina
RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA
Coalición Ciudadana Antiincineración
GAIA

silvanabujan@yahoo.com.ar
www.bios.org.ar
www.renace.net